El costo de la democracia
Elecciones 2010 > Estancias > PolíticaPor Julián Rosero Navarrete
viernes 22 de enero de 2010 18:05 COT
Una queja frecuente de los sistemas democráticos es el alto costo de la representatividad, ya sea en materia de corrupción administrativa o con en recursos del erario de manera directa. De hecho, de todos los regímenes políticos existentes, la democracia es el que más costos acarrea no sólo por todo lo que planea, gestiona, instituye y vigila, sino también por la cantidad de personas que participan en él. Es una convergencia absoluta de millares de intereses, en donde los grupos predominantes prevalecen conforme al nivel de institucionalidad; la relación es inversa: entre más se respeten los marcos constitucionales, jurídicos y normativos, menor es la posibilidad que el poder recaiga en los grupos más privilegiados.
Volviendo al tema de la representatividad y de manera coloquial, la “queja” que, usualmente, se escucha es cómo los congresistas, parlamentarios, diputados, etc., se atiborran de ganancias, ya sea por sus altos salarios o por los acuerdos que los llevan a cometer infracciones de carácter administrativo. Lo curioso del asunto es que, para que tan temibles personajes lleguen al poder, se necesita indiscutiblemente la aprobación de una determinada cantidad de electores. Si existen representantes populares en los respectivos escenarios políticos que atiborran sus bolsillos de riqueza de manera deshonesta, es porque tienen cierto poder que fue adquirido gracias al voto directo de cientos, miles y hasta millones de ciudadanos.
Es por ello que cuando se leen noticias relacionadas con desfalcos públicos, imputaciones penales a políticos, ausentismo y demás asuntos reprochables, la rabia que muchos ciudadanos sienten debe antes pasar por un filtro de reflexión el cual deberá nacer tras preguntarse: “¿quién los eligió y por qué?” En el caso de Colombia, un representante de circunscripción nacional puede obtener un escaño con alrededor de 40.000 votos (obviamente, esto varía según la votación que tenga el partido o movimiento político a la cual pertenece). Si dicho personaje termina enredado en algún lío de los aquí mencionados, ¿no será prudente percatarse también de la responsabilidad política y real de las cerca de 40.000 almas que lo eligieron?
A modo de reflexión, se puede apreciar una denuncia que circula en los medios de comunicación masiva de cómo los parlamentarios están a punto de aprobar una reforma a la ley 4 de 1992, en la cual entre las cosas que se está buscando es el incremento en un 45% de las pensiones de los congresistas. Ahora bien, al tener un Estado que prefiere exterminar rebeldes antes de insertarlos a la vida civil (en parte, por los costos económicos y políticos de un proceso de paz por la vía política no coercitiva), es importante mencionar lo terrible que es este tipo de reformas en el contexto fiscal actual. Si bien es cierta la responsabilidad y sevicia de los congresistas que la impulsan, también es necesario poner en denuncia pública los miles o millones de electores que los eligieron. O incluso, los miles o millones de abstencionistas que con su indiferencia los ayudaron a elegir.
En esta época de elecciones es necesario hacerse reflexiones de esta naturaleza. Como decía algún pensador político, “cada pueblo se merece a sus dirigentes”, y si en Colombia existe un Congreso en donde cerca de 70 parlamentarios se encuentran suspendidos por sus oscuras relaciones con paramilitarismo y de hecho, tienen un pésimo prestigio, es porque los mismos colombianos se encargaron de hacerlo así. Los corruptos e ignominiosos no llegan al poder porque sí. Llegan porque miles los eligen, muchas veces, a cambio de un puesto, en agradecimiento por algún apoyo, o incluso, por algo tan paupérrimo como un mercado, un tamal o una Coca-Cola con chocoramo. ¡Y ni hablar de la situación en donde los electores sufragan con un rifle apuntándole a la espalda!
En esta época de elecciones todos los colombianos en edad de sufragar deben hacerlo con responsabilidad. Como decía Pirry, “el voto es lo único que nos hace iguales” y resulta tan sacro que es a través del voto como nosotros configuramos los andares políticos de una nación a lo largo de su existencia. El cambiarlo por un puesto, una ayuda o un tamal, es como empeñar un néctar de vida por unas alpargatas, asunto que de entrada nos sale costoso a todos los colombianos.
Es verdad que la democracia es costosa. Y resulta aún más costosa cuando los ciudadanos no saben elegir a sus gobernantes. Desafortunadamente, esto no sólo es tarea de algunos. ¡Es tarea de todos!. De nada sirve tener un puñado de personas conscientes si más de la mitad de la población no vota con responsabilidad. Finalmente, si usted es una persona que nunca se ha acercado a una urna teniendo la edad de votar y es persuadido con facilidad por alguien con poder para apoyar a un X con su voto, o en su defecto, lo empeña por alguna cosa, le sugiero contener la rabia y tener la sensatez de aceptar su responsabilidad cada vez que escuche de un parapolítico, vea tramitar reformas como la mencionada o sepa de algún acto reprochable de corrupción. Acto seguido, le sugiero dirigirse a un lugar de su preferencia y repetir en voz alta: ¡Por mi culpa!, ¡por mi culpa!, ¡por mi gran culpa!
viernes 22 de enero de 2010, 20:06 COT
Amen.
Así que por favor, a votar con mente abierta para elegir los mandatarios que nos merecemos. Tengamos en cuenta aquellos que quieren gobernar en cuerpo ajeno (familiares de parapolíticos e inhabilitados) , que son muchos.
La denuncia es grave, mientras que a los pensionados del común se les aumenta escaso 1 a 3%, los congresistas esperan un 45% cuando su salario es exhorbitante. ¡No hay derecho! De ser así, en corto plazo me lanzo a la política!! Lully al tarjetón y si gano me evidencio al desnudo!!
viernes 22 de enero de 2010, 20:08 COT
Ah!! olvidé saludarte apreciado Julián. Besitos nocturnos y amistosos!
mircoles 27 de enero de 2010, 00:35 COT
Colombia es un país de gente muy pobre y sin mucha educación (debido a un sistema mediocre que sólo busca preservar el status quo) y por lo tanto fácilmente se llena de admiración por cualquier gamonal con dinero (el así llamado doctor o doctorcito).
Uno de los héroes de la patria dijo un día que “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, esa frase siempre ha tenido vigencia en la convulsionada Colombia. Un pueblo ignorante siempre elegirá líderes que se le asemejen, ignorantes y mediocres.
lunes 1 de febrero de 2010, 08:46 COT
Si bien es cierto que el voto es un derecho, tambiés es un deber y un deber que implica la conciencia y el asumir las consecuencias de una mala decisión, por eso nuestra obligación como ciudadanos es entender y conocer las propuestas y las personas que nos representaran en los espacios decisivos del país, no podemos seguir poniendole precio a nuestra dignidad y anuestra vida, hay que ve mas alla de los que nos dicen las voces bonitas de otros… Pensemos en el voto como el medio para generar una transformación social y seamos concientes de las impliaciones que tiene poner una x sobre un papel, no estamos poniendo en juego solo nuestra vida sino la de todos los que hacemos parte de esta sociedad y de las generaciones fututras,,. y recuerden el hecho tampoco radica en no participar, el fondo del asunto esta en saber elegir y saber utilizar esta eleccion en pro de nostros mismos…
lunes 1 de febrero de 2010, 15:26 COT
Muchachos,
Algo importante para reflexionar, es que las épocas electorales son una especie de jungla propagandística en donde no hay la posibilidad de en medio de senda maraña, ver opciones que realmente le convengan al país o a nuestras respectivas regiones.
Es más, muchas veces, prevalece el candidato que más acercamiento tiene hacia la población a través de “atenciones”, las cuales, muchas veces se resumen en cosas tan tontas como unas tejas, unos tamales, un refrigerio. No saben que quien gasta dinero en comprar votos, luego lo recupera del erario.
En esta época electoral, uno se debe detener en un sólo candidato para cada corporación y hacerle el respectivo seguimiento. La premisa fundamental es que uno nunca debe andar pensando en que se votará por “el menos peor”. Siempre se debe tener la convicción de votar por el mejor …
Saludo,
lunes 15 de marzo de 2010, 18:54 COT
creo q muchas veces se eligen mal los representantes politicos de nuestro pais por falta de informacion de los colombianos no es solo q se vendan los votos sino q hace falta q muestren esas cosas ocultas de cada representante depronto si los colombianos supieran q muchos estan siendo investigados por fraudes o algo delictivo deberiamos saberlo asi como nos llega su propaganda politica deberian darnos buena informmacion sobre ellos.
yo creo q nosotros confiamos y creemos muchas veces en q ellos van a ser lo mejor posible para el pueblo
¿no creen q nos podrian o podriamos informarnos mas?