Tantos años de cómplice silencio enferman el cerebro de cualquiera. Sus chillidos amenazadores retumban aún en mis oídos, cuando su azote implacable lastimaba mis nalgas y mi orgullo de niño y de adolescente.

El Colombian Dream es una película para verla, no para contarla, una película alucinante que nos refriega nuestra hipocresía, una burla de nosotros mismos, de nuestra complicidad, de nuestra estupidez, una película que hay que ver, antes de que la prohíban.

Una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá y el IV Congreso Internacional de Diseño Gráfico forman parte de la agenda del diseño gráfico en los próximos días.

Llega la nueva y mejorada versión del segundo navegador más popular y uno de los más seguros.

¿Ustedes creen que se puede vivir de la música?
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Nadie sabe
para quien trabaja…
pero lo supone.

Además de una tercera guerra mundial con armas químicas, el narcotráfico, la pobreza de miles de personas en el mundo y un sinfín de problemas, está el tema del cambio climático y el lío que puede desencadenar en unos años.

Verdad de Perogrullo, pero acá siempre pasa algo raro. Cada vez que hay esperanzas de paz, siempre aparece el hecho de guerra que tuerce el caminado. ¿Conspiración? ¿Quinta columna? Como a las partículas infinitesimales que nadie ve pero se sabe de su existencia por sus rastros, nadie conoce a los que conspiran contra la paz, […]

una de las cosas más duras de salir de la adolescencia es tener que despedirse de la tajante distinción entre buenos y malos, observar con impotencia como el mundo se va haciendo cada vez más complicado, tener que buscar cada mañana el camino correcto.

Todavía descalza, la pareja recorre el eje ambiental de la Jiménez, por entre la acequia central de aguas cristalinas.

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