Hungría, el recuerdo de las mariposas
Artículo destacadoPor Marsares
jueves 2 de noviembre de 2006 11:30 COT
Que aún vivimos en el pasado, lo demuestra la vigencia del Partido Comunista Colombiano (PCC) en nuestra política. "¿Partido qué?", preguntarán los más jóvenes y tienen razón, nadie sabe que aún existe, pero ahí está, parasitando el Polo.
Y bien que lo saben hacer. Es su estilo: vivir de los demás. Sorprende verlos, a estas alturas, vociferando en su lenguaje estaliniano contra todo lo que no se parece a ellos. Son los dueños de la verdad y también quieren serlo del poder. Por fortuna todo se les va en deseos.
Imaginémonos un cuadro macabro, al fin y al cabo estamos en época de Halloween revuelto con cuatrenio de todos los Santos. Un imperio de derecha nos invade (¿quizás Estados Unidos?), pero por fortuna las democracias sudamericanas se unen, junto con Chávez, y nos ayudan a expulsar al invasor.
Como Chávez es el vecino, se supone que estamos dentro de su área de influencia. Las democracias respetan eso y se retiran sintiéndose satisfechas del deber cumplido. Los tanques de Chávez permanecen para resguardar la nueva democracia y vigilar las elecciones.
¿Adivinen quién gana? Por supuesto, el PCC, porque es el representante del proletariado (y amigo de Chávez). Pero un día la gente se cansa de sus tropelías y le da por hacer manifestaciones exigiendo que los tanques de Chávez se vayan a casa y que les dejen escoger libremente a sus dirigentes.
Los estudiantes de la Nacional, junto con tenderos, obreros, amas de casa se riegan por la ciudad, se toman las emisoras (que son estatales, por supuesto), la alcaldía y, quién lo creyera, la Casa de Nariño, que ya no se llama de Nariño sino de Vieira y dicen que ahora ellos son los que mandan.
Los tanques, que al comienzo de la revuelta se han retirado a las afueras de la ciudad, se reagrupan y ordenaditos regresan a poner el orden, matando a unos cuantos miles porque hay que defender a los gobiernos populares de las conspiraciones de derecha. La llegada de las tropas termina el levantamiento.
Un cuadro surrealista que debe provocar más de una sonrisa. Definitivamente, el tipo que escribe esto no tiene nada más que hacer que inventarse pendejadas, piensan los sufridos lectores que van llegando a estas líneas, pero los países de Europa del Este no pensarían lo mismo.
Por estos días se conmemoran los 50 años del levantamiento de Hungría contra la Unión Soviética, aprovechando que tres años atrás había muerto Stalin y el sucesor, Kruschev, en un informe secreto, admitía que el tipo sí fue un tirano sanguinario y que había que abrir un poquito las compuertas de la libertad.
Como los informes secretos siempre se conocen (se parece a la Fiscalía de acá), los países de Europa oriental se creen el cuento y les da por salir a las calles a pedir "una cosa pequeñita que se llama libertad", como lo cantaba hace tiempo Mercedes Sosa.
Claro que lo que entonan los búlgaros, checos y alemanes orientales que se levantan fue una que les enseñaron después de que fueran liberados de los nazis por los soviéticos y que comienza con un "arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan…", etc, es decir, "La Internacional".
Igualmente lo hacen los obreros de Poznan (Polonia), pero a todos ellos los tanques les indican que todavía no es tiempo. Y tienen razón, apenas estamos en junio de 1956 (Gorbachov tiene 25 años) y allí lo único que se ponen son muertos y como la URSS es la URSS, las democracias occidentales miran para otro lado.
En octubre, cuando los juicios en Poznan contra los insurrectos se encuentran en su furor, los húngaros se solidarizan con ellos y también se levantan, también se toman las emisoras, los cuarteles y las sedes del gobierno, y también ponen los muertos cuando los tanques soviéticos salen a defender lo que es suyo.
Al fin y al cabo suya era la producción húngara de petróleo, bauxita, carbón, minerales, usinas, maquinarias y automóviles. Y para completar, a Nasser le da por nacionalizar el Canal de Suez, provocando que el 29 de octubre Israel invada el Sinaí. Cinco días antes, el Reino Unido y Francia habían firmado con el naciente país judío el Protocolo de Sevres, hoja de ruta para recuperar el canal por la fuerza.
El mundo, pues, vuelve sus ojos a una confrontación que amenaza con terminar la frágil paz de la posguerra y los húngaros son apenas un mugrecito en la geopolítica mundial. Mientras su levantamiento es aplastado, el mundo se vuelve bipolar. Dos superpotencias imponen sus condiciones en el Canal, reordenando el poder.
Nadie sabe para quien trabaja. Desplumados salen el Reino Unido y Francia. Nada pudieron hacer en Suez y la segunda fila es su lugar adecuado. Todo lo que sube baja (¿cuándo bajarán los de este lado?). La URSS, que anda estrenando zar, afianza su influencia en Europa Oriental, y los Estados Unidos, que tienen su platica bien invertida en occidente, reclaman su predominio. ¿Y los húngaros? Igual que el resto de Europa Oriental. Agachando la cabeza a punta de culata.
¿Río revuelto, ganancia de pescadores? En Corea del Norte aquel junio de 1956, en el Partido de los Trabajadores salen a la luz los elementos prosoviéticos que apoyaban reformas al interior del Estado. Pero Kim Il-Sung, el Stalin coreano, no estaba dispuesto a ello y los desapareció del mapa afianzándose en el poder. ¿Una distracción de la URSS por la crisis de Suez, ayudó a sus propósitos?. Algunos historiadores se inclinan por esta tesis. Lo cierto es que a partir de allí la oposición dentro del partido fue borrada por completo.
La diferencia con Hungría es que la ropa sucia se lavó dentro del Partido, de manera organizada y tras bambalinas. Nada de escándalos, todo muy higiénico, con fusilamientos en lugares privados. Luego vendrían las sonrisas a China, ni más faltaba. Stalin los cria y ellos se juntan. 50 años después vemos a una Corea del Norte convertida en monarquía (el hijo heredó el poder del padre) y a una Hungría aprendiendo a vivir en democracia con gobernantes que mienten y manifestantes que marchan por las calles, con la URSS difunta y sin tanques a la vista.
50 años apenas. El poder sigue ahí aunque con un disfraz diferente. ¿Y nosotros? Con Uribe, paracos y guerrilla. Hace 50 años se llamaban, Rojas, pájaros y chulavitas. Cómo cambian las cosas, ¿no?
jueves 2 de noviembre de 2006, 15:43 COT
Admirable esto que usted escribe. Un respiro de aire fresco, ver tanto contexto geográfico e histórico.
viernes 3 de noviembre de 2006, 09:06 COT
Qué extranha cronica, Marsares.
Realmente crees todo lo que te inventas?
viernes 3 de noviembre de 2006, 15:38 COT
Oscar;
Gracias por su visita y espero que regrese por equinoXio.
o-lu:
En Halloween, casi siempre.
viernes 3 de noviembre de 2006, 18:31 COT
Interesante.
Ahora si equinoXio comienza a parecer una pagina inteligente.
¿Ve usted que si se lo propone puede hacer un articulo serio?
Este ultimo salio bastante bueno, el tema es actual y las relaciones con la realidad colombiana oportunas.
Yo pienso que uno de los elementos que faltan para que sea perfecto es: “TENER VOZ PROPIA”. Es decir las ideas puestas son correctas pero suenan un poco roboticas, sin vida.
Pero no dejemos que ese pequeño factor determine mi apreciacion del articulo, que dicho sea de paso disfrute leyendo.
Felicitaciones
sbado 4 de noviembre de 2006, 09:06 COT
Marsares:
Buena reseña. Todos los extremos son malos. Cada extremo usa un disfraz (a lo halloween) para buscar el poder y la imposición de las ideas.
Saludos
sbado 4 de noviembre de 2006, 09:08 COT
Ah!, el disfraz depende de la época, pero las intenciones de poder son las mismas…
sbado 4 de noviembre de 2006, 10:28 COT
Albert Camus, en el primer aniversario del levantamiento… Dijo
SANGRE HÚNGARA
No soy de los que desean que el pueblo húngaro vuelva a empuñar las armas y se precipite a una insurrección condenada al aplastamiento ante la mirada de una sociedad internacional que no le escatimaría aplausos ni lágrimas, pero que luego se calzaría otra vez sus zapatillas como los „hinchas” el domingo por la noche, después de un partido de copa.
Ya hay demasiados muertos en el estadio y no podemos ser generosos sino con nuestra propia sangre. La sangre húngara ha demostrado ser demasiado preciosa para Europa y para su libertad, hemos de ser avaros con cada gota suya.
Pero tampoco soy de aquellos que pueden o quieren conformarse, aunque sea resignada o provisionalmente, con un régimen de terror, que no tiene más derechos a llamarse socialista que los verdugos de la Inquisición a llamarse cristianos.
En este aniversario de la lucha por la libertad deseo con todas mis fuerzas que la resistencia silenciosa del pueblo húngaro se conserve, se vigorice y, clamando con nuestras voces, obtenga de la opinión pública internacional el unánimo boicoteo de los opresores.
Y si esta opinión es demasiado endeble y egoista como para hacer justicia a un pueblo mártir, si nuestras voces resultan demasiado débiles, deseo que la resistencia húngara se mantenga hasta que el Estado contrarevolucionario se derrumbe en todo el Este bajo el peso de sus propias mentiras y contradicciones.
La Hungría vencida, encadenada, ha hecho más por la libertad y por la justicia que cualquier otra nación en los últimos veinte años. Pero para que esta lección llegase convenciera en Occidente a aquellos que se tapaban lo ojos y los oídos fue necesario, – y nunca podremos conformarnos de ello -, que el pueblo húngaro derramara su sangre, una sangre que ha empezado ya a secarse en el recuerdo.
En la actual soledad de Europa no tenemos más que un medio de permanecer fieles a Hungría: no traicionar nunca, ni en nosotros mismos ni en los demás, aquello por lo que los combatientes húngaros murieron, y no justificar nunca, ni siquiera indirectamente, lo que les mató.
No será fácil mostrarnos dignos de tanto sacrificio. Mas hemos de intentarlo en una Europa unida al fin, olvidando nuestras querellas, enmendando nuestras faltas, multiplicando nuestras esfuerzos y nuestra solidaridad.
Creemos que paralelamente a las fuerzas de opresión y muerte que oscurecen la Historia hay en marcha en el mundo una fuerza de persuasión y vida, un inmenso movimiento de emancipación que se llama Cultura y surge de la creación y del trabajo libres.
Los trabajadores e intelectuales húngaros, que hoy nos tienen a su lado con tanto dolor impotente, lo han comprendido así y nos lo han hecho comprender. Por eso su desgracia es nuestra, y su esperanza, también. A pesar de sus sufrimientos, sus cadenas y su exilio, nos han dejado una herencia regia que hemos de merecer: la libertad, que ellos no han “escogido”” sino que nos han entregado en un solo día. (1957)
sbado 4 de noviembre de 2006, 10:30 COT
Yo tambien me ocupe del tema.
En mi bitacora podran encontrar un video de los sucesos de aquel dia.
Saludos
http://schlecter.blogspot.com/2006/11/un-dia-pasara-en-colombia.html
sbado 4 de noviembre de 2006, 12:58 COT
Chopper/Stan:
La verdad revelada no existe en ninguna parte. La URSS comenzó con buenos augurios implantando en el mundo un tipo de democracia que por primera vez le daba oportunidad de decidir su propio destino a los que nunca tuvieron nada. Infortunadamente, una camarilla se tomó el poder en su nombre y creó una nueva casta, convirtiendo una democracia popular en una feroz tiranía que asoló no solo el propio país sino los que tenía bajo su bota. Hungría es el ejemplo. Gracias por recordar a Camus. Sus palabras estremecen y conservan su vigencia.
Germán:
De acuerdo, todos los extremos son viciosos y al final se tocan. Tan odiosa y repugnante es una dictadura de derecha como una dictadura de izquierda, no importa el dsifraz que se pongan.
domingo 5 de noviembre de 2006, 07:42 COT
Ah… cierto que en Halloween todo se permite.
Este anho no me disfracé, sera por eso que el simil entre Hungria y VeneCol (basado en una ficcion) me parecio no humoristico, sino tendencioso…
domingo 5 de noviembre de 2006, 08:30 COT
o-lu:
No, no fue un recurso humorístico. Una mejor calificación sería la de sarcasmo. Como sus antecesores estalinistas, Chávez atropella las libertades civiles, aplasta la oposición, destruye la civilidad, y como buen populista, reparte dinero para mantener su popularidad. Y en su megalomanía de creerse el Bolívar del Siglo XXI, no sería aventurado pensar en aventuras militaristas más allá de sus fronteras. Pese a sus disfraces, es un dictador, simplemente un dictador, y de los dictadores cualquier cosa puede esperarse.
domingo 5 de noviembre de 2006, 09:55 COT
Querido Marsares,
Tenemos evidentemente una discrepancia. Puede estar ligada a mis lecturas sobre el proceso que vive Venezuela (por fortuna tengo muchas maneras de no depender ni de la prensa colombiana -rabiosamente antichavista, per se- ni de analistas internacionales fletados por la noblel causa neoliberal -pienso en el sr. Carlos Ball y su empresa, por ejemplo-). Tengo muchos deseos de ampliar este tema en mi blog, porque tengo la percepcion de que Colombia es uno de los paises donde menos bien se conoce a Venezuela. Agrego un posdata historico: comunista no es sinonimo de estalinista. Como sabes, por ej, en donde vivo, hay también, todavia, un PC!
domingo 5 de noviembre de 2006, 10:54 COT
O-lu
En realidad las leyes Colombianas condenan lanzar juicios tendenciosos contra los demas paises. Es un delito incitar al odio y a la guerra.
Durante algun tiempo vivi en Venezuela y puedo decir que es una tierra de prosperidad.
Ahora bien, no considero oportuno hablar de otro pais si ni siquiera se puede llegar a un acuerdo en el nuestro.
zapatero a tus zapatos.
Saludos
domingo 5 de noviembre de 2006, 11:02 COT
o-lu:
Antes que nada, por supuesto que estalinismo no tiene nada que ver con comunismo. El estalinismo fue una deformación del estado socialista que se pretendía edificar, convirtiéndose en una casta sanguinaria que asfixió el espíritu socialista.
En este sentido recuerdo que los partidos comunistas europeos tomaron distancia del modelo soviético, razón por la cual fueron arrojados a las tinieblas exteriores. El socialismo, el verdadero socialismo, es muy diferente del que pretendió imponer Stalin y su camarilla o el propio Chávez en Venezuela.
Y nuestro PCC no es más que un remedo del modelo soviético, muy distante de sus pares europeos. Dogmático a ultranza, su visión del mundo quedó estacionada en la guerra fría. El escrito hace el ejercicio de imaginárselos (sueño macabro) en el poder.
Respecto a Chávez, Lulla lo trata de un atolondrado al que hay que tenerle paciencia. Sin desconocer su voz discordante que señala las tropelías del imperio, aunque su vocabulario a veces le resta seriedad a sus cuestionamientos, lo que hace en su país no llama al optimismo.
Manipular el Consejo Electoral, fabricarse una Corte Suprema de bolsillo, censurar los medios de comunicación, incitar a las masas chavistas a atacar a la oposición, fabricarse una constitución a su medida para perpetuarse en el poder, son actitudes propias de un dictador.
domingo 5 de noviembre de 2006, 15:47 COT
Los autoritarismos que mejor conocemos y sobre todo que mas hemos padecido los colombianos no parecen ser los autoritarismos comunistas (que por cierto en su aspecto discursivo no son invocados por las Farc, mira , sino el autoritarismo neoliberal. Recuerdas el "consenso de Washington", el "credo neoliberal", las recetas del FMI, los "ajustes estructurales", y otras recetas magicas, incontrovertibles, que produjeron (y siguen produciendo) tanta miseria y desigualdad? (invitaste a estos sres a tu fiesta de disfraces?)
domingo 5 de noviembre de 2006, 17:31 COT
o-lu:
Como tú lo dices, hay mucha tela de donde cortar y el recinto de la fiesta no daba para tantos invitados. Fue tan solo un ejemplo pero no significaba abarcar por completo el problema con todas sus facetas. Se hablaba del estalinismo y Hungría y se trajeron ejemplos locales que persisten pese a la terquedad de la historia que hace tiempo los mandó a recoger. El espacio no daba para más. Quedan pendientes muchos temas y quedas invitada a escribir sobre ellos. Esta es tu casa, no lo olvides.
domingo 5 de noviembre de 2006, 19:19 COT
Loable el tema doctor Marsares y el debate que se ha manejado en equinoXio. Trasciende al punto de que los visitantes se hayan puesto en la tarea de ampliar información en sus propios espacios. Sin duda sembraste la semilla productiva que nos permiten, a pesonas del común como yo, poder afianzarnos en un análisis objetivo.
Gracias y felicitaciones a tí y por supuesto también a todos los asistentes.
Un abracito!
martes 7 de noviembre de 2006, 19:53 COT
Leyendo el comentario 14 firmado bajo el nick Marsares, aprendi algo.
Muchas veces es facil confundir varios terminos como Izquierda, Socialismo, Stalinismo, Comunismo.
Quizas por educacion en la niñez siempre he asociado estas diferentes palabras bajo una sola odiosa etiqueta “Totalitarismo”, pero conforme he ido creciendo, me he dado cuenta que las ideas de Izquierda son nobles.
Tambien me parece que la Izquierda gana dia a dia en latinoamerica.
Pero a pesar de ser consiento de eso de muchas otras cosas, no se por que siento “desconfianza” …
Sin embargo conozco un regimen Socialista que parece casi un capitalismo: La mayoria de instituciones (salud, transporte, energia, etc) son controladas por el estado, pero hay libre empresa. No es un paraiso pero no esta mal porque todos tienen derecho a los mismo y con la misma calidad.
Cuando el Primer Ministro esta enfermo, hace la cola como los demas. Es increible.
Bueno, tal vez por eso vengo de vez en cuando a leer aqui.
Este articulo en verdad me ha gustado y hasta lo voy a enlazar.
Saludos
PD: Que fea la pagina del PCC.
viernes 12 de enero de 2007, 15:11 COT
[…] No obstante, tienen muchas cosas en común, aparte de los muertos. No son muy inteligentes, quizás zagaces, oportunistas, carismáticos, pero de lo otro, la naturaleza fue avara con ellos. Si existiera el Premio Nobel de la intriga, se lo ganarían con creces. Paso a paso, ayudados por la puñalada trapera, la manipulación o las desapariciones oportunas de sus contrincantes, escalan el poder tan rápido como su ambición. […]