Ficciones: política y enamoramiento
Artículo destacado > El perdedorPor Clandeldestino
martes 20 de enero de 2009 11:26 COT
Begin: una renuncia insólita
Manahem Begin puede ser considerado como el más fiero político israelí. Radical y altamente controvertido, este hombre no estuvo en el bando de las estatuas de su pueblo (Ben-Gurión y Golda Meir). Como Primer Ministro tuvo en su contra a los populistas de la guerra, que condujeron a unas mayorías a que lo rechazaran por entregar el Sinaí tras la guerra con Egipto y, aún así, se las arregló, para que en un sistema parlamentario no fuera revocado. Sin embargo, y en un momento de popularidad, no bastó más que muriera el amor de su vida, para que al siguiente día renunciara. El hombre que tuvo la valentía para sentarse con su homónimo egipcio para firmar la paz tras la guerra de los Seis Días, del que algunos biógrafos dicen que estuvo a punto de ser envenenado y que perteneció a un grupo terrorista en la época de ocupación inglesa, no volvió a aparecer en público el resto de sus días.
Tras haber perdido su familia por el exterminio nazi y haber estado encarcelado por Stalin, conoció a su esposa cuando aún era soldado durante la Segunda Guerra Mundial. Su gran conexión se explica por haber sido la compañera en el exilio impuesto por sus compatriotas, por su inagotable fe en él cuando sólo parecía un marginal político sefardita dentro del joven Estado de Israel, y por su cálida y paciente presencia cuando una coalición árabe con increíble superioridad numérica de diez a uno en efectivos parecía poner en riesgo la existencia de la nación que tenía bajo su responsabilidad.
Desde ese trágico día, Menahem, como quien sabe de lo relativo de la fama y que la gloria real proviene de la intimidad, sólo “ocasionalmente salía de su casa para visitar la tumba de su esposa en el Monte de los Olivos” (Ben-Ami; 1999).