La política pública en la era de los yuppies
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
martes 15 de julio de 2008 0:12 COT
A todos nos pareció simpático el ejercicio realizado por Andrés López, reconocido humorista colombiano, en su rutina denominada La pelota de letras. No sólo abordó con mucho humor parte de la cotidianidad y costumbres de nuestro pueblo sino que, respaldado por una rigurosa investigación, logró encasillar por épocas varias de nuestras generaciones: la generación de los miedos, la generación X, la generación Y, la generación de la guayaba, etc. De estas clasificaciones, es necesario recurrir a los análisis por él comentados en su rutina sobre aquella generación de colombianos nacidos en la década de 1970. Pues sí, acabando la primera década del siglo XXI, dicha generación son nada más ni nada menos que los mandos medios de esta nación. En algunos casos, ya se empiezan a perfilar como los próximos dirigentes y autoridades en todos los campos del conocimiento, ya que esta generación en promedio se encuentra entre los 35 y 40 años.
Andrés López señalaba que la nombrada generación se caracterizaba por la premisa “confunde y reinarás”, pues son personas totalmente influenciadas por conocimientos anglosajones y su jerga emite un fluido spanglish, el cual logra adentrar en confusión tanto a las generaciones mayores como a las menores. Me acuerdo de muchos de mis profesores que en vez de “sustitución” o “disyuntiva” decían “trade off”, o en vez de “retrospectivo” decían “forward-looking”, o en lugar de “fecha límite” decían “deadline”. Así que, era cómico escuchar a uno de estos personajes decir algo como “pueden hacer el trade off, entre analizar el target o los individuos forward-looking… tengan en cuenta el deadline para la entrega final”. ¡Algo totalmente incomprensible si no se está en el contexto!
No obstante, a esta generación también se la puede caracterizar por otras actitudes y costumbres. En primer lugar, son totalmente apegados al libro de texto, en donde lo que no está escrito, o ningún Premio Nobel lo ha dicho, entonces no es válido. Creen fervientemente en cualquier serie de datos, así éstos sean totalmente inverosímiles. No cuestionan en lo absoluto a sus mandos, así éstos estén terriblemente equivocados y, más aún, si estos poseen algún doctorado en alguna reconocidísima universidad norteamericana. Pues bien, las personas que componen esta generación son los que les pasan las “noticas” a los Ministros, los que le construyen los informes y proyectos al gerente. Son prácticamente los que están haciendo todo en cualquier campo del conocimiento o de la política. Son pues ¡los actuales mandos medios! Los que están al tanto de todo y, como saben de todo, entonces no son los jefes.
Teniendo en cuenta lo anterior, no me sorprendió para nada la actual problemática con la planilla única de liquidación de aportes al sistema de seguridad social (PILA). Como estos mandos medios son los que diseñan estos tipos de políticas, seguro se creyeron el cuento que aquí todo el mundo lee y escribe, de que existe una inmensa penetración de banda ancha e internet y de que todos, gracias a las nuevas ondas de globalización e internacionalización económica, tienen la posibilidad de pegar en una sola planilla salud y pensión, junto con el hecho de gozarse un trabajo formal. Es decir, diseñaron tal política con los datos del DANE en la mesa, convencidos religiosamente de las bondades de los actuales manejos de la economía, teniendo latente el “si yo puedo, todos pueden” y, además, ilusionados totalmente con el espaldarazo que María Mercedes Cuéllar ha dado para que la gente tenga una cuenta bancaria.
Pero no. La planilla única se convirtió en la viva imagen de una generación que no ha salido de los libros de texto y que no se ha tomado el trabajo de remangarse las mangas, para ver en realidad cómo funciona este país. Se toparon con que políticamente es conveniente señalar la alta penetración de la tecnología, pero a la hora de la verdad, muchas personas aún no tienen acceso a ella, teniendo que pagar intermediarios para que se metan a la web para que les realicen sus aportes. Junto a esto, se toparon con una inmensa cantidad de trabajadores independientes, cuya monstruosidad logró colapsar el sistema, nada acorde con los datos que pudieron obtener del DANE y con lo que vende el señor presidente.
Se toparon también con que así Mechitas Cuéllar diga una cantidad de cosas bonitas, la profundización financiera es una utopía que por pura falta de voluntad política no se dará nunca. Lo poco que se dará saldrá de los bolsillos de los usuarios y no será de manera inmediata. Por tanto, infortunadamente para esa generación, el hecho de ellos tener una cuenta bancaria y una tarjeta de crédito, los convierte en el triste 44% que tiene acceso a esto, mas no los aproxima al otro 66% que está por fuera. Y por último, y obviamente lo más grave, se toparon con una mayoritaria población de millones de personas que, si aportan salud y pensión al tiempo, simplemente se queda sin qué comer.
Así pues, uno de los retos de la política pública es cambiar la forma de ver el mundo de estos mandos medios. De lo contario, nos toparemos con más de una política con los mismos efectos de la “Planilla Única”, la cual se desbordó en desconocimiento de las actuales dinámicas sociales en Colombia. La cosa es ¿cómo?
martes 15 de julio de 2008, 14:05 COT
Totalmente acercado este artículo de opinión, ahí hubo una falla grande de no comprender la realidad colombiana, de creer que el internet es algo normal o natural, cuando la mayoría de colombianos, especialmente mayores, no tiene ni la menor idea esto que es, y que hasta el mas simple de los formularios en papel resulta en toda una osadía para muchas personas. No es sino ver la cara del viceministro de protección, un completo yuppi entrado en años que muy poca o ninguna visión tiene.
Una observación: remangarse las mangas es una redundancía, pues el verbo remangar denota: Levantar, recoger hacia arriba las mangas o la ropa.
martes 29 de julio de 2008, 07:16 COT
Hubiera funcionado algo intermedio: que fueran a dar sus datos a centros varios UNA SOLA VEZ, y que la planilla llegara a vuelta de correo cual recibo de Servicios públicos, con semana y media de plazo para pagarlo.
Lo de la PILA no sólo perjudicó a los millones que no lo implementaban de esa manera, sino a los que llevabamos haciendo eso desde antes.
mircoles 3 de septiembre de 2008, 15:48 COT
Muy Buen Articulo Julian. Lo que sucedio con la planilla única nos tiene que poner a reflexionar a todos los economistas, y sobretodo aquellos en el mundo del diseño de políticas publicas.
martes 17 de noviembre de 2009, 17:47 COT
LA VERDAD LO QUE HOY EN DIA DIGO YO CREO QUE LA OPINION DE TODOS ES CORRECTA PERO LO QUE NO ESTOY DE ACUERDO ES QUE LAS DEMAS PERSONAS LAS DESCRIMINEMOS DE TAL MANERA QUE TODOS PENSAMOS DIFERENTE Y NO TODOS SOMOS PERFECTOS, AHORA QUE ALGUIEN CREAS QUE ESO ES MALO OBIAMENTE NO CADA QUIEN ES LIBRE DE SUS ACTOS MIENTRAS NO PERFUDIQUEN A LOS DEMAS BUENO GRACIAS BYE ATT:””