El vellocino desinflado
Jueves 16 de Octubre de 2008 16:02 COTUno puede entender –no sin dificultades ideológicas– que los Estados poderosos inviertan dinerales exorbitantes en los bancos que se quiebran, con el propósito de evitar pánicos muy peligrosos y la bancarrota de las economías. Pero no era posible aceptar que casi nunca los responsables de la recesión, los prepotentes señores de las finanzas, salieran llenos de millones como premio, aunque fuera por la puerta de atrás.