Casa Tomada
Homo UrbanisPor Sentido Común
lunes 8 de mayo de 2006 15:44 COT
Daniel es su nombre y solo lo supe muchos días después de caminar juntos en busca de un sitio para alojar el sueño despierto que descubrimos común. Daniel es algo así como un maestro de obra que conoce su oficio y lo práctica con ganas, por lo que mi condición de arquitecto nos dio para pensar que asociar nuestras fuerzas sería conveniente y fácil. Fue así que salimos la mañana de un miércoles cualquiera a recorrer la ciudad digital, en busca de un lotecito baldío que nos sirviera para levantar sobre él el edificio idealizado.
Comenzaríamos desyerbándolo y sacando todo lo que no fuera útil o bueno. Luego vendría el diseño y a continuación la obra. Para ganar tiempo, durante la caminata empecé a hacer rayas en una servilleta de papel, que pronto Daniel interpretó como planos (aunque nunca lo fueron) y comenzó a convertir en materia una simple idea. En unos pocos días nos habíamos hecho amigos sin darnos cuenta.
Sucedió entonces algo imprevisto. Una tarde ya casi sobre las seis, nos encontramos en una plaza con un grupo de manifestantes grafitteros que gritaban abajos a un colega por la forma indecorosa como escribía sus graffiti. Sin más, nos acercamos y gritamos con ellos lo mismo un rato (Daniel y yo también hacemos graffiti), hasta que nos aburrimos. Cuando se hizo noche y nos calentábamos con las antorchas de la marcha, descubrimos que en el fondo la protesta no era contra el fulano en sí, sino simplemente contra la irresponsabilidad y agresión de sus palabras.
Encontramos en aquel grupo un sentimiento común con respecto a la necesidad de un espacio de expresión donde se pudiera abrir paso una nueva forma de comunicación. Esa noche todos caminamos incansablemente y elucubramos hasta más no poder. Queríamos escribir un manifiesto de protesta y sentar en él nuestra posición en contra de la violencia, así fuera de palabra.
Todos terminamos agotados, tirados en el pasto de un parque, frente a una vieja casa abandonada y misteriosa. Convencidos solo de la necesidad de inventar el espacio anhelado y compartirlo, fue así que decidimos entrar a la casa y tomarla. Eran exactamente las doce y un minuto de la noche del 21 de marzo de 2006, pleno comienzo del equinoccio de primavera. Entonces sacamos la llave de la alcantarilla y abrimos la vieja puerta de roble, que aún permanecía bien cerrada. Encontramos intactas y desoladas todas sus generosas estancias y decidimos acomodarnos y descansar hasta el día siguiente, para asear y ordenar luego lo que parecía no había sido tocado sino por el polvo durante años*. Subimos las escaleras y cada quien encontró su sitio. Olga Lucía, la única mujer del grupo, escogió de primera su alcoba. Le siguieron Álvaro, David, Daniel, Marco y Juan Manuel. Conmigo éramos siete, pero había muchas más habitaciones para ocupar. Ya llegaría al otro día Julián e irían llegando paulatinamente CaroBotero, La Rana, Julio, Lully y muchos más.
Me ha correspondido en suerte la buhardilla. Por fortuna es grande, porque tengo cinco pesadas maletas de cuero que ocupan mucho campo y aquí caben bien. El espacio es amplio, claro y cálido, como toda la casa, a pesar de ser tan antigua. Hay una sola ventana, más bien grande, que mira hacia el mundo. Un mundo (el mío) del que seguiré escribiendo con el mayor sentido común que pueda, hasta que me canse alguna vez.
Mañana será otro día…gracias Cortazar. Clic.
martes 9 de mayo de 2006, 14:31 COT
…y comienzan a llegar las visitas, en este caso salto largo desde las otras orillas del Arauca, traigo el polvo del camino en mis zapatos y solo dejo este saludo desde la puerta de entrada. Volveremos en otra vuelta de tuerca.
Salud
domingo 14 de mayo de 2006, 12:04 COT
Hijo querido:
Espero que hoy, que es mi día, no me mandes a la punta del Monserrate por entrar a tu nueva casa. La encuentro muy linda, llena de amistades interesantes. El orden regular, muchas botellas de cerveza regadas por ahí, y a veces me cuesta saber en cuál de tus muchas habitaciones es que te escondes. ¡Y no veo la cocina! ¿Dónde me preparo un tinto,hijo?
domingo 14 de mayo de 2006, 21:38 COT
Hola Vieja: Te llevaría a Monserrate a cenar en San Isidro, pero ando sin “efectivo”. Las amistades en la casa…si, muy interesantes. Perdona que encontraste sin arreglar, es que Juglar organizó parranda y estuvimos hasta la madrugada. Descuida, ya arreglaremos. Mi cuarto es la buhardilla. La cocina es grandísima, ocupa buena parte del primer piso y me sorprende que no la hayas visto. En fin, allí se cocinan muchas cosas y muy buenas…gracias por la visita.
lunes 22 de mayo de 2006, 08:10 COT
Hijo querido
He pasado muchas noches en vela pensando por qué lo eduqué tan consentido y sumercé resulto tan sinsentido…común.
¿Por que se fué a esa casa donde me pierdo?Ya sabe,hijo,que los mayores necesitamos algunos cuidados especiales, más claridad y fluidez en la ruta, sin estorbos con que podamos tropezar.Además no sé si empezó a fallarme la memoria o sumercé se ha vuelto más desordenado pero encuentro sus cositas regadas por todas partes y eso no es bueno compartiendo la casa.¡Qué pena con los demás,mijito!
Acepto la invitación, mijo, pero no a San Isidro(ya sabe que semejante altura me hace mal al corazón)sino a esa esquinita en el parque Usaquén a comer un rico postre de tres leches.
Cariños, mamá.
lunes 22 de mayo de 2006, 22:02 COT
Hola mami: Qué rico saber que estuviste de nuevo, pero qué pesar no habernos visto. Sabes? Con los demás inquilinos estamos planeando pegarle una buena ordenada a la casona para que ni tu ni nadie se pierda en ella. La niñas son muy hacendosas, aunque ya te escucho decirme "Mijito, esa niña Lully no le conviene", "Uy, que zancas más largas y desgarbadas la de esa tal Rana" o "Recuerde Mijito que somos familia bogotana de toda la vida, no nos juntamos con paisas como esa niña Botero; mire como nos salió el presidentico este…preferible el arriero de Amagá." por favor, que no se te escape un comentario así delante de ellas o de otras muy queridas que están por venir. Te quiero, cuídate.
lunes 29 de mayo de 2006, 14:45 COT
Un abrazo grande de su madre que lo quiere y comprende en estos momentos de impotencia,decepción y desesperanza.
¡Ya vendran tiempos mejores!
Hijo, los pueblos como los individuos y las familias tienen que cumplir etapas en su crecimiento y estas no se deben apresurar ni saltar.
Sumercé sabe que el mundo es ancho y ajeno por lo que le vendría bien viajar, airearse un poco.
Sin olvidar, eso sí, que usted no es un hombre fácil que se deje seducir por cualquier mujer por ahí. Ni menos en balcones públicos.
CUIDESE.
lunes 29 de mayo de 2006, 23:02 COT
Hola Mamá:
Estoy por pensar que este último no lo escribiste tu. Si lo fueras, sabrías que ando muy contento y tranquilo por estos días. El corazón de una madre nunca engaña. Y cómo crees que voy a dejarme seducir en cualquier balcón púbico…faltaba más.
martes 30 de mayo de 2006, 10:16 COT
Hijo, me ha causado una profunda tristeza su comentario.
Ya sé que estoy viejita y que he dejado de ser preciosa, pero un hijo con sentido común no puede desconocer así a su madre por mucho que se aleje en sus viajes por Isla de Pascua y Moldavia.
Creo quo no le volveré a escribir. Y recuerde, el corazón de una madre no se deja engañar por las apariencias.
Adiós.
mircoles 9 de mayo de 2007, 00:13 COT
[…] al descubierto sus mejores virtudes y sus tristes miserias cuando de figuración se trata. La casa que ayer tomamos luce hoy remozada. Las fisuras en sus paredes han sido cubiertas con una gruesa capa de buena […]
domingo 25 de noviembre de 2007, 08:06 COT
[…] distintos puntos de vista, y un creciente número de colaboradores. Desde la idea de la casa tomada a hoy, adentro y afuera han sucedido muchas cosas, a las cuales los lectores no han sido ajenos. […]