Yet another Colombian movie
Artículo destacadoPor Miguel Olaya
lunes 30 de octubre de 2006 10:50 COT
Cometimos el error de no hacer reservas y nos tocó en la segunda fila. Si el lugar nos incomodaba no podíamos pedir que devolución de la plata. Pero aunque la sala pintaba repleta pudieron más las ganas. Cada uno de nosotros se encontró con algún conocido antes de entrar. Y mejor hacerlo sin más rodeos porque leyendo el cartel se infiere que pronto la van a prohibir.
Comienza El Colombian Dream. La imagen es granulosa. Pero es un grano intencional y no el que produce el abandono o la película de mala calidad o la mezcla de ambos factores. Sé que es intencional por la cantidad de colores cálidos y saturados que jamás quedarían registrados en esa cinta de mierda. Seguramente se veía del putas a una distancia decente. A esa distancia la gente no se queja y no piden reembolso. Pero de cerca también se ve bien.
El sonido es diáfano y se pueden distinguir las voces del ruido del fondo. Momento. Volvamos. Aún no hay ruido de fondo. Un niño abortado está hablando. No importa. Vamos adelante. La cámara se mueve desesperadamente. Por fin una evocación de La gente de la Universal. Pasan los minutos mientras nos presentan a los protagonistas. Es el niño abortado que está hablando. Los protagonistas están rumbiando. En Girardot hace calor. En Girardot rodaron la película. En Girardot sucede la historia.
Girardot está en la frontera entre Cundinamarca y Tolima. La gente de Girardot es tolimense y frente a sus ojos corre el Magdalena. El Magdalena es el río más importante de Colombia. Pero solo los tolimenses dicen nacer y vivir y morir amándolo porque así la pena se hace buena y alegra el existir. Girardot es una plaza de veraneo de rolos. Pero Bogotá está muy lejos del Magdalena. En esta película Girardot es Girardot pero la usan como metáfora de Colombia.
Sí. Otra vez una «película colombiana». Esas que se preguntan tácita o explícitamente quiénes somos o cómo somos o por qué somos así. ¿Así cómo? Así tan malos y tan corruptos. Así con esas ganas de ganarse la plata fácil. También así tan llenos de magia y cosas inexplicables y absurdas que supuestamente solo pasan aquí. Los ángeles y el amor y las brujas y la poesía y el calor. Mucho calor y muy poca ropa y resto de hormonas para que los actores puedan tirar y cogerse el culo y chupar tetas.
Y tricolor veantiao. Sí señor. El ejercicio es tan evidente que da pereza. De tres colores son las pepitas que drogan y las camisas de los personajes y los vidrios de la casa del traficante y los únicos colores predominantes en la ridícula secuencia del obligatorio derroche de billete. Es demasiado evidente. Es como el niño abortado que narra la película. Es evocador de una manera tan barata. Es como ponerle a una película El Colombian Dream.
La historia no está llena de lugares comunes. Aceptemos definitivamente que Girardot es una metáfora. Entonces está bien que los ladrones sean paisas y que los policías sean negros y que el locutor de la radio sea español. (¿Cuál es el fetiche de Aljure con los españoles?) Incluso es verosímil que una mamá rola de «clase popular» pero levantada tenga un hijo muy paisa que curiosamente es traficante de drogas. La historia no está llena de lugares comunes porque los personajes son los lugares comunes. Pero la historia es inverosímil. O tal vez la escala con la que se propuso narrarla no le permite ser verosímil.
¿Y tiene que ser así? Sí porque la película tiene una evidente intención crítica. La crítica convencional contra el estereotipo del vivo. La «cultura de la ilegalidad». El malicioso indígena. En La gente de la Universal nos confrontaron a algo no más novedoso pero sí menos explorado. «Por eso le digo» decía el celador. «Por eso le digo» terminaban diciendo las españolas al salir del país. (¿Cuál es el fetiche de Aljure con los españoles?) Esa insolencia velada que algunos posmodernos llaman el «arma de los débiles». Los ciudadanos de a pie le decimos «hacerse el marica».
Vale la pena ir a ver El Colombian Dream. Vale la pena mantener la industria nacional de cine porque pronto se acabará cuando manden al carajo la Ley de cine con la reforma tributaria. Vale mucho más la pena porque algún día Felipe Aljure o Dago García entenderán que hay mejores guionistas o mejores guiones que los que ellos o sus amigos hacen. Vale la pena porque algún día esos buenos guiones ganarán no solamente con una factura limpia y sofisticada sino con el dinero esquivo que tradicionalmente hay que buscar con las uñas. Tengamos fe. Un lugar común sobre la colombianidad habla de que serlo es un acto de fe. Seamos muy colombianos y vayamos a cine a ver cine nacional. Confiemos. Alegremos nuestros corazones al ver las salas llenas y espectadores en primeras filas que no pueden pedir reembolso. Pero ojo. Esos realizadores también podrían estar queriendo robarnos la plata sin más. Por todos es bien sabido que los colombianos somos unos pillos.
lunes 30 de octubre de 2006, 11:54 COT
Mi percepciòn es diferente. La película es un comic en el que Felipe Aljure se burla de todo y de todos. Un divertimento sobre el cine miserabilista que ha marcado una época. Por eso la historia es inverosímil pero creíble dentro del universo que nos plantea a través del recorrido extenuante por nuestra idiosincracia. Marca los estereotipos pero los trata como lo que son, simples caricaturas que no cuadran con finales rosas o trágicos. Ni el Duende se queda con su querida, ni Rosita con su gemelo preferido, ni los amantes del cuarto oscuro, con el dinero. Todos pierden, pero no tanto. Se van con premio de consolación. Como Colombia, todos jodidos pero la economía creciendo a la par con la ronquera de las gargantas que a gritos se creen el cuento de Montaya en la Nascar y el Boyacá Chicó de líder. Será por eso que tocará "regalarle mi país a un extranjero para que termine de arreglar este mierdero", como dice la canción que cierra la película y lo repiten con frecuencia nuestros amados líderes?
(Si le sirve de consuelo, yo también llegué tarde y me tocó peor, en primera fila)
lunes 30 de octubre de 2006, 12:55 COT
Me queda claro: no veré esta lata.
lunes 30 de octubre de 2006, 13:19 COT
Me queda el dilema: ¿será que la veo ahorita, “antes de que la prohíban” o de aquí a año y medio cuando la pasen en alguno de los canales privados?
lunes 30 de octubre de 2006, 13:55 COT
Miguel, te quedaste corto.
Yo fui a ver la película y aquí mis apuntes.
Apuntes de El Colombia Dream
1) ¿Por qué el nombre de El Colombian Dream?, si el bar con el mismo nombre, aduras penas tiene una pequeña reseña
2) La película tiene la introducción más larga de la historia, los colores y la forma como muestran la pelí al comienzo, son insoportables.
3) La historia están inverosímil, un español narcotizado durante varios días, y con un sola dosis. Y aparte de eso el tipo vuela, y un campesino piensa que es una bruja y la amarra.
4) El Colombian Dream, no muestra nada nuevo, es la misma historia contada con tinte de comedia y nada más.
5) En cuanto a dirección, está bien dirigida, actuaciones naturales.
6) En cuanto al mensaje de Aljure, me dio mucha rabia que la película alabará a la droga, y condenará al sistema de este gran mal.
Reconozco que el sistema, no es el ideal, pero cada persona tiene al menos unos preceptos éticos, para saber, que es bueno y que es malo y que la droga, no es la única solución a los problemas.
7) El Colombian Dream, es divertida, pero cuenta lo mismo
8) Jamás en la historia del cine colombiano, había una película con tantas groserías.
9) En cuanto a Dago, sólo me han gustado 2 películas de él, La pena máxima y Mi abuelo, mi papá y yo.
Prefiero la crudeza y el estilo melancólico de Víctor Gaviria, en Sumas y restas, que es mucha más real, que el humor de Felipe Aljure.
Para Marcos: Tú hijo es el protagonista, de pronto por eso te gustó la película.
Para Julián: ¿Ud salió ayer en el video chat Mesa de noche, de Caracol TV?
lunes 30 de octubre de 2006, 16:20 COT
Para Camilo Andrés: no creo en su punto de vista por el simple hecho de no saber usar las tildes. Si va a criticar algo al menos preocúpese por aprender a escribir… no se su edad… mmm… quizá aun está en quinto de primaria… perdón.
Independientemente de los comentarios, la iré a ver pues mala o buena, hay que apoyar el cine colombiano y la única forma es yendo a las salas de cine… antes de que la película aparezca duplicada en DVD a mil pesos o la transmita algún canal de TV enfrentado a Rambo, Robocop o alguna de esas porquerías.
lunes 30 de octubre de 2006, 16:38 COT
La película con más groserías, y mala, se llama “La vendedora de rosas”. Que no es película, sino documental. Así que parece que las groserías, además de la maldita cocaína, son características del cine colombiano. Pero aún así, hay que ir a ver la producción nacional. Sin duda. Abrazo.
lunes 30 de octubre de 2006, 17:01 COT
Andrés Páez: Quiubo tocayo, ¿por qué tanta agresivo?.
Respecto a las actuaciones, las que más me gustaron fueron las de Tatiana Rentería, Manuel Sarmiento (en el papel de John Maclein, Los gemelos estuvieron bien.
En general estuvo bien esa parte.
Por cierto Marcos, te devo una disculpa, me excedí, no debí decir eso.
Me voy se acabó el tiempo en el Café internet.
lunes 30 de octubre de 2006, 20:41 COT
Estoy ruborizada de leer tus “palabrotas” amigo Miguel y hasta la expresión del doctor Marsares (mie****o). No obstante me gustó mucho este destacado por lo abierto y natural que fuiste Miguel, sin tapujos y ameno. De igual forma, los comentarios sinceros de este mini debate.
Me entró la curiosidad y POR SUPUESTO QUE LA VERÉ, asì mis tímpanos se alteren de escuchar “palabrotas”, pero deseo ver al protagonista (de quien me han hablado maravillas y Camilo lo corrobora) y el enfoque humorìstico y diferente del Diretor.
Un abracito afectuoso!
lunes 30 de octubre de 2006, 20:44 COT
P.D.: Algo particular sucede con algunas personas con respecto a las expresiones que comenté hace un momento… las “palabrotas”, y es que no a todo el mundo le lucen, pero a tì Miguel, como eres tan auténtico, te adornan.
Y que conste, son pocas las personas que tienen ese don.
lunes 30 de octubre de 2006, 20:45 COT
Olaya: Jamás apoyaré el cine colombiano por nacionalismo. Cuando hagan algo que valga la pena, ahí estaré. Mientras tanto irme a reir con sábados felices y escuchar putasos gratuitos, para eso hay tv nacional gratis y apagable, en vez de pagable.
¿No se le ocurrió ponerle una cancioncita a esta vaina? Dígale a Marco que le preste el Original Soundtrack.
lunes 30 de octubre de 2006, 21:07 COT
Lully:
Dirty words for you all the time.
Sentido Común:
Apoye el arte, monito, ¿si? Pero desde luego, no hay que apoyarlo por nacionalismo. Si así fuera pues Shakiricemos y Juanestebanaristizabalicemos todo. Pero en estos casos es buena idea “apoyar el arte” o, lo que es verdad, apoyar esta industria. Puede que algún día haya unas veinte películas al año y dos o tres sean buenas y decentes. Puede que algún día cinco de esas veinte películas las haga el pendejo de Dago García y por ahí le pone un billete a un guión chévere pero marginal y por ahí sale una genialidad. Pero para eso tiene que haber plata circulando.
lunes 30 de octubre de 2006, 21:23 COT
Según eso, el momento es ya, porque plata circulando hay mucha. Tendríamos en breve un gran “traquecine made in Traquewood”.
lunes 30 de octubre de 2006, 22:01 COT
sentido:
pues una de las cosas que siempre se ha dicho es precisamente por qué no lavan la plata así. pero bueno, la pelicula del esmeraldero es un ejemplo de eso y de lo nefasto que puede resultar.
martes 31 de octubre de 2006, 13:09 COT
Pues no es que yo sea un “English speaker”, pero si se toman la molestia de ver cine hablado en inglés o en otros idiomas (con subtitulitos en español) van a encontrar que esos “diantres”, “con un demonio”, “maldito malnacido”, “cielos”, “carajo”, “maldición”, “ostias” … son traducciones facilistas de “what the fuck”, “du Arschloch”(en alemán), “le merd” (en francés), que son repetidas con suma frecuencia en películas como “El odio”, así que no nos aterroricemos de que en las producciones nacionales, que además relatan la crudeza de la realidad, se repitan malas palabras, que seguramente traducidas al inglés o a otros idiomas serán más suaves. O sino, pregúntense cómo traducirían “ton”s que gonorrea” o “pirovo”.
Otra pregunta, alguna vez han contado cuántas groserías dicen al día o en una conversación con los amigotes? Ahora imagínense que ustedes son unos traqueitnes o unos hampones de barrio, pues la cantidad aumentará drásticamente, por lo tanto … ¡ que no se espere que una película que narra historias de este tipo de gente no tenga malas palabras !
Que quede claro que no estoy promoviendo las groserías, sino que éstas dependen del contexto en el que se desarrolla la película.
Y si no te gusta pues “fuck you” o jódete (traducido al buen castellano)
martes 31 de octubre de 2006, 16:53 COT
majo bajo:
sí, yo no sé cuál es el problema con las “groserías”. cualquier hijueputa película tiene una cantidad de groserias y nadie dice ni mierda. y no hace falta ser traqueto para hablar como una gonorrea. yo más bien mermo el chorro cuando escribo.
mircoles 1 de noviembre de 2006, 08:40 COT
A mi me parecio que el asunto de los colores es tratando de darle un toque de no realidad a la peli, es decir, es posible que “uno” como realizador pretenda darle a su pelicula colores que la hagan lucir espectacular y fantasiosa, no me parecio de mal gusto y nunca me senti empalagadoi por el amarillo el azul y el rojo. Estoy totalemnte de acuerdo en que se debe comenzar a contar historias diferentes, ya no mas traquetos ni paracos ni secuestros, nuestras mentes producen cosas más bonitas que vale la pena convertir en peliculas, pero es tambien una obligación de los que podemos, ir a ver las peliculas colombias.
mircoles 1 de noviembre de 2006, 11:35 COT
Another Colombian Movie…
Cometimos el error de no hacer reservas y nos tocó en la segunda fila. Si el lugar nos incomodaba no podíamos pedir que devolución de la plata. Pero aunque la sala pintaba repleta pudieron más las ganas. Cada uno de nosotros se encontró con algún…
mircoles 1 de noviembre de 2006, 12:50 COT
“Felipe Aljure se burla de todo y de todos…”
si, sobre todo de los espectadores
mircoles 1 de noviembre de 2006, 14:19 COT
cd:
el tricolor empalaga… además es uno de los referentes de nacionalidad más fuertes, si no el único (las pulseritas, por ejemplo). respecto al tema de los narcos, se me hace que aljure quiso hacer algo como snatch, es decir, una historia de corte urbano (sí, y en girardot, pero ya sabemos por qué) sobre la ilegalidad. pero, al mismo tiempo (quién sabe si intencional o accidentalmente), haciendo alegoría de lo que pasa a nivel macro. y por ahí la embarró, precisamente porque se vuelve otra “película colombiana”.
mircoles 1 de noviembre de 2006, 14:21 COT
Sin embargo recomiendo que vean con mucho cuidado la pelicula
mircoles 1 de noviembre de 2006, 22:34 COT
Que película TAN mala! El recurso un tanto particular de Aljure usado hasta la intoxicación, actuaciones pobres, composición repetitiva de puro afterFX, narcos con pepas que parecen vitaminas de complejo B en el Peñon? jajajaja, un desastre total, que desilusión (y que es eso de “si tengo que escojer entre nacer en Colombia y estar muerto, pues…) no, no, y ese recurso tan chimbo del “ángel” que lo ve todo.. noo y que tal esos planos de gran angular de este actor Julián XXXX eyyy ¡yo ya estoy cansada de verle los dientes!!!
mircoles 1 de noviembre de 2006, 22:44 COT
[…] Según lo vio en equinoXio. […]
jueves 2 de noviembre de 2006, 21:48 COT
Bueno, prefiero la otra visión de Marsares en equinoXio, esta entrada repite lo mismo que dijo Poncho Rentería: que las drogas, que lo colombiano, etc (en los ocmentarios que las drogas, que las groserías). y se queda con la misma crítica de siempre.
A mi parecer Aljure hace bien quemando todo el cine nacional en una de las escenas de la película, en mi concepto esta película fue hecha para el lenguaje audiovisual, muchos buenos guiones colombianos fracasan porque no entienden el lenguaje audiovisual, así como grandes escritores (Ver a Gabo por ejemplo)fracasan al intentar entrar en un lenguaje que no entienden. Está película, para mi, como espectador, va en contra de eso.
Esta película tiene un guión que se entiende si necesidad de que la frase parezca de telenovela: Oh duende, si logramos concretar ese negocio estaremos un paso más allá de alcanzar nuestros sueños, pero no quiero que una muerte pese en la conciencia,…baaahh, suena mucho mejor: Duende, no puedo matar a esta hijueputa, mientras el Duende le contesta matala, matala negro hijueputa. Me parece genial el fin del lenguaje acartonado y los actores de tablas tradicionales del cine nacional, bienvenidos los directores con estas propuestas que son estéticas, nada de ciudades grises que esperan la nieve como los techos de chapinero, no, colores en todo lado, como lo dice Aljure en la entrevista Semana, colores proque en toda Colombia hay colores (Colombia no es Bogotá, y la película pensaba rodarse en Barranquilla o Santa Marta pero por falta de plata fue rodada en Girardot y creo que ver a una Girardot bonita le dolió a más de uno) y esto no es Londres, ni tenemos que imitar cine londinense.
Mejor dicho, yo si digo vayan a ver la película no por apoyar al cine nacional, sino porque la película es en verdad buena, te cuenta una historia que entiendes con una buena propuesta estética de planos, cámara, edición, etc.
viernes 3 de noviembre de 2006, 01:05 COT
Algo bien interesante, algunas actuaciones muy bien logradas, a veces planos excesivamente llenos, pero bien lograda en general. Apoyo la opinión anterior, no más cliche de cine inglés gris (que ni es así desde hace rato), pero por favor, tampoco más cliche de cine colombiano. Ya estamos pasando por el narco, el sicario y la pobreza, prontamente estaremos en las etapas del deporte y de la tragedia, haciendo movies de la vida de Asprilla y la tragedia de Armero o cosas de ésas, amanecerá y veremos. Ah, y la pelicula no fue editada con after.
jueves 30 de noviembre de 2006, 21:19 COT
la hipocresia bogotana puede ser peor que la supuesta inseguridad, peor que las horas pico, e incluso que el acento de tanto el vendedor de minutos como la niña wannabe. “Palabrotas” son aquellas que nos hacen progresar, que nos dan un respiro de propiedad ante el trillado “por un demonio”, o el cliche de padresehijos y sus allegados. Señora lully si estaba esperando divertirse al estilo de su novela nocturna, le recomiendo ver cine independiente antes de escribir