Los enemigos de la paz
Artículo destacadoPor Marsares
lunes 23 de octubre de 2006 8:23 COT
Verdad de Perogrullo, pero acá siempre pasa algo raro. Cada vez que hay esperanzas de paz, siempre aparece el hecho de guerra que tuerce el caminado. ¿Conspiración? ¿Quinta columna? Como a las partículas infinitesimales que nadie ve pero se sabe de su existencia por sus rastros, nadie conoce a los que conspiran contra la paz, pero se presienten por los vestigios que dejan a su paso.
Los amigos de la guerra
Lo primero que hay que definir es que los amigos de la guerra no están en un solo bando. Acá, en los terrenos grises de la realidad, no existen los buenos que llevan las palomitas de la paz pintadas en el corazón y los malos que lo tienen embolatado. En una y otra forma, todos hemos sido amigos de la guerra y también nos hemos enamorado de la paz. Sin rubor podemos decir que la promiscuidad ha sido nuestra norma. Con esto en claro, metámosle el diente al pastel.
Gobierno: El presidente Uribe es al que se le identifica más fácil, al fin y al cabo para eso fue elegido, para hacer la guerra. Así que no le pidamos que haga otra cosa. Por eso no vale santiguarse cuando pide impuestos para la guerra, promete ríos de plomo y hiel para todo el que quiera la paz y hace todo lo posible para capturar a los enemigos que son todos los que no son sus amigos y de paso liberar a todos los secuestrados a cualquier costo.
Guerrilla: Bueno, a los guerrilleros no los eligieron para hacer la guerra, ellos se autoeligieron y eso suena más convincente que voticos comprados en la Costa. Es como el destino, que suena más atractivo si viene acompañado de dólares junto con el poder que los acompaña. Y bien se sabe que el que no ha visto a Dios cuando lo ve se espanta. La guerra es su negocio.
Paramilitares: Comenzaron defendiendo sus tierras y luego pasaron a defender las de los demás. Como la tierra no es del dueño sino del que la defiende, ellos se quedaron con toda la que pudieron. Dicen que un millón de hectáreas. Como más vale un mal muerto que un buen pleito, sus ganancias aumentaron tanto que ahora mercan en helicóptero y pagan sus excesos llevando una vida digna en finquitas modestas.
Sociedad civil: Nadie sabe qué es eso pero suena bonito. Ahí se supone que nos meten a todos. Y la verdad, el país se siente más seguro que antes. Los secuestros han disminuido, ya no tumban torres ni vuelan puentes y hasta Miss Universos y mundiales de fútbol somos capaces de organizar. Pues ni modo, como dicen por ahí, lo que está funcionando bien, para qué cambiarlo. Así que plomo ventia’o quiere la mayoría.
Los extranjeros: ¡Qué vaina cuando a uno se le meten en el patio! Pero así es la vida. Nos tocó la guerra contra el terrorismo. Y aunque no nos han tumbado la Torre Colpatria resultamos metidos en esta santa cruzada. Por eso los gringos andan por ahí como Peter por su casa. Y para completar, el vecino Chávez que también es gatillo fácil. Cómo será esta tierra de promisión para la guerra que hasta el IRA y los israelíes se metieron a entrenar guerrilleros por estos lados, incluyendo a Montesinos y a unos cuantos daneses.
La guerra de la seguridad democrática
Esta no es una guerra como todas las guerras. Bueno, como todas las guerras de Colombia. Acá es distinto. Acá hubo unanimidad para iniciarla a la manera del reelegido. Y lo hicimos todos, los que salieron a votar por Uribe y los que nos quedamos en la casa. Así que la guerra se comenzó casi por consenso y sin corazón en el pecho.
Pero las guerras se hicieron para ganarlas y el presidente hizo lo que debía hacerse. Mucho fusil, mucha gente, mucha plata y a disparar a todo lo que se moviera, lo que al final provocó un reguero de gente inmovilizada "de por" muerte a punta de bala, y otra desmovilizada "de por" meses a punta de leyes. Que después resultó que tanto los unos como los otros no eran lo que parecían, son los gajes del oficio.
Lo cierto es que a la guerrilla la mandó para el monte y a los paramilitares para la ciudad, más que todo a los centros comerciales o a las fincas donde podrán llevar la “vida digna” de la que habla la Corte Constitucional. Parte de victoria. No más montones de muertos, sino de a poquitos, y la economía reactivada con la revoltura de plata que tanto les gusta a los banqueros.
Los problemas
Con todo el entusiasmo posible nos metimos al monte, es decir, los soldados y los colombianos de bien, pero nada. Llegaban a donde era pero, como siempre sucede en Colombia, al ejército le faltó el centavo para el peso. Los campamentos estaban desocupados, las caletas vacías, los laboratorios de coca, sin coca. ¿Y Tirofijo? Ni idea.
Y como en la canción, pasaron los días y los años y al Secretariado de las FARC todo el mundo lo encontraba, hasta Leyva, menos el ejército. Por fortuna, la Seguridad democrática tenía el otro as, la desmovilización de los paramilitares y, si los otros se volaron, por lo menos estos pintaban para foto, con entrega de armas y estrenando uniforme.
Pero tampoco. Todos se desmovilizaron, menos los paramilitares, es decir, los del parche de la esquina, los desempleados, los bachilleres, el bobo del pueblo, incluso casi lo hace J. Mario sino que llegó tarde, pero los de verdad se quedaron cuidando el dinero de los patrones, mientras estos se abrazaban con el Comisionado de Paz.
Con desmovilización pintada de fracaso y un Uribe palideciendo había que tomar medidas. Si no puedes con tu enemigo, únete a él, dice el dicho y Uribe decidió que la paz también era posible y utilizó como comodín a los secuestrados por las FARC. Sí al despeje, sí al intercambio humanitario, sí a una Constituyente, sí a lo que fuera con tal de subir en las encuestas y mientras tanto su esposa Lina y el país abrían la boca.
Un halloween inesperado
No era para menos. Si el intercambio humanitario se producía, habría un ganador inesperado, aparte de las familias de los secuestrados y el mismo país: las FARC, que de este modo recobrarían vida política y audiencia internacional, con constituyente a bordo. Pero eso dejaría bien parado a Alfonso Cano y sin oficio al mono Jojoy…
Pero como dicen los que saben, la felicidad de unos es la tristeza de otros. Con computadores incautados que cuentan sus marrullas a la paz, los paramilitares se dieron cuenta de que eso de todos en la cama no es tan bueno y con el ejemplo de los Rodríguez Orejuela, ni hablar. En la guerra son comandantes y ricos, en la paz… investigados y hasta extraditados.
¿Y el ejército? Descansar de la guerra y regresar a los casinos, las paradas militares y los premios en el exterior, todo ello es seductor. Pero para otros, la Patria está primero, es decir, ellos. Son los Milicus Dei (Opus Dei con uniforme) y ver al enemigo muerto de la risa, tirando democracia, les arruga el uniforme. Una cosa es aguantarse a un Petro, pero otros más es masoquismo con humillación incluida.
Hasta acá la lista de interesados, sin gringos. A ellos lo que les importa es que el país les produzca platica y Uribe está cumpliendo la tarea saltando matones, así que si en lugar de “seguridad democrática” hay “estabilidad democrática”, mucho mejor. Business are Business. ¿Y Uribe? Si sienta a negociar a las FARC sin despeje, le batirán palmas por generaciones.
¿Entonces?
Como se ha visto, muchos son los llamados a beneficiarse de la guerra, pero pocos los escogidos. Las FARC ya estaban metiendo milicianos en el Valle para el intercambio y la tregua que se venía les abría nuevos caminos para seguir la guerra o montársele a la paz por lo menos un tiempo. Parrandearse la oportunidad con un atentado estúpido y soportar la posible embestida del enemigo, así como el rechazo de todo un país, no es lógico.
Las apuestas se inclinan por paramilitares asustados o ejército humillado. Claro que como mi Dios los cría y ellos se juntan, y teniendo al frente a un presidente a quien es muy fácil sacar de casillas, no sería de extrañar una alianza contra el enemigo común, torpedeando la paz con el carro bomba de Usaquén. El montaje de atentados descubierto, los debates sobre el "conejo" que le están poniendo a la paz los paramilitares, el fracaso de la Ley de Justicia y Paz, las extradiciones en la mira, el rechazo de la sociedad, investigaciones en camino… muchos, muchos intereses en peligro e igual número de ganancias si la guerra prosigue.
Ahora, todo lo hasta aquí dicho queda reducido a un pajazo mental si realmente las FARC pusieron el carro bomba en el corazón mismo del ejército. Entonces hay que decir que la “seguridad democrática” saltó por los aires en Usaquén y esa es la peor noticia, pues se viene una guerra de desgaste con un presidente que ve reducidos a la nada sus primeros cuatro años y una guerrilla envalentonada que vuelve a pensar en la victoria. Ninguno ganará, salvo los que aquí y allá creen que la paz es el peor negocio del mundo.
lunes 23 de octubre de 2006, 10:09 COT
Pucha…para un pais que no vive de en Guerra como Chile es raro leer esto, no me imagino como sería pasar por esa inseguridad..acá nuestra experiencia mas proxima fue el 73, epoca en que yo no nacia todavia..y de eso..mucho tiempo.-
Cuidate.-
lunes 23 de octubre de 2006, 12:13 COT
chere:
¡no! ¡pero si se vive lo más de bien y ahora sí se puede viajar! aquí en mi casa ni se sintió el bombazo y seguro en el centro menos.
marsares:
ayer me comentaban que las farc sí fueron porque -a la luz de la premisa de que en efecto, como además se sabe, son enemigos de la paz- de esta manera dejan al gobierno como el culpable de la ruptura de los diálogos. obviamente eso no tiene ningún sentido porque lo que causa más impresión es la bomba, razón suficiente para que uribe cancele legítima y unilateralmente cualquier diálogo, contando además con que la inmensa mayoría de la “sociedad civil” no simpatiza con la guerrilla y por tanto lo va a apoyar. uribe, como cualquiera, podrá ir mucho a misa y podrá pedir y agradecer mucho a la virgen, pero nunca pondría la otra mejilla. eso precisamente le resultaría más problemático para la ecuación de poder.
entonces esto solo tiene sentido si pensamos que las farc -qué saben bastante por diablo y por viejas- están jugando emocionalmente con uribe y su lógica de blancos y negros. ¿cuál fue la respuesta de uribe? hablar del poder del ejército, hablar de guerra (o sea, “volver a lo de hace cuatro años”, como decía ayer pardo) y decir, imbécilmente, que a los secuestrados hay que sacarlos a bala. (en realidad decir eso es imbécil porque hasta ahora ha habido suficientes experiencias poco agradables [muertos y así] en veinte años de secuestros cuando se ha usado el rescate heróico.) ¿para quién es feo eso? para las familias de los secuestrados y algunos más que están a favor de su causa. ¿representan el grueso de esa “sociedad civil”? no sé y en realidad no importa: ¿tienen forma de transformar el pensamiento de la mayoría? no sé tampoco. la verdad es que la mayoría de la gente no necesita que le hayan hecho daño directamente para dejar de simpatizar con la guerrilla. (lo mismo se puede decir de los paras.) la sola existencia de la guerrilla es una razón para estar en guerra.
como nadie va a sacar la cara con el asunto de la bomba (si bien dicen que el mandril jojoy estaba hablando por celular al respecto), la pregunta que hay que hacerse (y que usted más o menos sugiere) es a quién beneficia el atentado. esto no dice nada sobre quién lo hizo pero sí sobre cómo ha sido usado el hecho.
y mientras que podemos saber por qué el hecho beneficiaría a uribe (y por ahí al ejército), no sabemos de qué manera beneficia a la guerrilla. y es que siempre se puede decir sencillamente que ellos no tienen nada que perder ni que ganar: ¿le pusieron una bomba al centro de inteligencia del ejército de colombia? ¡gravísimo! ¡el ejército quedó en ridículo! pero no. no importa porque nadie vio en eso una amenaza a la estabilidad de la seguridad nacional, nadie ve en eso el preludio de una toma de bogotá. (tal vez hizo falta que hubiera muertos.) es simplemente un atentado de índole terrorista que pudo haber sucedido en cualquier otro lugar. ¿habría tenido el mismo significado? es decir, ¿habría hecho que uribe dijera lo que dijo?
ahora que lo pienso, soltemos otra hipótesis: fue un “caso aislado” en la guerrilla, unas de sus pocas manzanas podridas que no cren en la paz.
lunes 23 de octubre de 2006, 12:45 COT
Miren con lo que salen estos, los mismos que se ríen por no llamar “terroristas” a las AUC:
(y los comentarios son peores). Cualquier cosa con tal de defender la beligerancia del Uribérrimo (eso sí, hay que elogiarles este honesto artículo sobre el debate de la semana pasada en el Congreso, opacado “oportunamente” por el atentado, que a estas horas no sabemos con certeza quién lo perpetró). Obviamente, ni en él ni en Juan Tránsfuga se puede confiar.
La guerra es un negocio para mucha gente, incluyendo aquellos que se creen dueños de la moral y de las buenas costumbres, porque sin ella se quedarían sin justificación para sus libelos de quinta. Ojalá alcancemos algún día a recordar épocas como estas con alivio por el hecho de que hayan pasado.
lunes 23 de octubre de 2006, 12:58 COT
Entiendo. Trato de entender.
Texto demasiado largo que, gracias además al tono irónco que rebosa, hace difícil amarrar los elementos. Por eso el comentarista chileno se abisma.
Pero hay que decir que la verdad puede estar allí amarrada, presa entre la simultaneidad de elementos en juego. A no permitir el intercambio ni la paz, juegan muchos. De todos los sectores. Y entre ellos están los responsables. Pero vaya a saber quiénes son realmente!
En este país somos unos verracos para camiuflar las cosas, para hacerlas incomprensibles, para volverlas aún más contradictorias. La vrdad -si existe- siempre se ha quedado extraviada. Y aprendimos entonces a sospechar de modo univer5sal, a no creerle a nadie porque sí, a vivir en la zozobra.
Si es que eso es vivir.
Permaneceremos tres años más en guerra, por lo menos, para tener al final un balance desolador: de nada ha servido. Perdimos el tiempo, las vidas, las lágrimas, los impuestos, las intenciones.
Y vendrá otro candidato que le de vuelta al asunto. A ver si así.
lunes 23 de octubre de 2006, 13:23 COT
Felicitaciones por el artículo. Tiene el equilibrio del comentarista objetivo. Le da a cada quien lo suyo. Es la postura ecuánime que deberiamos adoptar todos. Todos tenemos el deber de buscar la luz al final del tunel.
Empecemos mirando el positivo del contradictor para que podamos soñar la ´PAZ.
lunes 23 de octubre de 2006, 14:14 COT
Texto largo, duro, pero muy bueno. Dífil de entender si uno no maneja todas las últimas noticias de la realidad colombiana, pero son esos escritos que -aunque uno no los comprenda en su totalidad- meten a uno en el problema aunque no quiera. Como redactaba un escritor y periodista argentino hace muchas décadas, los textos de los periodistas deben tener “la fuerza de un jab a la mandíbula”.
Saludos,
Matías
lunes 23 de octubre de 2006, 20:04 COT
Bueno el artículo y bastante equilibrado como comentan, sin embargo es algo que ha sido así durante mucho tiempo no solo acá sino en otras partes del mundo: LA GUERRA ES UN ASQUEROSO NEGOCIO. Es tan asqueroso que nosotros (con el conflicto interno) nunca dimensionamos las verdaderas magnitudes de esta guerra, en donde nuestro silencio e indeferencia en ocasiones nos hacen cómplices…..¡pero vaya meollo que es nuestra memoria histórica!, es un circulo vicioso que parece no terminar. Con esto no quiero llamar a un activismo sin razón, pero si en detenernos a pensar por lo menos un instante y no pasar por alto estos hechos y otros más (que el mass media chibcha oculta), para no dejar a este “carro bombo” como otra chiva más que se olvida….
mircoles 25 de octubre de 2006, 16:58 COT
Don Chere:
Sin meterme en honduras, creo que Chile comenzó su època de civilidad al retornar la democracia, por lo que creo que hay que agregar la época de la dictadura. Acá tenemos una democracia frágil, que funciona restringida, pero que se encuentra cercada por los actores armados de todos los pelambres.
Juglar:
El atentado beneficia al gobierno y perjudica a la guerrilla, eso es claro. Y si nos adentramos un poquito más, vemos que el porceso de paz con los paramilitares se ve fortalecido, mientras el debate por su inequidad pierde fuerza a la par que aumentan las voces de la guerra. ¿Quién torpedea la paz en Colombia? Los que se benefician de ella.
Julián:
La guerra es un negocio, acá y en cualquier parte, no solo para asentarse en el poder, sino también para llenarse los bolsillos, sin interferencias molestas. El oriente antioqueño, con sus ricas tierras y cooperativas agrìcolas que tantos beneficios trajeron al departamento en el pasado, hoy fueron arrasadas por los paramilitares, quienes a sangre y fuego se apoderaron de vidas, negocios y fincas. La guerra es muy buen negocio, indudablemente.
Carlos.
¿Pequé de largo en el escrito? Quizás y el mea culpa no se hace esperar. La razón de ser del artículo era hacer un diagnóstico lo más objetivo posible, brindando los elementos de juicio para que cada lector llegue a sus propias conclusiones. Espero haberlo conseguido.
Mario:
Dice la sabiduría oriental que conocer un problema es empezar a resolverlo y en esa tarea estamos todos para percibir, más que presentir, el final del túnel.
Matías:
Me alegra mucho verlo por acá. Me alegra también que el artículo haya conseguido su objetivo: llamar la atención sobre los diagnósticos simplistas que corren por todos lados, pintando el mundo de blanco y negro. Quizás la prisa por escribir (el tiempo es tacaño en estas lides) me hizo olvidar los importantes enlaces. La falencia fue remediada.
Germán:
Puede que suene tonto, pero cada hecho hay que descifrarlo, descubrir sus verdades ocultas, denunciar, analizar, investigar, dilucidar, romper los muros de las verdades a medias, apartar las cortinas, para que la audiencia siga creciendo. Es lo que debe hacer cada persona que crea en un futuro mejor.
mircoles 25 de octubre de 2006, 20:00 COT
Para mi modo de ver es demasiado largo el artículo, aunque hace un análisis muy claro de la problemática de Colombia.
jueves 26 de octubre de 2006, 20:34 COT
No había querido leer el artículo por lo largo y porque esa imagen me perturbó un poco pero comencé y no quería que se acabara. El análisis es ameno pero lo dice todo en forma muy atinada, ponderada pero profunda. Deja que el lector tome sus propios conceptos y no ocultas nada… es la realidad colombiana.
FELICITACIONES! con mayúscula.
Besitos para tí!
viernes 27 de octubre de 2006, 12:42 COT
[…] Que celebren los amigos de la guerra, los que nunca empuñarán un fusil para defender a "la patria", los que entregan el país a las multinacionales y a los carniceros con motosierra, los que repiten cual tatacoa las cifras mentirosas del régimen, los que callan estos excesos, los que desde afuera son incapaces de regresar al país, a pesar de que gritan a los cuatro vientos lo "bien" que están las cosas, los 7 millones que tanto echan en cara el "apoyo" a su presidente y que se tragan enteritos sus shows en los medios. A ver si no se arrepienten después, porque esto en serio desafía toda lógica. […]
viernes 27 de octubre de 2006, 17:44 COT
Janet:
Gracias por el comentario. Lo tendré en cuenta.
Lully:
La idea es esa. Brindar elementos de juicio para que el lector saque sus propias conclusiones. Nadie posee la verdad revelada. Me alegra que te haya gustado.
viernes 3 de noviembre de 2006, 15:57 COT
[…] ¿Y los secuestrados? Allá ellos, son el botín de las FARC y la razón del virrey para dárselas de "valiente" y de firme, máxime cuando en más de cuatro años NINGUNO de los miembros del Secretariado de las FARC ha sido capturado. En un par de ocasiones he dicho que las FARC son el peor enemigo de la izquierda democrática, y eso todavía lo sostengo, así no sirva de mucho, si los parásitos que le tienen altar a Tirofijo todavía pululan en los pasillos del PDA. ¿Unidad de la izquierda? ¿Para que los macartistas del régimen salgan con la comparación ridícula con ETA y pidan "el procesamiento del PDA"? Si procesan al Polo, hay que procesar a Colombia Viva, a Convergencia Ciudadana, al Partido de la U, a Cambio Radical, a Apertura Liberal, a Alas Equipo Colombia, al Partido Conservador… los únicos terroristas no son los farcos, recuérdese bien (así a algunos les cause "placer" no admitirlo). Narcos, guerrillos, paracos, políticos, gringos, españoles, Chávez, todos se benefician con la guerra colombiana. Los problemas importantes, al carajo, porque señalar y masacrar es más importante. Entregarse al totalitarismo es la salida desesperada de algunos que señalan y se contradicen, auspiciando las arbitrariedades que supuestamente les convendrían a ellos (por ser ellos, simplemente). Lo único que importan son las malditas encuestas. Dejen de creernos idiotas. Malditos hijos de puta todos. […]