La vida, un bien desechable
Artículo destacadoPor Marsares
martes 30 de septiembre de 2008 18:56 COT
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Vivimos un momento excepcional. Un bebé de 11 meses, Luis Santiago Lozano, es asesinado en circunstancias escabrosas, con complicidad de su padre. Secuestro, estrangulamiento y un motivo fútil, evitar que su actual compañera sentimental se enterara de su existencia. La indignación crece por doquier y los promotores de un referendo que desea castigar estos crímenes con prisión perpetua, avivan sus voces y engrosan sus filas. Máximo castigo es el lema.
Sensibilización
Como lo manifestó la Directora Adjunta de UNICEF para Colombia, más allá de qué debemos hacer para impedir que estos hechos ocurran de nuevo, lo importante por resaltar es la sensibilización del país en estos casos. En el pasado reciente, gracias a la solidaridad ciudadana, la propagación de la noticia y la rápida respuesta de las autoridades, varios menores han sido rescatados sanos y salvos de sus captores y éstos han sido procesados por las autoridades judiciales.
El país siente como suyos estos crímenes y se moviliza en torno a ellos. Una manera efectiva de tomar conciencia sobre el problema. Pero sentir, además, que esta movilización es una ayuda eficaz, que los delincuentes son encarcelados, manda un efectivo mensaje a la sociedad. Si se reacciona a tiempo, hay solidaridad ciudadana y el aparato judicial actúa con prontitud, la impunidad deja de ser una regla inmutable.
Casos como éstos son ejemplarizantes y en la medida que se repitan, van calando en el ciudadano común, convirtiéndose en un factor de educación y hacia delante, en un factor disuasivo para el crimen.
¿Prisión perpetua?
La gente del común, los políticos, y por supuesto, los promotores de un referendo en tal sentido que ha venido recogiendo firmas, quieren la prisión perpetua. El fin primitivo de la pena, la venganza, regresa con bríos. La vida se paga con la vida. Con su encierro hasta que se muera, la sociedad ha de satisfacerse, respirar tranquila y mostrarse segura de que hechos como éstos no volverán a realizarse.
Pero, ¿basta con eso? Si así fuera, en sociedades con este tipo de penas extremas, incluyendo la pena capital, estos crímenes ya habrían desaparecido. Pero no, siguen presentándose, o se mantienen en estado larvario y basta que una sociedad se desordene para que se den con la mayor sevicia, como en los Balcanes.
Es cierto, estos criminales deben ser castigados con la mayor severidad y si examinamos la legislación colombiana, el homicidio agravado del pequeño Luis Santiago, en concurso con el secuestro, podrían determinar una pena de hasta sesenta años de prisión para sus autores, la que, hay que decirlo, puede reducirse a más de la mitad, con los favorecimientos de ley.
Pero allí no para la tarea de la sociedad. La prisión no tiene como exclusivo fin la de expiar el delito. Además, está el de la rehabilitación. El sistema carcelario debe procurarle al delincuente las herramientas necesarias para que su reintegro a la sociedad como un ciudadano útil, sea posible. La resocialización es el fin último y debe trabajarse en ese sentido.
Tratamiento social
Pero la calentura no está en las sábanas. Una sociedad no evoluciona ocultando en prisiones de por vida las manifestaciones individuales de los desórdenes más graves que la aquejan. Aunque resulte una verdad de Perogrullo, debe comenzar por curarse a sí misma. En sociedades como la nuestra, donde el ascenso social, el dinero fácil, la intolerancia del fanatismo, el hedonismo, son los máximos exponentes, la vida pasa ser un simple obstáculo en el camino hacia el “triunfo”.
La recuperación de la vida como fundamento de nuestra sociedad es lo prioritario. Infortunadamente es un camino lento, tortuoso, zigzagueante, que no da votos porque sus resultados son a largo plazo, pero no hay otra forma. La vida es sagrada. Nadie, ni el mismo Estado, tiene derecho a quitarla. Nada justifica violar este principio fundamental de nuestra existencia como grupo social.
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Mientras no lo entendamos e instauremos la cátedra de la vida como la más importante a dictar en hogares y escuelas, hechos como el del pequeño Luis Santiago, los desaparecidos de las barriadas convertidos en falsos positivos, el asesinato de líderes indígenas, de sindicalistas, de simples hinchas de equipos de fútbol, de cualquiera que no nos guste, serán la noticia del día.
Se ha marchado contra los hacedores de la muerte. ¿Habrá alguna marcha por la vida que irrespetamos todos los días?
martes 30 de septiembre de 2008, 19:30 COT
Hombre, es muy sencillo: Para que un país pueda utilizar la pena de muerte o la cadena perpetua debe tener un sistema de justicia decente, pero el sistema judicial colombiano ni siquiera se asoma a esta cualidad. Al contrario, es una verdadera grosería y un insulto al sentido común.
Sólo por poner un ejemplo, a propósito de este menor asesinado,, citemos a la docena de hombres que estaban pagando condena por los crímenes de Garavito. Cuando Garavito confesó que esos crímenes los había cometido él la justicia colombiana quedó en ridículo (por variar) y los tuvieron que soltar.
Basándome en este ejemplo lanzo una pregunta: ¿No es suficiente con quitarle la honra a un inocente sino que además hay que dejarlo en las ergástulas de por vida o matarlo?
Y teniendo en cuenta que todo se esclareció (al menos en este caso), vale la pena formularse muchas otras preguntas: ¿cómo hizo la fiscalía para lograr la condena de esos inocentes? ¿De dónde sacaron el ADN, los testigos y demás pruebas que llevaron a un juez a condenar a estos inocentes nada más ni nada menos que por violación y homicidio de menores?
De existir la pena de muerte en Colombia esos hombres inocentes habrían sido asesinados sin haber cometido delito alguno. No faltará el colombiano que crea que eso es un caso aislado (en Colombia todo es aislado, todo) y que no hay más inocentes en prisión.
¿Estaremos preparados para ese tipo de penas en un país donde el Ministro de Justicia pone a su hermano a dirigir la justicia de un departamento y este último termina siendo socio de los mayores criminales de la patria?
mircoles 1 de octubre de 2008, 18:35 COT
En un país de matones el asesino de la motosierra es el Rey.
mircoles 1 de octubre de 2008, 19:20 COT
Y sus ídolos de las minas y los cilindros ansían ocupar el trono.
PD: Marsares, al no ser posible la resocialización, cosa que no se logra en ninguna parte del mundo, no tiene sentido tener viviendo a costa del estado -que es el mismo pueblo al que han hecho daño- a unos delincuentes y criminales que nunca van a cambiar.
mircoles 1 de octubre de 2008, 23:15 COT
Rafa SanXII,
Si, aspiramos a sacar al asesino de la motosierra de la Casa de Narquiño y llevarlo a la corte penal internacional para que pague por sus crímenes abominables y las masacres de campesinos cometidas por su base paramilitar.
Si, lo vamos a sacar de allá y vamos a enjaular a esa bestia apocaliptica por mil años.
jueves 2 de octubre de 2008, 13:25 COT
Bueno, al menos ya reconoce su condición de terrorista, eso ya es un avance. Lo difícil es que usted pueda sacar físicamente del Palacio de Nariño, a un asesino y narcotraficante, estando en Australia, y poner en su lugar a unos asesinos y narcotraficantes iguales o peores que él.
Eso de hacer revolución desde detrás de un teclado a miles de kilómetros de la guerra sí que es ser valiente.
jueves 2 de octubre de 2008, 20:15 COT
Hummm, pues si es cierto que el problema no es que hagan mas carceles, fijese que en los estados de norteamerica donde existe pena capital, operan y han operado los asesinos mas crueles, pero a mi no se me ocurre como analizar un caso asi, pues me refiero no solo a que el padre haya asesinado al hijo, sino todo lo de alrededor, toda esa gente enredada y que todos dicen, “yo no sabia que lo iban a matar, fue el, fue el otro, etc.” por si fuera poco el tipo en la declaracion dice tranquilamente que lo planeo hace 4 meses, contrato a los secuaces, les pago, les presto el carro para hacer “la vuelta”, pero que no, que ni por el putas el lo mato” y los otros imbeciles que lo “sapiaron”, “que no, yo no tenia ni idea, yo no sabia que lo iban a matar, pero me hacen el favor y me consignan la recompensa y muchas gracias, soy el heroe de america”, yo no se, este es un pais de mierda, esta mañana me llego el correo con las fotos del cuerpo del niño, ya montaron circo en internet, no las vi, no quise verlas, solo elimine el correo. deberiamos tomar armas todos y nos exterminamos unos a otros, aqui nadie merece redencion, los criminales y los que no hacemos nada tampoco y nos ponemos a criticar y hablar como cacatuas, quememos esta vaina de una vez, por lo menos el pequeño Santiago se ahorro la desilucion de crecer en esta tierra ensangrentada.
sbado 4 de octubre de 2008, 22:36 COT
Este tema no es nuevo, pero siempre q los medios pasan una noticia como la del niño de chia la gente de manera vehemente pide cadena perpetua, pena de muerte…y todas aquellas figuras propias de personas incivilizadas, pero vamos si seguimos pensando con el “sagrado corazon” y no con la razon no vamos a salir de este problema sino antes a empeorarlo…ojala la gente entendiera eso, buen articulo, lastima que algunos terminan es en otra cosa…salu2
lunes 6 de octubre de 2008, 15:46 COT
Les recomiendo que miren este capitulo de la dimension desconocida, algo en concordancia con el tema de aquellas penas extremas: http://es.youtube.com/watch?v=xkjNQWwA2R8
mircoles 8 de octubre de 2008, 11:38 COT
Es difícil tratar de inclinar el pensamiento propio a un extremo en este tipo de temas, pero he visto posturas, donde he leído, que o van por X decisión y dejan esta otra apartada.
Me parece que si tratamos de conbinar las dos se pueden llegar a algo muy interesante. Cuando digo conbinar, me refiero a que en un espacio de mediano o largo plazo en la educación se debe implementar una manera más rígida de llevar las materias de ética y valores.
En los colegios (lo digo porque lo viví) vemos ese tipo de materias como un relleno y fácil de pasarlas, pero en casos como estos vemos que la educación no ayuda para tratar de prevenirlos. Es decir, se debería exigir más en dichas materias, además de hacer conferencias gratuitas, seminarios o semilleros para la comunidad.
Una vez implementado esto, y que lleve un tiempo prudente donde se puedan ver resultados, ya se definirán castigos ejemplares a autores que sigan en la reprochable tónica, porque se quiera pensar que no, la cadena perpetua y la pena de muerte también sirven en el mundo actual, no sólo en el de antes donde habían muchísimas más limitaciones.
No sé, prefiero pensar de esa manera y creo que en un país tan ingenuo como el nuestro se debe empezar, desde las escuelas, a crear consciencia.
Saludos desde “¿Activo o Pasivo?”.
mircoles 8 de octubre de 2008, 15:53 COT
Rafa,
A propósito de la desechabilidad de la vida en Colombia, qué tal este eslogan para una carrera política: “Organice un grupo paramilitar y gánese una alcaldía, cometa una masacre y gánese una gobernación, funde las Convivir y gánese el puesto de presidente de Colombia.”
jueves 9 de octubre de 2008, 12:03 COT
Si ese eslogan hubiera existido, sería reprochable y censurable, pero eso no le quita lo asesinos y terroristas de sus ídolos.
viernes 10 de octubre de 2008, 19:29 COT
Bilioso:
Si, es cierto, la justicia colombiana tiene muchas falencias, pero, igualmente, con los escasos medios que tiene trata de cumplir con su tarea. Hay lunares, investigaciones a medias y represamiento de procesos, pero también hay actuaciones que nos llevan a confiar en la justicia, en los miles de jueces y fiscales que a diario se la juegan porque el país no caiga en el caos, aunque el hermano del Ministro haya escogido el partido de los criminales. Es digna de encomio la Corte Suprema que ha sido capaz de entrar al lupanar del Estado y comenzar su limpieza. De igual forma, para destacar, el papel de la Corte Constitucional en su defensa de la Constitución y los derechos fundamentales. Si alguna esperanza cabe en este país, se lo debemos a estos entes estatales.
Tequendamia:
Al lado de los matones que en realidad son pocos, hay millones de colombianos que todos los días se levantan a trabajar, a formar sus familias, a estudiar… son la mayoría, por fortuna.
Rafa XII:
Dicen un antiguo proverbio chino que una marcha de mil Li empieza por el primer paso. También, desde Heráclito, se sabe que la vida cambia todos los días, incluyéndonos los humanos. La concordia en una sociedad no funciona incitando a la venganza. El odio, el resentimiento, debemos dejarlos atrás para construir un mundo mejor.
Elvis Elgato:
El país atraviesa por muchas dificultades, pero la esperanza crece cuando vemos, todos los días, en muchas partes, ejemplos de vida, personas, entidades, que luchan por el bien común. Hay mucha gente buena, cuyo número supera en mucho a los desadaptados que pretenden crear el caos en su beneficio. Es por esas personas que vale la pena creer en Colombia.
Demacles:
Gracias por la recomendación.
DERocha:
En la educación está la clave, es cierto. Inculcar los valores que hacen posible esta sociedad, en el hogar y en las escuelas, es un buen comienzo, al lado de la equidad social y la derrota de la corrupción. Es un camino lento y difícil, pero hay que persistir en él.
sbado 11 de octubre de 2008, 00:19 COT
Si Marsares,
Si, se llena uno de esperanza cuando ve las obras buenas que hacen algunos seres humanos en Colombia antes de ser masacrados por los gorilas en el poder. Da esperanza ver la sonrisa inocente de niños que juegan descalzos por las calles sin imaginar que al regresar a casa van a ser abusados y violados por sus progenitores. Da mucha esperanza ver que las hermosas hijas de los pobres desde muy jóvenes tienen el honor de trabajar como prostitutas al servicio de los padres de la patria. Da mucha esperanza ver a una nación inocente sumida en la ignorancia, la esperanza de que quizá en otros 2000 años vaya a despertar.