El machismo en la ciencia
Artículo destacadoPor Luis L.
lunes 19 de noviembre de 2007 20:46 COT
* (Columnista invitado por "Ciencia y Conciencia")
Hace unos días hablé con una amiga que está trabajando en los Estados Unidos, y me ha contado algunas historias personales de terror por las que ha tenido que pasar en su trabajo en uno de los laboratorios de biología molecular más grandes y prestigiosos de Norteamérica. Su "pecado": ser mujer, y para colmo, muy bonita, me consta. Aún se tiene la idea de que las mujeres bonitas no deberían dedicarse a la ciencia, y si lo hacen, deberían hacerlo como objetos decorativos. Le ha costado un esfuerzo enorme a mi amiga lograr que la tomen en cuenta. Ha tenido que trabajar más del doble que sus pares masculinos, y aún así le roban los créditos por su trabajo intelectual.
Me contó por ejemplo que ella tuvo una idea genial, pero como estaba trabajando en otra cosa, le transmitió su idea a un colega para que la realizara. No sólo desarrollaron su idea, sino que como consecuencia de su propuesta científica se publicó un artículo en una muy prestigiosa y conocida publicación científica, la Revista Science. Se le daba todo el crédito a todos los involucrados en el proceso del proyecto científico: desde el barrendero, pasando por el encargado de hacer el café, hasta llegar al encargado del mantenimiento de los instrumentos científicos. Pero de ella, ni una palabra.
Y después dicen que los latinos somos machistas. Traté de consolarla, poniéndole ejemplos de grandes mujeres que se vieron relegadas por su condición de género. Ya sé que eso no sirve de a mucho, pero por lo menos así no se sentiría tan sola, pensaba yo. Algunos de esos ejemplos siguen a continuación, aunque con toda seguridad existen muchos más, pero no los menciono porque son tantos que no acabaríamos el día de hoy. Veamos tan sólo algunos ejemplos:
Cecilia Payne-Gaposchkin (1900-1979)
Cuando terminó su doctorado en 1925, propuso que todas las estrellas están compuestas de hidrógeno y helio, principalmente. Los astrónomos críticos de tan “absurda idea” –todos varones, obviamente-, se rieron de ella, hasta que cuatro años después, sus teorías científicas fueron confirmadas por un astrónomo de género masculino. Por cierto, fue la primera mujer en convertirse en profesora de la Universidad de Harvard.
Lise Meitner (1878-1968)
De origen austriaco y ascendencia judía, la Meitner logró escapar del régimen nazi en 1938, cruzando la frontera hacia Suiza. Fue ella quien realizó los cálculos físico-matemáticos que llevaron al descubrimiento de la fisión nuclear. Sin embargo fue a su colaborador, Otto Hahn –quien permaneció en el “Tercer Reich”-, a quien se le otorgó el premio Nóbel de química en 1944. A ella ni la nombraron. Para mí esa fue una de las mayores injusticias de la Academia Sueca que otorga el premio Nóbel. Finalmente, se honró tardíamente a la Meitner en 1977, nombrando al elemento químico de número atómico 109, como “meitnerio”. Esto se logró gracias a una gran cantidad de personas con conciencia que sentían vergüenza ajena por ese error histórico.
Emmy Noether (1882-1935)
En mi opinión, uno de los peores defectos de Albert Einstein fue que nunca le quiso dar crédito a nadie por sus teorías o contribuciones a la ciencia, más que a sí mismo. Pero si no hubiese dispuesto del conocimiento sobre el "Teorema de Noether", no hubiese jamás podido realizar sus descubrimientos. Ese teorema es la piedra angular de la física cuántica. No se le ha dado suficiente crédito a Emmy Noether por su contribución a la física. De hecho, la mayoría de personas involucradas en este campo de la ciencia creen que la mecánica cuántica fue inventada exclusivamente por hombres. Casi nadie la conoce.
Chien-Shiung Wu (1912-1997)
De todos estos ejemplos de discriminación científica contra la mujer, el de ella es uno de los peores. Hasta 1957 se pensaba que las fuerzas de atracción de la materia eran siempre simétricas. Y se creía que la física de partículas se regía exclusivamente por una ley conocida como la “Simetría CP”. Ella descubrió que esa regla no se cumple en las “interacciones débiles” de la materia. Es una excepción de la regla, que niega la universalidad de la misma, pero más importantemente, es fundamental para la cosmología moderna, porque explica por qué habría un exceso de materia sobre antimateria, noción indispensable en la teoría del Big Bang. Dos pupilos suyos, y ayudantes en su investigación, llamados Chen Ning Yang y Tsung-Dao Lee –de sexo masculino-, recibieron el premio Nóbel por este descubrimiento. Eran también los científicos más jóvenes en recibir este reconocimiento.
Rosalind Franklin (1920-1958)
Este me parece el peor caso de todos. La doble hélice del ADN se ha convertido en un objeto de culto en Occidente. Y cuando se habla de genética, todos piensan en la doble hélice. Rosalind era una muchacha alegre, cuyo mayor hobby era coleccionar chistes. Se cuenta que ella pasaba horas contándolos. Y fue la primera persona a la que se le ocurrió utilizar la cristalografía de rayos X en tejido vivo para ver como era la forma de las proteínas. A principios de los años cincuenta ella aplicó esta técnica para inferir la doble estructura helicoidal del ADN. Dos colegas suyos, de apellidos Watson y Crick respectivamente, se robaron sus imágenes, sin que ella lo sospechara. Luego la Franklin se enteró de esto a través de revistas científicas. Y quedó perpleja, naturalmente. Les reclamó a Watson y Crick por esa jugada por debajo de cuerda, y el que no la incluyeran como coautora en su famoso artículo. Después de esto el otrora humor jovial de esta científica brilló por su ausencia, y el engaño le amargó por el resto de su existencia. Finalmente murió de cáncer de los ovarios en 1958. Cuando le dieron el premio Nóbel finalmente a Watson y Crick en 1962, nadie la nombró.
Jocelyn Bell Burnell (1943-2004)
Fue la esposa de otro célebre científico, John Bell, el creador de la “Inecuación de Bell”. Las investigaciones de esta mujer refutaron nada más ni nada menos que algunas de las teorías desarrolladas por Albert Einstein, de cuando éste último se encontraba al frente del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear, antes Consejo Europeo para la Investigación Nuclear). Pero además construyó un radiotelescopio con sus propias manos, y con el cual descubrió las estrellas pulsares –ver artículo de equinoXio de la semana pasada-. A pesar de su gran descubrimiento, se le consideró “demasiado inexperta” para recibir el premio Nóbel, que le fue otorgado finalmente al tutor de su tesis, Anthony Hewish, en 1974. Años más tarde Hewish se referiría a ella como (coño, oigan bien la vaina) “una buena chica que sólo cumplía con su trabajo”.
*El autor es dueño del blog venezolano OPUS CRISIS. Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor.
NOTA DEL EDITOR DE CIENCIA Y CONCIENCIA: Metiéndole la cucharada a este polémico artículo de Luis L., hallé una cita textual sobre el tema, que viene como “anillo al dedo”, y complementa de alguna manera la opinión expresada por el columnista invitado:
“Algunos estereotipos se producen como resultado de no controlar las variables, de olvidar qué otros factores podrían estar en juego. Por ejemplo, antes no había prácticamente ninguna mujer en la ciencia. Muchos científicos varones eran terminantes: eso demostraba que a las mujeres les faltaba capacidad para hacer ciencia. (..) ¿De qué datos carecían pues todos aquellos científicos famosos de las décadas de los cincuenta y sesenta y anteriores para pronunciarse de manera tan autoritaria sobre las deficiencias intelectuales de las mujeres? Sencillamente, la sociedad impedía que las mujeres entrasen en la ciencia y luego se las criticaba por ello confundiendo causa y efecto.”
Carl Sagan. “El mundo y sus demonios” –Capítulo 23- “Maxwell y los bichos raros”. Primera edición. Editorial Planeta. Barcelona, 2000.
lunes 19 de noviembre de 2007, 21:23 COT
Y yo que pensaba que la discriminación de la mujer en los trabajos estaba out. Mira el ejemplo que nos pones muy actualizado y en un país como Estados Unidos. Inadmisible que aún continúen estas discriminaciones.
Bienvenido Luis a equinoXio y mis agradecimientos a ti Thilo por traerlo.
martes 20 de noviembre de 2007, 07:32 COT
Aunque no niego que existe aun el machismo, me pregunto si estas mujeres eran mudas… porque no peleaban por su espacio ?, no es justo tener que pelear por el pero si lo hacemos lo conseguimos… como asi que reconocian al que hacia el cafe y a ella no ?
Creo que las las mujeres tenemos en ocasiones barreras mentales que nosotras mismas nos inventamos, creemos no somos capaces de dar esa pelea y antes de empezar nos damos por vencidas…
martes 20 de noviembre de 2007, 09:08 COT
Lo vivo casi a diario, la discriminación continúa. Mi mundo es la informática,y he llegado a la jefatura de un centro de cómputos conjuntamente con dos colegas varones. Y tengo que hablar el doble para que me escuchen. Por suerte y para desgracia de los hombres cuando las mujeres somo inteligentes… lo somos más que ellos.
Y perdonen mi falta de modestia, pero en pleno siglo XXI estas cosas ya molestan.
Les mando un beso a la revista equinoXio… de una luchadora incansable de lo que le gusta contra hombres despreciativos y mujeres envidiosas que también las hay y contra viento y marea.
martes 20 de noviembre de 2007, 10:59 COT
Monica,
tocaste un punto que se me paso, es cierto muchas veces hay que luchar mas contra la envidia de las mujeres que contra los hombres….
En mi experiencia personal los hombres con los que he trabajado siempre me han dado mi espacio, uno que otro no, pero las mujeres cosa seria… somos las mas envidiosas, me incluyo, no queremos aceptar que alguna nos gane en un reconocimiento, un ascenso, etc…
martes 20 de noviembre de 2007, 11:11 COT
Nada que hacer, excelente entrada y un artículo de referencia en cualquier parte. El científico, infortunadamente, es un gremio masculino, pero alegra ver cómo cambian las cosas. Por eso, qué bonito homenaje a estas maravillosas mujeres.
Definitivamente, a pesar de los progresos, vamos muy atrasados en cuanto a la igualdad de sexos. Y estoy de acuerdo con macladu en que, a veces, las mujeres son hasta más machistas que los hombres.
Un saludo.
martes 20 de noviembre de 2007, 16:31 COT
Hola Lully: Bueno, no es que me sorprenda la discriminación per se, pues en cualquier parte del mundo lo pueden discriminar a uno por feo, por género, por pobre, por religión, por viejo o por joven, en fín. Pero si me sorprendió la larga lista de Luis. El primera versión de este artículo, según me contó Luis por mail, es de hace tres años, y contenía como 10 ejemplos. Yo lo edité un poco y lo recorté con su autorización y visto bueno, claro está.
Un abrazo para tí.
Hola Macladu: lo que dices es tema de conversación frecuente con muchas amigas mías, si bien, la envidia es una enfermedad que se ve igual en todo lado, y en todo género. Lo que si cambia son los métodos, muy sutiles a veces, que hay entre mujeres para hacerse zancadilla, según me han informado. Chévere que tú nos escribieras un día un artículo al respecto como columnista invitada también, y profundizaras en esos aspectos “técnicos”, desde el indispensable punto de vista femenino.
Un abrazo.
Hola Mónica: Hombres y mujeres luchadores, y con convicciones, es lo que necesita el mundo.
Un saludo.
Hola Julián: De acuerdo. Cuando invité a Luis a escribir la columna de esta semana, me envió dos artículos antiguos de su blog (Diario de la crisis), pero escogí éste porque definitivamente me pareció de referencia como dices, con unos ejemplos muy dicientes, y desgraciadamente, muy actuales. Nuestro apreciado Editor General de equinoXio tuvo la misma impresión, pues el consideró que iba para “destacado”, sin que yo intermediara en el asunto. Un saludo, y gracias por arreglar los encabezados y letras.
martes 20 de noviembre de 2007, 18:56 COT
Espectacular! Gracias
martes 20 de noviembre de 2007, 20:31 COT
Macladu y Mónica:
No crean, hay muchas mujeres envidiosas pero creo que son ellos, los que más se sienten ofendidos cuando ven una mujer en mejor posición y con mejor sueldo que ellos. No consienten que dentro del mismo entorno laboral, seamos nosotras quienes ganemos más dinero. Eso les molestea en grado sumo.
Abrazos!
martes 20 de noviembre de 2007, 22:17 COT
Lully, me hiciste recordar una anecdota personal sobre eso que dices… fui reconocida para un cargo y quedaria por encima de mi jefe, el pataleo, pues decia quedaria en ridiculo, finalmente tuve el cargo pero sin nombramiento… pero aun asi no puedo generalizar…
Eso si insisto que con las mujeres la cosa es seria…
igual un abrazo para ti
mircoles 21 de noviembre de 2007, 02:29 COT
No puedo decir nada de los demás casos, pero sí conozco el de Rosalind Franklin un poco más allá de la información que se da aquí. Decir que Watson y Crick le robaron las fotografías hace parecer que la atracasen a navaja por la calle, o como mínimo que las sacasen de su carpeta por la noche, y desde luego no es así. Ella había hecho un seminario exponiendo sus principales resultados, pero aún no los había publicado. Podéis ver en el artículo original de Watson y Crick:
http://www.nature.com/nature/dna50/watsoncrick.pdf
que Rosalind aparece claramente mencionada (por su trabajo no publicado) al final de la primera página. En cuanto a las fotografías en sí, se obtuvieron por canales perfectamente legítimos (Franklin se fue del King”s College, uno de sus estudiantes de doctorado se la pasó a Wilkins y éste a los otros dos).
Lo anterior no obsta para que, en efecto y lamentablemente, haya habido discriminación, incluso en este caso, pero tampoco hay que criminalizar a Watson y Crick. De hecho, que no apareciese como coautora es más culpa de Wilkins.
Un saludo.
mircoles 21 de noviembre de 2007, 04:41 COT
Que buen artículo. Muchas felicitacones a Luis L y a los muchachos de equinoXio. La están rompiendo como dicen.
mircoles 21 de noviembre de 2007, 14:41 COT
Debe haber muchas razones para que haya muchas menos mujeres que hombres trabajando en la comunidad científica. Por lo pronto, voy a hablar de una sóla, que por lo que conozco de el medio académico, es probablemente la principal.
El medio académico refleja bastante el carácter ambicioso, competitivo y egoísta de nuestra sociedad. Y hasta cierto punto, este artículo también; no es casualidad que se considere una tragedia que otra persona reciba fama y fortuna por un descubrimiento que uno ha hecho. Muchos nos dedicamos a la ciencia por el placer de descubrir, por la curiosidad, y por darles a los demás el placer y la ventaja de entender. En alguna parte leía una interpretación que hizo un físico famoso del cuento de ulises y la esfinge: el científico vence a la esfinge, para después mostrarle a la gente de la ciudad donde vive el cuerpo del monstruo derrotado. No lo hace para que lo colmen de bendiciones, sino para que dejen de temer.
Algunos científicos valoran el reconocimiento del mérito más que el placer del descubrimiento, y por eso son capaces de tomar conscientemente el trabajo de otro como propio. Otros, como Einstein, no le dan importancia, y por lo tanto no se preocupan por dar todos los créditos.
¿por qué esto deviene en desventajas para la mujer? Porque la competencia por el reconocimiento genera una agresividad generalizada en la que los hombres hemos sido entrenados mejor que las mujeres. Incluso se sabe que la testosterona nos predispone a ser agresivos e imponernos a otros.
Es muy diciente que sea tremendamente común entre las mujeres científicas sufrir el llamado Síndrome del impostor. En toda conferencia, congreso, o lo que sea, muchas personas tienden a subvalorar su trabajo y a sobredimensionar la posición crítica de su audiencia. Hombres y mujeres. Sin embargo, como las mujeres crecen con mayores presiones sociales sobre su comportamiento, son más sensibles que los hombres a la crítica, y sus colegas, consciente o inconscientemente, utilizan esta debilidad para sobresalir más que ellas.
Esto, claro, no explica por sí sólo que haya tan pocas mujeres científicas, pero creo que es uno de los factores más importantes. Otros son probablemente el hecho de que el compromiso enorme e impredecible que implica estar embarcado en una tarea de investigación suele deteriorar la vida afectiva, y en la mayoría de los casos los hombres soportamos eso mejor. Se me ocurre también, desde luego, el prejuicio sobre una supuesta superioridad de las capacidades de los hombres, o incluso la presión del acoso sexual. Pero todo eso es harina de otro costal.
mircoles 21 de noviembre de 2007, 17:49 COT
Lanark
Que acertado tu comentario.
Siempre pienso que nosotras no conocemos o nos da miedo reclamar nuestros derechos, posiblemente por eso, por la forma de la crianza se van formando unas barreras mentales que dificilmente cambian…pero se puede hacer…
jueves 22 de noviembre de 2007, 14:43 COT
Elogio a las mujeres…fuera del montón.
La mujer no dejara de ser objeto mientras pase todo el día haciendose y sintiendose objeto.
massmedioz.
domingo 25 de noviembre de 2007, 09:58 COT
amor para la ciencia, amor para diluir con perdon la mafia cientifica, poesia conmovedora para que la expancion imperialista del punto de vista cientifico no sea utilizada como medio de aplastamiento de otras formas de ver. un video de una obra improvisada. Espontaneidad magistral frente a ti. sin mas:
http://www.youtube.com/watch?v=Kr_j9oXZpWk&feature=related
Pablo caravia
domingo 25 de noviembre de 2007, 10:02 COT
habria que ver si todos los casos se enmarcan en lo que se da por llamar “machismo”, quizas si las perjudicadas hubieran sido hombres hubiera sucedido lo mismo, y quizas si las personas que perjudicaron hubieran sido mujeres tambien, no lo planteo como suposiciones pues creo que deben haber ejemplos para lo que planteo… si?
domingo 25 de noviembre de 2007, 12:31 COT
[…] El machismo en la ciencia […]
martes 27 de noviembre de 2007, 19:24 COT
Thilo se me paso darte las gracias por tu invitacion a escribir sobre este tema como invitada, te digo que nunca he escrito nada mas alla de lo que opino en los blogs. Gracias de nuevo.
un abrazo
mircoles 15 de octubre de 2008, 14:31 COT
Felicidades por la revista equinoXio para quienes fueron los verdaderos autores y colaboradores de esta página.
Esto son temas de grandes controversias de la forma en que lo toma cada persona.
Todos los seres humanos tenemos mucha inteligencia que cuando lo damos a desarrollar los demás sienten una impotencia de su parte por que ellos no lo tienen, pero deben tomar en cuenta que todos tenemos fortalezas y debilidades en algunos de los campos de investigación.
Yo como mujer y si fuera hombre; valoro a esas mujeres que han luchado siempre inalcanzable por lograr sus sueños, que hacen investigaciones científicas; siendo la ciencia uno de los campos de mayor dedicación y entrega. Estas grandes mujeres merecen mi respeto y ellas deben deben sentirse muy orgullosas por lograr sus objetivos pero siempre con el disfrute de la vida y eso caracteriza a una persona que vale la pena vivir.
La verdad si me da mucha lastima y pena por las personas que roban trabajos, hacen malas jugadas o son egoistas por que se estan engañandose a si mismos y tal vez nunca podran ser originales. Felicidades a las mujeres y hombres que han luchado por sus ideales de manera correcta y que no son unos cientificos inductivista ingenuos como los demás.
martes 17 de marzo de 2009, 17:48 COT
yo pienso que las mujeres biblicamente valemos lo mismo que ,los hombres, pero en nuestro mundo somos mejores. simplente porque somos un poco mas maduras.
sbado 7 de septiembre de 2013, 21:40 COT
Que estúpido es esto, machismo en la ciencia, que ridículo, como si la ciencia “discriminara”