Nociones para conservar (3a. parte)
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
martes 6 de febrero de 2007 0:01 COT
Después del complejo documento de la entrega pasada, es claro cómo la conservación de la biodiversidad en términos ecológicos implica algo más que una devoción por la naturaleza (no humana) y algo de activismo. En esta 3ª y última entrega enfocaré la discusión sobre las implicaciones humanas de diversa índole en la conservación. A lo largo de las entregas de esta serie, he venido haciendo un énfasis implícito, sobre los criterios en torno a la conservación en donde algunos podrían ser impositivos o dominantes, dependiendo del interés o actor social de donde provengan.
Hagamos un ejercicio de memoria
Las nociones de conservación actuales, tienen origen principalmente en tres vertientes distintas originadas especialmente en los albores del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX. El precursor del movimiento conservacionista fue G. P. Marsh[1], quien ya en 1864 cuestionó el modelo capitalista de desarrollo, en una época en donde la visión darwinista de la vida se ponía de frente a dicho modelo de desarrollo.
La primera de dichas corrientes en torno a la conservación, correspondió a una visión conservacionista-utilitarista, liderada por Gifford Pinchot a finales del Siglo XIX. Una de las máximas que Pinchot propuso fue la siguiente:
“…el arte del bosque de producir cualquier cosa, es el de rendir un servicio para el hombre”
En otras palabras Pinchot nos invita a conservar, para poder posteriormente sacar un mejor provecho en cuanto a uso. De otro lado la visión preservacionista (la segunda corriente) difundida por John Muir, remarcaba un sentimiento y ante todo una filosofía por el respeto a la vida, con un sentido menos utilitarista. Dicho pensamiento fue base para la creación de las reservas o parques nacionales, cuyos primeros ejemplos fueron los Parques Nacionales de Yosemite y Yellowstone (¿recuerdan al oso Yogi?).
Finalmente Aldo Leopold logró establecer la Ética de la Tierra (tercera corriente), en donde fusiona las dos visiones anteriores. Prácticamente, su pensamiento estableció el desarrollo y modelo de manejo ambiental dentro de la conservación de la vida silvestre en la actualidad. Pese a esto existen otras visiones como la Ecología Profunda y la Eco-evolución, cuyo impacto no ha sido tan contundente como el de Leopold. Sin embargo vale la pena ver cómo ha sido en la práctica esa ética de conservación.
Dilemas filosóficos y éticos
Vamos a la raíz. La relación conceptual del hombre con la naturaleza sufrió una profunda inversión desde el pensamiento platónico, que en buena parte es la base del pensamiento de occidente. Bajo este modelo de pensamiento, la relación ecosistema-cultura (humana, por que los animales también tienen cultura) ha sido basada en considerar al ser humano como ajeno a la naturaleza y a los ecosistemas. De allí provienen en gran medida los “malestares de la cultura”, como bien lo enuncia Augusto Ángel Maya, pensador colombiano experto en estos temas. La naturaleza pasa a ocupar un lugar dependiente y el hombre sufre una ruptura de su unidad entre alma y cuerpo y entre sensibilidad e inteligencia, es decir todo lo contrario a una naturaleza como realidad autónoma y el hombre como parte de ella[2]. Este es el principio básico de la dimensión ambiental, es decir la unión entre lo social (humano) más lo ecológico (ecosistémico).
He aquí, en donde se debate la relación entre conservar sin gente y conservar con gente.
¿Es posible una conservación con gente?
No es raro ver que a lo largo y ancho del mundo se haya estigmatizado a ciertas comunidades (rurales) de enemigas de la conservación, por el hecho de apropiarse de su territorio de determinada forma y por hacerle campo al establecimiento de áreas protegidas y reservas naturales sin gente. Las organizaciones conservacionistas, han hecho lo posible por el nada despreciable propósito de conservar la vida silvestre. Pero en ello han afectado los intereses de comunidades locales incluso de tipo ancestral. Esto ha creado un fenómeno denominado por algunos sectores ambientalistas como “refugiados del conservacionismo”.
Es cierto que algunas prácticas de pueblos cercanos a ecosistemas como bosques, selvas, ríos, humedales, etc., han influido en la pérdida de la vida silvestre y la extinción de miles de especies alrededor del mundo. De hecho muchos pueblos han tenido como medio de subsistencia recursos como proteína animal (conocida en Colombia como la carne de monte), medicinas, entre otras, pero diversos estudios han demostrado que el impacto humano ha sido contundente: disminución de poblaciones de fauna y flora. Sin embargo, no siempre las personas realizan esas prácticas insostenibles por que sí (aunque existen muy contadas excepciones), sino por que existe un conjunto de condiciones que hacen que la gente se vea abocada a recurrir a la despensa natura, incluso tomando estrategias ilegales[3]. Se generaliza, estigmatiza e incluso criminaliza, antes de comprender dinámicas complejas.
Esta problemática, con tintes de conflicto, tiene un trasfondo más de tipo social que radica en una capacidad política de propiciar alternativas (lideradas en especial por el estado) de sostenimiento de vida (productivas) de las personas o por lo menos que se respeten modelos de vida alternativos y sostenibles, sin que se involucren dinámicas de mercado ajenas.
Lo que significa que la participación equitativa en la conservación (y por que no el disfrute) de la biodiversidad, depende de la expansión de espacios para la acción autónoma de la sociedad civil, así como también de un proceso de promoción de lo local y cambios de rumbo que regeneren una diversidad de sistemas alimentarios locales, economías y ecologías[4]. Esto significa que los enfoques participativos, deban entender una dinámica social compleja que garantice un proceso equitativo y de alteridad en especial con las comunidades más vulnerables de la sociedad (frente a grandes poderes políticos y económico-financieros). Aunque para algunos sectores conservacionistas a ultranza, esto sigue siendo una piedra en el zapato. No solamente por una “defensa a la vida silvestre”, sino porque algunos procesos participativos que se han querido implementar a nivel de conservación hay que mirarlos con lupa debido al enfoque que han tenido[5]. Es decir pasar de lo participativo (sentar a una cantidad de personas a imponerles una visión) a lo participante (procesos a partir de la acción comunitaria complementados con el trabajo académico), aunque del dicho al hecho…
¿Para qué conservar y para quién?
A veces el mayor impacto de los países industrializados sobre los ecosistemas tropicales, no es propiamente a favor de la protección ambiental, sino de la extracción de recursos naturales aunando en una mayor degradación ambiental[6] (aquí se incluye la degradación social, que incluye procesos como por ejemplo de marginalización y exclusión). Cabe preguntarse ahora, ¿Para quién se conserva, si en ocasiones la gente no puede participar plenamente de estos procesos? ¿Será a caso a empresas multinacionales, monopolios financieros o capitales privados? La tendencia podría indicarnos que sí.
Posiblemente esos poderosos intereses han aprovechado la ‘noble’ visión conservacionista-preservacionista (sin hombre) que tienen algunos sectores del conservacionismo (investigadores en especial), a través de la cooperación internacional y donación de recursos para investigación y gestión. Lo que hace pensar que actualmente ya no son sólo las empresas las que tienen mala fama entre las comunidades locales, ancestrales y/o rurales, sino también, y cada vez más, algunas organizaciones no gubernamentales internacionales, conocidas como las BINGO (Big International Non Governmental Organizations). De este grupo hacen filas por ejemplo Conservation Internacional –CI-, World Wildlife Fundation –WWF-, y The Nature Conservancy –TNC-, cuyos mayores financiadores resultan ser empresas multinacionales, petroleras, del sector alimentario, farmacéuticas, entre otras, o sino vean el Board of directors de CI. Ah, y otra perla. Estos fueron los ingresos de ‘caridad’ para TNC, es decir toda la platica que reciben y especialmente de donde viene esa platica. ¿Coincidencias?
En el fondo esa “cooperación” podría estar soportando el desalojo y despojo de tierras de comunidades, en especial en zonas con recursos mineros y biológicos, para una futura explotación sin ningún tipo de tropiezo.
A manera de complemento a todo este corolario, recomiendo observar el conflicto en torno a los canjes de deuda externa por naturaleza, para entender todo ese carreto que mencioné arriba. Saquen sus propias conclusiones.
Voluntad: Vuelve y juega
Sin embargo, muchos conservacionistas que incluso trabajan en las denominadas BINGO, han comenzado a darse cuenta de que la mayoría de las áreas que procuraban proteger son ricas en biodiversidad precisamente porque quienes vivían allí llegaron a comprender el valor y los mecanismos de la diversidad biológica[7]. Para nuestro continente por ejemplo, se ha propuesto que es pertinente establecer unos fundamentos de una conservación biológica que incluyan las múltiples y complejas interrelaciones entre los problemas socio-ambientales del continente[8].
Existen casos en donde las oficinas regionales de las BINGO, han dejado de lado protocolos de conservación estrictamente establecidos desde las oficinas centrales (por lo general ubicadas en Norteamérica y Europa), deshaciendo jerarquías académicas y tecnócratas. Así se han generado procesos de conservación justa, en donde los saberes académicos y los tradicionales establecen un diálogo coherente, que incluso refuta y re-plantea lógicas políticas y administrativas de gestión del territorio, ya sea a nivel local e incluso nacional. Aunque en algunas ocasiones estos procesos pueden significar un posible recorte de recursos.
Lo que quiere decir que no todo el trabajo de las BINGO, es malo. De hecho han contribuido mucho a la sensibilización de gran parte de la opinión pública de los lugares en donde trabajan, en torno a la conservación de la vida silvestre y los recursos naturales.
Reflexionando un poco, me consta por mi corta experiencia que existen casos de resistencia de comunidades locales a mejorar condiciones de sostenibilidad ambiental, pero esto no permite generalizar. Tampoco lo permite el hacerlo con las personas que han trabajado en conservación con las BINGO (o en asocio a ellas vía fundaciones o institutos de investigación) como ya hemos visto. Lo digo porque me consta de personas cercanas a mí y a mí profesión como colegas, profesores, investigadores e incluso amigos, que son concientes de los retos sociales que hay que enfrentar en procesos de conservación, y que poseen una gran sensibilidad ambiental. De hecho yo trabajé de forma indirecta para la fundación que representa a la Wildlife Conservation Society –WCS– en Colombia en mi trabajo de grado para mi título de ecólogo.
Lo que si reitero es que no estoy de acuerdo en que algunos procesos de conservación primen (así sea de dientes para adentro) la subordinación de los poderes locales de participación, con la excusa de que se manejen intereses de diversas índoles, que no vayan en corriente de lo establecido a nivel jurídico y legal. Cosa que puede suceder, pero no en todos los casos. Mención especial es la que se debe hacer en el caso de las comunidades indígenas.
Ya muchos lo han dicho, si se tienen “islas” enteras de conservación sin gente, la pobreza y la marginalidad aumentaran y los procesos de conservación encaminados dentro de esas áreas protegidas fracasarán. Además como vimos en la entrega anterior, tener reservas aisladas y rodeadas de problemáticas humanas, es un proceso inútil en conservación. Hace poco se reveló que las áreas protegidas del mundo ocupan ahora más superficie que los cultivos permanentes, lo cual las convierte en la forma más significativa de uso de la tierra en áreas rurales deprimidas, según Klaus Toepfer director ejecutivo del PNUMA. Aunque esto más bien es sobre el papel. Dicha cantidad de territorios muchas veces son objetivo para macroproyectos a largo plazo de extracción de recursos naturales o programas turísticos por ejemplo.
Si la gente se ve abocada a no tener ninguna alternativa para su supervivencia de forma sostenible, no solo los problemas ecológicos, sino los ambientales aumentaran, gracias a la presión ejercida por dichas comunidades a través de prácticas insostenibles. Estas no necesariamente se encuentran cerca de esas áreas protegidas, sino que pueden extenderse a otros sitios. Tal y como lo dijo en algún momento Nelson Mandela, “el hambre es el mayor reto del conservacionismo”. Ahí se las dejo.
Pero ojo que no he tenido en cuenta una situación crítica como por ejemplo un conflicto armado y por territorio, como el que vive Colombia, en donde no solo las vidas humanas sino las no humanas han acarreado el peor precio. En especial esa guerra de mentiras pero que ha costado tanto llamada ‘anti-drogas’. Esto ha afectado y complejizado aún más la conservación pero ante todo el conocimiento del verdadero estado de la biodiversidad en Colombia.
De otro lado no hay unas reglas claras en torno al disfrute equitativo y justo de la biodiversidad como patrimonio, teniendo en cuenta los TLC, tal y como dice ambiguamente el Convenio de Diversidad Biológica. Pues dichos procesos de conservación y de uso sostenible de la biodiversidad, no son sino protocolos para la explotación de ese patrimonio por parte de los emporios económicos, apoyados de cierta manera por algunas BINGO. Por lo menos la Unión Mundial por la Naturaleza UICN, que siempre ha sido un poco más comprometida con la parte social, lanzó el año pasado para la región (Suramérica) un observatorio ambiental hacia el asqueroso IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), proyecto que legitima aún más la presencia de grandes intereses sobre el continente, en especial sobre ecosistemas ricos en biodiversidad.
A manera de cierre
Para cerrar con la serie, quiero enfatizar que algunas de las falencias en conservación, corresponden más a atender inicialmente unas carencias ambientales y más que todo sociales. Más aún que exista una voluntad política y ética de cambio, no solo de personas del común sino de los grandes tomadores de decisiones. Algo de esto ya lo empezamos a ver con todo este apremiante rollo del cambio climático, una cosa cantada hace décadas. Pero eso no depende de la reunionitis aguda y retazos de buenas intenciones. La conservación de la vida en especial de la humana, está en juego.
La conservación de la naturaleza dejó de ser hace rato un cuento de hadas con un romanticismo marcado, digno de naturalistas de canal de televisión por cable. Más en un país como Colombia, en donde el exceso de biodiversidad pareciese más un sofisma de distracción, pues los que la han disfrutado plenamente de ella no somos propiamente los colombianos.
[1] Recomiendo ver este enlace, en donde se hace una breve reseña de historia ambiental del movimiento conservacionista en Estados Unidos.
[2] Quimbayo Ruiz, G. Sin publicar.
[3] Cacería y tráfico ilegal de fauna silvestre, tala ilegal de bosques, o todas las prácticas que impliquen lo que se conoce como la biopiratería.
[4] Pimbert, M. 2003. Revista Biodiversidad (36): 6
[5] Palacio, D., A. Parias, L. Garavito, T. Lulle, M. Duque, S. Gómez & R. Hurtado. 2004. El enfoque de redes socioambientales. En: Arango, N. (ed.). Bases para el diseño de Sistemas Regionales de Áreas Protegidas. Instituto Alexander von Humboldt. Bogotá D.C.: 89 y 90 .
[6]Primack, R., R. Rozzi, P. Feinsinger, R. Dirzo & F. Massardo. 2001. Fundamentos de conservación biológica: Perspectivas Latinoamericanas. Fondo de Cultura Económica. México. 53 y 54.
[7] Dowie, M. 2006. Revista Biodiversidad (49): 1-6
martes 6 de febrero de 2007, 09:18 COT
Gracias Germán. Veo que tenemos muchas tareas por hacer los seres humanos. Para mí la primera es aprender, por eso he disfrutado tanto tu artículo que voy a tener que volver a leer para comprenderlo en todo su sentido.
Gracias por esta tercera lección.
martes 6 de febrero de 2007, 09:49 COT
Hola Àlvaro.
Gracias por tus palabras, y espero ante todo contribuir en algo a este compromiso.
Un abrazo.
(Off topic): Los pies de las citas tienen conflicto con el explorer,pero no con el Firefox.
martes 6 de febrero de 2007, 10:44 COT
[…] Mucho les recomiendo a todos y cada uno de mis lectores del art
martes 6 de febrero de 2007, 17:37 COT
Germán:
Como de costumbre, una entrada enjundiosa que enseña nuestra ignorancia. Pero como todo no debe irse en buenos deseos, estoy de acuerdo con Alvaro en que hay que repasarla, grabarla en nuestra memoria, y de paso, difundirla, porque de seguir como vamos nuestra supervivencia como especie está seriamente comprometida.
mircoles 7 de febrero de 2007, 07:01 COT
Hola Marco:
Al igual que para Álvaro, gracias por tus palabras. Es un aporte que no significa la verdad sentada, pero mi intención si es dar a conocer algunas dinámicas más de carácter político y social frente a temas como la conservación.
Un abrazo!
martes 10 de abril de 2007, 00:11 COT
[…] como el nuestro nos están metiendo un golazo. Otra cosa es que nadie lo vea porque con cuentos bonitos y sofismas de distracción a manera de cortinas de humo, la real situación se trata y ante todo se negocia a espaldas […]