El cómic: un paseo por el Noveno Arte
Columnas > Las torres de TanelornPor Beto Agudelo
domingo 20 de mayo de 2007 13:39 COT
Miembro de equinoXio y autor del blog Señor oscuro
Un largo camino ha sido recorrido desde cuando los Katzenjammer Kids (publicado en Colombia bajo el título Maldades de Dos Pilluelos) empezaron a publicarse en American Humorist. Hoy Hans y Fritz coexisten al lado de seres mucho más oscuros, como Batman y Spawn, u otros cuya existencia jamás fue pensada para el público infantil, como Marv, el matón de Sin City, o el mutante postapocalíptico Dimento.
Colombia y nuestra ciudad no han sido ajenos al fenómeno conocido como Noveno Arte, pero a pesar de la cantidad de personas involucradas y de los ingentes esfuerzos, a nivel nacional y local el cómic sigue siendo malinterpretado, acusado, tomado por otras cosas y hasta despreciado, en su mayor parte debido a la falta de información.
El cómic y su familia
La palabreja evoca de inmediato imágenes de Cartoon Network (tm) o incluso de juguetes o caricaturas editoriales. Se usa de modo intercambiable junto con caricatura, animación, manga, anime, ilustración, Cartoon. Hay quienes esperan del cómic, necesariamente, sentido del humor.
Se hace perentoria una definición. Cómic – palabra ya aceptada por la Real Academia Española de la Lengua y que debe escribirse con tilde en la O- , viene de Comic Strip, nombre dado a la sucesión o tira (strip) de imágenes publicadas en los diarios que sirvieron como matriz a su creación, y se define como una narración establecida por una secuencia de imágenes estáticas en un medio impreso. En la mayoría de las ocasiones la narración está complementada por textos de apoyo o por los diálogos de los personajes, si bien la existencia de texto escrito no es requisito indispensable. El contenido del cómic puede ser humorístico – como lo era en principio: de ahí el nombre -, crítico, filosófico o hasta insulso. Puede contar historias cotidianas, aterradoras, de ciencia ficción o eróticas. Puede ser protagonizado por un hombre de negocios, por un gato con botas, por un superhéroe o por un cigarrillo dietético sin que pierda su identidad.
La caricatura se define como una representación gráfica de una persona, un sitio o un acontecimiento, en la cual se exageran de manera crítica y humorística ciertas características de lo representado. Su manifestación más conocida en nuestro medio es la caricatura editorial. El origen de la caricatura – en inglés, cartoon – está en la Inglaterra del siglo XVIII, cuando el periódico Punch empezó a burlarse de la práctica cada vez más corriente de vender los bocetos realizados por los pintores como si fueran obras en sí mismas. La industria cinematográfica se apropió también de la palabra Cartoon a principios del siglo XX para identificar cortos animados humorísticos.
Tsukasa Hōjō, City Hunter: un título muy representativo del manga
El manga es el equivalente japonés del cómic, y tiene su propia, extensa e interesante historia. La palabra significa “profusión de imágenes” y se refiere a secuencias de imágenes encadenadas para contar una historia.
Anime es la palabra japonesa –derivada de lenguas occidentales– para definir animación, es decir, la técnica de simular la imagen en movimiento a partir de imágenes estáticas que pasan frente a los ojos a una velocidad determinada. La palabra se usa para identificar, concretamente, las producciones japonesas de animación.
El cómic en el mundo
Batman, Superman, El Hombre Araña. Son las primeras evocaciones del cómic – al menos una vez se ha aclarado su identidad verdadera y hemos eliminado de ella al Rey León, Duckman y Los Simpson. – Pero el espectro del Noveno Arte llega mucho más lejos: si esos son los nombres más conocidos es simplemente porque en nuestro medio de limitados alcances comerciales son unos de los pocos títulos que han alcanzado a llegar. Incluso durante las décadas de los años 40 y 50, la gran mayoría de los títulos provenían de los Estados Unidos, lo que ocultó historias y personajes bastante interesantes para varias generaciones.
Europa ha ofrecido una producción abundante y excelente desde el principio de la historia del cómic, y la calidad de creadores y creaciones suele estar bastante por encima de los estándares norteamericanos.
Le Monde d’Edena, de Moebius
Un ejemplo a tener en cuenta es el autor y dibujante Jean Giraud, más conocido como Moebius, y cuya producción ha abarcado historias y temas que van desde el Viejo Oeste con Blueberry hasta la ciencia ficción dura, con Le Monde D´Edena.
Un virtuoso de la Línea Clara, Moebius no pierde el tiempo en sus historias. Tanto los argumentos como los dibujos son siempre concisos. Las historias se desarrollan con una dinámica veloz y firme, sin viñetas inútiles y, en ocasiones, sin textos. Les Réparateurs, uno de los episodios de Le Monde D´Edena, es una historia de contenido profundamente reflexivo sobre el hombre, la naturaleza y la tecnología, y recupera el arte del cómic como narración gráfica pura, como expresión de líneas y colores aplicados a mano.
Moebius fue cofundador de una de las revistas más influyentes sobre el destino del cómic a nivel mundial: Metal Hurlant. A pesar de su corta duración y de su tiraje limitado, Hurlant ha definido el universo del cómic subterráneo más allá de los postulados de sus creadores originales: lo ha llevado más lejos que el Gato Fritz y Mr. Natural, personajes que definen el concepto de cómic subterráneo.
El lado oscuro del cómic
Batman
Uno de los errores más comunes en los que cae el público en general cuando habla del cómic es tomarlo como un producto exclusivamente para niños. Nada más alejado de la realidad. Aún en sus inicios, los postulados y argumentos críticos de las primeras tiras cómicas estaban dirigidos al público lector de los diarios; es decir, al público adulto. El recurso de una separata dominical para tiras cómicas es relativamente reciente.
Ni siquiera personajes tan conocidos como Batman tienen como público primordial los niños: es difícil que un chico disfrute a plenitud de los densos dilemas y los violentos conflictos internos del Caballero Nocturno y de su ciudad – epítome oscuro de la urbe contemporánea.
Pero aún así Batman sigue siendo un producto comercial. Otros títulos no lo son: historias y personajes y expresiones destinadas a un público selecto, ávido de autores que se atrevan a ir un paso más allá y que no le teman a las etiquetas, pues su trabajo no puede ser etiquetado.
El cómic subterráneo permite la expresión total de los autores y la exploración profunda de temas como la psique, el erotismo, la ciencia ficción, en sus instancias más críticas hacia la sociedad y la ciencia. Algunos autores se expresan desde la total seriedad a través de dramas sobrecogedores y desnudos. Otros abordan los temas con cinismo y hasta desfachatez, obligando al lector a explorar los temas subyacentes bajo el oscuro sentido del humor de argumentos tan hilarantes como extraños.
Un nombre que por sí mismo ya está asociado al cómic underground es el de Juan Giménez. Un ilustrador hábil y atrevido, cuyo trabajo no es para todo el mundo. Una de las historias en las que puede apreciarse su calidad es La Casta de los Metabarones, realizada con Alejandro Jodorowsky. Una saga futurista en la que la alta tecnología sirve como marco para una reconstrucción del sistema feudal como crítica a la sociedad de consumo. Es de destacar el cuidadoso manejo atmosférico y el magistral manejo del color y las texturas, si bien se trata sólo de ingredientes de una obra que funciona como todo y no como suma de partes.
Otra firma buscada en el cómic underground es la de Richard Corben. Cínico desde el dibujo y un maestro del color, se preocupa poco por la formalidad en el dibujo – especialmente en la construcción anatómica – y se centra en la expresividad y dinamismo de las imágenes. Sus historias, extrañas y violentas, deben ser leídas con atención y suelen requerir la relectura.
Mutant World, escrita por Corben con colaboración de Jan Strnad, trata uno de los temas favoritos de Corben: el mundo tras el holocausto – ya revisado en uno de sus primeros libros, Bloodstar.
Lo primero que impacta al lector de Mutant World es el tratamiento de cada una de las viñetas: Corben, como Giménez o como el más comercial pero magistral Alex Ross, no tiene afán, no quiere terminar pronto, lo que le permite dedicarse a cada cuadro como una obra completa e independiente.
Otros autores y dibujantes intrínsecamente relacionados con el cómic subterráneo que pueden mencionarse son Simon Bisley, con su anatomía exagerada y sus personajes llenos de sarcasmo, o De Felipe, más sarcástico aún, especializado en historias de terror portagonizadas por personajes caricaturescos.
El cómic y el pecado
Es imposible cerrar esta sección sin un homenaje a Frank Miller, un artista que ha logrado mezclar su gusto por lo oscuro con una habilidad innata para encontrar nuevas aproximaciones a historias conocidas. A él se le debe la resurrección, en 1989, de Batman: su libro El Retorno del Caballero Oscuro muestra a un Bruce Wayne cincuentón y solitario que sólo a través de su violento alter ego y su lucha por una Gotham arruinada es capaz de encontrarse a sí mismo. Miller también es autor de Batman: Año Uno, de 1990, que usa los mismos recursos narrativos y gráficos de El Retorno del Caballero Oscuro para contar la historia no contada de Batman, su primer año usando el manto del murciélago y el proceso de su relación con el policía James Gordon. Batman: Año Uno sirvió como base para el guión de la película Batman Begins.
La ciudad del pecado, de Miller
Pero lo más llamativo de Miller está bajo la superficie. Lejos de Ciudad Gótica está Sin City, mucho más oscura, donde el crimen y la venganza no usan máscaras ni excusas. Los personajes de Sin City están reflejados en la técnica usada para ilustrarlos: blanco y negro, alto contraste, líneas y luces duras para un historia de gente dura. Se trata de seres tan simples como se pueda desear. Blanco y Negro. Sin grises. Sin puntos medios. O son por completo bondadosos en su dureza como el policía Hartigan o están sumergidos hasta la sombra en la maldad como la bella y manipuladora Ava.
domingo 20 de mayo de 2007, 16:37 COT
Hola Mornatur: Yo destacaría las aventuras de Tin Tín y por supuesto mi preferido absoluto: Asterix y Obelix. SALUDOS. THILO.
domingo 20 de mayo de 2007, 22:09 COT
Apenas me entero de que existieran comics eróticos… ¿Qué más sabes amigo Mornatur?, bueno, sobre el tema, jejeje!!
Loable y completa tu entrada. Recuerdo a uno de mis hermanos mayores que se disfrazaba de Sandocan, poniendose una toalla en la cabeza y un trapo amarrado en la nuca… lo usó tanto que tuvo ese sobrenombre, entre sus amiguitos, por largo rato.
Es grato recordarlos y concuerdo con tigo respecto a que los cómics son muy vistos por adultos y no se encasilla sólo para el mundo infantil, menos ahora que hay tanta variedad y medios.
Un abracito gentil caballero y da gusto tenerte radicado por la casa equinoXial, hoy domingo lluvioso, cuando la noche declina…. dije noche!! Wow, me voy porqeu depronto empiezas a contar historias de terror como lo hiciste en tu blogrecientemente.
Un
domingo 20 de mayo de 2007, 22:28 COT
En Barranquilla los llamábamos “paquitos” No he podido saber porque? Creo que en España los llamaron Tebeos. Interesante post.
Recuerdo que en las puertas del Teatro Astral – centro de Barranquilla – llegaban los “paquitos de Editorial Novaro (EN) de México en el mismo tamaño de los norteamericanos. Luego por problemas de edición y papel y para bajar costo redujeron el tamaño casi a la mitad del tamaño anterior.
Un capitulo aparte merecerían – en este movimiento Latinoamericano del comic donde México fue su abanderado – las novelas de El Santo y todas las de tirito que aunque eran de pura letra, como las llamábamos, servían para ubicarnos en ese lejano oeste lleno de accion.
lunes 21 de mayo de 2007, 09:47 COT
Me regresaste a la infancia a mi primer encuentro con el hombre araña. Fue en ciudad de México. En una pausa de la excursión en la que participaba con mis padres, en los alrededores del hotel compré en un puesto de revistas, la del Hombre Araña. Era un coleccionista furibundo de Superman, Linterna Verde, Flecha verde, etc, y este superhéroe no lo conocía. Fue una verdadera sorpresa, aunque después terminé por olvidarlo. Sólo recién, con las películas, regresaron estos recuerdos. Con el correr de los años descubrí a Tin Tin y la infaltable Mafalda. Igual a Boogie el aceitoso. Muchos amigos en este maravilloso mundo.
martes 22 de mayo de 2007, 08:55 COT
Thilo: Jamás me olvido de esos grandes amigos; he recorrido el mundo y hasta la Luna de la mano de Tintín y con el adorable Milou como escolta, y algunas de mis primeras impresiones del mundo antíguo – y del fascinante conocimiento celta – lo obtuve precisamente corriendo aventuras al lado de esos ingeniosos galos.
Lully: Te voy a dar dos nombres que se bastan para el tema del cómic erótico: Milo Manara – me encanta “Clic!” – y Paolo Eleutieri Serpieri, autor de la extraña saga de Druuna; un artista que sobrepasa cualquier límite estético del cómic con su profundo conocimiento y capacidad representativa de la anatomía humana pero que puede sobrepasarse a veces la sensibilidad con sus contenidos.
Gilberto: Interesante saber por qué se les llamaba Paquitos en Barranquilla. En España se les llama tebeos por la primera publicación que se dedicó al cómic de manera exclusiva: T.B.O. Al Santo lo recuerdo como “El Enmascarado de Plata”, un luchador, y como fotonovela… que, de paso, nunca me gustó. En una próxima entrega hablaremos un poco, eso sí, de otras expresiones muy latinoamericanas.
Marsares: Me hiciste recordar, también. Mi primer cómic fue un de Superman. Mi padre me mostró la revista, exhibida en un puesto ubicado junto a la puerta de la Catedral, y me preguntó si me interesaba. Mi reacción fue más que diciente, y de ahí en adelante, cada semana mi padre llegaba a mediodía, al menos dos veces por semana, llevando dos o tres revistas – que él siempre leía antes que yo, cabe anotar. Y los domingos en la mañana eran para leer en cama las tiras dominicales.
Como dato curioso, ese primer tebeo de Superman en mi poder – que aún conservo – fue la base para el segundo capítulo del Superman interpretado por Christopher Reeve.
martes 5 de junio de 2007, 00:02 COT
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lunes 24 de septiembre de 2007, 17:18 COT
quisiera saber si me pueden ayudar es que estoy buscando una escuela en bogota en donde pueda estudiar el noveno arte… por favor si esta entre sus posibilidades responderme es que estoy muy interesada… muchas gracias
martes 25 de septiembre de 2007, 08:23 COT
Cristina:
Infortunadamente para tu pregunta, no soy de Bogotá, así que no tengo elementos para darte una respuesta satisfactoria.
Sin embargo, tengo entendido que en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional algo se maneja del tema: podrías empezar preguntando por ese lado. La Universidad Jorge Tadeo Lozano, desde su programa de Diseño, también maneja algunos elementos; otro buen sitio para iniciar una búsqueda.
Y tal vez otros colaboradores nos puedan echar una mano…
martes 25 de septiembre de 2007, 10:11 COT
Para Cristina, en Bogotá se encuentra la Escuela Nacional de Caricatura.