Tibet: historia de una represión (2a. parte)
Estancias > Primera planaPor Javier Akerman
sbado 22 de marzo de 2008 11:53 COT
Javier Akerman es español (Vigo – Galicia), psicólogo, especializado en terapias de conducta en la Universidad de Comillas y posteriormente en Psicoanálisis. También estudió Terapias Naturales con una especialidad en la Universidad de Cádiz y ha sido profesor en el Master de Medicina Natural de la Universidad de Santiago de Compostela. Profesa el budismo tibetano. A partir de la fecha se integra al equipo de equinoXio como columnista.
La historia de Tíbet desde la Invasión China
A pesar de los cincuenta años de ocupación china y las diversas políticas diseñadas para asimilar o "sinificar (“chinizar”)" a los tibetanos y para destruir su identidad nacional, cultural y religiosa, la determinación del pueblo tibetano para conservar su patrimonio y recobrar su libertad es tan fuerte como lo ha sido siempre. La situación ha conducido al enfrentamiento dentro del Tibet y a un gran esfuerzo de propaganda china a escala internacional.
1949 – 1951 La Invasión China
El nuevo gobierno comunista establecido en China envió tropas a invadir el Tíbet en 1949-1950. Se impuso un tratado al gobierno tibetano en mayo de ese año, aceptando la soberanía sobre el Tíbet pero reconociendo la autonomía del gobierno tibetano con respecto a los asuntos internos del Tíbet. A medida de que China iba consolidando su control comenzaron repetidamente a infringir el tratado y la resistencia abierta a su dominio creció, conduciendo a la Sublevación Nacional en 1959 y la huida a la India del jefe del estado y dirigente espiritual, el Dalai Lama.
La comunidad internacional reaccionó conmocionada ante los sucesos en Tíbet. La cuestión del Tibet fue discutida en numerosas ocasiones por la Asamblea General de la ONU. entre 1959 y 1965. Tres resoluciones fueron pasadas por la Asamblea General condenando las violaciones de China de los derechos humanos en Tíbet y llamando a China para que respetara esos derechos, incluyendo el derecho del Tíbet a la autodeterminación.
Después de 1959: la destrucción y el genocidio
La destrucción de la cultura del Tíbet y la opresión de su gente fue brutal durante los veinte años que siguieron al Levantamiento. Una quinta parte de la población del país, 1,2 millones de tibetanos, murió como resultado de las políticas de China; otros muchos languidecieron en los campos de labor y prisiones; y más de 6.000 monasterios, templos y otros edificios culturales e históricos se destruyeron y sus contenidos sometidos a pillaje.
En 1980 Hu Yao Bang, Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh), visitó el Tíbet – el primer funcionario importante en hacerlo desde la invasión. Alarmado por el alcance de la destrucción que vio allí, requirió una serie de reformas drásticas y una política de "recuperación". Su dimisión forzada en 1987 se dijo que derivó parcialmente por sus comentarios de lo que allí había visto.
En 1981, Alexander Solzhenytsin aún describía el régimen chino en Tíbet como "el más brutal e inhumano que cualquier otro régimen comunista en el mundo". La relajación de la política de China en el Tibet vino muy lentamente después de 1979 y se encuentra severamente limitada.
Intento de diálogo chino-tibetano
El Dalai Lama – Foto de Javier Akerman
Dos delegaciones fueron enviadas por el Dalai Lama a mantener conversaciones exploratorias de alto nivel con el gobierno chino y con líderes del partido en Beijing entre 1979 y 1984. Las conversaciones fracasaron porque los chinos no estaban, por entonces, dispuestos a discutir nada sustancial excepto el regreso del Dalai Lama desde el exilio. El Dalai Lama ha insistido siempre que la cuestión que necesita ser resuelta es el futuro de los seis millones de tibetanos que viven dentro del Tíbet. Es opinión del Dalai Lama su regreso dependerá enteramente de resolver la pregunta de la condición y derechos del Tibet y su gente.
Alarmante influencia china
En los años recientes la situación en Tíbet se ha deteriorado una vez más, llegando en 1987 a protestas abiertas contra la dominación china, en Lhasa y otras partes del país. Uno de los factores principales que conducen a este deterioro ha sido el influjo grande que ejercen los chinos en el Tíbet, particularmente en sus poblaciones más importantes. El número exacto de chinos es difícil de evaluar, porque la gran mayoría han inmigrado sin obtener permisos oficiales de residencia. Así, las estadísticas chinas son enteramente falaces, cuando cuentan, como ellos hacen, únicamente el pequeño número de inmigrantes registrados. En valles urbanos y fértiles del Tibet, particularmente en Tíbet oriental, los chinos sobrepasan en número a los tibetanos por dos, y a veces tres a uno. En áreas rurales seguras, particularmente en Tibet occidental, hay muy poco chinos. Sin considerar los números, el impacto total de la influencia china es devastador porque los chinos no solamente controlan el poder político y militar en Tíbet, sino también la vida económica, e incluso la vida cultural y religiosa de la gente.
El aumento de presencia militar e incluso civil de China en el Tíbet ha sido una fuente de grande preocupación para la India, pues incide directamente sobre su propia seguridad. El Tíbet actuó durante siglos como un colchón de seguridad vital entre la China e India. Sólo cuando las tropas chinas se encararon con las tropas indias en la frontera indo-tibetana, el resto de mundo se ha dado cuenta de que las tensiones, e incluso la guerra, han amenazado a las dos potencias más habitadas del mundo. Cuanto más se convierta el Tíbet en una provincia china, poblado por chinos, más fuerte será la posición estratégica de China a lo largo de los Himalayas. El alcance militar creciente de China ha llegado a concernir a muchas naciones asiáticas, no solo a la India.
El Tíbet era una nación diferenciada, que mantenía su propio gobierno, religión, lengua, leyes y aduanas. Con el paso de los siglos, algunas naciones, incluyendo China, Gran Bretaña y Mongolia, buscaron la manera de ejercer su control en el Tíbet, con algunos éxitos parciales y periódicos. Los juristas internacionales están de acuerdo en considerar que desde 1911 hasta 1949, el Tíbet fue un estado independiente según las normas contemporáneas. En 1950 se consumó la ocupación por la fuerza del Ejército de Liberación Popular comunista de Pekín, comenzando una época de terror y aniquilación rayana en el genocidio… A partir de entonces, los tibetanos luchan por recuperar su libertad y mantener su cultura intacta.
El Tíbet histórico lo forman las tres provincias de Amdo (que China ha repartido entre sus provincias de Quinghai y Gansu), el Kham (que China ha incorporado a sus provincias de Sichuan, Gansu y Yunnan), y U-Tsang (que junto al Kham occidental es lo que los chinos llaman Región Autónoma del Tíbet).
La Región Autónoma del Tíbet (R. A. T.) comprende menos de la mitad de la extensión del Tíbet histórico y fue creada por China en 1956 por razones administrativas. Es importante hacer notar el hecho de que cuando los gobernantes chinos y las publicaciones chinas usan el término de "Tíbet" se refieren exclusivamente a ésta Región Autónoma. Por otra parte, los chinos aprovechan esta definición artificial del Tíbet para ofrecer al mundo unas estadísticas incompletas y maquilladas que le permiten demostrar los beneficios que han aportado a la sociedad tibetana y de paso justificar la ocupación del territorio.
En cambio, los tibetanos usan el término del "Tíbet" para significar las tres provincias descritas anteriormente, esto es, al área geográfica tradicionalmente conocida como Tibet antes de la invasión de 1949-50.
A pesar de cincuenta años de ocupación comunista, el pueblo tibetano rehúsa con determinación ser conquistado y subyugado por China. La presente política china, combinación de manipulación demográfica y económica y discriminación, se encamina a suprimir la cuestión tibetana cambiando el genuino carácter y la identidad del Tibet y de su gente.
Hoy en día los tibetanos se encuentran en minoría en su propio país, frente al incremento de población china de etnia Han, trasladados al Tíbet con el beneplácito de las autoridades de Pekín.
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domingo 20 de abril de 2008, 03:00 COT
es muy raro que los gringos entrenen guerrillas tibetanas en texas, eso no lo comentan, es muy raro que los gringos esten de parte de los tibetanos. Los gringos generalmente estan de parte de los malos. Habria que indagar mas con mirada sospechosa y desde el otro lado.
Porque la cia le pagaba mas de 100 mil dolares al dalai lama para su manuntencion?, ke hay en tibet que el dalai lama quiere venderla desde hace años a los gringos?
Porke los monjes que no son tantos, vivian en la opulencia?
No se, no me cuadra mucho la historia.
domingo 20 de abril de 2008, 06:27 COT
Estimado Héctor:
El Dalai Lama no fue recibido oficialmente en EEUU por George Bush para evitar “ofender” a China. Corren muchos bulos por Internet acerca de la supuesta “paga” de la CIA al Dalai Lama pero nunca se ha demostrado ese punto. Y nunca se ha negado que antes de la invasión de 1959 no existieran en Tíbet injusticias o abusos feudales; eso ya lo he comentado en otro post de esta sección. Pero vuelvo a repetir: eso no legitima la invasión, represión y aniquilación cultural al que se vio sometido el pueblo tibetano por parte de los invasores.
Por supuesto que es lógico que los estadounidenses tengan intereses ocultos (y menos ocultos) en ayudar a Tibet por oposición a China (régimen político, influencia geoestratégica en la zona, etc.). ¿Y eso justifica la invasión? Ya he dicho que la ayuda a Tibet debería haberse realizado de otra forma. Hace 50 años el mundo también era muy distinto al actual (en mi país gobernaba una dictadura militar) y también le interesamos a los “gringos” y recibimos ayuda económica de ellos por oposición al bloque soviético de la época, pero ahora somos una democracia plena. Además, hay que separar al pueblo, que siempre sufre las consecuencias, de los dirigentes políticos. Tibet quiere decidir su destino, ¿por qué no les damos esa oportunidad?
Un cordial saludo.