El poder de los corruptos
Estancias > Seguridad democráticaPor Marsares
lunes 23 de junio de 2008 19:28 COT
Una depuración de la política colombiana sólo puede realizarse con el concurso de las tres ramas del poder público. El gobierno, el congreso y la justicia, unidos, tienen la capacidad para derrotar la corrupción. Uno sólo apenas limpiará la casa por un tiempo, el suficiente para que los delincuentes retornen con nuevas caras y trampas para seguir robándose el país.
Tenemos una Corte Suprema que causa admiración. Es cierto que cumple su deber como cualquier tribunal del mundo y en esto no hay nada que admirar. Pero no estamos en cualquier país. Se trata de Colombia y acá, cumplir con el deber, es de por sí un heroísmo, más si se trata de hacerlo investigando a los corruptos.
Tanto esculcó en los rincones que las zancadillas no se hicieron esperar. Se dijo que estaba conspirando contra el país, que quería debilitar las instituciones, que sus fallos eran políticos, que no juzgaba con el mismo rasero a paramilitares y guerrilleros e incluso se llegó a proponer la creación de una Corte paralela.
Cada infundio ha sido desvirtuado, incluyendo el del paramilitar Tasmania que aseguró en su momento que el magistrado auxiliar Velásquez lo había visitado para ofrecerle prebendas a cambio de que declarara contra el Presidente. Hoy, el paramilitar confiesa que mintió.
Así, a pesar de todo, la Corte –la Fiscalía la acompaña en este tortuoso camino- sigue empeñada en limpiar la casa de toda la podredumbre que los años han acumulado en ella, y más de sesenta parlamentarios en la cárcel o en trance de investigación, son el ejemplo de que si se puede.
Infortunadamente, el poder judicial está solo. Aparte de estos parlamentarios, que sufrirán las penas por sus actos delincuenciales, nada más va a pasar. Como sucede con el narcotráfico, la política es tan buen negocio que a los capos caídos les llegarán reemplazos propios o ajenos, con nuevas formas de robarse el país.
El diseño institucional sigue intacto. Los partidos políticos, el sistema electoral, el tráfico de votos, las clientelas, el reparto del presupuesto, la contratación administrativa, todo sigue con el mismo diseño para que el poder no se vea afectado en su esencia por la higiene judicial.
El pecado de Yidis, por ejemplo, fue el ser una advenediza en los salones del poder. Quiso exigir lo que no podía y por eso debe pagar. Es apenas una pequeña delincuente y como todos los pequeños, le tocará pagar por los grandes. Mientras, ministros y altos funcionarios podrán descansar tranquilos. Yidis les hizo el trabajo sucio y se logró el objetivo mayor, la reelección.
Pero todo no es color de rosa para el uribismo y su intento reelecionista. Los negros nubarrones de la inflación, la desaceleración de la economía, el aumento del desempleo, las graves dificultades de los exportadores con la revaluación del peso, el aumento del precio del petróleo y de los alimentos, y todas las demás plagas que se avizoran presagian un futuro de dificultades.
Y cuando el bolsillo se afecta no hay popularidad que aguante. Se verá más pronto de lo que se imagina. Pero todo está diseñado para que nada se afecte. Uribe cumplió su cometido de poner orden en la casa y no demorará en estorbar. A otros les corresponderá la remodelación. Mientras, la Corte cumplirá con su función de limpiar el polvo para los nuevos inquilinos. Nada más.
Así funciona el poder.
martes 24 de junio de 2008, 14:46 COT
FELICITACIONES A UDS POR UNIRSE AL DR. ZULETA Y AYUDAR A LOS COLOMBIANOS A SALIR DE ESTE GOBIERNO CORRUPTO MISERABLE Y SUS SECUASES ….GRACIAS EN NOMBRE DE LOS COLOMBIANOS…
mircoles 25 de junio de 2008, 05:27 COT
Hablando del poder de los corruptos: ¿Cómo les parece el golpe de estado de Juan Manuel “La Perica” Santos contra el Alcalde de Bogotá? Parece que nos quieren llenar a Bogotá de sicarios y paramilitares.
mircoles 25 de junio de 2008, 16:17 COT
Y para completar mi comentario sobre el poder corrupto de “La Perica”, cuando los Bogotanos hablamos de seguridad lo que queremos decir es: que no nos atraquen cuando caminamos por las calles, que no violen a las mujeres, que no nos hagan el paseo millonario, que si nos enfermamos no nos den el paseo de la muerte, que los empleos sean mas seguros, que no nos tumben con el predial ni con la valoración, que no nos metan transmilenio por metro.
Lo de las FARC no nos asusta, dejémoslas allá quietitas en la selva que allá están bien y no nos llenen la ciudad de matones en el nombre de la seguridad democrática.
viernes 27 de junio de 2008, 10:39 COT
La corrupción es una lacra mundial. Sólo que hay corrupciones de corrupciones. Las hay de los países ricos en donde el corrupto es sumamente inteligente para escabullirse lo más que pueda en sus acciones delictivas, porque sabe que su cabeza rodará ante sistemas judiciales implacables. Italia, por ejemplo, una de las diez principales economías del mundo, es también de los más notables en corrupción.
Las corrupciones de los países pobres son endémicas. Son casi un estilo de vida en países como Haití, muchos africanos, Camboya, Filipinas y… Latinoamérica por niveles.
Esta idea de que la corrupción debe ser un compromiso de las tres ramas del poder es muy certera. De hecho debe obeder a la lógica democrática.
Pero yo agregaría otro factor que debe implicarse: la educación. Se debe educar hacia la transparencia.
¿Qué pasaría en Colombia si en cada elección todos los colombianos comenzáramos a estudiar la hoja de vida de cada candidato en lugar de votar por colores, caras sonrientes, promesas ilusorias, discursos engominados?
¿Qué pasaría si los candidatos corruptos ya no encontraran quién les haga caso y vayan detrás de ellos como idiotas útiles?
¿Qué pasaría si todos los profesionales que egresan de las universidades salieran con una actitud transparente y comprometidos con su país?
Porque la mayoría de los corruptos tienen títulos universitarios. La correspondencia es entonces una educación transparente que nos eduque a todos desde la más temprana niñez.
sbado 28 de junio de 2008, 08:18 COT
Para eso tienen a los asesores de imagen. El candidato presidencial se vuelve un producto de mercado como un condón. Si el condón sale roto o se rompe al usarlo pues ni modo de llevarlo a la tienda a hacer el reclamo y que te devuelvan la plata.
El candidato como el condon nos lo venden a través de una costosa campana publicitaria en la que nos demuestran que es la solucion milagrosa para todos los males.
El problema de todos nosostros está en creer que democracia y elecciones directas son la misma cosa. La verdad siempre votamos por desconocidos. Si cada ser humano se pone a contar cuantas personas de las que le rodean conoce bien se dará cuenta que le sobran dedos de la mano. Asi pues, cuando votamos lo hacemos por desconocidos, y lo que es peor aún es que esos desconocidos están financiados y asesorados por otros individuos aun mas desconocidos a los cuales no elegimos, pero son los que tienen el verdadero poder detrás de las escenas.