Comunicando el horror de las bombas atómicas
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
martes 26 de diciembre de 2006 0:01 COT
(Publicado originalmente el 27 de octubre de 2006)
Yoshitoshi Fukahori en Nagasaki. (Noriko Tokuno / © Mainichi Shimbun)
Él recuerda los cadáveres –de madres e hijos– yaciendo en la plataforma carbonizada de la estación. Él recuerda mujeres agonizando y arrastrándose entre los escombros. Él recuerda la ciudad en ruinas. Dondequiera que miraba, la muerte y la destrucción reinaban.
La Asamblea Global de Ciudadanos de Nagasaki para la Eliminación de las Armas Nucleares realizó un simposio en esa ciudad del 21 al 23 de octubre, cuyo propósito era “comunicar el horror de las bombas atómicas”.
En un rincón del lugar de la asamblea estaba un panel en el que se mostraban 42 fotografías en blanco y negro. Al frente del panel, Yoshitoshi Fukahori, de 77 años, hablaba del estado lúgubre al que la bomba atómica lanzada el 9 de agosto de 1945 había reducido Nagasaki.
La mayor parte de lo que tenía que decir consistía de recuerdos personales. Él había sobrevivido.
Fukahori encabeza la sección de la Fundación Nagasaki para la Promoción de la Paz que recolecta e investiga el material fotográfico pertinente sobre el bombardeo.
Después de la guerra, él y el ya fallecido Tatsuichirō Akizuki, pilar del movimiento pacifista de Nagasaki, trabajaron en el Hospital San Francisco (antes el Hospital número 1 de Urakami) en Nagasaki.
Bajo la influencia del mayor, Fukahori hizo una misión de vida la recolección del material que mantuviera viva la memoria del mundo sobre el bombardeo.
En 1979 fundó la Asociación de Investigación Fotográfica del Bombardeo Atómico de Nagasaki, predecesora de la sección actual. Recolectó cerca de 3.000 fotos, la mayoría de ellas donada.
Yoshitoshi Fukahori (Noriko Tokuno / © Mainichi Shimbun)
En un pequeño cuarto del Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki, ocho miembros de la sección de Fukahori se ocupan de poner las fotos en orden. Trabajan en silencio.
¿Dónde y cuando se tomó cada foto? La información es indispensable si las fotos van a tener valor histórico. Cada foto que se añeja es examinada para encontrar pistas que puedan sugerir una época o un lugar, como un edificio quemado o la cresta de una montaña.
Si notan algo sugestivo, irán al sitio en persona para investigar más. Fotos así fechadas y etiquetadas serán transmitidas a la posteridad como parte del registro histórico. Es un trabajo agotador. Un profundo orgullo por su misión los mantiene.
El 21 de octubre, justo cuando la secretaria de Estado de EUA Condoleezza Rice concluía una gira por Japón, China y Corea del Sur, el ministro para el Desarme y el Control de Armas de Nueva Zelanda, Phil Goff, ingresaba a la exhibición fotográfica de la asamblea y le decía a Fukahori cuán conmovido estaba por lo que los hibakusha habían sufrido. “El camino al diálogo”, dijo, “no debe cerrarse. El mundo puede responder de manera inteligente a Corea del Norte”.
Fukahori cree firmemente en el poder de la fotografía. Ha dedicado su vida no a tomar fotos sino a preservarlas para las generaciones futuras.
Para mí, como reportera gráfica durante el pasado año y medio, esto es especialmente conmovedor. No lo es menos el compromiso inquebrantable con el desarme nuclear que uno detecta debajo de los amables modales de Fukahori al hablar.
Por Noriko Tokuno, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez
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domingo 30 de septiembre de 2007, 21:22 COT
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