Rescatemos a las princesas
Especial Día Internacional de la Mujer 2008Por Magda Liliana Escobar
sbado 8 de marzo de 2008 0:13 COT
Hace poco estuve viendo un partido de fútbol de niñas de cierto grado de primaria, y pensando en lo que deseaba escribir para este día, me llamó la atención que muchas de ellas se desempeñaban en la cancha tan bien como cualquier niño. Pero a la vez noté que al terminar el juego, todas corrieron al baño a mirarse al espejo y a arreglarse para entrar a su siguiente clase. Fue algo instintivo. Creo que ninguna lo hizo porque alguien le diera la orden o porque fuera una regla del equipo. Simplemente era y es parte de su esencia: Ser femeninas.
Ante esto pensé en los temores, no sólo de las niñas, sino de las mujeres de la actualidad. El miedo a parecer tontas y superficiales si su atuendo o maquillaje es muy notorio, o si su tema de conversación es algo así como “¿cuál será la mejor forma de arreglarse el cabello?” Con la modernidad, pasamos de las débiles princesas de cuento, maltratadas y sumisas, a ser las mejores amigas de nuestros amigos; a ser la representación viva de un movimiento feminista radical que cree que la feminidad, por ser una construcción social, debe terminarse.
El final del siglo XVIII y el comienzo del XIX marcan el surgimiento en el mundo occidental del movimiento feminista. Éste buscaba qua la mujer lograra igualdad y justicia en relación con los derechos que los hombres tenían ya en esa época. En más de doscientos años, el feminismo logró obtener importantes reconocimientos para la mujer, además del derecho al voto y la participación en política, el divorcio, y en tiempos más recientes, el control sobre su propio cuerpo, hasta llegar en la actualidad, a tener la opción de pedir la práctica de un aborto cuando la situación médica, física y psicológica lo amerite. Aunque se ha logrado mucho y falta mucho, es importante ver la equidad siempre desde la necesidad de la mujer y no como una malentendida igualdad que ha forzado a millones de mujeres a asumir roles que no les corresponden, o que van en detrimento de su propia esencia.
El grado de radicalización de los pensamientos sobre lo que la mujer debe o no debe hacer, nos ha llevado a imponernos tareas que en ocasiones producen dos consecuencias adversas: una, tener cargas excesivas en el hogar, el trabajo y en la interacción social; y dos, convertirnos en las “amigotas” de nuestros hombres, siendo lo menos mujercitas que podamos y evitando que la princesa que por naturaleza hay en nosotras, salga, para evitar calificativos como tonta, cursi, sentimental y demás términos peyorativos que podemos recibir incluso de nuestras propias amigas. Encerramos a la princesa en un castillo y la reemplazamos por una mujer vestida de caballero andante y armadura, que al igual que él, lucha, es fuerte y carece de sutileza.
Ganamos la “equidad” y perdimos parte de lo que éramos. Ahora tomamos la delantera cuando queremos iniciar una relación de pareja y el hombre poco a poco se acomodó a la situación, convirtiéndose en un sujeto pasivo y tímido que espera a que ella no sólo dé el primer paso, sino el segundo y el tercero… Ahora somos nosotras las que buscamos temas de conversación que les agrade a ellos. Hablamos de la vieja que a ellos les gusta, y así nos duela o nos sintamos incómodas, jugamos a ser las “amigotas” de nuestros amigos, porque es el nuevo rol y a lo que el abandono de la feminidad nos ha llevado. Como contraparte, en otros casos, somos tan extremistas que borramos de tajo la compañía masculina, en un acto de prepotencia, o miedo quizá, y llegamos a edades adultas sin pareja, porque no la necesitamos o porque ninguno es lo suficientemente bueno para estar con nosotras. El viejo adagio de las mamás “todos los hombres son malos” es el grito de batalla de muchas mujeres y a fuerza de repetirlo, terminamos convencidas de que lo mejor es estar solas.
Se nos olvidó que la vida en pareja obviamente trae dificultades y tristezas, pero también la alegría de la compañía, el abrazo cuando estamos tristes, el piropo si nos cepillamos el cabello, la oportunidad de crecer como persona, porque en pareja no tenemos que ser dos sino que somos uno, para dar y recibir apoyo. No recordamos la ilusión de vivir junto a alguien que nos quiera como somos y a quien podamos querer sin esperar una perfección utópica.
Nuestra fuerza no está en la lucha cuerpo a cuerpo ni en las manifestaciones de “igualdad” a través de la fortaleza física. Nuestra verdadera fuerza está en la sutileza y en la tranquilidad para afrontar situaciones, en la facilidad para expresar y reconocer sentimientos y en la capacidad de encontrar siempre en nuestro interior la respuesta a los problemas que tengamos.
La radicalidad de algunas facciones feministas nos hizo olvidar que somos mujeres y que no es solamente cuestión de igualdad, sino más bien de preguntarnos sobre lo que merecemos las mujeres modernas: ¿Soledad, dinero, amor, cuidado, cariño, lealtad…? ¿Qué merecemos?
Rescatemos del castillo en el que las encerramos a las princesas que no son tontas, ni superficiales. Dejemos que vuelvan a la vida las que se dejan amar y ayudar, las que siempre tienen en su corazón la fuerza necesaria para reconocer situaciones de peligro y las que saben correr para encontrar refugio en los castillos de otras princesas, o en la compañía de caballeros dispuestos a luchar por ellas.
sbado 8 de marzo de 2008, 08:32 COT
Me pregunto porque pensamos que nuestra vida debe estar centrada en “si un hombre…” y hacemos tantas cosas para que esten a nuestro lado. Lo que dices… hablarles de la amiga… etc… no puede ser . Yo no hago nada de eso, yo hago lo que siento como persona debo hacer..con lo que me siento bien.. adoro la compañia de un hombre, son maravillosos, pero no por eso quiero dejar de ser persona… no quiero dejar de ser “yo”
Creo que nadie debe venir al rescate, esta en cada una de nosotras hacerlo… rescatar lo que queremos, no hacer lo que la sociedad impone…
domingo 9 de marzo de 2008, 04:26 COT
Me encantó tu artículo en éste especial porque articula una reflexión importantísima sobre el quiebre que se está dando las relaciones de género.
La insistencia en la igualdad al parecer debe dar lugar o formas más sanas de relacionarnos, enfatizando también las diferencias y sobre todo la necesaria confluencia.
Somos muy poco los unos sin los otros. Y nos convertimos en seres solos y algo tristes.
La delicia está en el encuentro entre hombres y mujeres, en el compatir de manera balanceada y simétrica pero dejando espacio a las características que nos distinguen
Bienvenida a equinoXio. Inauguraste con un aporte valioso.
martes 8 de abril de 2008, 15:30 COT
wolas pss io soy una nena de 15 años q save q la igualdad de genrro es muy importante para el desarrolo de este pais por lo cual es importante que alos niños (hmobres) desde pequeños les digan sobre lo importante que es la igualdad como dirian la mujer fue creada de una costilla para ser igules no superior o peor bueno pues m despido ok espero que les alla servido bye cuidense besoooos y suerte