Y el nuevo deporte de moda es…
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
lunes 27 de noviembre de 2006 12:01 COT
Hay que reconocer la innegable supremacía del fútbol como la actividad deportiva preferida en Colombia, en la mayoría de países de habla hispana, y en general, en todo el mundo. Sin embargo, hemos experimentado a nivel local algunas épocas en la que el llamado Rey de los Deportes ha visto eclipsada su popularidad por el desempeño de algún compatriota nuestro que ha puesto de moda otra disciplina.
En octubre de 1972, cuando todavía sonaban los ecos de la medalla de plata de Helmut Bellingrodt, en tiro, durante los trágicos Juegos Olímpicos de Múnich, un cartagenero llamado Antonio Cervantes y apodado “Kid Pambelé”, ganó el primer título mundial de boxeo para nuestro país, iniciando de paso una larga saga de púgiles que dieron grandes momentos de júbilo a sus compatriotas. Junto a las de “Pambelé”, que ha sido uno de los mejores pegadores de la categoría welter junior, fueron memorables las gestas de Rodrigo “Rocky” Valdez, Prudencio Cardona, Miguel “El Happy” Lora, Fidel Bassa, Rafael “Derby” Molina, Tomás Molinares, Miguel “El Máscara” Maturana, e incluso los exóticos nombres de Sugar Baby Rojas e Irene “Mambaco” Pacheco, descollaron en los cuadriláteros, ganando o disputando el cinturón de campeones mundiales de boxeo, y haciendo que los colombianos se trasnocharan o madrugaran en horarios insólitos para ver cómo se daban puñetazos con otro tipo en pantaloneta, con las cejas rotas y los ojos morados.
Este boom boxístico se mantuvo mientras el boxeo estuvo regentado solamente por las dos organizaciones serias: La Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Con la aparición de otras entidades de pocos pergaminos y organizadoras de peleas de una calidad bastante mediocre, como la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), pareciera que se perdió el encanto de ser campeón, y la fiebre boxística colombiana se apagó. Ahora tenemos un par de “campeones mundiales de boxeo” nacidos en la patria de Gabo, pero nadie los conoce.
Otro de nuestros deportes bandera ha sido el ciclismo. Antes de la hazaña de “Pambelé”, Martín Emilio “Cochise” Rodríguez hizo hervir el orgullo patriotero de los colombianos obteniendo el récord mundial de la hora y siendo una verdadera flecha en los velódromos del mundo. Siendo el ciclismo en pista menos popular que el de ruta, gracias a “Cochise”, se le dio un gran impulso al “Caracol de Pista”, evento que durante muchos años trajo a los óvalos de madera y de cemento criollos a los ases de la velocidad del orbe. Por otra parte, los ruteros empezaron a vestir la camiseta amarilla de ganadores, a partir de la épica victoria de Alfonso Flórez Ortíz (q.e.p.d.) en el Tour de L’Avenir de 1981.
Los herederos de Flórez lograron lo impensable: Con las reiteradas eliminaciones de la Selección Colombia en su camino a los mundiales de fútbol y el magro desempeño de los clubes nacionales en la Copa Libertadores, el ciclismo se convirtió en el deporte nacional. “Lucho” Herrera, ensangrentado en la subida a Saint Etienne, Fabio Parra, en una fuga solitaria de más de 200 kilómetros, Israel “Condorito” Corredor y Omar “El Zorro” Hernández (q.e.p.d.), descendiendo a unas velocidades que le helarían la sangre a cualquiera, y demás escarabajos, hicieron que quienes por esa época estábamos en el colegio lleváramos el walkman camuflado para no perdernos detalle de las etapas matinales en Francia, Italia y España, en donde vivimos el momento cumbre, cuando Herrera alcanzó el liderato en el tramo Santander-Lagos de Covadonga y un par de días después entró al Paseo de la Castellana de Madrid, como campeón de la vuelta a España 1987. Como si fuera poco, al año siguiente, Fabio Parra se subió al podio, como tercero en el Tour de Francia 1988.
Fue la cúspide y a la vez, el inicio del declive. Hay quienes afirman que en el ciclismo pasó lo mismo que en el fútbol, que la bonanza de las bielas se debió a la entrada de dineros calientes, y que una vez idos éstos, la decadencia era inevitable. Cierto o no, de los noventa para acá, nuestro ciclismo no volvió a ser el mismo. La Vuelta a Colombia y el Clásico RCN no volvieron a traer a las figuras extranjeras de otrora. Dejaron de transmitir todas las etapas por televisión. Los grandes equipos nacionales de ciclismo se acabaron y las delegaciones colombianas fueron reduciendo sus integrantes, hasta desaparecer. Hoy, los pocos ciclistas nuestros corren en equipos extranjeros, los logros se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos. Santiago Botero y Maria Luisa Calle han obtenido últimamente varios triunfos, pero con todo y lo importantes que sean, su resonancia histórica no se compara con los de “Cochise”, “Lucho” y los demás corredores de antaño. Debe ser tal vez porque el fútbol recuperó su protagonismo, por cuenta de los Maturanas, los Bolillos, los Valderramas, los Asprillas, los Higuitas, los Nacionales, los Américas y los Once Caldas…
El automovilismo ha tenido también sus épocas de notoriedad. A finales de los setenta fueron muy populares las transmisiones de las carreras en el viejo autódromo de Guaymaral, en donde los protagonistas fueron Giovanni Cessana –el hijo del dueño de Pastas Doria, que patrocinaba todas las competencias-, Ricardo “Cuchilla” Londoño, José Clopatofsky y un tal Pablo Escobar Gaviria, que después se haría supremamente famoso en otras actividades relacionadas con el comercio. Más tarde, los colombianos se acostumbraron a ver los “casis” de Roberto José Guerrero, unas veces porque casi se ganaba las carreras, y otras porque casi se mataba, como en las 500 Millas Indianápolis, en abril de 1987, cuando le cayó encima la rueda de otro bólido en el momento en el que iba liderando la clasificación, y en septiembre de ese mismo año, cuando se estrelló en un entrenamiento y estuvo varias semanas entre la vida y la muerte.
Una segunda era automovilística ha tenido como estrella a Juan Pablo Montoya, que prometió mucho en las categorías inferiores, pero cuando a llegó a la Fórmula Uno, quedo debiendo las victorias que todos esperaban, para ir a recalar en la Nascar, en donde se deberá sentir como pez en el agua chocándose contra los demás competidores.
En cada una de estas épocas en las que un deporte se ha puesto de moda sobre los demás, ha sido común el hecho de que nuestros endiosados comentaristas deportivos, que son en realidad comentaristas de fútbol porque no son expertos en nada más, se tengan que especializar a la fuerza en la jerga y el desarrollo de aquellas disciplinas que miran por encima del hombro. Y a este fenómeno no se escapa el publico que los oye, los ve o los lee. De la noche a la mañana, nos volvimos versados en calcular la diferencia que le llevaba el fugado al pelotón y en saber cuántos metros por pedalazo avanzaba la bicicleta con una relación 54/16, en el caso del ciclismo. También aprendimos cómo hacían los jueces para determinar quién ganaba cada round, o cuando se tenía que parar el combate por nocaut técnico, en el boxeo. En la breve bonanza beisbolera de Edgar Rentería, entendimos qué era una base por bola, qué era un roletazo, un fly y un strike, como si fuéramos costeños de pura cepa. De un momento a otro empezamos a hablar de cuatro bajo el par, de handicaps y de hoyos en uno, todo porque Camilo Villegas ganó unos cuantos juegos de golf. Llegamos al extremo de creernos con la autoridad moral para tildar a Michael Schumacher y a Rubens Barichello, de “tramposos”, cuando uno dejó pasar al otro para que ganara, en detrimento de las aspiraciones del siempre jovial y amable juampi Montoya.
En todos los casos, nuestros comentaristas nos vendieron la idea de que fulano de tal era Colombia en la competencia en la que participaba. Y nosotros les comimos cuento. Fulano de tal, era fulano de tal, un colombiano que participaba en un certamen deportivo internacional, nada más. Si ganaba o perdía, igual al otro día iba a salir el sol, teníamos que ir a estudiar/trabajar y nuestros problemas no iban a desaparecer si a ellos les iba bien. Sin embargo, por aquellas cosas del tropicalismo que nos caracteriza, hemos convertido sus victorias y sus derrotas, en nuestras victorias y nuestras derrotas. Eso es bueno, en la medida que nos ha servido para paliar las desgracias que tanto se han ensañado contra Colombia. Y es malo, en la medida en que no han sido pocas las ocasiones en las que un deporte, en vez de unir a los colombianos, ha sido el caldo de cultivo para hondas divisiones, odios regionales, amenazas y hasta muertos. Eso será tema de una próxima entrega de Con los taches arriba.
lunes 27 de noviembre de 2006, 19:24 COT
No obstante que hayan deportes de moda en Colombia por el desempeño de algún Colombiano, el fútbol seguirá siendo el rey.
A propósito, interesante que pusieras a quí el video del último golazo de Ronaldiho o el niño de barranquilla que con sólo unos añitos demuestra su gran talento.
Un abracito afectuoso!
lunes 27 de noviembre de 2006, 21:32 COT
Tiene toda la razón, los Colombianos en lugar de seguir el ejemplo del deportista que por sus propios medios triunfa y es el mejor en su especialidad, del mundo … se queda esperando como un buitre su caída, para criticarlo sin piedad, desconociendo sus méritos y sus logros, donde el simple hecho de participar ya es mucho, pareciéndole poca cosa que ganen 7 carreras de 84, que hayan terminado en el podio en 30 de las 51 que terminó (33 retiros: 23 por causas fuera de su control), y descalificando su capacidad por su simpatía o por los minutos de TV que se les dedicaba … bien lo dijo cochise: “En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer”.
Y no es que usted diciendo que usted es un envidioso, sino que criticar es realmente el deporte que nunca dejará de estar de moda.
Y lo mejor es que estoy de acuerdo parcialmente con lo que dice: los medios engrandecen y endiosan a los que obtienen un logro. Pero en lugar de esperar la caída podríamos aprender a ser más como ellos: llegar a ser los mejores por nuestros propios méritos en lugar de esperar un revés para burlarnos y desconocer lo que obtuvieron. O tal vez hacer algo para que esos logros no sean efímeros esfuerzos individuales, también. Pero eso nucna pasará en un país de mediocres.
lunes 27 de noviembre de 2006, 23:08 COT
Quihubo primito…
Pues bueno, tiene usted razón en aquello de la proliferación de expertos en un determinado deporte de la noche a la mañana y en que la motivación para esta repentina especialización es esa idea de “ser la cara de Colombia en el mundo” de la que hablabámos el otro día…
Es que ese rollo de buscar la “cara linda” del país, aguanta mucha lora… el problema es que cuando la cara mostrada por los deportistas ya no es tan linda, todo el mundo se echa encima de ellos y anula los logros obtenidos; porque más allá de buscar la gloria del momento, no hay un interés real por incentivar sus esfuerzos. Como siempre, “estar del lado del que gane” parece ser una de las características fundamentales de la visión que los colombianos tenemos de “nuestros” deportistas. Como decía el comentario anterior, el problema también es de envidia y mediocridad.
Un abrazo!
P.D: (fuera del tema) no se le olvide accionar la máquinaria 😉
martes 28 de noviembre de 2006, 17:00 COT
El Sr. Pattton, en lo que se refiere soterradamente a este servidor, está completamente MFT.
Soy de aquellos colombianos que nunca se ha levantado a las tres de la mañana a ver a Montoyita corriendo en Japón, ni ha madrugado un domingo a verlo estrellarse en la primera vuelta en un circuito europeo. De lo que Montoyita haga o deje de hacer, es poco lo que me interesa y menos aún adorarlo cuando triunfe ni salir a darle garrote cuando fracase. Montoyita, como figura pública que es, amén de ser una persona que ha tenido la posibilidad de contar con muy buena educación y de conocer múltiples culturas, debería aprender de colegas suyos como Fernando Alonso, QUE EN MENOS TIEMPO HA LOGRADO MUCHO MÁS QUE ÉL, y sin embargo nunca pierde la compostura, la amabilidad, ni sale con declaraciones arrogantes y fuera de tono. Ser bueno en una actividad deportiva no autoriza a nadie para portarse como un guache, y esto va para deportistas tan buenos como Asprilla, Jairo Castillo y hasta el mismísimo Pambelé, que es famoso por ponerse de ruana cualquier lugar adonde llegue.
A Montoyita no hay que envidiarle nada, porque no tiene nada qué envidiarle, ya que existen muchos pilotos mejores que él. Más bien él tiene que envidiarle a otros la modestia y la humildad de la que carece.
martes 28 de noviembre de 2006, 18:40 COT
se nota que usted le tiene mucho resentimiento a Juan Pablo Montoya que ha sido el mejor deportista Colombiano y que hizo sonar el himno nacional donde ningun otro el es un gran piloto y no lo digo yo lo dicen las estadisticas, los especialistas en el mundo los unicos que nunca entendimos su grandeza fuimos los colombianos los cuales como usted le tienen mucho resentimiento
Juan ocupa entre mas de 500 pilotos que han participado en la formula 1 en su historia el puesto 17 en puntos, en el rating de los mejores esta en el puesto 20 pero de la historia y no creo que nos haya quedado debiendo.
Es más tuvo el coraje de retirarse de la formula 1 porque se dio cuenta que era una mafia donde el que gana es el carro a él le gusta competir de verdad y se fue donde hay competecina muchos pilotos les daria miedo volver a empezar pero a él no y es admirable cuando empiece a ganar me gustaria leerlo haber que opina o sera que le seguira debiendo
mircoles 29 de noviembre de 2006, 12:55 COT
Estamos de acuerdo en que es detestable, antipático y engreído. Pero eso no le resta sus méritos deportivos, el haber sido posiblemente el deportista más exitoso de este país y ser digno ejemplo para ser emulado por muchos, en el campo deportivo exclusivamente, por supuesto. Y sus detractores (o sea: usted y muchos millones más) se escudan en su forma de ser para descalificarlo como deportista. Y no, una cosa no rima con la otra. Tal vez para embajador de la ONU y para sus patrocinadores eso importe … pero como deportista, no. Odiénlo todo lo que quieran como persona, están en todo su derecho … pero tratarlo como mal deportista es lo que me molesta.
Y le creo que no ve nada de F1. Alonso no es el angelito que cree, es un falso modesto y tanto o más pedante que Montoya. Es que dudo que alguno de los 22 pilotos se salve de caer en eso, si el automovilismo en general es un deporte de egos inmensos enfrentados. Y en la F1 no gana el mejor piloto, gana el mejor equipo, el mejor carro.. por eso se salió: porque era infeliz, no tenía vida y encima no tenía opciones de ganar al no tener equipo competitivo en un futuro cercano…. ¿O a kimi se le olvido manejar este año? ¿El año pasado era bueno y este no? Chévere que se leyera el artículo sobre Montoya en la revista Donjuan de este mes.
mircoles 29 de noviembre de 2006, 16:42 COT
Luci: ¿Resentimiento con Montoya? No me haga reir. ¿El mejor deportista Colombiano? Cochise, Lucho Herrera, Pambelé y María Isabel Urrutia también hicieron sonar el Himno Nacional donde nungún otro lo había hecho, y sus logros fueron mucho más importantes que los de Montoya. No me venga a decir ahora que unas “pole position”, unos tiempos destacados y varias carreras ganadas, son más importantes que los récords mundiales de ciclismo en pista, el único título de campeón de la Vuelta a España, los campeonatos mundiales de boxeo y las medallas de oro olímpicas, conseguidas por los deportistas citados, son menos que los éxitos de Montoya.
¿Quién ha dicho que no es un buen piloto? Lo que se ha dicho es que hay pilotos MUCHO MEJORES QUE EL. Si es el puesto 17 en puntos históricamente significa que hay al menos 16 coredores que han hecho las cosas mejor que él y que han ganado más que él en la F1, y si es el puesto 20 de toda la historia, hay 19 corredores que están por encima de él. Eso de por sí ratifica la afirmación que planteo.
¿Que la F1 es una mafia? ¿Que hay factores externos? Claro que los hay, pero esos factores juegan para todos. Lo que pasa es que Montoya se especializó en achacarle a esos factores su desempeño irregular en la F1. ¿Es que a los demás no les llovía, no se estrellaban y no tenían percancees en los pits?
Voy a esperar sentado la cosecha de triunfos de Montoya en Nascar, porque creeo que se van demorar. Mientras tanto lea y aprenda la diferencia entre “A VER” y “HABER”, porque, por lo visto, no sabe diferenciar una cosa de la otra.
Patton: Como ya dije, no soy ni admirador ni detractor de Montoya. Simplemente no lo endioso como los que creen, como usted, que solamente los logros de los deportistas de ahora son los que valen. Ha habido triunfos mucho más importantes que los suyos. Y reitero, no es mal deportista, pero está leeeeejos de ser el mejor. Reafirmo lo que ya mencioné de los factores externos. Juegan para todos y no son válidos como excusa para justificar todas las cosas malas o mediocres que haga un deportista.
Alonso podrá no ser un angelito. Nadie ha dicho eso, pero que se comporta mejor ante los medios, no tenga la menor duda.
mircoles 18 de julio de 2007, 12:20 COT
[…] se paralizó, mientras gritos destemplados anunciaban el nacimiento de un campeón. La nostalgia regresó junto con himno nacional y nombres de Luchos y […]