Fiebre de Mutis
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
martes 1 de abril de 2008 18:23 COT
La naturaleza, la mutisia, había enredado a Mutis atrapándolo para siempre. A su vez él, a través de su diario, la había convertido en discurso, dejándola como legado a sus aprendices americanos que la incorporarían a la retórica libertaria. La naturaleza americana que había venido a buscar con un objetivo ilustrado, salía ahora de las páginas de un libro y no del trópico salvaje. Ya no eran los despreciables mosquitos y ciempiés que mezclaban con amargura la victoriosa tarea del mártir ilustrado; ahora era un texto disecado que no necesitaba de un sujeto para emprender su vuelo libre de alas anchas, una mariposa de alas intactas que él dejó entre los libros, para que muriera sola, por no matarla.
Ángela María Pérez Mejía sobre el ocaso de Mutis
Este año se cumple el bicentenario de la muerte de José Celestino Mutis, impulsor y director de una de las expediciones científicas más importantes del siglo XVIII y parte del XIX, la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Gracias a la mediación del virrey Don Antonio Caballero y Góngora, en el año 1783, Mutis después de veinte años logró que la Corona Española en representación del Rey Carlos III diera el aval para realizar la anhelada expedición. Mutis había arribado a Santa Fe de Bogotá en el año 1761.
Con dicho aval, la Expedición Botánica se propuso a estudiar la flora y la fauna del Nuevo Reino de Granada (actual Colombia), sin embargo también adelantó numerosos estudios en geografía, astronomía y meteorología ampliamente reseñados por varios historiadores. Sumado a la mencionada expedición, Mutis difundió por estos lares los nuevos logros de la astronomía, las matemáticas, la botánica y la medicina gracias a que mantenía contacto por correspondencia con la crema y nata de la ciencia europea de la época (entre ellos Carl von Linneo y Alexander von Humboldt, este último junto a Aimé Bonpland visitaron posteriormente a Mutis), pese al aislamiento de dicho continente y los aires de independencia que generaban un entorno de gran convulsión social en la época.
Mutis al margen de la Expedición Botánica: ¿Un mito?
Vale la pena mencionar que las intenciones de Mutis para la divulgación de la ciencia en el Nuevo Mundo (casi de propaganda, como dicen algunos “expertos”) fueron facilitadas por su posición privilegiada en las élites del Nuevo Reino de Granada, como médico virreinal y que gozaba de una reputación de hombre sabio en dichos ámbitos que ostentó desde su arribo a estas tierras. Pese a esto el botánico y matemático español tuvo que defender ante la Santa Inquisición su trabajo de difusión de los principios de Copérnico así como los principios de la física moderna. Esto teniendo en cuenta que años atrás se había ordenado como sacerdote. Pero no se puede desconocer que la monarquía posiblemente aguardaba intenciones colonialistas con el trabajo de Mutis.
Todos estos aspectos pasaron al olvido por el movimiento independista en el cual Mutis mismo tuvo injerencia, así fuese a través del pensamiento científico. Pero en algunas investigaciones sobre el diario de Mutis (Pérez-Mejía, 1998), se ha podido deducir que en un comienzo era un entusiasta de la ciencia europea, que poco a poco se ve debilitado en su intención meramente científica a medida que va teniendo contacto con las tradiciones y conocimientos locales.
Mutis posiblemente estableció la relación entre el avance del conocimiento americano y de su propia fortuna personal. Esto se debió a que inicialmente y ante la imposibilidad de desarrollar sus proyectos con apoyo de la corona, Mutis vió a la naturaleza no sólo su objeto de estudio, sino como la fuente de ingreso para su estudio. Algo que ayuda a comprender lo anterior, se vió reflejado en sus diarios en donde en su percepción inicial sobre Santafé de Bogotá, era la de un lugar donde “peligra cualquier entendimiento bien alumbrado”, y posteriormente era el sitio de “la racionalidad y la cultura” (Pérez-Mejía, op. cit.).
Uno puede ir atando cabos en momentos claves de la historia de Mutis, como cuando estuvo ligado a la explotación minera en Pamplona (Norte de Santander), o cuando tuvo su obsesión por el conocimiento de la quina. Esta última constituyó el motivo clave de la vida de Mutis como botánico: le dió reconocimiento entre los científicos europeos y de alguna manera debió de influir para que la corona le diera apoyo económico.
La quina (como producto) fue el último tesoro proveniente del Nuevo Mundo que alcanzaron a disfrutar los españoles en la Nueva Granada y Mutis fue el responsable de descifrar sus usos para que la quina fuese altamente apetecida en Europa. En algún pasaje de su informe “El arcano de las Quina”, en el que se da toda la información médica sobre su aplicación como bebida fermentada, se puede confirmar lo que era predecible: fueron los indígenas los que le dieron a Mutis toda la información sobre los métodos de preparación de esta plata (de la misma familia del café, Rubiaceae) en infusiones fermentadas que ellos usaban de manera diaria. De todas formas Mutis hace constante referencia sobre el hallazgo eminentemente indígena y su uso “milagroso” por parte de los nativos.
Después del inicio en 1783 de la Expedición Botánica que tuvo como eje el Río Magdalena, con base en lo que hoy corresponde al municipio de Mariquita, Tolima y después de sendos hallazgos, para 1791 la expedición se traslada finalmente a Santafé de Bogotá cuando Mutis cayó enfermo. Allí trabajará durante 10 años más, pero no al mismo ritmo de antes. En tiempos de convulsión comunera, la corona empieza a dudar de los resultados de la expedición que se prolongaba indefinidamente y envió a don Francisco Martínez como supervisor.
Por estos años se unieron al proyecto Jorge Tadeo Lozano y Francisco José de Caldas, y la expedición se amplió a los campos de la astronomía y la zoología. Sus discípulos (Lozano, Caldas, su propio sobrino Sinforoso Mutis y muchos más) continuaron su labor hasta 1817, cuando el gobierno español decidió desmantelar la Expedición Botánica y todo el trabajo de Mutis se envió a España, la cual buena parte se perdió para siempre. Tal y como cita el texto de Angélica María Pérez Mejía (que encabeza este artículo), Mutis había encontrado en América la gloria como botánico y un lugar para realizar su gran proyecto de historia natural.
Dejando un poco de lado estos sentimientos encontrados a la vida y obra de Mutis, es indudable el legado que tuvo la misma para el desarrollo científico y de conocimiento de la biodiversidad de nuestro territorio y el hemisferio occidental. Mutis dinamizó el proceso de desarrollo de las ciencias y la investigación que sin su intervención hubiera tardado más. Es por esto que la Expedición Botánica como institución (independiente del criterio del mismo Mutis) albergó a personajes ilustres que a su vez intervinieron directamente en la revolución por la independencia del Reino Español, cimentada en las bases de la ilustración científica que dejó Mutis a sus discípulos.
Más allá de Mutis: el legado
Con sus bemoles, sin duda alguna es un personaje de invaluable protagonismo en la historia de Colombia. Su reconocimiento como precursor de la investigación en ciencias naturales en nuestro medio, tiene un tinte casi que religioso. Es así que el Jardín Botánico de la ciudad de Bogotá lleva su nombre debido a que su fundador, el sacerdote botánico de origen antioqueño Enrique Pérez-Arbeláez (un grande de la botánica en el país) le profesaba gran admiración. De hecho Pérez-Arbeláez fue una de las personas que más insistió en que fuera devuelto al país el invaluable registro de la Expedición Botánica. En el año 1952 se logró que a través de un convenio intergubernamental se publicarán por volúmenes partes de la obra de la Expedición, entre las que se cuentan las hermosas láminas de las especies botánicas ilustradas Salvador Rizo y Francisco Javier Matís. Ese proceso se ha venido dando lentamente y parte de ese material original aún reposa en el Jardin Botánico de Madrid.
Además, las investigaciones generadas por Mutis y su equipo no pierden vigencia pese a tener doscientos años o más y son constantemente consultadas por investigadores de las ciencias naturales no solo del pais, sino del resto del mundo para corroborar hallazgos especialmente de especies botánicas. Como dato curioso una de las publicaciones científicas con más tradición en Colombia lleva el apellido de uno de sus pupilos más adelantados: Caldasia.
Dicha importancia trascendió aún más el año pasado cuando el entomólogo y reconocido investigador Edward O. Wilson en su visita a Colombia, manifestó su gran admiración a Mutis y tal y como reseñaba Alejandro Gaviria en una crónica para El Espectador, Wilson visitó el país para hacer más que una visita pedagógica: él hizo su propia peregrinación siguiendo los pasos de Mutis. El científico norteamericano visitó a Mariquita, Tolima, lugar que sirvió de base de operaciones para la Expedición Botánica. Wilson estaba en la búsqueda de una hormiga legionaria de cabeza grande que había descrito Mutis.
Un ejemplo más de la vigencia e importancia de Mutis para el mundo de la investigación, fue la descripción botánica de dos especies endémicas hecha hace unos años por varios investigadores colombianos en el departamento de Santander. Entre las dos especies descritas una corresponde a una planta que ya había descrito Mutis y se encuentra actualmente en peligro de extinción, el cacao de Mutis (Pachira mutisiana). Y estos son solo ejemplo dos ejemplos (de muchos más) del legado y admiración por la obra de Mutis.
Pese a la grandeza del legado dejado por Mutis y sus pupilos para el estudio de los ecosistemas neotropicales, a nivel mundial no se ha tenido un mayor reconocimiento científico. Es posible que se deba a que esta obra nunca haya sido publicada de forma completa, sino que ha sido develada de a poquitos desde el siglo pasado y por eso Mutis no es reconocido como un botánico, sino como un promotor de las ciencias. Es muy probable que la obra que publicaría Edward O. Wilson este año sobre las hormigas de Mutis, permita darle un “vitrinazo” a este personaje y su obra en el resto del mundo. Amanecerá y veremos.
La celebración
Este año en Colombia se adelantarán actividades que conmemoran el bicentenario del fallecimiento de esta importante figura, que es importante seguir de cerca. El Ministerio de Cultura ya ha colgado en la web la agenda completa para este año, la cual se presentó el pasado mes de febrero. Entre las actividades programadas se destacan las que se desarrollarán en el Museo Nacional de Colombia como la inclusión de la temática de Mutis en la exposición temporal: Río Magdalena, Navegando por una nación (que comenzó el pasado 28 de febrero y va hasta el 4 de mayo) y varias exposiciones (de tipo inconográfico y temporal) en el segundo semeste del presente año.
Para finalizar, lo único que nos deja la historia de Mutis y lo que se ha tejido entorno a su figura en el mundo científico, es que no debemos esperar hasta que un extranjero nos ayude a comprender la importancia de la biodiversidad que aún aguarda el territorio colombiano, su conocimiento y uso sustentable como pilares del desarrollo de una mejor sociedad. Ojo que el desconocimiento y la ignorancia son los peores motores de la degradación ecológica. Lastimosamente el conocimiento y la investigación no han sido acompañantes de la construcción de países como el nuestro. El mismo Humboldt le comentaba al mismo Mutis en una de sus cartas, “…es muy débil el amor a las ciencias de que tanto se lisonjean estos habitantes. Ninguno ha querido acompañarnos en nuestras excursiones difíciles, ni nos han preguntado el nombre de una planta ni de una piedra”.
Esta sentencia profética de Humboldt hace visible un círculo vicioso que demuestra la histórica falta de interés en la cultura colombiana por la ciencia y la investigación en pro del desarrollo social en el cual el Estado colombiano tampoco ha garantizado su debido fomento y apoyo. Es importante promover también la generación de conocimiento sobre la biodiversidad en un diálogo entre distintos saberes, tanto tradicionales como científicos.
Pero más allá de estos nobles propósitos, este fragmento mutisiano de la historia también nos ayuda a comprender la forma en cómo el ser humano ha visto a la “naturaleza” en distintas épocas y cómo esta última también ha determinado la construcción de discursos sociales, políticos y económicos en determinado momento de la historia. Este un tema digno para la historia ambiental. Pero eso es harina de otro costal.
¡Saludos botánicos!
Recursos bibliográficos
Díaz Piedrahita, S. s.f. La Expedición Botánica. Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia. Disponible aquí.
Pérez Mejía, A. 1998. Mutis o la trampa de la Mutisia clemitans. Boletín Cultural y Bibliográfico. Biblioteca Luis Ángel Arango. Banco de la República de Colombia. 46. Vol. XXXIV. Disponible aquí.