El espejismo de China
Ciudadano del mundo > ColumnasPor Julián Ortega Martínez
martes 12 de diciembre de 2006 0:02 COT
Durante los últimos años, hemos visto el inmenso crecimiento económico del otrora “gigante dormido”. Merced a una serie de reformas económicas que comenzaron en los años 80 y se intensificaron bajo el mandato de Deng Xiaoping, China ha logrado en los últimos años cifras de crecimiento asombrosas, que han traído consigo el surgimiento de una clase media que hacía mucho no se veía y le han dado mayor peso a Pekín en el ámbito internacional. Muchos afirman que China desplazará a Estados Unidos en un futuro cercano como la mayor potencia mundial. ¿Será verdad tanta belleza?
Entre otras cosas, dicho crecimiento económico se ha dado por el costo extremadamente bajo de la mano de obra, algo con lo que sueñan en todas partes los más mezquinos y adinerados empresarios de todas partes del mundo, y no hablamos solamente de empleo no calificado. “China produce medio millón de ingenieros al año y que cuestan un 10% de lo que puede costar un profesional en Estados Unidos o en Europa”, decía Pedro Nueno, presidente ejecutivo de la Escuela Internacional de Negocios China-Europa de Shanghai. Tanto la inversión extranjera en China, antes de los países vecinos como Japón, hoy de los Estados Unidos, se ha multiplicado, y lo mismo se puede decir de la inversión china en el extranjero, especialmente en otros países en desarrollo. Claro, el aislamiento en que ha vivido Pekín se ha ido desbaratando lentamente y los ciudadanos, especialmente los urbanos, tienen mayor acceso a productos y servicios de otras partes.
Sin embargo, la pobreza en que sigue sumido el sector rural demuestra que a pesar de los supuestos cambios, en el fondo las cosas no han cambiado mucho desde el Gran Salto Adelante, atrocidad que causó una hambruna en la que murieron 30 millones de chinos, o la Revolución Cultural, una de las mayores estupideces jamás cometida por tiranía alguna, la de Mao Zedong, la misma que vive a pesar de que el hombre fuerte se llama Hu Jintao, pues el espíritu del primero sigue vivo en los pasillos del Zhongnanhai, la sede del todopoderoso Partido Comunista de China. A pesar de los elogios de la extrema derecha y de la extrema izquierda, no puede dejarse de desconocer el hecho de que todavía no existe democracia real en China.
Hay por lo menos dos o tres lunares en el tan cacareado desarrollo “socialista-capitalista” promovido desde Pekín: los derechos humanos, el ambiente y el trato a los animales (los dos últimos bien podrían fundirse en uno solo). Es bien sabido que el régimen no tiene reparo ni contemplación alguna a la hora de acallar o desaparecer disidentes, por medio de la tortura, el trabajo forzado o la ejecución extrajudicial, tras la cual el régimen suele traficar con los órganos de los condenados y se baña en su sangre. El sistema judicial carece de independencia del Ejecutivo, incluso en materia presupuestal, lo que agudiza la corrupción. ¿Debido proceso? ¿Libertad de expresión? ¿De asociación? ¿De cultos? ¿De locomoción? “A otro perro con ese hueso”. Pregúntenles a Google, a Yahoo! o a Micro$oft, entre otras empresas multinacionales que colaboran servilmente con el régimen “echando al agua” a cualquiera que ose hablar o escribir de “derechos humanos”, la “independencia” de Taiwán o del Tíbet, la masacre de Tian’anmen o de otros temas “delicados” para la tiranía comunista, que mantiene a una legión de personajes encargados de filtrar el contenido de internet y de avisarle al gobierno comunista acerca de algún “elemento hostil”. Hasta por mensajes de texto (SMS) el régimen hace propaganda para “mantener el orden” (para allá va el Servicio de Noticias del Estado –SNE– furibista). Lo peor es que, para contrarrestar los cuestionamientos de Washington sobre derechos humanos, Pekín ha decidido responder con un informe anual en que “denuncia” las atrocidades gringas. ¿Qué tal? ¡El burro hablando de orejas y el conejo criticando!
El crecimiento desbordado ha alarmado a la otrora rampante economía gringa. China, mientras tanto, acumula reservas de US$1 billón (sí, con doce ceros) y trata de expandir su influencia en la región de Asia Pacífico, América Latina y África, entre otras, con estrategias de créditos “blandos” y esperando que le ofrezcan tratados de libre comercio, que de ser firmados significarían la ruina de más de un país en desarrollo (así los empresarios “de bien” vociferen diciendo que se abriría un inmenso mercado de más de 1.300 millones de “consumidores”). Un momento… ¿acaso China no es un país en desarrollo? Eso dice, por lo menos, el Protocolo de Kioto, de cuyo comercio de créditos de carbono destinado a estas naciones China consume nada menos que el 60%, mientras que la India y Brasil le siguen los pasos. En 2004, para producir el 4,4% del Producto Interno Bruto mundial, China “consumió el 7,4% del petróleo global, el 31% del carbón, el 30% del hierro, el 27% del acero, el 25% del aluminio y el 40% del cemento”. Se prevé que en 2009 China supere a Estados Unidos como el principal emisor de dióxido de carbono, según afirmó el mes pasado la Agencia Internacional de Energía. Ante la negativa de EUA y de Australia por ratificarlo, ya empezaron a discutir un nuevo acuerdo que reemplace al de Kioto, que por lo visto fracasó. Pekín se defiende acusando a los países desarrollados de los excesos en emisiones que ya existen, que se está quedando con los residuos de la producción y diciendo que el desboque del crecimiento se debe a la excesiva demanda de dichas naciones. Algunos afirman que hace falta “presión popular” para que la situación ambiental mejore.
Y bueno, si los seres humanos no tienen derechos, mucho menos los animales, ni siquiera los domésticos. Perros, gatos, lobos, mapaches son despellejados vivos por sus pieles, mientras agonizan de forma cruel una vez los granjeros asesinos los tiran al suelo y los dejan morir. Previamente, son transportados en las peores condiciones, maltratados y ejecutados sin compasión alguna, pues para estos remedos de seres humanos no son más que “cosas”. Nuevamente el régimen se defiende con la excusa de la demanda externa, como si estas crueles prácticas no tuvieran décadas de existencia. Para colmo, los perros son los chivos expiatorios del mediocre sistema de salud, especialmente en las provincias. Recientemente, al sur de esa nación fueron masacrados más de 50.000 canes por tres casos de rabia en humanos. Esa es la “grandeza” del país llamado a ser “el rey” en el siglo que apenas comienza.
En resumen, China no es más que un espejismo, no es más que una mentira recibida con euforia por los regímenes autoritarios y los extremistas más radicales de ambos bandos. Mientras el gran capital espera con ansias una mayor apertura de los mercados chinos, el régimen comunista y sus turiferarios partidarios, que en las zonas urbanas se conforman con que ingresen a cuentagotas las “comodidades” y los artefactos occidentales, no paran de bañarse en sangre y de acabar con la madre tierra que hace rato dejaron de respetar. El pueblo chino debería sacudirse de la tiranía, pero la intimidación es impresionante. Y la izquierda democrática, al igual que sucede con los extremistas islámicos de Hamas y del Hezbolá y teocracias sicópatas, a los que apoyan mientras critican a la asesina Iglesia Católica, cae en la trampa y elogia este régimen de opresión, destrucción y muerte, que usa su poder en la ONU para interceder por otras tiranías más mediáticas y escandalosas. ¿Celebrar el ocaso del genocida y conspirador imperio gringo y el surgimiento de un tiránico, cruel y antidemocrático “gigante que está despertando”? No lo creo.
martes 12 de diciembre de 2006, 11:52 COT
Infortunadamente es asì, como lo describes, Julián. Aunque pasarán varias décadas antes de que Estados Unidos comparta su poder con otras naciones, y algunas más para que un nuevo poder lo reemplace, China está fabricando los cimientos para ocupar ese primerísimo lugar. Los principios que gobernaron la nación estadounidense y que hoy sus herederos ferian al compás de sus ansias de poder, no prevalecerán, por lo menos en lo que a China se refiere. Su economía, como bien lo anotas se basa en la mano de obra barata y la restricción de los derechos laborales, garantizados por un partido único que gobierna férreamente la nación. Lo demás viene por añadidura, construyendo la infraestructura necesaria, dándole el mayor número de gabelas al capital internacional, formando grandes contingentes de ingenieros e inviertiendo en el exterior sus grandes ganancias.
Lo preocupante es que su voracidad que va en camino de equipararse a la de los Estados Unidos, saquea los recursos naturales de los paìses en desarrollo, distorsionando el mercado internacioal. Un ejemplo, el cobre este año subió a más del doble su precio, provocado por la escasez mundial originada en parte por las inmensas comprar hechas por los chinos.
La única manera de enfrentar este nuevo tipo de poder es a través de las alianzas regionales, tipo Unión Europea. La Comunidad Suramericana de Naciones es un buen rpospecto pero por ahora se reduce a un catálogo de buenas intenciones.
No es muy halagüeño el futuro que les espera a las próximas generaciones que verán languidecer el águila calva gringa y fortelecerse el tigre asiático. Y no cabe preguntarse cuál es el mejor sino cuál, el peor.
martes 12 de diciembre de 2006, 21:18 COT
Hola Julián. Excelente reporte del capitalismo salvaje a la oriental. Todo lo que dices con respecto a la parte ambiental es cierto. Que más se puede esperar de una cultura y de un(os) modelo(os) (económicos y políticos) totalmente ultrajador(es) y violador(es) de la vida humana y no humana. Todo extremo es absurdo.
De todas formas, por aqui existen unos documentos que sería bueno chequear y cotejar.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=40176
http://www.rebelion.org/docs/36453.pdf
Saludos
viernes 15 de diciembre de 2006, 15:07 COT
estos dias lei algo sobre la espantosa corrupcion, prostitucion, etc. que esta haciendo estragos en la sociedad china… me preguna porque nunca los humanos tendemos a mejorar las cosas sino siempre a hacerlas peor… sera interesante que pasa mas adelante con este proceso de desarrollo chino..y su modelo economico
mircoles 24 de enero de 2007, 13:40 COT
Muy bien investigado y enlazado este artículo, Julián.
Lamento que uses tantos adjetivos calificativos y denostaciones que yo creo innecesarias.
Basta con señalar las preocupantes cifras y las equivocadas políticas chinas, para uno sacar conclusiones sobre su destino y el futuro que nos espera, porque ahora estamos todos interconectados.
martes 6 de febrero de 2007, 09:30 COT
[…] A la par con los adelantos técnicos que hacen de Internet un espacio sin fronteras, de la misma manera los poderosos utilizan diversas formas, empezando por la represión abierta, como sucede en China, que en vista de la popularidad de MSN Messenger solicitó y obtuvo que se bloquearan algunas palabras como Taiwán o el Dalai Lama. Lo propio hizo con YouTube intentando filtrar su contenido y con Yahoo!, Google, Microsoft y Cisco Systems lo consiguió fácilmente. Si no se tienen los medios adecuados basta con restringir al máximo su acceso como sucede en Corea del Norte o simplemente bloquea los que no son de su agrado como en Etiopía o los encarece de tal manera que se convierte en privilegio de pocos como en Cuba. […]
mircoles 29 de agosto de 2007, 17:56 COT
[…] el seguimiento y el rastreo de las actividades de los navegantes de internet en el país supuestamente llamado a ser la gran potencia del siglo XXI. Recomendar esta […]
viernes 21 de marzo de 2008, 11:16 COT
[…] tiene una oportunidad única para demostrar que no es la máquina represora ni el espejismo que algunos pensamos, y que unos cuantos en Tíbet están dispuestos a decirle a China, […]