Criticando al criticón
Columnas > ViniloPor Ruby Tuesday
jueves 2 de agosto de 2007 4:12 COT
De los adornos, parafernalia y palabras rebuscadas y bonitas para calificar algo que es incalificable.
Hace algunos días tomé una revista musical, en ella observaba a un personaje dizque ‘respetable’ y serio dando su opinión a manera de crítica sobre un artista X. De ahí nació éste bichito que me pica, que me enerva y me hace poner histérica. El criticón. Decidí no leerla, pero encontré más de más personajes parecidos en Internet, prensa, televisión y hasta radio.
En el periodismo cultural, mayoritariamente… O bueno, en todo el periodismo hay una sección que es amada por unos, odiada por otros, que despierta las más bajas pasiones, que enerva, que despierta, que abre ojos, y que muchas veces (la mayoría) solo los cierra. Es la sección de críticas. Y críticas no en formato de reseña que es muy diferente, sino como lo que en verdad es, una crítica.
crítica. f. V. crítico.
crítico, ca. (Del lat. critĭcus, y este del gr. κριτικός). adj. Perteneciente o relativo a la crítica. Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.
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Hay gente que se gradúa de escuelas de periodismo para poder ejercer la crítica en el sentido del diccionario, y yo me pregunto, ¿para qué la crítica? Y vuelvo a aclara, la crítica como esa formación de un juicio, mayoritariamente subjetivo, influido por los gustos, experiencia y frustraciones del escritor de ésta y que lo único que hace es desorientar al lector, indisponer o predisponer al lector ante una obra, espectáculo, libro, disco o producto artístico en general. Es ese usual consejo de ‘Uy, esa es mala, no pierda la platica’ y vaya uno a ver y la película o el evento lo cautivó.
La crítica en este país y en el mundo está sobrevalorada. Se le rinde culto a una serie de peleles que lo único que hacen es poner etiquetas a lo que ven, escuchan y leen sin pensar en que las percepciones varían de acuerdo al historial personal del individuo y por tanto emitir un juicio de valor en un medio tan masivo como lo es un periódico, televisión o lo que sea implica el favor o detrimento de un producto que es puramente artístico y forjado desde las entrañas (subjetivo) de un individuo que vale igual o más que aquel que se dedica a valorar, sobrevalorar o pordebajear lo que los demás hacen. Por ejemplo lo que yo hago ahorita con aquellos dizque ‘ilustres’ personajes que se jactan de su buen gusto y juicio para decirnos qué escuchar esta semana.
¡Y les tenemos que hacer caso! ¡Porque son los medios, los medios marcan la parada, si no está en los medios no existe, no vale nada! Porque nos hemos vuelto perezosos y no nos atrevemos a ver por nuestros ojos, escuchar y leerlo, porque tenemos que recurrir al ‘experto’ en la materia para que nos diga si leer o no. Es cierto que el tiempo vale oro, pero si bien es cierto no hay que perderlo leyendo críticas llenas de argumentos puramente subjetivos, carentes de todo sentido estético y moral para calificar algo que es incalificable.
Para muchos su palabra es ley, y es que el criticón cree tener todo el derecho para formar ese tipo de juicios y prejuicios en contra de un artista, una obra que tal vez el mismo hubiera sido incapaz de hacer. También tiende a sobreanalizar las cosas, buscar conexiones donde no las hay y armar todo un teatro sobre la historia de una canción, una película o un libro. El criticón sobre analiza los sonidos, les busca parecido y todo le suena como una imitación de algo. Toma los álbumes y desglosa canción por canción el contenido diciendo ‘ésta se escucha como David Waters en sus inicios con Floyd Pink pero con un toque de Tull Joplin barato… La tercera canción nos lleva a la convulsionada era en la que el grupo tuvo problemas y se puede notar la flojera y mediocridad del disco ya que…’ y un montón de barbaridades más, como si no tuviera otra opción más que escribir mierda, palabras rebuscadas, sinestesias que a veces son difíciles de imaginar y le van mejor a los poetas.
El criticón no debe confundirse con el que hace reseñas, que habla de las características de una obra y que no trata de adornarla con adjetivos calificativos que engrandecen o minimizan su calidad y atractivo. Quien hace reseñas informa, ilustra y da una idea de lo que puede encontrar, sin decirle que está bonito, feo, que suena bien o mal, que suena a refrito de Manu Muguruza o Fermin Chao o lo que sea, quien reseña hace su trabajo informativo.
Llegan a cuanta reunión social diciendo: “escuché el último material de Belle & Harvey y me pareció un poco pretencioso… Creo que el single debería ser X porque suena más comercial y rocanrolero como lo que suena ahorita porque el single Z es muy retro y no…” Como si la gente fuera a empezar a llamar a las emisoras a recomendar el track que Perencenito recomendó… Se creen empresarios de la industria, ellos dicen que suena y qué no (bueno algunos si tienen el poder de decisión, con esos oídos tan podridos que tienen) y ahí de que no suene lo que quieren, arman pataleta como niño chiquito en juguetería cuando los papás no tienen plata para comprarle el carrito que escogió.
Dizque eminencias… ¿Eminencias de qué? La mayoría de ellos no ha hecho ni la mitad de lo que hacen quienes son criticados, la mayoría de ellos son eminencias porque ellos mismos se ponen el título y lo lucen como niño que hace fieros con su banderita y dice ‘yo icé bandera y usted no’. Una actitud inmadura, dicen hacer mucho por el medio y la cultura y lo único que hacen es ayudar a la gente que les cae bien, a lo que ellos les parece suena bien. Una maldita subjetividad donde debería primar el bien común de los oídos del resto del mundo de por dios. Sin contar que la platica tiene que hacer ‘ka-ching’ para que digan que un disco es genial, que un concierto es la locura o que el show está de lujo.
La calidad de un producto no puede ser juzgada por un grupo de individuos que peden o no tener el poder, debe ser calificada por el público, por quienes lo viven, lo disfrutan y lo llevan en las entrañas, para bien o para mal. Suena idealista pero el primer paso para derrocar el imperio del criticón es ignorarlo.
El criticón, para mí, debería desaparecer de las páginas de revistas, de los noticieros, debería irse por el caño y probar de lo que él le da de comer al artista. Y empiezo yo por irme por donde vine y hacer la promesa de nunca en mi vida periodística emitir juicios de valor descarados, carentes de sentido sobre material artístico alguno. Y si se dio cuenta, la crítica no es ningún material artístico, so está exenta de mi juramento y dilapidaré de ella hasta el fin de mis días.
((Volví y prometo no abandonarlos más, ¡un abrazo!))
jueves 2 de agosto de 2007, 08:44 COT
Que tal… estoy en el trabajo, revise mails, tengo activadas las “alertas” de google. palabras clave: pink floyd. generalmente me llegan pavadas… pero siempre hay algo para rescatar… abro el mail y veo parte de tu texto que dice “floyd pink” y “david waters” y pense “wow, esto es DEMASIADO” y entre a ver de que se trataba.
por suerte me encontre con tu texto, me parecio muy bueno, bien redactado e interesante, creo que el tema da para mucho mas, digamos, entra en juego mucho debate critico a la comunicacion de masas. asi que mis felicitaciones. digamos que hasta me dieron ganas de pedirte disculpas por algo, como si yo fuese critico jajaj.
en casa te seguire leyendo. un saludo.
jueves 2 de agosto de 2007, 10:47 COT
Los críticos son la punta de la pirámide de la pseudointelectualidad. Son seres despreciables, detestables y abominables. Aparte de que su credibilidad es nula -en mi concepto- y sus críticas o recomendaciones me suenan a infomerciales patrocinados.
Para mí no son más que unos frustrados resentidos que como no pudieron ser la estrella de rock que soñaron cuando tenían 12 años, descargan su envidia en los que sí lo lograron. Igual los de literatura o cine.
Nadie tendrá la autoridad moral para calificar el trabajo artístico, que de por sí es subjetivo… es decir: en concepto de una persona es malísimo pero para otra puede ser lo máximo. El arte es sujeto a cualquier tipo de interpretación personal. Es lo mismo con los “top 100 de las canciones del milenio” ¿Según quien? Según el autor. Nunca habrá consenso y siempre estará el tufillo de la presión de las disqueras, por ejemplo.
Lo que hay que tener muy presente respecto a los que se creen en posición de emitir conceptos sobre el trabajo de otro es que es eso: Su opinión personal. Los medios no deberían darles tanto espacio y nosotros no tomárnolos tan a pecho. Porque nos covertiríamos en críticos de los críticos, lo que sería doblemente abominable … y no faltará el que sugiera que nuestras críticas a los críticios son pura envidia y que quisiéramos ocupar su lugar.
Al fin y al cabo es la opinión de un fulano, y la de uno puede ser otra.
viernes 3 de agosto de 2007, 08:12 COT
Un problema enorme radica en el significado y uso que se da al concepto de “crítica”. Empezcemos por la definición de Microsoft – y tenía que ser de microsoft para ser mala. En realidad, y desde la crítica como área del saber filosófico, el crítico no hace para sí mismo juicios de valor, lo que es, entre otras cosas, antiético. El crítico desglosa, desmenuza, (¿diseca?) y pone sus hallazgos en perspectiva con el fin de que el propio público forme sus juicios de valor.
Otro error bastante común entre nuestros “críticos” en los medios es el tema de la crítica como ejercicio puramente destructivo. Es incluso gracioso ver la competencia para ver quién suena más graciosito, dando como resultado pobres imitacines de la Negra Candela y la Diva Jessurum – que ya son bases de comparación bastante patéticas.
En tercer lugar, y apegándome a una frase que ya está inscrita como mi leit motif, “the wise speak only of what they know”. Algo que se le olvida a nuestros “críticos” es que se necesita mucho más que un gusto o disgusto superficial por un tema específico para estar en capacidad de “criticar” expresiones realizadas sobre el mismo tema. Así es como nos encontramos, por ejemplo, a un Mauricio Laurens, que despotrica de la Cifi como género, intentando hablar sobre una película de CiFi. Así es como nos encontramos en las páginas de revistas de farándula – y en algunas que se las dan de cultas, también – niñitos bien, recién salidos de la escuela de comunicación social para reinitas, que nunca en su vida han escuchado otra cosa que el detestable chispúnchispúnchispún que aquí se denomina música electrónica, intentando hablar sobre el concierto de Roger Waters. Así es como nos encontramos con un chico bien cartagenero, que en su vida ha escuchado hablar de Frank Miller, hablando estupideces sobre Sin City.
Si alguien del público quiere despotricar porque no le gustó, bien, está en su derecho. Pero si alguien tiene la responsabilidad de los medios sobre sus hombros, la emisión de un juicio subjetivo de valor establecido sobre bases destructivas en un tema sobre el que no tiene idea, no sólo es una sucesión de errores garrafales: eso debería ser considerado un crímen contra el arte. Y desafortunadamente eso es lo que tenemos aquí.
Ya para terminar, y apoyando a Patton, lo puedo resumir así: un critico critica aquello que nunca fue capaz de hacer bien.
viernes 3 de agosto de 2007, 09:42 COT
Cuando leí el título pensé que me iba a sentir aludido con el post pero tenés toda la razón. Toda esa disfrazadera de juicios de valor utilizando palabras para descrestar es horrible. Pero todo esto existe porque hay mucha gente falta de criterio que necesita que le digan lo que le tiene qué gustar y lo que no. Y bueno, Patton tiene razón, yo dentro de todo les tengo envidia a los críticos de arte, les pagan un platal por no hacer nada. Saludos de un crítico(n) que critica a los críticos destructivamente.
domingo 5 de agosto de 2007, 21:18 COT
Ñorita: lo que dice Mornatur es cierto. Crítica no es el arte de fastidiar sino el examen de las causas primeras de algo. Y sobre los críticos hay que decir que es una cuestión que tiene tanto de ancho como de largo. Hay unos más elegantes que otros y unos más rapaces y despiadados que otros, pero lo que te puedo garantizar es que ellos no llegan a las redacciones de las revistas sólo porque le caen bien a los directores: para ser crítico hay que saber algo del arte que se critica, no a cualquiera lo sientan a decir que “El Carro” es la mejor película colombiana de la historia o que Shakira es la artista de la década (para ver este dilema cfr. el capítulo de los Simpsons en el que Homero se vuelve crítico de restaurantes).
El problema es que en arte la línea entre “saber” y “percibir” es muy tenue, por eso muchas veces lo que hacen los críticos es lo mismo que hace el público pero con un poco más de fundamentos: decir lo que les da la gana o lo que les pareció. No hay obras universalmente buenas ni universalmente malas, sólo hay obras mejor hechas que otras. Habra quien diga que una cosa equivale a la otra, pero yo no creo: para mí una buena obra de arte es la que mejor place al espectador.
lunes 6 de agosto de 2007, 10:38 COT
Excelente el artículo. Interesante este tema. Hay que partir que cada quien tiene una percepción de una obra de arte. He descubierto que los Blogs contribuyen a que las personas del común manifiesten su opinión sobre esto. Es lo que yo he hecho sin llegar a considerarme crítico (ni más faltaba!!). Como verás en mi Blog, he dado cierto lugar de distinción entre la crítica y los fanáticos de la música: Existen unos pocos privilegiados que se suponen tienen un bagaje amplio en un arte, que su escritura de poeta les aporta a embellecer sus ideas para elogiar o sepultar una obra (en casos sin conocerla a fondo siquiera) y que les pagan por eso. Por otro lado el fan también tiene su punto de vista, la cual respeto más que el crítico sabelotodo, ya que sin contar con su locuacidad expresa de manera natural y honesta lo que le hace sentir estas obras logrando en ocasiones convencer mejor que los críticos. A ellos les he dado su merecido lugar y es posible que conozcan tanto como se supone que conocen los críticos.
No me quiero enredar más con este asunto…, sólo quiero citar un caso que me parece un despropósito para la música por parte de la prestigiosa revista Rolling Stone: Sus críticos ubicaron a David Gilmour en el puesto 84 en el escalafón de guitarristas y el disco A Night The Opera de Queen en el 261 u 281 entre los discos de todos los tiempos. A mí me deja serias dudas esos puestos sobre su credibilidad…
lunes 24 de marzo de 2008, 19:24 COT
Las criticas estan de mas a veces, como musico lo admito, despues de todo cual es el sentido de dar tanto revuelo a la aprecicacion musical si esta es propia.
Visiten http://www.romanmontero.com.ar!
Hay fotos, mp3, lecciones y demás acerca de la guitarra clásica y
eléctrica..!Escuchen estos guitarristas: Steve Vai , Joe Satriani, Frank Zappa, S.R.V.,
Jimmi Hendrix, Nuno Bettencourt, Brian Setzer, Frank Gambale, Yngwie
Malmsteen, Eric Johnson, entre muchos otros..!