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Columnas

Las voces de equinoXio

El final de la ilusión

Artículo destacado > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

15 dAmerica/Bogota Agosto dAmerica/Bogota 2011 16:30 COT

México celebra

Terminó el sueño de la selección juvenil de Colombia en el Mundial sub 20, de seguro mucho antes de lo que los más optimistas esperábamos y mucho después de lo que los pesimistas pensaban y querían. Tras una magnífica primera ronda y de una sufrida clasificación en octavos de final, la esperanza de luchar por ser campeón se hizo añicos ante México, que hizo lo suficiente para frustrar el anhelo de más de 46 millones de colombianos.

De todas maneras, es conveniente hacer un balance con las cosas buenas que dejó esta aventura mundialista y también tener en cuenta aquello que estuvo mal, para corregirlo y evitar que se repita a futuro.

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¡Llegó el Mundial!

Artículo destacado > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

29 dAmerica/Bogota Julio dAmerica/Bogota 2011 0:02 COT

Logo Mundial Sub 20 Colombia 2011

Arrancan los 23 días de la Copa Mundial Sub 20 de la FIFA Colombia 2011, el certamen deportivo más importante que se haya organizado en nuestro país hasta el momento. Todo está dado para que sea una fiesta futbolística. Los estadios, los equipos y el público. Además de mostrarnos como buenos anfitriones, nuestro país está en el deber de hacer un buen papel.

Los escenarios

Hay que ser justos. En este espacio se planteó la incertidumbre de si los estadios, sometidos a un verdadero cambio extremo en la mayoría de los casos, estarían listos y a tiempo para acoger los partidos de los diferentes grupos. Pero en una verdadera lucha contra el reloj se cumplió con el cronograma de las obras en todas las ciudades, y vale la pena destacar el impresionante golpe de vista que presenta ahora el Hernán Ramírez Villegas, de Pereira, que a nuestro juicio fue el que quedó mejor, y la manera como se llevaron a cabo los trabajos en el Jaime Morón, de Cartagena, que era uno de los que estaba más atrasado en su remodelación.

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La copa rota

Artículo destacado > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

18 dAmerica/Bogota Julio dAmerica/Bogota 2011 21:58 COT

Después de la guerra, todos somos generales. Sin embargo, es necesario hacer un balance de la participación colombiana en la Copa América Argentina 2011, de su eliminación, y también de la caída de los grandes del fútbol suramericano.

A Colombia le quedan grandes los chicos

Falcao García

No es de ahora. Es una constante en nuestra historia futbolística. La tricolor nacional se inspira y hace sus mejores presentaciones cuando tiene al frente a un rival de kilates. Así, nuestros padres y abuelos recuerdan el 4-4 con la Unión Soviética en Chile 62, y nuestra generación vibra con sólo recordar el 1-1 con Alemania en Italia 90 y el 5-0 ante Argentina en las eliminatorias de 1993. Las grandes gestas de la selección colombiana tienen un lugar en la memoria colectiva, porque, amén del resultado, fueron auténticas demostraciones de buen juego de equipo y de calidad de muchos de los jugadores que estuvieron en la cancha en dichos partidos.

Pero la cosa cambia cuando Colombia juega ante rivales de pocos o nulos pergaminos. Estaba tibio aún en nuestra mente el gol de Rincón a Alemania, cuando días después, un par de genialidades del veteranísimo Roger Milla, de Camerún, nos mandaron de regreso a casa y truncaron una figuración más destacada en lo que hasta la fecha ha sido la mejor posición de Colombia en los mundiales. Para 1994, la archifavorita selección de Córdoba, Valderrama, Asprilla, Rincón y Valencia fue la primera eliminada del mundial gringo, al caer sorpresivamente con un par de equipos sin ninguna tradición en las copas del mundo: Rumania y Estados Unidos. Y aunque se le ganó a Suiza —otro extra sin parlamento en estos torneos—, este triunfo fue inútil, porque ya no teníamos opción de pasar a la segunda ronda.

Sin ir tan lejos, las últimas frustraciones del combinado cafetero en las eliminatorias han sido por los puntos que se dejaron escapar en los cotejos ante rivales que siempre hemos mirado por encima del hombro: Ecuador, Venezuela, Bolivia y Perú. Si somos aún más estrictos, podemos meter también a Chile en esa colada, porque el combinado austral de mayores nunca ha ganado la Copa América ni ningún otro torneo de selecciones absolutas organizado por la Conmebol. En su palmarés mundialista tiene para mostrar el quinto lugar en el mundial de 1930 (donde todos asistieron por invitación) y el tercer lugar en 1962 (cuando jugó de local). El partido que eliminó a Colombia con miras a Alemania 2006 fue ante Chile en Barranquilla, en el que nuestro país ganaba 1-0 y por no saber manejar el resultado, terminó empatando. Y como además de lo grueso está hinchado, el representativo colombiano quedó por fuera de Sudáfrica 2010 al perder con Chile en Medellín 4-2, en uno de los peores partidos de los últimos tiempos.

Una Copa América para olvidar

Fiel a esa costumbre de enredarse contra los equipos de poco renombre, Colombia tuvo un desempeño apenas aceptable en su debut ante una sub 23 de Costa Rica, que jugó gran parte del encuentro con un hombre menos. El gol de Ramos, cuando agonizaba el primer tiempo, fue, y perdónenme por usar este argentinismo, “un gol de otro partido”, que no refleja el mal funcionamiento colectivo de Colombia de principio a fin.

Lionel Messi

Luego, ante Argentina, fue el momento del Bolillo Gómez y su brillante planteamiento táctico ante el combinado local, repleto de estrellas venidas de los mejores clubes europeos, con sueldos astronómicos, y máximo favorito a ganar el campeonato. Así como lo hizo en el amistoso ante España, Colombia jugó muy bien y neutralizó a las piezas claves de sus oponentes. Con los españoles, rompió el circuito Hernández-Iniesta-Villa y supo agruparse atrás. Perdió, pero dejó una buena impresión en la retina de los aficionados. No estaba jugando contra ningún monigote sino contra el campeón del mundo, en donde además estaba media formación del todopoderoso Barcelona FC. Con los argentinos pasó lo mismo. Borró a Messi, que es la otra mitad del Barcelona, lo hizo ver intrascendente y hasta fue silbado por sus propios compatriotas. Tampoco ganó, pero tuvo la victoria en los pies de Dayro Moreno, que falló un tiro increíble con el arco vacío.

Con Bolivia no hubo mayores sobresaltos, aunque después de logrado el segundo tanto, Colombia se desdibujó y pareció conforme con tener el marcador asegurado. Perdió el orden y cedió espacios, pero tenía al frente a adversario tan malo que no le habría empatado el partido así hubieran seguido jugando hasta hoy.

Clasificados como primeros del grupo, nos tocaba sobre el papel un rival accesible, un tercero, pues así se había armado el fixture bajo el supuesto de que ese primer lugar era para Argentina. Perú, el del pasado glorioso de Cubillas, Ramírez, Chumpitaz, Sotil, Cueto, Larrosa y Uribe. El que le plantó cara a los grandes en México 70. El que le ganó a Colombia la Copa América de 1975 en un tercer partido en Venezuela. Pero también, el que luego de esas generaciones doradas, cayó de manera estrepitosa y fue antepenúltimo, penúltimo y último, respectivamente, en las tres eliminatorias más recientes.

Era un partido a todas luces ganable. Pero no fue así. Colombia volvió a las andadas. Un par de oportunidades en el primer tiempo y pare de contar. No se jugaba bien porque el esquema colombiano está hecho para aguantar y contraatacar, no para proponer e ir al frente. Perú estaba haciendo algo parecido. Abroquelado, tapando la proyección de laterales y volantes de avanzada, de modo que ninguno de los dos se lanzaba expresamente sobre el arco rival. Un penal que se encontró Colombia parecía ser la solución, y sucedió lo impensable. Falcao García, el implacable goleador del Porto y terror de las vallas enemigas en las competencias portuguesas y copas europeas, el que nunca fallaba, erró el cobro. La clasificación se abortó ahí y luego en un par de postazos de Moreno y Guarín.

Murphy hizo presencia con sus leyes. Cuando algo puede salir mal, sale mal. Y cuando algo sale mal, es susceptible de ponerse peor. Luis Enrique Neco Martínez, cuyas atajadas brillantes en los juegos anteriores hicieron dejar de lado el sinsabor de la lesión del titular David Ospina, y que hasta el momento era prenda de garantía del cero en el arco propio, se equivocó y los peruanos aprovecharon. Dos a cero en el alargue y la tricolor colombiana con tiquete de regreso a El Dorado. Dolor, rabia y decepción. El karma de no poder con los chicos está intacto. En el fútbol sudamericano seguimos siendo los primeros en la mesa de los pobres, pero los últimos en la mesa de los ricos.

Lo más fácil en este momento es echarle el agua sucia al técnico Gómez. Por supuesto que él tiene un grado de culpabilidad en este nuevo fracaso colombiano, por usar prácticamente el mismo esquema táctico para jugar contra equipos poderosos como frente a los más débiles. Está bien tomar precauciones ante un grande para no pasar vergüenzas, pero no está bien utilizar un libreto igual contra un rival de menor cuantía. Sin embargo, Bolillo no fue el que botó el penalti, ni el que estrelló dos balones en los postes, ni mucho menos el que la c… la embarró poniendo en bandeja el par de goles con los que los peruanos derrotaron a Colombia. Tales fallas fueron absoluta responsabilidad de los jugadores. Aquellos que no sienten la camiseta nacional, y no saben que lo que contienen sus pantalonetas no es solamente para engendrar hijos, sino para sacar fuerzas de flaquezas, dando la pelea contra grandes y chicos, con valentía y fuerza testicular.

Los grandes también caen

Esa fuerza testicular que endémicamente le falta a Colombia fue la que mostró, como ha sido desde que existe el fútbol en este pedazo del mundo, el seleccionado de Uruguay. El 16 de julio, misma fecha en la que los charrúas dieron el “Maracanazo” en 1950, y también en la que hace 24 años labraron el camino para la final de la Copa América de 1987, los de la celeste eliminaron a Argentina en los penales, después de haber dado una muestra de entereza y de valor durante los 120 minutos de un vibrante empate a un gol, teniendo un hombre menos, por la expulsión de Diego Pérez. Uruguay tuvo mejores opciones para ganar, pero al no concretarlas, fue capaz de aguantar el embate de Messi y compañía, que volvieron figura a Muslera. Penales. Falló otro que es habitualmente infalible (Carlos Tévez) y los del lado norte del Río de la Plata celebraron otra hazaña más en su extenso historial de milagros en canchas ajenas, como hace un año, cuando los dirigidos por Óscar Washington Tabárez alcanzaron el cuarto lugar en Sudáfrica 2010.

Neymar

Brasil, el que ha estado en todos los mundiales y que ganó cuatro de las últimas cinco ediciones de la Copa América, también se fue. Que este servidor recuerde, la selección mayor auriverde solamente había perdido una definición por lanzamientos desde el punto penal en México 86 ante Francia. De resto, siempre se impuso. Hasta ganó un título mundial en 1994 a expensas de los italianos. Pero para todo hay una primera vez, y fue ahora. El guardameta paraguayo Justo Villar, que les negó a Pato, a Ganso y a Neymar el grito de gol en muchas ocasiones durante el tiempo regular y la prórroga, también fue determinante desde los doce pasos parándole el tiro a Thiago Silva, luego de que sus tres antecesores, Elano, Santos y Fred, botaron sus cobros. Era la tercera sorpresa en línea de los cuartos de final, y faltaba una más…

Gabriel Cíchero

Queda claro que se acabaron los tiempos en los que los contrincantes de Venezuela podían pensar en que tenían el triunfo garantizado desde antes de jugar el partido. La selección vinotinto dejó de comerles cuento a sus rivales y, con una base de jugadores que militan en clubes europeos, se ha convertido en la revelación de este torneo. Por primera vez en catorce participaciones los venezolanos accedieron a una semifinal, dejando en el camino a Chile. Fue un partido de dominios alternados y con pasajes de juego fuerte. Los protagonistas de la proeza, Gabriel Cíchero y Oswaldo Vizcarrondo, curiosamente, forman parte de la defensa del equipo de César Farías, pero en ambas anotaciones mostraron que tienen cualidades para definir. Es una variante de la cual debe echar mano cualquier técnico en caso de que se le cierre el arco a los atacantes y volantes ofensivos. Cuatro partidos, cuatro “palos”, para desgracia y ruina de los apostadores.


Dados estos últimos resultados, en las llaves de semifinal Uruguay-Perú y Paraguay-Venezuela es necesario replantear los favoritismos. En lo personal, Uruguay debe pasar a la final y ser el campeón, pero no tiene nada, absolutamente nada seguro, al igual que Paraguay. De llegarse a dar una definición del título entre Perú y Venezuela, temblará hasta sus bases el establecimiento de la Conmebol.

Y ahora, tres por una…

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

27 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2011 11:07 COT

Afortunadamente, la actividad deportiva fluye a raudales en esta época en la que hay mucha gente en vacaciones de mitad de año. En esta ocasión nos referimos a otros certámenes que han colmado en mayor o menor grado la atención del público en las horas en las que nos encontramos.

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Dos por el precio de una

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

11 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2011 13:21 COT

Debido al aluvión de hechos futbolísticos en lo que atañe a Colombia en las últimas horas, esta edición de Con los taches arriba trae dos entradas con el mismo tiquete: una internacional, por cuenta de la Sub 20, y otra local, con la definición del campeonato profesional colombiano.

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Tres colombianos, ¡TRES!

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

18 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2011 20:30 COT

Falcao levanta la Copa de Europa

Para un jugador de fútbol, la máxima consagración es llegar a ser campeón con su equipo, y por encima de esto, con un bonus track, es marcar el gol con el que se obtiene el campeonato. Es el equivalente a ser el héroe de la película, y asegura por derecho propio que su nombre estará ligado para siempre en la historia del club o seleccionado, cada que se hable de la consecución de una copa.

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¡Cuarenta en oros!

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

7 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2011 10:56 COT

Los juegos de cartas, aunque no son precisamente un deporte, puesto que el despliegue físico necesario para llevarlos a cabo es mínimo, despiertan una gran afición e interés entre quienes los conocen y practican, porque al igual que el ajedrez, requieren una gran habilidad mental y la puesta en marcha de una serie de estrategias que le permitan al jugador obtener la victoria a partir de sus propias fortalezas y de las debilidades de sus oponentes.

Dentro de la amplia gama de juegos que existen con la baraja española, sobresale uno que ha tenido gran arraigo en nuestra cultura popular, y es la delicia entre los círculos de amigos de vieja data que quieran pasar un rato ameno mientras comparten anécdotas al ritmo de una buena música de fondo o al calor de una bebida suave.

El tute

Carta

Traído de la península ibérica en tiempos coloniales, utiliza un naipe de cuarenta cartas, esto es, el que va numerado del uno al doce y en el que se suprimen el ocho y el nueve. Las cuarenta cartas están divididas en cuatro palos o pintas, a la usanza del póker, pero con nombres españoles: oros, copas, espadas y bastos. Cinco de las diez cartas tienen un valor específico en puntos, que sumadas todas dan un total de 120. La número uno (as) vale 11 puntos. El tres vale 10 puntos. La sota (figura número 10) vale dos. El caballo (número 11) vale tres. Y el rey (número 12) vale cuatro. Las otras cinco cartas (2, 4, 5, 6 y 7), no tienen ningún valor, pero pueden ser decisivas a la hora de ganar una partida, si se tienen en el palo del “triunfo”, situación que explicaremos más adelante.

El objetivo del tute, en todas sus variantes, es que uno de los jugadores haga más puntos que sus rivales para declararse ganador. En la modalidad que este servidor conoce y juega desde que tiene uso de razón, y que es la más extendida en el centro del país, pueden participar entre dos y seis personas. No se recomienda que sean más porque la partida terminaría muy rápido. Si los jugadores así lo acuerdan, se puede llegar a apostar dinero o un premio o castigo determinado, como puede ser el de una comida o una botella de licor para el ganador, o pagar la cuenta en el establecimiento para el perdedor.

Desarrollo de la partida

La persona que baraja el naipe reparte boca abajo y por la derecha las cartas entre todos los jugadores, formando tandas de cuatro, seis u ocho. Si juega un número impar de participantes, se deja por fuera una carta con el número dos para que no quede sobrando ninguna al final del robe. Si se ha acordado que la partida se va a jugar con “muestra”, saca una última carta, la deja boca arriba y le pone encima las cartas que sobraron del reparto, pero sin cubrirla completamente, de modo que sea visible. El palo de la carta mostrada es el “triunfo”, esto es, la pinta que tendrá valor por encima de las demás en todas sus cartas y que servirá para ganar cada mano o baza, independientemente de la figura que aparezca impresa.

Generalmente, las primeras bazas son de calentamiento, para deshacerse de las cartas sin valor y tratar de conseguir mejores figuras con puntajes altos. Si hubo muestra, la persona que tenga el caballo y el rey de dicho palo, lleva una ventaja sobre sus oponentes, porque cuenta con la posibilidad de sumar cuarenta puntos si hace el acuse. ¿Cómo se acusa? Ganando una mano. ¿Cómo se gana una mano? Pues bien, en la primera mano inicia el jugador a la derecha del que repartió. De ahí en adelante, y en el sentido contrario a las manecillas del reloj, deben ir lanzando de a una carta los demás jugadores hasta llegar al que barajó. La carta debe ser del mismo palo del de la que fue lanzada por el primer jugador, aunque esto no es obligatorio mientras existan cartas para robar, porque el participante puede alegar que le salió después de haber jugado y robado. Si no se tienen figuras del mismo palo pedido, se puede lanzar cualquier carta sin valor de otra pinta, o el triunfo (el palo de la muestra), si se quiere ganar la mano. El ganador de la baza es aquel que haya puesto la carta del número o valor más alto del palo pedido, o del triunfo.

Ejemplo. Jugador A, cuatro de copas. Jugador B, cinco de copas, jugador C, dos de bastos —no tenía copas—. Jugador D, siete de copas. Gana la mano el jugador D, porque puso la carta con el número más alto, aunque ninguna de ellas tenga valor en puntos. Esta persona, por ser ganadora de la baza, tiene derecho en ese momento a cantar un acuse, es decir, si tiene caballo y rey de un mismo palo. Si es del palo de muestra, acumula 40 puntos. Si es de otro palo, sólo 20. Si el ganador de la mano no tiene para acusar, o se le olvida, simplemente adquiere el derecho a “robar” (tomar una carta del montón que sobró) primero que los demás, de ahí roban los otros jugadores, por la derecha. El ganador de cada mano es el que debe iniciar la siguiente, lanzando una nueva carta.

Segundo ejemplo. Con muestra en espadas. Jugador A, seis de oros. Jugador B, dos de espadas. Jugador C, siete de oros. Jugador D, cuatro de oros. Gana el jugador B, porque aunque el dos de espadas es un número inferior al seis de oros, lanzó triunfo, y es señal inequívoca de que va a acusar. Para evitarlo, C o D, debieron lanzar una carta de espadas superior a la de B, pero en este caso se asume que no tenían, puesto que cuando se juega con muestra y se piden cartas de dicha muestra, es obligatorio jugarlas so pena de renunciar (ser eliminado de la partida).

Cuando se juega sin muestra, modalidad que prefiere quien escribe, los jugadores están todos en igualdad de condiciones, porque cualquiera que acuse caballo y rey de un mismo palo, primero que los otros, podrá lograr 40 puntos. De ahí en adelante, el palo acusado en cuarenta se convierte en el triunfo que, como cuando se juega con muestra, sirve para ganar las manos y es obligatorio jugarlo cuando se pide.

Hemos dicho que cuando no se ha terminado el robe un jugador puede alegar que no tiró la pinta pedida o triunfo porque no tenía. En esta situación, si al robar le sale(n) carta(s) de triunfo o de la pinta pedida anteriormente, debe ponerla(s) boca abajo, para que los demás sepan que ahora sí tiene triunfo o X palo y que a la próxima lo tendrá que lanzar si se lo piden. Este caso se denomina “estar manos abajo”.

El momento de ganar

Tute de reyes

Además de los acuses en cuarenta y veinte, los jugadores acumulan puntaje de las cartas que recogen de sus rivales al ganar cada mano y que se amontonan al lado de cada quien para contarlas al término de la partida. Existe también una forma de ganar el juego de manera súbita. Si una persona consigue tener las cuatro figuras del as, tres, caballo o rey, y acaba de ganar una mano antes de que se acabe el robe, acusa tute o “relancina” y automáticamente es el ganador de la partida, sin necesidad de ir al conteo. Esta opción es una tortura para algunos que pueden ir dominando las acciones, pero que se topan con semejante golpe de suerte de uno de sus rivales. He presenciado partidas en las que una persona lleva ochenta puntos, fruto de un acuse de cuarenta y dos de veinte, pero aparece otra con un tute de ases o de treses y se queda con la victoria.

Cuando se terminan las cartas para robar, las reglas se endurecen. Ya no se puede acusar y se convierte en obligatorio jugar el palo de la carta pedida y matando (siempre poniendo un valor superior al que se pide). Si la persona no tiene cartas mayores a la pedida en esa pinta, de todos modos debe jugar la que tenga. Si no tiene ninguna carta —ni superior ni inferior— del palo pedido, debe lanzar una de triunfo. Los otros que no tengan del palo pedido y tiren triunfo, están obligados a hacerlo matando la carta de triunfo precedente.

Tercer ejemplo. El triunfo es en bastos. A juega siete de espadas. B, sota (10) de bastos, porque no tiene espadas. C, cuatro de espadas —no tiene una carta superior a la que pidió el jugador A—. Y el jugador D, caballo (11) de bastos, porque no tiene espadas y debe matar a la sota jugada por B. La mano es para D, porque puso el triunfo con mayor valor.

El jugador que gane la última mano recibe 10 puntos extra, conocidos popularmente como “las diez de mesa”. Ahí se inicia el conteo, en el que se tienen en cuenta los acuses hechos por cada uno y las cartas recogidas al ganar cada baza. El vencedor es quien sume más puntos. En caso de presentarse empate —cosa que rara vez sucede—, se declara ganador a aquel que haya logrado las diez de mesa. El turno para barajar en la siguiente partida le corresponde al jugador que estaba a la derecha del que repartió en el juego que acaba de terminar.


El tute es un juego que, una vez se está familiarizado con él, es bastante agradable de jugar y de ver, porque genera momentos de emoción entre los participantes y espectadores. Suelen ocurrir sorpresas, jugadas inesperadas, equivocaciones increíbles, chiripazos, sin salidas en las que cualquier carta que se lance significa ganar para uno y perder para el otro, y lo más importante, cuando los naipes vuelven a su estuche, los encarnizados adversarios de la partida siguen siendo tanto o más amigos que antes.

Julio Falcioni: ¿técnico de equipo chico?

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

14 dAmerica/Bogota Abril dAmerica/Bogota 2011 11:42 COT

Hay entrenadores que, con la sola mención de su nombre, traen a la mente términos que los definen de manera plena, tales como trabajo, disciplina, seriedad, juego defensivo, disposición para el ataque y la que todos quisieran tener como sinónimo de su persona: Ganador. No obstante, son demasiados los ejemplos de directores técnicos que trabajan mucho, son disciplinados, serios y estudiosos de las innovaciones de los esquemas tácticos y, sin embargo, eso no significa que sean ganadores.

En Colombia, tenemos el caso de Fernando el Pecoso Castro, cuyos equipos animan los torneos, consiguen bastantes puntos, hacen campañas respetables, pero con rareza llegan a ser campeones. Castro, en dos décadas de carrera como DT, apenas ha ganado un título, con el Deportivo Cali en 1996. Otro adiestrador de gran recorrido que tuvo que esperar muchísimo tiempo para dar una vuelta olímpica fue Diego Édison Umaña, que empezó a dirigir en 1988, y solamente 20 años después consiguió un campeonato —el Finalización 2008— con el América. A la fecha, el hombre que en sus épocas de jugador lució el “African look” tiene dos consagraciones en 23 años de trayectoria.

Este tipo de entrenadores son los más apropiados para orientar equipos chicos, es decir, aquellos que, por su plantel de jugadores, capacidad económica, popularidad e influencia mediática, no están obligados a ser campeones en cada temporada o a tener figuraciones descollantes en los torneos internacionales en los que participen. La situación para los técnicos especializados en cuadros de media tabla se complica cuando son contratados por los clubes grandes, como sucede con el ilustre personaje que protagoniza la columna en esta ocasión.

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Una semana de campeones

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

28 dAmerica/Bogota Marzo dAmerica/Bogota 2011 5:34 COT

Como reza el adagio popular, al que quiera más, que le piquen caña. En menos de 48 horas, Colombia obtuvo dos títulos mundiales, por cuenta de dos de los deportes más populares de nuestro país: el ciclismo y el fútbol de salón (“microfútbol”).

Emulando a Cochise

Edwin Ávila

Justamente en el año en el que se completan cuatro décadas de la épica hazaña del ciclista antioqueño Martín Emilio Cochise Rodríguez, al convertirse en el primer corredor colombiano campeón mundial de ciclismo, en la modalidad de 4 mil metros persecución individual, en Varese, Italia, otro compatriota, Edwin Ávila Alcibíades, reverdeció los laureles, al conseguir el primer lugar en la prueba por puntos sobre 40 kilómetros, en Apeldoorn, Holanda.

Es la tercera corona orbital ganada por el ciclismo colombiano de pista, pues a las de Rodríguez y Ávila en varones, hay que sumarle el campeonato alcanzado por María Luisa Calle en damas, en la prueba de scratch sobre 10 kilómetros, en Burdeos, Francia, en 2006.

Ávila se impuso acumulando 33 puntos de 40 posibles, y tomándoles una vuelta de ventaja a sus competidores. Los otros dos pedalistas que lo acompañaron en el podio de vencedores quedaron con 25 puntos (Cameron Meyer, de Australia) y 23 unidades (Morgan Kneisky, de Francia), respectivamente.

El nuevo campeón nació en Cali en 1990, pero su carrera deportiva la ha desarrollado en Bogotá, ciudad a la que se trasladó hace más de seis años, para adelantar sus estudios.

Bicampeón de futsal

Celebración título de Colombia como campeona mundial de Futsal

Colombia correspondió a su favoritismo e hizo respetar su condición de local, al quedarse con el trofeo del X Copa Mundial de Futsal, que tuvo como escenario a Bello, Bucaramanga, Villavicencio y Bogotá.

La campaña del seleccionado nacional fue perfecta. En la primera ronda venció a Ecuador 14-0, 11-0 a Bielorrusia y 8-0 a Nueva Zelanda. En las fases siguientes, las cosas no fueron tan fáciles, pues los rivales opusieron mayor resistencia. En cuartos de final, ante Venezuela, el cuadro colombiano pasó trabajos para superar al equipo vinotinto 4-2, luego de un primer tiempo ardorosamente disputado en el que apenas se marcó un gol.

La semifinal, ante Argentina, fue aún más reñida, y los asistentes al Coliseo El Salitre vieron uno de los dos mejores partidos del torneo. Colombia, con autoridad, se imponía 2-0, pero los argentinos, reeditando esa condición de nunca darse por vencidos, lograron igualar las acciones en menos de dos minutos. Cuando ya se pensaba en la prórroga, vino el tanto salvador de Andrés Murillo, que puso al tricolor nacional en la finalísima ante Paraguay que, a su vez, obtuvo el cupo ante Rusia en una dramática definición por lanzamientos desde el punto penal que se resolvió 3-2 en favor de los guaraníes. El juego había terminado empatado 5-5, con una espectacular actuación de los rusos, que contaron con el apoyo del público.

Como se esperaba, en la final no iba a haber lugar para las ventajas, y antes que el espectáculo, lo que primaba era el resultado. Paraguay trató de compensar la falta de ideas que tuvo en este encuentro contrario a lo que había sucedido en todo el campeonato, en donde lo hizo muy bien, con una dosis por momentos exagerada de juego brusco. Varios integrantes del seleccionado cafetero cayeron en la trampa. Hubo patadas, empujones, intercambio de palabras no publicables aquí, y el desarrollo del partido fue bastante interrumpido por la sanción permanente de faltas en toda la cancha.

En lo estrictamente futbolístico. Colombia dominaba ampliamente las acciones en el primer tiempo, y parecía que el 4-1 con el que terminaron los 20 minutos iniciales era más que suficiente. Pero al frente estaba el aún campeón mundial reinante y no era apropiado subestimarlo. Paraguay tuvo algunas aproximaciones al arco de Santofimio, pero al no tener éxito en concretarlas, intensificó la pierna fuerte y malintencionada. El penalti que significó el 5-1, marcado por Jorge Cuervo en el rebote, selló el destino del campeonato. A medida que se acercaba el final del juego, Colombia fue demoliendo lo poco que quedaba en pie del conjunto paraguayo. Vino una lluvia de tarjetas para ambos equipos. El gol de descuento de Hugo Delgado (a la postre expulsado) que puso el marcador 6-2 fue el último zarpazo de un gigante herido de muerte que se rindió al fin. John Pinilla y William Estupiñán le dieron las dos estocadas definitivas. El 8-2 dejó claro que Colombia era el dueño absoluto del trofeo de campeón mundial de fútbol de salón. Seis partidos jugados, todos ganados, 48 goles a favor, seis en contra y el goleador (Pinilla) con 17 anotaciones.

La celebración del título fue alegre pero mesurada y cerró con broche de oro un certamen que sacó un diez aclamado en cuanto a organización, asistencia de público y emociones. Bien por Colombia y por las delegaciones que asistieron.

Ya llega el Mundial de Futsal

Columnas > Con los taches arriba Por: Rafa XIII

13 dAmerica/Bogota Marzo dAmerica/Bogota 2011 22:30 COT

Logo del evento

El sueño de muchos de nosotros, que durante aquellos años de infancia y adolescencia pasábamos días enteros jugando aquel deporte al que entonces llamábamos “microfútbol”, se ha hecho realidad. Colombia será sede de la X Copa Mundial de Futsal, a partir del 15 de marzo, bajo los auspicios de la AMF, Asociación Mundial de Futbol de Salón.

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