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Columnas

Las voces de equinoXio

Al fin, un verdadero positivo

impuesto de guerra Por: Sentido Común

20 dAmerica/Bogota Octubre dAmerica/Bogota 2006 11:04 COT

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Aunque constituye un hecho bastante turbio, varias cosas quedan claras, luego del bombazo en la universidad militar Nueva Granada. En primer lugar, la gravedad de este atentado contra el enclave militar más importante del Ejército junto con el C.A.N., contrasta con la alegría de su rector, quien aseguró estar dichoso porque los terroristas fracasaron en su golpe, pues “tan solo rompieron los vidrios y no hubo muertos”. Este señor debería, junto con los demás mandos militares encargados de la seguridad del sitio, ser investigado por negligencia, si no por complicidad, ante el hecho de que quienes quiera que sean los autores, lograron ‘coronar’ el estallido donde querían: en pleno rancho.

Pero si de cabezas hablamos, la del ministro Santos es la primera que debería rodar por incapaz y superficial. En un gobierno que se ha declarado guerrerista, la temprana aparición en el lugar de los hechos de Juan Manuel, vestido con camisa violeta y corbata verde, para declarar que fue un incidente menor sin consecuencias, cuando al otro día aparece en el mismo lugar su jefe para decir todo lo contrario, nos deja un sabor de duda frente a la capacidad de Santos para dirigir tan delicado ministerio. Vacilante y con respuestas idiotas le vimos luego en la rueda de prensa que ofreció tras el consejo de seguridad, tanto así que cuando se hizo una pregunta sobre la vigilancia de la ciudad, el alcalde Lucho no lo pensó dos veces, y aprovechó para bajarlo de la tarima a cachuchazo limpio y responderla él.
 
Por supuesto que la consecuencia de fondo de este suceso es el rompimiento del inoportuno proceso de paz con las FARC que hace unos días esbozara el represidente Uribe, en chaques de lograr el ‘intercambio humanitario’, tan anhelado por muchos colombianos en las encuestas, para las que vive y gobierna.
 
De entrada hay un grave error en el manejo de dos temas que no son el mismo: la paz social y el orden público. Aunque el segundo dependa mucho del primero, no se requiere un proceso de paz para que haya intercambio humanitario, ni viceversa. Por razones intelectuales, he sido un acérrimo crítico de Uribe desde el comienzo de su primer mandato, entre otras cosas, porque abomino la guerra, el camino que propuso él para enderezar al país, cuando llevamos más de 40 años de guerra.
 
Pero si algo respeto en alguien, y Uribe no es la excepción, es la coherencia ideológica. Aún convencido de que con su pantalla de la seguridad democrática llevó al país por el camino equivocado durante sus primeros cuatro años de gobierno, he destacado su empecinamiento en cumplir el mandato de quienes lo eligieron para eso: para lograr la paz haciendo la guerra.
 
En una patria de amnésicos, anestesiados y amnistiados, la bella democracia (7 millones le ganan a 21) reeligió  al hombrecito bravucón que fracasó en su propuesta, aunque ahora sí se pueda viajar ‘seguro’. Es al inicio de su segundo mandato cuando el represidente, tal vez mirando el horizonte histórico, entra en pánico ante su falta de resultados, o positivos, como se llaman ahora.
 
Empieza entonces a lanzar propuestas sociales y de pacificación, con una incoherencia nunca antes vista. Habiéndole otorgado al sanguinario paramilitarismo un inmerecido estatus político, ahora se muestra decidido a ‘pastranizarse’ con las FARC y el ELN, en el segundo tiempo del partido.
 
El carro bomba despierta de sopetón al país, que recupera para sí al Presidente Rambo. Aborto de un prematuro e inconsistente proceso de paz que nunca fue y rescate de los secuestrados en poder de la guerrilla a sangre y fuego, todo en uno, es lo que acaba de ordenar en un emotivo discurso, en el que se siente Bush contra Osama, solo que aquí el talibán es el ‘mono’ Jojoy, a quien critica de fantoche.
 
La verdad, para Colombia poco cambian las cosas con esta noticia. De sobra sabemos qué es un proceso de paz con las FARC, y que nunca se dará porque esa palabra no existe en el léxico de esos criminales. Decir lo contrario resultaría de la mayor ingenuidad e irrealidad, como ya estaba sonando en boca de Uribe.
 
Lo cierto es que el reversazo deja bien parados a los amigos de la guerra, porque la atiza. Y estos son muchos, y muchos quienes viven de ella. Como los llamara alguna vez Otto Morales Benítez, son los enemigos agazapados de la paz.
 
El intercambio humanitario, duele decirlo, es un imposible, no tanto jurídico como filosófico e institucional. Solo si renunciáramos a ser nación se podrían canjear secuestrados por delincuentes presos. Pero en la vida todo está por verse y el clamor de las familias dolientes y los colombianos sensibilizados con su dolor podría llevarnos un buen día de estos a perder lo poco que queda de la institucionalidad. Parte de nuestro viaje al garete se debe a que no tenemos una brújula histórica y nos movemos al vaivén de los gobiernos, no de la nacionalidad. Pero este tema es demasiado pesado para una sociedad tan ‘light’.
 
Nos queda una gran reflexión final: si el gobierno puede rastrear las comunicaciones y establecer con tanta seguridad y velocidad la responsabilidad de este hecho con nombre, apellido y alias
  • ¿Por qué no hemos podido capturar a la cúpula del ‘lado oscuro’ si duplicamos y triplicamos el gasto militar?
  • ¿Cuáles son los atentados terroristas que se han frustrado en los que la costosa e incontrolada red de informantes ha contribuido a desmantelarlos?
  • ¿Cuánto dinero se ha pagado, a quienes y con qué resultados por concepto de ‘sopladas’?
  • ¿Pasará lo mismo con estos dineros, como con las tierras y los alijos recuperados a los narcos que han tenido destinos tan poco transparentes, como todo lo que se maquina al amparo de la ‘inteligencia’ y la confidencialidad?
  • ¿Debemos creerle a Pachito que esto solo fue un ‘lapso de seguridad’ (SIC) y que una bomba entra a una guarnición militar disfrazada de cilindro de gas, cuando esta es una de las armas por excelencia de las FARC?
  • ¿Debemos creerle a su primo, el ministro de defensa, que el hombre ‘disfrazado de uniforme militar’ (SIC) que puso la bomba entró y salió sin que nada lo registrara, solo porque ‘se desvaneció assssí… y ‘la cámara de filmación de la universidad estaba…dañada’ (SIC)?
  • ¿Nos encontraremos frente a otro capítulo de la novela “Jessica, la espía que me amó?
  • Asumiendo que fue Jojoy & Cia.¿No estamos frente a la peor crisis de gobierno, en el país de la seguridad democrática
  • ¿Corrompidas las fuerzas militares, no sería hora de hacerle caso a Uribe y acudir a los cascos azules, pero hasta para ordenar el tráfico?
Personalmente me gusta más el de Caperucita Roja, su abuelita y el lobo.

Las cartas ya están echadas | desarrollo urbano

impuesto de guerra Por: Sentido Común

29 dAmerica/Bogota Septiembre dAmerica/Bogota 2006 1:03 COT

Los inútiles debates que se han presentado en los últimos meses en torno a temas como la conservación de Villa Adelaida, las demoliciones (suspendidas) de construcciones sin licencia o el descomunal trancón ocasionado por la construcción del centro comercial Santa Fe (en plena autopista norte) evidencian un vacío de la autoridad competente en su función de hacer cumplir oportunamente la normativa urbana.

[sigue…]

El gran trancón cultural | movilidad

impuesto de guerra Por: Sentido Común

1 dAmerica/Bogota Septiembre dAmerica/Bogota 2006 13:20 COT

Nos referimos antes al espacio público y su manejo por parte del Alcalde Garzón. La movilidad, que es nuestro tema de hoy, se enlaza estrechamente con el anterior en la medida en que buena parte de los problemas de movilidad que tiene Bogotá radica en el mal estado de las vías vehiculares y peatonales que conforman conjuntamente la mayor parte del espacio público urbano. En una ciudad cuyas calles evocan cada vez más a la luna, pero no por románticas sino por los cráteres de su superficie, la desatención de la malla vial modifica sensiblemente la actitud de los ciudadanos ante el gobernante.

[sigue…]

Una cosa es una cosa… | espacio público

impuesto de guerra Por: Sentido Común

15 dAmerica/Bogota Agosto dAmerica/Bogota 2006 0:07 COT

Es cosa dura ser abordado en la calle por un anciano enfermo que suplica una monedita para poder comer algo. Pero cuando a su lado aparece toda una pléyade de enfermos, discapacitados, niños, más ancianos, familias completas de desplazados, actores circenses, vendedores ambulantes y rateros camuflados, quienes ocupan el horizonte visible e impiden el libre desarrollo de las distintas actividades urbanas, se ve que vivimos en una ciudad donde los problemas sociales superan ampliamente a gobernados y gobernantes. Eso es lo que pasa en Bogotá.
 
Justamente el carácter endémico de la pobreza es la razón misma de la indiferencia de nuestra sociedad frente a un mal que absurdamente ha llegado a ser entendido por algunos como la condición natural de otros. Pero resulta facilista y recurrente convertir la dura realidad de la pobreza en un derecho de los pobres a ocupar arbitrariamente el espacio público en pos de su supervivencia. Esta actitud va en contravía de los intereses de una ciudad cuya dinámica venía direccionándose desde la concepción acertada de la cultura ciudadana, que más que una solución a los problemas estructurales de la nación, constituye en últimas la base para la construcción de una conciencia colectiva que valore la necesidad de un orden social más equitativo, dentro del marco de un entorno físico amable que otorga calidad de vida a todos; ese es el modelo de ciudad al cual le apostamos los bogotanos con el Plan de Ordenamiento Territorial vigente desde el año 2000.
 
Para los equipos de asesores que acompañamos a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá durante la pasada campaña electoral* era evidente que uno de los mayores retos que asumiría el ganador de la contienda sería el manejo del comercio ambulante e informal, frente a la política de recuperación del espacio público, sin menoscabo de ninguno de los dos temas. Con esta idea en mente se inició la era Garzón, pero de inmediato el mal entendido carácter popular del nuevo gobierno local permitió que las calles fueran tomadas nuevamente por vendedores, mendigos y malhechores a su antojo, a falta de una política social frente al espacio público que permitiera afianzar los logros de la ciudad impulsados por Antanas y Peñalosa. Por ordenanza del POT (y presiones de la ciudadanía) se comenzó a trabajar en la formulación del PMEP (Plan Maestro de Espacio Público), estudio cuya presentación en sociedad se habrá efectuado cuando este escrito aparezca publicado.
 
Admiro al arquitecto Fernando Montenegro como diseñador, pero su incursión en el campo de la sociología resulta desafortunada, cuando confunde economía informal con empleo. Su planteamiento central del PMEP es un mal acercamiento a las teorías económicas del peruano De Soto, en la medida en que saturar y oficializar la informalidad en la calle no responde al carácter propio del espacio público, sino a la mamertización de una falencia social. Partir del supuesto de que si los artículos que se comercializan en un semáforo son en su mayoría de marcas conocidas, implica que se está desarrollando un comercio más bien formal, es toda una bofetada a la DIAN y a quienes pagamos impuestos correctamente. Pero la verdadera perla del PMEP será la inviabilidad financiera para llevarse a cabo.  
 
Aceptemos de una vez por todas que detrás de las personas humildes que nos abordan por doquier para ofrecer cuanto cacharro cabe en la imaginación, hay todo un cartel del subempleo, dirigido por personajes nada humildes, vinculados de alguna forma, entre otros, a empresas de telefonía celular o a los diarios capitalinos. Invocando la libertad de prensa, se expenden en el semáforo los dos diarios de los Santos, el del padre del actual Gobernador de Cundinamarca y el semanario y la revista de Don Julio Mario.
 
Empresarios menos encumbrados como aquellos que pretendieron impedir la promulgación del Código de Policía (que de cualquier manera tampoco se aplica hoy) mediante sobornos a los tristemente célebres concejales que hoy se encuentran en prisión, son quienes se lucran realmente del espacio público. Ellos manejan el personal, cobran y ganan por interceder ante la autoridad y por lograr sitios estratégicos y overoles con marquillas de Comcel, chalecos con el aviso “Voceador de prensa”, o el kit completo de Bon-Ice; alquilan las esquinas así como a muchos de los niños mocosos y somnolientos que se nos acercan mendicantes.
 
La recuperación del espacio público bogotano emprendida con éxito hace varios años, ha sufrido un retroceso significativo en manos del alcalde Garzón, a quien le ha faltado claridad al momento de enfrentar el subempleo y el desempleo, reflejados patéticamente en las ventas callejeras y en el limosneo. Antes que intentar ir al grano, Lucho ha preferido hacerse el de la vista gorda, lesionando así el interés general y el derecho de todos a disfrutar un espacio público amable y ordenado, que además de inferir calidad de vida a los transeúntes, ricos o pobres, resulta ser un innegable factor de valorización social, en beneficio de la ciudad. Espacios cívicos que fueron recuperados ya, como San Victorino, la carrera trece y muchos otros, han ido sufriendo un deterioro acelerado ante el retorno invasor de las ventas callejeras y la indigencia.
 
Su origen sindicalista y de izquierda no puede llevar a un alcalde a propender por la degradación del hábitat urbano, sino más bien a tomar medidas que enfrenten eficientemente el origen del mal, que no está en ni en el andén, ni en la plaza, ni en el semáforo. Es a un alcalde elegido a nombre de la izquierda con quien se va a ser exigente, con toda razón, al momento de pedirle cuentas y resultados concretos en el campo social.
 
Si bien es cierto, el empleo no es una actividad que se pueda generar por decreto, y obedece además a factores de la macroeconomía que desbordan la competencia de un alcalde, no menos cierto es que existen acciones que incentivan y apoyan la creación de empleo y no vemos de su parte una búsqueda.
 
No estaría nada bien cerrar los ojos frente al terrible drama de la pobreza, pero si hemos de proponer soluciones, no busquemos el muerto río arriba. Las calles son solo el escenario resultante de nuestra injusticia social, de nuestra inequidad, de la aterradora intolerancia y de muchos otros pecados, pero no podemos convertirla en otro más.
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*En 2003 Intervine en la formulación de la política habitacional del candidato a la Alcaldía Mayor de Bogotá Eduardo Pizano de Narváez
 
Espere proximamente la tercera entrega de esta serie: 
El gran trancón cultural | movilidad

Gobierne, señor Alcalde | actitud

impuesto de guerra Por: Sentido Común

30 dAmerica/Bogota Julio dAmerica/Bogota 2006 1:20 COT

Nota del editor: Toda vez que la publicación de la serie analítica sobre la gestión de Lucho Garzón se vió interrumpida temporalmente por motivos personales (SSSC), en aras de ofrecer continuidad en la presentación del material hemos considerado del caso reiniciar su publicación con el presente y único artículo publicado a la fecha. Rogamos a los lectores su comprensión. SC

Presentación: Este es el primero de un ciclo de siete artículos temáticos que he preparado sobre la Administración del Alcalde Mayor de Bogotá Luís Eduardo Garzón, con miras a anticipar posibles repercusiones en el campo político, de cara a las elecciones venideras, tanto de alcaldes y concejales en 2007, como de congresistas y presidente dentro de cuatro años. Pretendo ofrecer una perspectiva amplia, observando de manera técnica la mayor parte de su gestión, pero sin abstraer en ningún momento la pesada carga política y la responsabilidad histórica que los hechos y las omisiones de este hombre y de su equipo tienen sobre el futuro demócrata de nuestra ciudad y de Colombia. Está en juego un capital importante, como es la credibilidad de la opinión en alternativas de poder, materia prima de una verdadera democracia, no de aquella que hemos sufrido desde nuestra independencia.
Comienzo hoy abordando lo que a mi juicio constituye la característica primordial del gobernante: su actitud. Son muchos los análisis que pueden hacerse al respecto, comenzando por los psicológicos, hasta terminar en los faranduleros, pero aquí me limitaré a su estilo de gobierno y a sus relaciones con los diversos estamentos locales y nacionales. Sentido Común.
 
Considero que, pese a su imagen bonachona y conciliadora, en su actitud existe un aspecto muy negativo, como es el erróneo manejo de la inexperiencia, circunstancia que lo lleva a mostrarse débil, inseguro y exageradamente complaciente. “Nadie nace aprendido” reza el dicho popular, pero ante ello lo que corresponde es estudiar y asesorarse mejor.
Sonó la palabra corrupción asociada a su Administración y como fórmula salvadora corrió a llenar de mujeres las alcaldías locales. Hoy un gran número de ellas están envueltas en escándalos de corrupción o malos manejos, demostrando que los principios y la idoneidad profesional no son un tema de género.
Cuando hace más de un año amplió el pico y placa, prometió que solo sería mientras se terminaban las obras de la troncal de Suba y NQS, pero una vez están listas actúa como cualquier gobernante promesero que incumple su palabra. Mejor hubiese dicho la verdad desde un principio y esgrimido argumentos sólidos, si los tenía.
En un momento tan apremiante para la ciudad, en que no cabe un solo hueco más en las calles, suciedad por todas partes y en franco retroceso en cuanto a cultura ciudadana se refiere, solo se le ocurre botar la casa por la ventana para ‘sacar del closet’ a los homosexuales, como si ellos no pudieran salir solitos. Para eso no son las acciones gubernamentales cuando hay tanta cosa importante y apremiante por hacer.
Debo decir que el manejo del último paro de los transportadores en Bogotá nos dejó un sabor agridulce a muchos de quienes venimos apoyando la Administración de Lucho Garzón por lo que ésta representa en el fondo: la oportunidad de comprobar que un gobierno de izquierda es viable como alternativa de poder. A todas luces se trataba de un forcejeo entre unos empresarios privados que representan el interés particular y la autoridad distrital, en cabeza del Alcalde, como defensor de los intereses de los usuarios del transporte y, en últimas, de toda la ciudadanía. Ni más, ni menos.
Hubiésemos querido ver entonces a un Lucho enfrentado proactivamente al problema, pues con una semana de anticipación se sabía lo que pasaría. No obstante, las acciones que conjuraron el paro partieron más del seno del gobierno Uribe (como siempre en campaña) que del Palacio Liévano. El titular de El Tiempo “Uribe y Gallego, factor clave de la solución” no es indicador de una convivencia civilizada de fuerzas, sino la demostración de la debilidad de Lucho, quien permitió una vez más que se le metieran al rancho y que las palmas se las llevara el opositor. Esto en política es inaudito, máxime cuando la responsabilidad sigue siendo del Alcalde.
Garzón debería entonces dar prueba de su liderazgo, gobernando durante el resto de su período con autonomía, claridad…y ganas. Solo de esta manera la izquierda colombiana podrá aspirar a ser verdadera opción de cambio. Asesores y tecnócratas ¿donde están? 
 

Espere la próxima entrega de esta serie: Una cosa es una cosa | espacio público

Colombia es primero

impuesto de guerra Por: Sentido Común

4 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2006 10:02 COT

Para llegar al fondo de los resultados de las elecciones pasadas, conocidos en tiempo record, analicé las cifras del censo electoral, revisé los datos del electorado potencial y comparé el nivel de abstencionismo de la anterior elección con ésta. Frente al triunfalismo ciego de los uribistas, llegué a conclusiones sorprendentes como que Uribe fue reelecto por solo el 27,5% de los votantes hábiles y que por tanto un 72,5% de ellos no comparte su propuesta, que la abstención aumentó algunos puntos y se elevó por encima del 55%, que el aumento de su electorado coincide con el trasteo de votos aportados por los gamonales liberales que, movidos por las encuestas y acogidos por una nueva maquinaria electorera, dejaron tirado el viejo y desacreditado partido liberal de Serpa y se unieron a un repitiente y reencauchado Uribe. Con estas cifras en la mano me dispuse a escribir el editorial para equinoXio el pasado 28 de mayo, que circuló en la semana siguiente a las elecciones.
 
A mediados de ésa semana escuché por radio que las FARC habían publicado en su sitio web algunos datos similares a los del editorial de equinoXio, criticando el bajo volumen del apoyo real a Uribe. Aunque los hechos son ciertos y al parecer no extrañaron a muchos (como tantas cosas últimamente), lo que sentí entonces fue cierta molestia por ser la segunda vez que coincido con el análisis de estos facinerosos, lo que no me resulta ni lejanamente honroso y por el contrario, llega a preocuparme verme situado en la misma línea que el tal alias Iván Márquez, autor del artículo ‘made in FARC’.
 
Pero la cosa va más allá de lo que sienta, y es que no se concibe que un guerrillero se ocupe de analizar un proceso electoral y pase a comentarlo como cualquier buen parroquiano, cuando la guerrilla en Colombia es hoy la antitesis por excelencia de la democracia. Ya me había encontrado antes en otra vergonzosa coincidencia con las FARC, cuando publiqué hace varias semanas una opinión sobre el verdadero estado de la Seguridad Democrática, cuyas cifras no mienten y demuestran que la guerra no ha producido los resultados ofrecidos, y sí un alto grado de estrés en las filas militares, donde ruedas cabezas con frecuencia para apaciguar el fracaso o se cometen errores, ilícitos e injustas muertes para presentar ‘positivos’. Es increíble pero en un escrito que encontré por Internet, las FARC apuntaba al mismo tema, criticando la política de Seguridad Democrática como si no fuesen ellos mismos uno de los focos de la aterradora barbarie en que se sume el país y que dió pie a tal estrategia gubernamental.
 
Tanto fastidio causan estas cosas, como la reciente actitud altiva de Iván Roberto Duque Gaviria, alias Ernesto Báez, queriendo posar de humanista, pese al colgajo de cadáveres humanos descuartizados que carga a sus espaldas. A raíz del vacilante pronunciamiento de la Corte Constitucional en días pasados, el líder paramilitar apareció levantando su voz altaneramente para amenazar a los colombianos con que si no se mantienen los privilegios alcanzados con la ley de Justicia y Paz, ellos volverían, motosierra en mano, a sus andanzas de siempre, a la vez que justificó la financiación de los grupos alzados en armas, guerrilla y paras, mediante el narcotráfico, ‘dado los altos costos de la lucha’. Igualmente aclaró que su organización debe ser equiparada a la guerrilla en cuanto al fin político de su lucha. "Hemos sustituido al Estado en algunas regiones y como tal estamos en una forma muy especial de rebelión frente al mismo Estado", declaró alias Báez en una extensa entrevista que le concedió al canal RCN.
 
El pluralismo del Estado Social de Derecho reconoce límites y no puede dar cabida a sus frontales atacantes y victimarios de uno u otro bando, para que actúen paralelamente en el campo de la opinión pública, cuando han escogido antes la sanguinaria vía de la masacre y la violación de los derechos fundamentales del hombre. Al unísono, los colombianos debemos rechazar esta farisaica emboscada verbal que pretenden tendernos los amos del mal. Aquí no puede haber diferencia ni debilidad alguna entre nosotros, los demás, porque la unidad es la verdadera fuerza ante el terrorismo.
 
Guerrilleros y paramilitares, Colombia es primero y está hastiada de ustedes, ¡cállense ya!

¡Mañana, reelija bien!

impuesto de guerra Por: Sentido Común

27 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2006 18:42 COT

Pero qué bonita familia…represindencial.
 
Agradezco sinceramente a quienes han participado en el foro de Adelante Presidente dando su opinión, en un sentido o en otro (con excepción del troll que se nos coló y a quien tenemos plenamente identificado), porque estas discusiones resultan sanas para la democracia y son uno de los objetivos de nuestra casa equinoXio, que a pesar de lo que alguien manifestó, no es un medio comprometido políticamente con nadie ni nada. Apenas profesamos una filosofía y actuamos en consecuencia, pero nuestra meta es liderar en un futuro un medio de comunicación participativo, honesto, libre y objetivo.
 
Como colombiano, disiento de la imagen que intentan proyectar quienes gobiernan actualmente el país y buscan el apoyo de todos nosotros a una reelección basada en una supuesta coherencia de Uribe con sus promesas de campaña. Tal corolario no puede ser más falso, y lo explico así:
 
1. En su primera campaña Uribe se pronunció contra la reelección y terminó trabajando obsesivamente durante sus cuatro años de mandato en la tarea de cambiar la Constitución para su beneficio, toda vez que estando en el poder cambió de opinión y decidió que mejor sí quería ser reelegido.
 
2. Una gran promesa de Uribe había sido la abolición de la politiquería, pero para cambiar la Constitución (y hacerse reelegir), lo mismo que para adelantar un referendo en el que resultó duramente derrotado, utilizó la vieja práctica de dar prebendas vía Congreso y cargos burocráticos en el país y en la diplomacia, a cambio del apoyo necesario a sus pretensiones. (Célebres en este episodio son Yidis y Teodolindo, quienes aseguraron la votación en favor de Uribe, pese a no ser de su bancada parlamentaria).
 
3. La otra gran promesa a sus electores fue la de desterrar la corrupción, pero pocos gobiernos colombianos se han visto envueltos en tantos y tan grandes escándalos de corrupción como el gobierno Uribe. Acudo a mi memoria para enunciar algunos:
 
* Su Secretario Privado tuvo que renunciar al resultar involucrado, junto con el vicefiscal, en un negociado millonario para contratar prendas con el Ejército. Con la salida se calmó la opinión y nunca hubo condenados;
* Uno de sus altos asesores debió renunciar ante las acusaciones de estar comprometido con el tráfico de influencias en el negocio de la compra del avión presidencial. A los dos meses de terminado este negocio y el de la compra de nos cuestionados aviones a Brasil, el ministro de defensa y gran amigo personal de Uribe salió por la puerta trasera, ante denuncias por recibir sobornos. Tampoco se investigó a nadie;
* El ministro del Interior Fernando Londoño utilizó el cargo, durante el mucho tiempo que lo ocupó, para presionar salidas jurídicas que impidieran tener que devolver una multimillonaria suma de dinero que éste defraudó a Invercolsa. La justicia falló en su contra, pero con maniobras habilidosas ha venido postergando el pago de su obligación.
* La aparición de cheques girados por La Gata y otros ‘chanceros’ (reconocidos paramilitares de la costa) a la campaña de Uribe pasó prácticamente desapercibida ante la opinión pública gracias a la magia de Uribe para hacer pensar a la gente que las cosas que publican los medios no existen en la realidad. La Gata presa y su hijo senador electo nos recuerdan las épocas del proceso 8000, con la monita retrechera, Santiago Medina y Fernando Botero.
* El director del DAS se vio envuelto en un escándalo mayúsculo por favorecimiento a miembros de las autodefensas, pérdida de las bases de datos de extraditables y fraude en las elecciones en la costa. A cambio Uribe le aceptó la renuncia y lo envió como Cónsul en Milán.
* Al Secretario General de esa entidad se le aceptó la renuncia y fue favorecido con un jugoso contrato en la División de Estupefacientes, administrando los bienes del clan Grajales.
* El Superintendente de Seguridad y Vigilancia renunció sorpresivamente (tampoco fue investigado luego) ante la denuncia de El Tiempo de haber favorecido irregularmente a grupos paramilitares, incluidas las empresas de La Gata y su hijo, mediante la adjudicación de permisos para el porte de armas y otros beneficios.
* El director del INOCODER fue removido de cargo ante la aparición de testimonios de varios campesinos de que esta entidad estaba otorgando tierras a personas adineradas y a testaferros de personajes involucrados en paramilitarismo y narcotráfico en el Meta.
* El gerente del Fondo Ganadero del Caquetá resultó ser cuñado de alias Miki, antiguo y reconocido socio de Pablo Escobar (uno de cuyos primos es el asesor presidencial José Obdulio Gaviria), a favor de quien autorizó, junto con el INCODER, un millonario crédito para sus negocios.
* El Ministro de Agricultura, hijo de un poderoso hacendado del Valle (su padre es gran patrocinador de la campaña de Uribe y beneficiario de la gasolina ‘ecológica’ que impuso el gobierno) ha salido airoso de estos y otros escándalos, pese a tener la responsabilidad política sobre sus hombros, cuando por el contrario Uribe se ha especializado en dar de baja a Generales de la República (a quienes tiene de pararrayos) cada vez que sucede algún hecho que empaña la imagen del gobierno y exista posibilidad de perder puntos en las encuestas.
* El asesinato de Jaime Gómez (por causas naturales), asesor de la senadora de la oposición Piedad Córdoba, ha dejado un manto de duda enorme y se asocia fácilmente a la actitud de arrogancia con que Uribe ha desconocido sistemáticamente la Ley de Garantías y ha mancillado con el poder a los candidatos que le compiten sin ninguna opción, situación que se acentúa con la manipulación y manejo de las encuestas y de la opinión pública en general. (si resulta todo, recomiendo leer "La Mano Negra I y II, publicada en equinoXio).
 
4. Durante su primera campaña Uribe ofreció una guerra frontal contra los alzados en armas y al llegar al poder separó estos grupos en dos: guerrilleros y paramilitares (ambos se mueven en la economía del narcotráfico). Promulgó para los segundos la tristemente célebre Ley de Paz y Justicia, con la que los causantes de muchas masacres, y en buena parte del desplazamiento de población por el territorio, recibirán penas leves de 5 a 8 años y lavarán sus fortunas mal habidas, quedándose con las mejores tierras usurpadas por la fuerza a muchos colombianos de bien y habiendo entregando solo parte de su armamento, se me ocurre que no propiamente el mejor.
 
5. Con respecto a la guerrilla, Uribe prometió acabarla en 18 meses. Han pasado cuatro años y no ha caído ningún miembro de la cúpula de las FARC, asesinos que siguen haciendo de las suyas, pese a la imagen de seguridad que refleja el gobierno Uribe. A solo una semana de las elecciones, cambió su discurso guerrero y ahora promete buscar el acuerdo humanitario que reclama el 56% de la población, según las encuestas, al vaivén de las que él se mueve prioritariamente.
 
Recordemos que son 100 puntos los que prometió cumplir el señor presidente durante su mandato y los antes enunciados apenas corresponden a cinco. Sería muy largo e innecesario recordarlos todos, como ya se hizo hace un año con un balance bien negativo, pero considero suficiente lo aquí expuesto para demostrar que si bien parece que el presidente Uribe será reelegido, no es propiamente por buen gobernante, sino por amnesia de un pueblo que vota por razones emocionales y no por la verdad de los hechos que están en nuestras narices. Qué pesar siento por mi país.

Adelante Presidente

impuesto de guerra Por: Sentido Común

20 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2006 14:39 COT

…Adelante Presidente, demuéstrenos que con arrogancia podrá construir las bases de ese país que tantos soñamos, donde las oportunidades, la justicia y la prosperidad se den por igual para todos nuestros hijos sobre esta tierra grande y bella que es Colombia: Tierra que como usted, también amamos los "comunistas disfrazados" que atormentamos su sueño…  
 
Poco efecto tuvo en la opinión pública el asunto de la implantación de chips a los colombianos emigrantes temporales que irían a trabajar a los Estados Unidos, aún viniendo la propuesta de nadie menos que nuestro flamante represidente Uribe. Veo dos razones posibles: en primer lugar, es que francamente sonaba a chascarrillo futurista y no a realidad actual; lamentablemente no puede ser más cierto. Pero de otra parte, la razón más valedera para esta apatía es el país en que vivimos, la gente que lo conformamos y la manera como pensamos.
 
En países como Inglaterra, España, Argentina, México y hasta Ecuador, para poner unos pocos ejemplos, una propuesta así en época electoral hubiera sido suficiente para hacer caer al proponente unos veinte puntos en las encuestas de opinión. Pero estamos en Colombia, era Uribe, donde el empobrecimiento de la población y los escándalos por corrupción al interior del gobierno no cuentan negativamente, como sí es muy positivo el simple aumento del PIB, las astronómicas utilidades del sector financiero y la posibilidad de salir a carretera (en caravana con el ejercito) el día de San Pedro o del reinado nacional de belleza.
 
Para la edición de lanzamiento de la revista digital equinoXio (tengo el honor de ser uno de sus fundadores), que en sus dos semanas de vida ha tenido gran éxito, publiqué la imagen que ilustra esta columna. Lo hice en mi sección Corte Comercial, que se caracteriza porque con ‘cero carreta’ logra un ‘atajo mental’ a una segunda idea subliminal. Como se habrán percatado ya muchos, suplanté la palabra adelante por el adjetivo calificativo arrogante que a mi modo de ver caracteriza de manera perfecta a quien dirige, y muy seguramente seguirá dirigiendo por más tiempo, los destinos del país.
 
Como era lógico, la búsqueda en Google atrajo la presencia en Corte Comercial de cibernautas interesados en la flechita original, es decir, hinchas del candidato-presidente, quienes en alguna medida han dejado sus impresiones sobre mi flecha personal y sus razones para apoyar la reelección. Acostumbro contestar los comentarios de mis blogs cuando contienen argumentos interesantes que enriquecen el tema comentado o simplemente por cortesía, cuando ellos son amables.
 
En este caso ni lo uno ni lo otro se da, por lo que la única respuesta que atiné a ofrecerle a esa masa de ‘niñitos bien’ que adivino detrás de tan elementales palabras, fue un vínculo a una declaración de Mockus, que me vino como anillo al dedo, porque sintetiza lo que a mi modo de ver constituye cada uno de los votos depositados ingenuamente a favor de Uribe por ciudadanos de clase media y baja que buscan apoyar un sobredimensionado bienestar, centrado en el uso de la fuerza pública y en el buen ejemplo de un incansable mandatario que trabaja, trabaja y trabaja. Sólo espero que ahora no se sientan aludidos mis visitantes con lo de cafres, porque estaría perdiéndose el mensaje de Antanas de que su voto uribista les resulta bien útil a muchos cafres conocidos y reconocidos. Y algo peor: mi respuesta se convertiría en ofensa para ellos, que no lo es.
 
Adelante Presidente, que si en cuatro años de consejos comunales (pagados con el dinero de nuestros impuestos, como se pagan las recompensas tipo viejo oeste que usted ofrece a título personal cuando le conviene) logró narcotizar al 60% o más de sus gobernados, usted merece la oportunidad de demostrarnos en los siguientes cuatro, que, con el uso arrogante de un poder que beneficia solo a los más fuertes, se logrará la concordia entre los colombianos, se desterrará la corrupción (esa que contaminó a su primer gobierno) y se derrotarán la pobreza y el empobrecimiento, caldo de cultivo del conflicto armado (ese que usted quiso desconocer, aunque ahora cerca de las elecciones, se esté pasando oportunistamente a la tesis del intercambio humanitario).
 
Adelante Presidente, demuéstrenos que con arrogancia podrá construir las bases de ese país que tantos soñamos, donde las oportunidades, la justicia y la prosperidad se den por igual para todos nuestros hijos sobre esta tierra grande y bella que es Colombia: Tierra que como usted, también amamos los "comunistas disfrazados" que atormentamos su sueño.
 

Pero no es sólo su segunda oportunidad, es su deber. Adelante Presidente.

El presidente que nos merecemos

impuesto de guerra Por: Sentido Común

12 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2006 23:44 COT


Durante los días previos al lanzamiento de equinoXio esta columna estuvo inactiva, a pesar de la ocurrencia de varis hechos políticos importantes que debí dejar de lado. Hoy que reaparece, quiero referirme a algunos de ellos, pero no por separado, sino con la perspectiva que ofrece el paso del  tiempo.

Cuando esto escribo ya la primicia de Títere Sin Cabeza sobre la renuncia de Noguera es un hecho; se ha capturado a dos supuestos autores del crimen de la hermana de César Gaviria cuando de otra parte el crimen de Jaime Gómez quedó en “causas naturales”; se ha silenciado la propuesta de Uribe-como-presidente de insertar bajo la piel un circuito integrado a algunos colombianos que trabajen temporalmente en Estados Unidos; y Uribe-como-candidato ha manifestado que sus contendores son “comunistas disfrazados que entregarían el país a las FARC”. Son varios los altos funcionarios del Gobierno que habiéndose visto involucrados en protuberantes escándalos por corrupción o politiquería, han sido no solo defendidos frontalmente por Uribe, sino mantenidos en su cargo o promovidos a otros niveles de la administración pública.  En un país donde tradicionalmente la responsabilidad política no atañe a las altas esferas del gobierno, no resulta raro que los ministros del Interior y de Agricultura hayan pasado de agache ante los graves hechos denunciados por algunos medios de comunicación, evadiendo su responsabilidad como rectores de las políticas trazadas en los campos comprometidos en esos escándalos. Ni qué decir del Presidente. 

Pero resulta vergonzoso que de cara a las denuncias contra algunos directivos de cohonestar con el paramilitarismo, de adelantar fraude electoral, de beneficiar con privilegios ilegales a reconocidos personajes como La Gata y su hijo (hoy próximo representante a la Cámara), de entregar tierras a falsos desplazados, de otorgar créditos a personas al margen de la ley o vinculados con el narcotráfico, el Gobierno quiera aparecer como el autor de estas denuncias y a pesar de ello no hayan sido destituidas estas personas, sino que se les ha aceptado la renuncia a algunos, otros se han mantenido en sus cargos o lo que es peor, han sido promovidos silenciosamente, cual es el caso de Jorge Noguera, enviado como Cónsul a Milán ‘por razones de seguridad personal’ o el caso de Giancarlo Auque, quien salió de la Secretaria General del DAS por el escándalo de un viciado contrato de armas y se convirtió automáticamente en contratista de la Dirección de Estupefacientes, adjudicándosele la administración de las empresas del clan Grajales, a cargo de esa oficina. 

Salta a defenderse el Gobierno aduciendo que si han rodado cabezas, pero la realidad es que el país lo que ha visto es desfilar hacia el retiro forzoso a militares de rango alto, medio y bajo, con los cuales se vienen lavando las culpas por malos manejos y corrupción en esferas superiores. No es justo y ello ofrece gran duda.

Sobredimensionando su reacción ante el asesinato de la señora Gaviria, Uribe hiere la sensibilidad de la gente común, que ve cómo en casos como el del historiador Jaime Gómez la impunidad campea y no se ofrecen estrafalarias recompensas al estilo del viejo oeste americano. Al menos la desaparición y posterior hallazgo del cadáver del asesor de Piedad Córdoba saltó a las noticias por su vinculación con ella, pero ¿cuantos colombianos mueren a diario en circunstancias similares o peores y cuantos más desaparecen sin que ello importe? La efectividad del aparato estatal es selectiva y se requiere pertenecer a determinadas castas sociales para recibir los beneficios de una quimérica Seguridad Democrática, así sea póstumamente.

Es tan cierta la distancia entre Uribe y ése pueblo del que se dice redentor, que a la bartola se atreve a proponerle al gobierno americano la utilización de chips intramusculares de control para los colombianos que quieran trabajar temporalmente en el país del norte. Ni a Orwell se le hubiese ocurrido tal bodrio, calcado de una novela de ciencia ficción. Uribe soltó en privado su idea, pensando que no trascendería a la opinión, pero el señor Arlen Specter le resultó poco discreto. Otro error de cálculo para terminar ofreciendo excusas públicas uno de estos días, si ve afectada su popularidad. 

En la recta final de la campaña, a escasas tres semanas de la primera vuelta, Uribe-como- candidato ha dejado ver el cobre una vez más. La falta de garantías para la oposición ha  sido evidente, y hasta hace pocos días insistía en “vender su panela sin desacreditar la panela de los demás”, pero la salida macartista en la Universidad Militar Nueva Granada, cuando afirmó que los colombianos tenemos para escoger entre la Seguridad Democrática representada por él o el comunismo disfrazado, representado por sus rivales (sin especificar si todos o algunos) es la tapa. Esta torpe afirmación, digna de un Mussolini o de un Franco, revive en nuestro país la inútil guerra fría y polariza aún más a los ciudadanos entre lo blanco y lo negro, lo malo y lo bueno. Curiosamente dos semanas atrás estuvo haciéndole reverente lobby al mandatario del único régimen comunista que se mantiene sobre la tierra, para buscar su intermediación con Chávez en el tema de la CAN.

Sus amenazas fueron tan sonoras que opacaron un poco la noticia del rifirrafe sostenido con un alumno de 5º semestre de ésa misma universidad, donde un descompuesto Uribe-como-candidato olvidó la dignidad del Uribe-como-presidente y se trenzó en un alegato de verduleras por considerar que la pregunta del estudiante tenía una influencia comunista. La salida de casillas fue peor en la Javeriana , donde extendió dos horas su agenda de Uribe-como-candidato y Uribe-como-presidente para vaciar desafiantemente a un grupo de alumnos que manifestaban inconformidad con su gobierno. Una semana atrás, en Los Andes recibió una gran rechifla a la entrada y la salida de un acto. ¿Espera Uribe-como-candidato encontrar en los claustros universitarios solo mansedumbre y apoyo a sus políticas tan controvertidas? Por fortuna se escuchan voces pensantes y disidentes en las universidades privadas Eso es sano, lo contrario sería alienación. 

Lo que definitivamente ya no es sano es que tengamos un candidato así, un presidente así, un gobierno así y todo indique que tendremos que soportar otros cuatro años (o más) con un gran aumento en el PIB, unas estadísticas impecables y un pueblo mísero viviendo de milagros.
Ilustración: Evening on Karl Johan (fragmento) / E. Munch

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo lo hizo?

impuesto de guerra Por: Sentido Común

13 dAmerica/Bogota Marzo dAmerica/Bogota 2006 0:58 COT

ANÁLISIS EN CALIENTE (6). (12:57 p.m.)
¿Cómo hizo el partido Conservador para colocarse por encima del Liberal? Muy sencillo: teniendo un Presidente ultra conservador con gran popularidad que estrena el sistema de la reelección creado para él, donde todo vale para el Gobierno.

Le han criticado a Carlos Holguín que el partido no lance candidato propio y pierda vigencia, pero él sabe bien en que tren está subido: conociendo el talante conservador de Uribe, la hazaña es más bien que lo acompañen supuestos liberales.

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