Mauricio y Soler
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
lunes 23 de abril de 2012 4:45 COT
Impresionante. Es la única palabra que se acerca de alguna manera a describir lo que fue el casi fatal accidente que sufrió el ciclista colombiano Mauricio Soler, en junio del año pasado, durante la sexta etapa de la Vuelta a Suiza. Este insuceso no solamente le costó la posibilidad de seguir peleando por el liderato y el retiro de la competencia, sino que por poco le cuesta la vida. La llanta delantera de su bicicleta estalló, Soler salió despedido del aparato y terminó incrustado en una atracción mecánica de un parque aledaño a la carretera.
Habían pasado apenas cuatro años desde cuando aquel desconocido gregario del equipo Barloworld saltó a la fama al ser el ganador de una de las etapas reinas del Tour de Francia 2007 y a la postre se convirtió en campeón de la montaña de dicha edición. En ese entonces, las páginas de equinoXio se llenaron, primero de garrotazos por conformarse con ganar una fracción y no querer ir por el primer lugar de la clasificación general, y luego de elogios, por haber recuperado para el país la mítica camiseta blanca con pepas rojas que hacía rato no pertenecía a un pedalista nacido en nuestras tierras.
El triunfo en la Vuelta a Burgos pareció confirmar el despegue definitivo de una figura descollante del ciclismo colombiano, que reverdecería los laureles de otras épocas, en las cuales las etapas de las competencias en el Viejo Mundo paralizaban el país con las transmisiones en directo por radio y televisión. Pero no fue así. A pesar de haber quedado segundo en la Vuelta a Castilla y León de 2008, vinieron las derrotas, porque tuvo que retirarse del Tour de Francia y el Giro de Italia, debido a sendas caídas.
En 2010, cuando se preparaba para las competencias europeas, fue atropellado por un carro. Pero como no hay mal que por bien no venga, durante esta convalecencia conoció a una fisioterapeuta, que se convirtió luego en su esposa.
Y fue precisamente ella, Patricia Flórez, el personaje clave en la milagrosa recuperación del pedalista. Luego de la terrible caída, Soler fue sometido a un coma inducido para sobrellevar las graves lesiones que le ocasionaron los golpes (tuvo triple fractura en el cráneo, se rompió siete costillas, el peroné, tobillo, clavícula y omoplato izquierdos, y un riñón quedó prácticamente aplastado). Superada esa fase crítica, tuvo que ser operado en varias ocasiones, y siempre contó el ciclista con el soporte profesional y anímico de su mujer. Evolucionó positivamente. De la cama pasó a la silla de ruedas. De ésta, a las muletas, y luego empezó a aprender nuevamente a caminar. Fue preciso reconstruir parte de su rostro, y su ojo izquierdo estuvo en manos de notables cirujanos oftalmológicos. Para cuando pudo regresar a Colombia, todavía era evidente su dificultad para hablar y mantener el equilibrio.
La ciencia y el amor familiar habían logrado salvar al hombre. A Mauricio, el hijo, esposo y padre. Pero a esas alturas, el ciclista, Soler, era ya cosa del pasado. Sin embargo, fueron los propios médicos quienes lo animaron a que se subiera de nuevo a una bicicleta. En febrero de este año, ocho meses después del accidente, llegó el día trascendental. Mauricio Soler, el hombre y el ciclista, volvieron a ser uno solo, encima del sillín de un caballito de acero. Por supuesto que no se trataba de una bicicleta de carreras, ni iba a tomar parte en ninguna competencia oficial. No. Salió a pasear por los alrededores de su finca en Ramiriquí, Boyacá, en compañía de Aquiles, un perro labrador negro que es su más fiel escolta, y lo ha hecho un par de veces más. Mauricio volvió a sonreír, y ha seguido una estricta disciplina con respecto a la fisioterapia, combinada con sesiones de natación y gimnasio. Hace poco viajó de nuevo a España a emprender una etapa más avanzada de su tratamiento.
Muy seguramente, nunca volveremos a ver a Soler tomando la largada en una Vuelta, Giro o Tour, o alzando los brazos al llegar a la meta, pero, con todo y lo breve que fue su trayectoria como pedalista, Mauricio Soler ya ganó la carrera más importante de todas.
lunes 23 de abril de 2012, 14:28 COT
Detras de este hombre hay una gran mujer.
mircoles 25 de abril de 2012, 14:43 COT
Espiritú Indomable!!!…Eso es tener corazón….
mircoles 2 de mayo de 2012, 02:08 COT
Rafa XIII, es importante tu escrito sobre Soler. Ciertamente no se pueden olvidar a estos personajes, que para mal o bien, han logrado alzarse con un mérito en sus carreras; más aún cuando han superado DIFÍCILES PRUEBAS en este trayecto.
Ejemplo de ganas de vivir.
Saludos RAFA, y que agradable es ver un nuevo post suyo.
domingo 6 de mayo de 2012, 16:05 COT
Gracias, Higgins. En la medida de los posible estaré escribiendo mi columna.