Internet y Los Indignados
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
viernes 24 de junio de 2011 8:49 COT
El miércoles de la semana pasada, se cumplió el primer mes del movimiento M 15, Los Indignados, un grupo creciente de españoles que se vienen reuniendo en protesta contra el manejo que los políticos, de cualquier partido que sea, le están dando a su país. Una primera convocatoria por internet los hizo reunirse, luego acampar en la céntrica Puerta del Sol de Madrid y en muchos otros lugares por todo el territorio. Curiosamente, lo hicieron faltando una semana para las elecciones regionales y municipales que ganó por amplia mayoría la derecha, una victoria que quizás se va a volver más amarga que si hubiera sido una derrota. No es el primer movimiento popular convocado por internet. Ya lo habían comenzado los países árabe-musulmanes del Norte de África y del Medio Oriente, tres de los cuales ya han logrado derrocar a los presidentes de sus países, mientras en otros, como Libia y Siria encuentran una resistencia encarnizada de sus gobiernos, pero, con todo, no cesan en su intento. ¿Cuántos más habrá, tanto en esa región como quizás en otras por todo el globo? Nada difícil que sean muchas.
Lo interesante es el acto en sí mismo, esas manifestaciones multitudinarias, sobre todo de gente joven, no menos que el instrumento de que se han valido para congregarse y continuar el movimiento, la internet. ¿Un nuevo tipo de revolución? ¿Una nueva forma de hacer política? ¿Unas manifestaciones de descontento, de desencanto, de frustración, que se van a esfumar en poco tiempo? ¿Serán más poderosos los gobiernos con su voluntad de imponer el “orden” (represión policiva y hasta militar), que la fuerza creciente de rechazo a unas instituciones que ven como corruptas e insensibles? El movimiento español podría verse como muy diferente a los del mundo islámico, de gobiernos menos democráticos, por decirlo benignamente, pero que en el fondo se podían proclamar como tales, pues estaban respaldados por las grandes democracias occidentales: Europa y EUA. En aquel, lo que se rechaza, más que nada, es esa falsa democracia de papel, al servicio incondicional de los grandes capitales, sobre todo de la banca, que atropella a los más débiles y deja en el desempleo y la desesperanza sobre todo a los jóvenes.
En cuanto al instrumento, lo interesante es que este nuevo tipo de revolución no la inician unos cuantos caudillos de las clases altas, seguidos por un pueblo analfabeto, que pronto se convierte en carne de cañón. No. Los que salen a las calles y plazas no son simples desarrapados (sanculotes de la Comuna parisiense, siervos de la gleba rusos y otros grupos similares); ni comunistas o desadaptados (como los suelen estigmatizar). Son jóvenes que han recibido una educación formal siglo XXI, y que se comunican con las más modernas tecnologías de la información (TIC). Debe haber algo mucho más profundo en el mundo que hemos construido, para que se inicie una revolución tan contagiosa y decidida. La actual crisis viene de un capitalismo que se creyó soberano tras el fracaso del comunismo. ¿No morirá él también?