¿Quién califica o descalifica?
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
sbado 18 de junio de 2011 12:03 COT
La semana pasada el gobierno colombiano cantaba victoria porque una segunda calificadora de riesgo le otorgaba al país el codiciado “grado de inversión”. Todos nos podemos congratular. Como ahora el país puede endeudarse más, esperamos que todo el torrente de recursos financieros y de inversión se emplee en un verdadero desarrollo de toda la población. Hoy hay que reconstruir el país asolado por la Niña, darle la infraestructura que requiere para ser auténticamente competitivo, un sistema de educación y de salud realmente universales y dignas, no menos que reparar a los millones de víctimas de todos los actores de la guerra fratricida que hemos prolongado absurdamente por décadas. Ojalá no nos embarquemos de nuevo en la pesadilla que vivimos durante muchísimo tiempo de una deuda externa asfixiante, casi impagable, o que los inversionistas solo intenten explotarnos y exportar nuestros recursos.
Si Colombia se siente favorecida por la calificación de Standard and Poor's y Moody’s, estas mismas empresas y otras similares son las que han causado un daño terrible a algunos países europeos: Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia… hasta llevarlos casi a la bancarrota. Es más, esas mismas dos calificadoras junto con Fitch, “recaudaron miles de millones de dólares mientras otorgaban altas calificaciones a entidades que se encontraban al borde de la quiebra” al estallar la crisis en EUA, según comentaba Darío Valencia el pasado miércoles en estas mismas columnas. Igual hicieron algunos bancos de inversión. Y si pasamos a la política, los EUA cada año se arrogan la autoridad de calificar a todos los demás países del mundo, como si ellos fueran intachables en derechos humanos (Guantánamo) y no los grandes invasores de multitud de pueblos débiles en los diversos continentes.
¿Quién autoriza a ninguna institución que no sea la ONU, o de acuerdo al derecho internacional establecido a declararse la calificadora de nada ni de nadie? ¿Con qué autoridad ningún país, por poderoso que sea, se arroga el derecho a fiscalizar a los demás? Mucho menos ninguna institución privada, sobre todo si se lucra por ello, y más si ha dado muestras de grandes desaciertos, si no de felonías. ¿No estamos viendo en estos momentos la terrible crisis en la UE con la irresponsable, si no criminal, acusación de una agencia sanitaria alemana contra los agricultores de España y otros países, incluído el suyo, en el caso de la bacteria encheriquia coli?
Un mundo globalizado no puede seguir al arbitrio de jueces autonombrados. Y, menos, si no tienen autoridad moral, o si, como sucede con la calificadores de riesgo económico, son empresas que se lucran en parte con la especulación de los mercados. Está en juego una inmensa población, generalmente débil e impotente ante tales poderes, mientras los verdaderos culpables suelen quedar impunes. Los gobiernos de todos los países deberían proteger mejor sus intereses, y, sobre todo, los de su población más débil, puesto que es la más vulnerable.