Corte de cuentas
Estancias > PolíticaPor Marsares
martes 3 de noviembre de 2009 0:06 COT
Según la W Radio, una emisora de amplia difusión y credibilidad en nuestro medio, la Corte Suprema de Justicia tuvo una reunión en las instalaciones del diario El Tiempo, para reclamar por los escritos de José Obdulio Gaviria, Fernando Londoño, María Isabel Rueda y Mauricio Vargas y pedir el retiro de sus columnas.
Gravísima denuncia pues no sólo mostraba una inaceptable mordaza al periodismo sino el quiebre de la justicia al propiciar ella misma un desconocimiento de la libre expresión, pilar fundamental de nuestra democracia, vilipendiada, atacada y acorralada por los dueños del poder y, por ende, de las verdades absolutas.
Si los guardianes de la ley, encargados por la sociedad para interpretarla y aplicar con el fin de preservar la armonía, dirimiendo los litigios y castigando a sus infractores, desconocían ellos mismos las normas que nos rigen, se completaba el derrumbe del país, dando lugar a consecuencias impredecibles.
Pero la información no era cierta y en su columna de opinión en la revista Semana, María Jimena Duzán contó la realidad del asunto. El Tiempo invitó a un desayuno a los magistrados para hablar sobre “cómo veían la información que se publicaba sobre la Corte” y sólo al final un comentario al margen del magistrado Socha, quien dijo no entender que el diario hubiera sacado a Claudia López por cuestionar los intereses del periódico y no lo hacía con José Obdulio Gaviria que calumniaba a la Corte, desató el chisme. Luego vinieron reclamos por lo escrito por Rueda, Vargas y Londoño. Nada más.
Varias lecturas se desprenden del hecho.
La primera es la premura de la W en divulgar el hecho, haciendo eco no de lo que verdaderamente pasó sino de un chisme que como tal tergiversó el asunto. Quizás por ser María Isabel Rueda una importante colaboradora suya, pudo más la emoción que la razón y le contaron a la opinión pública una visión deformada del hecho. El rigor investigativo que los caracteriza sufrió un traspié preocupante, dándole paso a la noticia fácil y al espíritu de cuerpo que obnubila el buen sentido. Imperdonable error periodístico de un importante medio forjador de opinión.
La segunda, por supuesto, es la actitud de los propios magistrados asistentes al desayuno de marras. La Corte Suprema de Justicia, como los demás entes judiciales, ha echado al olvido una regla de oro que sustenta la majestad de la justicia. Los jueces sólo se pronuncian a través de sus fallos. En ellos y sólo en ellos se encuentra su voz. Las ruedas de prensa, los comunicados, las entrevistas, explicando sus decisiones, conforman una jurisprudencia paralela, dañina para la seriedad y mesura que debe caracterizar a la justicia. Infortunadamente, la pantalla le ganó el pulso a la discreción y ahí están las consecuencias.
La tercera es la irresponsabilidad del presidente Uribe que no se para en mientes para tender cortinas de humo que oculten los escándalos de su poder omnímodo. Cercado por las denuncias sobre el programa Agro Ingreso Seguro, que no sólo le otorgó millonarios subsidios a reinas de belleza, familias adineradas y paramilitares, sino también a Luis Carlos Sarmiento Angulo, uno de los hombres más ricos de Colombia, le cayó de "papaya" la denuncia de la W, llenando de denuestos al alto tribunal.
Al presidente Uribe no se le conoce de verdad a través de los discursos preparados por sus asesores para ser leídos en TV, conformando un libreto que lo pone como mártir y héroe de los colombianos, sino cuando improvisa en los Consejos Comunitarios. Allí, al frente de una audiencia deslumbrada por micropromesas, saca a relucir sus odios, sus miedos, su demagogia y su soberbia infinita que rebosa cualquier cauce.
Aprovechando el chisme radial, Álvaro Uribe Vélez de nuevo atacó con fiereza y grosería al único ente que no ha logrado penetrar y que ha servido de talanquera para evitar el desborde institucional que tiene de rodillas a la Constitución y pretende quebrar el orden jurídico sólo para satisfacer la venganza personal contra el grupo delincuencial que en un acto infame asesinó a su padre.
El Presidente Uribe, que en la oscuridad de la noche y en los sótanos de Palacio se alió con delincuentes para conspirar contra la Corte, el que a través de sus secuaces mandó espiar a todo aquel que discrepara de sus tesis, entregó las tierras de los desplazados a los terratenientes de viejo y nuevo cuño, y propició con su política de recompensas las ejecuciones extrajudiciales, se viene lanza en ristre contra la Corte Suprema.
El que permitió el enriquecimiento de sus hijos por medio de sus subalternos, el mismo que extraditó a los jefes paramilitares, antiguos aliados suyos en las Convivir que favoreció en Antioquia cuando era gobernador, para bloquear sus declaraciones que destaparían la verdad de las alianzas políticas con el paramilitarismo, y hundió la ley de víctimas que pretendía reparar en algo su dolor y miseria.
El mismo que a diario reforma la ley en su propio beneficio y pretende tener una justicia de bolsillo, como lo ha hecho con el congreso de la república, el que paga favores con notarías, subsidios y cuanta gabela presupuestal se inventa, el que compró su reelección, calumnia y miente con descaro inaudito, osa llamar a la Corte Suprema de Justicia “sepulcro blanqueado”, hipócrita y violadora de la ley.
Hoy, más que nunca, cuando la corrupción uribista se extiende como una mancha corrosiva y tenebrosa por todo el país y amenaza con destruirlo, es cuando los colombianos debemos rodear a la administración de justicia, encabezada por la valerosa Corte Suprema de Justicia, último bastión de la democracia. Está en juego nuestra supervivencia como nación.
martes 3 de noviembre de 2009, 09:25 COT
Me parece clave notar que hasta el día de hoy El Tiempo no ha escrito una palabra al respecto. ¿No es rarísimo eso?
martes 3 de noviembre de 2009, 19:27 COT
j.:
Bueno, no tanto. Luego de la aclaración de María Jimena Duzán, señalando que jamás se pidió la cabeza de los columnistas, sino que apenas se expresó su inconformidad, lo que sus fuentes de El Tiempo corroboraron, no podía el diario meterse en camisa de once varas armando un escándalo, aparte de trasnochado (sucedió hace dos semanas) montado en apenas unas quejas sin trascendencia. Tan solo María Isabel Rueda, lo refirió en su columna de El Tiempo en los siguientes términos:
“Nunca, en los 34 años que vengo ejerciendo la libertad de expresión en el noble oficio del periodismo, me ha sucedido que un magistrado o un juez objete la publicación de mis opiniones. Quedo notificada de que eso ocurrió hace quince días, cuando cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, encabezados por su presidente, aprovecharon una visita de cortesía al director de este periódico para quejarse de dos de sus columnistas, Mauricio Vargas y yo, a quienes consideran “quintacolumnistas” de los intereses del Presidente de la República. Ambos hemos sido críticos de recientes decisiones de la Corte, especialmente de la de mantener la interinidad en la Fiscalía. Hasta hoy, emitir ese tipo de críticas ha sido una alternativa libre y legítima en este país. Por lo cual espero que la irrespetuosa descalificación de los magistrados haya sido fruto de un acto de torpeza y no de arrogancia judicial. Sería un campanazo contra el ejercicio de la libertad de prensa en Colombia, de repercusiones nacionales e internacionales.”
Pero el mal ya está hecho. La W Radio, de amplia audiencia, ya lo dijo a los 4 vientos, y el Presidente Uribe, con mayor público todavía, lo recalcó. Con esto se cumple el dogma de que los hechos que se quedan en el recuerdo no son los históricos sino sus versiones, y la de estos dos monstruos de las comunicaciones, por obvias razones, acallan cualquier otra.
martes 3 de noviembre de 2009, 21:44 COT
Sólo una pregunta, los magistrados y/o ex magistrados a los que se les acusa de haber recibido regalos y agasajos d epersonajes de dudosa reputación, ¿se han tomado la molestia de salir a refutar en los medios dichas imputaciones?
Con todo respeto se lo digo, en un país en donde muchos de quienes ejercen el derecho, tienen una bien ganada fama de ladrones y chanchulleros (por eso hay en el Consejo Superior de la Judicatura 13 mil investigaciones contra jueces, abogados y fiscales en todo el país), decir que la rama judicial es la única incorrupta, es creer pen-deja a la gente.
mircoles 4 de noviembre de 2009, 00:03 COT
Tu escrito muy bien argumentado y unido a la caricatura de Xtian sobre el tema, queda como referente de la realidad de las manipulaciones que se hacen en este país del sagrado corazón, para que Colombia y el mundo visionen las anomalías que se están registrando en este país cuyos ciudadanos parece que están comprendiendo que la dictadura de Uribe no es nada saludable.
¡Un abrazo armonioso para ti Marsares!
mircoles 4 de noviembre de 2009, 08:18 COT
Las FARC somos todos los colombianos, a los cuales Uribe quiere reducir a la servidumbre. Por eso Uribe en su sabiduría paramilitar le ruega a las tropas de EEUU que nos invadan, para que lo protejan de este pueblo ingrato que lo quiere mandar a la CPI; que nos invadan para que sus soldados preñen a nuestras mestizas y las hagan parir seres de una raza mejorada que no sean tan enanos como él, ni sean tan indios, ni tan propensos a la subversión. En fin, para que seamos los colombianos obedientes y calladitos que el sueña con dirigir hacia la salvación que solo obtenemos al vivir en un paraíso paramilitar.
mircoles 4 de noviembre de 2009, 08:51 COT
Tequendamia, las FARC SON la servidumbre de Uribe; a cambio de dos y media elecciones que esos le han dado al salgareño, éste se hará el de las gafas gordas y no hará nada para perpetuar el estado de guerra en que vivimos… si esta gente en serio no fuera la servidumbre uribista, hace tiempo habrían dejado en ridículo a Uribe, demostrando que la paz no es parte de su agenda… pero no, la guerra es lo único que medio saben hacer bien, y encontraron en Uribe su contraparte perfecta.
mircoles 4 de noviembre de 2009, 16:47 COT
Hace unos 2 años el jefe supremo de los paramilitares anunció con bombos y platillos junto a su lugarteniente “la perica” Santos que las FARC habían sido derrotadas y que ahora consistían en unas cuantas bandas desmoralizados, aisladas e incomunicadas. Se dijo esto despues bombardear al Ecuador, lo cual Uribe consideró justo, después de todo Ecuador es un pueblo de indígenas del mismo color de piel de las Farc y por lo tanto no merece ningún respeto. En esa época hasta el narco-diario El Tiempo celebró la victoria sobre las FARC. Ahora nos dicen otra vez que las FARC están fortalecidas y por lo tanto necesitamos una invasión norteamericana similar a la que se llevo a cabo en Iraq para derrotarlas. Se me ocurre pensar que las FARC, así como Al-Qaeda para los gringos, solo existen en la virtualidad de los titulares de los narco-medios hoy en manos de las familias de la narco-dictadura y que la verdadera intención es reducir a la población colombiana a la esclavitud y servidumbre, para convertir a nuestras mujeres en sirvientas y prostitutas de invasores extranjeros y a nuestros soldados en escudos humanos para la protección de los invasores.
mircoles 30 de marzo de 2011, 17:56 COT
[…] desmentidas tanto por los miembros de la Corte Suprema de Justicia como por El Tiempo. Los jueces afirmaron que habían asistido al periódico invitados por el medio para analizar “cómo veían la […]
lunes 11 de abril de 2011, 11:35 COT
[…] desmentidas tanto por los miembros de la Corte Suprema de Justicia como por El Tiempo. Los jueces afirmaron que habían asistido al periódico invitados por el medio para analizar “cómo veían la […]