Esté donde esté Alonso Salazar dice que es el autor de No nacimos pa´semilla y ya todos saben quién es. Este caldense descomplicado, franco y apasionado, es el alcalde electo de Medellín y recibió a equinoXio en la cafetería de un supermercado cerca de Corferias, en Bogotá. Cruzó la calle caminando, sin ninguna persona de seguridad, se compró un espresso y se sentó en una silla en pleno sol. Después de muchos meses en los que solo habló de su programa de gobierno, sacó un rato en su agenda para hablarle a equinoXio de lo que más le gusta ser en la vida: escritor y periodista.
Apasionado por los temas de la ciudad, en sus investigaciones ha retratado como nadie diferentes aspectos de la realidad de los marginados, realidad que lo acompaña ahora como máximo dirigente de Medellín, una ciudad que pasó del miedo a la esperanza gracias a un proceso político que comenzó, en la alcaldía de Sergio Fajardo, como secretario de gobierno, logrando que Medellín pasara de tener en la década del noventa 300 homicidios a 30 por cada 100 mil habitantes.
Desde su cargo, el más importante después del alcalde, Alonso realizó la más grande diferencia histórica en la ciudad con su trabajo en el tema de la cultura ciudadana, haciendo una Medellín que empieza a vivir bajo una cultura de la legalidad, de la convivencia, donde las personas empiezan a convencerse de que ser legal paga. Esto lo logró en parte con proyectos tan exitosos como el Manual de Convivencia por comuna y con la campaña Ser Bueno Sí Paga. Todo esto bajo la administración de un alcalde con el 80% de popularidad por proyectos como “Medellín la Más Educada”, en el que se incluyen los cinco parques bibliotecas en las comunas con más problemática social de la ciudad, la construcción de colegios triple A en estratos 1, 2 y 3 y las 18 mil becas ya adjudicadas para el próximo cuatrenio que benefician a las personas más necesitadas para que puedan estudiar en universidades como la Pontificia Bolivariana y la Universidad Eafit.
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