La victoriosa derrota de la oposición
Artículo destacado > Elecciones 2010 > PolíticaPor Marsares
viernes 2 de octubre de 2009 14:30 COT
Gustavo Petro y Carlos Gaviria en el II Congreso del Polo Democrático Alternativo, en febrero de 2009 (Foto: Omar Vera vía Flickr, licencia CC-BY-NC-SA)
Mientras los ganadores se felicitan, miran a los lados en busca de aliados y marcan territorio, los perdedores restañan sus heridas, adhiriéndose a regañadientes, resguardándose en el mutismo o simplemente despreciando los resultados. Pero aparte de este desorden dentro del hormiguero, la escasez de la votación es un llamado de alerta. Como en otros lugares, la opción gobiernista no sólo gana por su propia fuerza demagógica, por su descomunal exposición mediática y por la repartición de los inmensos recursos del Estado, sino por la propia debilidad de sus contrincantes. Aunque hay con quién, la feria de rivalidades impide construir una oposición seria que se le presente a Colombia como una alternativa real para manejar el país.
Maquiavelo esmirriado
En el Partido Liberal, ganó el que debía ganar. No necesariamente el mejor, ni siquiera el más carismático o el de mejores propuestas, sino el que tuvo mejor el mejor padrino, César Gaviria. Desde su llegada, el ex presidente liberal convenció a sus copartidarios de que levantaran cabeza, y del dicho al hecho les mostró que no hay tanto trecho y que a la mayoría caótica uribista se le pueden meter goles, como el golpe de mano que le arrebató las directivas del Congreso. Para clientelista, clientelista y medio.
Con Rafael Pardo garantiza que el partido tenga a un buen negociador al frente en un predecible escenario político sin Uribe, máxime cuando la escasa votación de la consulta ratifica que el Partido Liberal no es una opción de poder en solitario y necesita con urgencia aliados que sumen y no que resten. El magro resultado, que no alcanzó el millón y medio de votos presupuestado, es muy preocupante, máxime que no sólo se había vendido como un plebiscito contra la reelección, sino que en ella se elegía a la maquinaria liberal de todos los niveles, lo que debía garantizar una mayor asistencia. Pero pese a estas dos zanahorias, la apatía fue mayor, lo que obliga a mirar hacia los lados a ver quién se arrima.
Alianzas de perdedores
El problema grande es que, por ahora, únicamente hay posibilidades de alianza con Germán Vargas Lleras, cuyas posiciones de derecha no entusiasman dentro del partido, lo que seguramente causará molestias, deserciones o apatía, pues subirse al bus por la puerta de atrás del uribismo no llama al optimismo. Y si a esto se le agrega que Vargas llega con una agrupación desmantelada y posiciones excluyentes y sectarias, las posibilidades de un mejor desempeño en las urnas en las próximas elecciones no son muy halagüeñas. De todas formas, llamativo resulta el segundo lugar de Aníbal Gaviria.
Lo que si queda claro es que la izquierda liberal sale maltrecha de esta consulta. La tercería de Alfonso Gómez Méndez, que por lo menos aspiraba a un honroso segundo lugar, ahoga el aire socialdemócrata que pensaba inyectarle al partido. Su afirmación de “meter el opinador en la nevera” muestra a las claras la dimensión de su derrota. Por otro lado, el triunfo de los seguidores de Juan Manuel Galán sobre los de Piedad Córdoba en Bogotá de igual forma muestra a un partido que se pretende acomodar al centro del espectro político, con inclinación hacia la derecha.
Cola de león y no cabeza de ratón
En el Polo las cosas no andan mejores. Aunque Gustavo Petro ganó, su victoria no es contundente y da una idea de la polarización de la izquierda democrática, con el agravante de que los perdedores son mayoría en el Comité ejecutivo del Polo y, por lo que se ha visto, su ortodoxia es mayor que su razón y tratarán de poner en cintura al candidato, apoyando alianzas sólo si son alrededor del Polo, despropósito que las urnas mostraron con claridad.
Para completar, quien podría haber servido de puente entre las dos vertientes, Carlos Gaviria, resultó ser el incendiario, no sólo al anunciar su retiro definitivo de la presidencia del Polo, sino por su rechazo a las tesis de Petro, negándose a acompañarlo en la campaña electoral, en una actitud infantil, revanchista y suicida. Dista mucho este Carlos Gaviria del que sedujo a más de dos millones y medio de votantes con la tesis de una izquierda democrática, plural e incluyente, que le ofreciera al país la alternativa real de fortalecer el Estado social de derecho.
Lo curioso del asunto es que quienes en estos momentos detentan el poder en el Polo —el MOIR y el PCC— no sólo son los sectores más retardatarios y obtusos sino también los que menos votos populares tienen, sosteniéndose dentro del PDA por su mayor capacidad de intriga y manipulación. Son los reyes de la maquinaria. Empero, la tercera fuerza mayoritaria, la ANAPO, que siempre se arrima a los ganadores, apoya a Petro y esto equilibra las cargas. Aunque su clientelismo es desbordante —la Bogotá de Moreno es un ejemplo— contribuye con su presencia al aislamiento de los fósiles que desde siempre han impedido el crecimiento de la izquierda democrática. Se cumple con creces la teoría del mal menor.
El resto del hormiguero
Mientras tanto, otras opciones se mantienen al margen con buen tino. Los tenores (Mockus, Peñalosa y Garzón) prefieren esperar la consolidación de su grupo y Sergio Fajardo, cuya propuesta independiente ha calado entre los votantes, prosigue su campaña por todo el país haciéndose conocer y evitando el desgaste de una oposición que sólo presenta como programa el rechazo a la reelección, sin aportar nuevas ideas, mejores propuestas, mayores retos, respuestas eficaces a la crisis.
Al otro lado, se encuentra una Noemí Sanín que transita por la cuerda floja, con la esperanza de que se hunda el referendo y, sabedora de que el Partido Conservador es hasta el momento el mejor organizado de los uribistas, pueda convertirse en la candidata única de las filas gobiernistas, tarea difícil pues tiene por delante a Juan Manuel Santos, jefe omnipotente del Partido de la U y al propio Andrés Felipe Árias que, por las encuestas, podría ganarle la nominación en el propio Partido Conservador.
Se abren las apuestas.
viernes 2 de octubre de 2009, 16:14 COT
Todo lo que huela a comunismo esta condenado… los Colombianos ya no comen cuento.
Me encanta ver como los mamertos buscan cien mil razones por las cuales este gobierno tiene el apoyo del pueblo.
Ah y tambien hay que darle las gracias a Chavez, porque gracias a su pataneria hunde cada vez mas la reputacion del polo.
viernes 2 de octubre de 2009, 17:23 COT
Perdón, ¿no se suponía que la siniestra, politiquera y populista de derecha ANAPO estaba con Carlos Gaviria Díaz?
sbado 3 de octubre de 2009, 10:20 COT
fed:
Para ser más precisos, digamos que el totalitarismo (de derecha o de izquierda) concita el rechazo universal. Esta la razòn para que la izquierda que se quedò en los sesenta cada vez se encuentra màs sola. Respecto a Chávez, tiene razón ya que los ortodoxos del Polo han sido muy ambiguos al respecto. Incluso en sedes regionales del Polo se permite la instalación de sedes del Movimiento Bolivariano. No haber deslindado campos con el mandatario venezolano les resta credibilidad y rechazo ya que nadie quiere la instalación en Colombia de un modelo económico, político y social que en el pasado probó su fracaso.
Julián:
Exactamente, “estaba”, porque horas antes a la reunión del Comité ejecutivo del Polo, Petro logró un acercamiento con la Anapo y públicamente el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, manifestó su apoyo a la candidatura del senador. Esto sirvió para que el Comité ejecutivo le diera su respaldo, pues Petro hasta la conversación con la Anapo no tenía la mayoría. De esta manera, el MOIR y el PCC debieron aceptar a regañadientes a Petro, aunque aspiran a confirmar a Dussán como Presidente del Polo, pese a que Petro lucha por ella. En los próximos días se sabrá el desenlace.
lunes 5 de octubre de 2009, 19:12 COT
Claro, Marsares, pero eso fue después de conocidos los resultados de la consulta. Ahí están pintados los Moreno Rojas, con su clientelismo y politiquería, mientras Bogotá se cae a pedazos y se entrega a los brazos de la derecha “tradicional”. ¿No que el PDA representaba la “nueva forma de hacer política” y blablabla? Qué va. Eso se sabía desde 2007 cuando quedó elegido alias Bobolitro.
lunes 5 de octubre de 2009, 19:26 COT
Julián:
Mea culpa por no haber dejado en claro el cuento. Hasta la consulta, la Anapo estaba con Carlos Gaviria. Luego de ganar Gustavo Petro, se produjo el acercamiento, concretándose el apoyo antes de la reunión del Comité ejecutivo para proclamar oficialmente a Petro como candidato del PDA. Con este apoyo Petro obligó a un consenso, pese a que Dussán es un hueso duro de roer y aspira a quedarse con la presidencia del Polo, con buenas posibilidades. Aunque con Petro debería imponerse el viraje a la centro izquierda, los ortodoxos harán todo lo posible por impedirlo. Vientos de cambio o ruptura, aunque el ala moderada gana un espacio importante.