Mientras una encuesta reciente muestra que los colombianos nos creemos el ombligo del mundo, éste sigue su marcha sin darse por aludido. Hasta nosotros mismos nos repetimos creando un Uribito para suceder a Uribe. ¿Será por eso que somos los más felices del mundo? El idiotismo es contagioso.

Mikael Åkerfeldt, líder de Opeth, en un concierto en Barcelona, España, la noche del 2 al 3 de diciembre de 2008 (Foto: alterna2 vía Flickr, licencia CC-BY)

Opeth, la banda que se presenta este miércoles 1 de abril en Bogotá, es un grupo sueco que ha sabido combinar lo mejor del death metal, las atmósferas góticas y doom, con algunas cosas del folk europeo (en sus inicios) y matices e influencias del rock progresivo (especialmente de los años setenta). Un legítimo grupo de metal, pero alejado de esa distorsión que se nos ha infundido sobre este género.

A la muerte, en confusas circunstancias, de Omid Reza Mir-Sayafi en una cárcel de Teherán se suma la aprobación de una ley del parlamento iraní que impone la pena de muerte a quienes publiquen blogs que promuevan “la corrupción, la prostitución y la apostasía”. La libertad de expresión está de capa caída en el mundo.

Las cuentas de la selección de mayores son claras: tiene que ganar los 6 puntos ante Bolivia y Venezuela, o de lo contrario, que se prepare para el Mundial de 2014.

La ciudad es tan ingobernable como todo lo sincero, todo lo que supera a la imaginación, pero es lo último por seducir de la política. La ciudad es lo que nos queda para que la política tenga sentido, para que la política habite la cotidianidad, circule por donde el alma humana va.

Para vender discos y enriquecerse muchos artistas y productores han echado a rodar historias que se convierten en leyendas urbanas. Tal vez las más famosas provengan de los grupos de rock que han promovido el satanismo, más como una ideología que una religión como lo prueban ciertas carátulas famosas de LaVey y The Eagles en los años sesenta.

Nuestro experto nos da su concepto acerca de las adaptaciones cinematográficas de Watchmen y The Spirit, así como una pequeña opinión sobre la película basada en Max Payne.

Es absurdo que el tema ambiental se diluya en pujas políticas en detrimento de la calidad ambiental para todos. Las prácticas politiqueras y clientelistas siguen limitando la gestión ambiental. Pero también la sociedad y todos nosotros tenemos que poner mucho de nuestra parte en este asunto.

Pequeño homenaje a Saúl Álvarez, dueño de la conocida tienda de discos y DVD La Musiteca de Bogotá, melómano, cinéfilo, cómplice en las compras, casi un amigo, quien falleció de manera repentina el 15 de marzo pasado.

Foto de un grafiti con la imagen del presidente Álvaro Uribe Vélez diciendo "La hecatombe soy yo", tomada en Medellín (Foto: Pattoncito vía Flickr, licencia CC-BY-NC-SA)

Las FARC, con su derrota militar, lograron su mayor victoria política: entronizar a un régimen mediocre, atarbán y corrupto, que corroe la frágil democracia que poseíamos, instalando en el poder a una derecha excluyente y criminal que dentro de unos años justificará el resurgimiento de una izquierda armada y totalitaria, igual o peor que su enemiga, asfixiando en su cuna a una social democracia que podría cambiar el destino de Colombia.