Es solo que parece…

Los dos extremos. Una al margen de la ley, otra apegada a su letra. Dos frustraciones. Dos historias de mujeres.

El martes estuve en la sesión conjunta de la Comisión Segunda de Senado y Cámara del Congreso colombiano, en la que se analizaba el capítulo 16, dedicado a la “Propiedad Intelectual”, del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos. Aunque iba con ánimo escéptico lo que sucedió superó mis expectativas: el análisis del capítulo de propiedad intelectual se redujo a medicamentos. No sólo me pareció insuficiente el tiempo de análisis (el cronograma prevé una jornada por capítulo) sino que también me pareció insuficiente el alcance del mismo.

Lo más fácil de este artículo es colocarle el título. La verdad es que la televisión colombiana decepciona a cualquiera, hasta al más positivo.

“Una madre ardiente”, así se califica Cristina (Cieloazzul en la blogosfera). Sin las ataduras ancestrales, su hogar marcha como debiera, sin que su espíritu deje de volar, en busca de sí misma, derrochando sensualidad y erotismo. Cristina, una mexicana a todo dar.

“Nada, porque no saben flirtear ni se atreven a lanzar piropos a los hombres”. Sería la queja más común de parte los hispanohablantes. En efecto, para las mujeres solteras recién llegadas a este país, los chicos noruegos son decepcionantes porque no “avanzan” ni invitan al acercamiento romántico, por más inocente o juguetón que éste parezca.

Las mujeres, bien sea como musas inspiradoras, o como intérpretes y compositoras, han estado muy presentes en el desarrollo del género vallenato.

El hombre no era un tonto soñador, ni estaba alucinando por el cansancio, cuando se detuvo en medio del bosque mirando hacia el claro, mientras escuchaba su voz – oh, su dulce voz – y miraba extasiado…

Por muchos años las mujeres han sido sometidas a toda clase de vejaciones, y aún hoy, con la diferencia de que ahora su voz se escucha y ellas se manifiestan.

Y Dios creó a la mujer….
La creo para que le diera al mundo la magia de dar vida a la vida
La moldeó con arcilla, dándole forma y geografía…