Siglo de oro
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
martes 3 de julio de 2012 6:16 COT
Continúa la hegemonía. Así como en otras épocas España dominó el panorama político y económico como imperio y tuvo en sus escritores, poetas y dramaturgos un siglo de oro como su máximo aporte a la literatura universal, ya se ha vuelto una escena cotidiana que las representaciones deportivas españolas ocupen permanente el puesto de honor en la mayoría de las competencias en las que participan. El más reciente episodio se dio en la Eurocopa 2012.
Triple corona
Hace un par de años, me refería in extenso al favoritismo que tenía la selección española de fútbol para el Mundial Sudáfrica 2010, dado el antecedente inmediato de haberse proclamado campeona en la edición de la Eurocopa 2008, celebrada en Suiza y Austria, y de que el grueso de su nómina estaba conformado por futbolistas del FC Barcelona y del Real Madrid, que habían y han hecho el uno-dos tanto en el torneo local como en la Copa del Rey y en la Liga de Campeones, en el caso de los azulgranas. Dicho y hecho. La selección de Vicente del Bosque levantó el trofeo de campeón mundial en tierras sudafricanas, luego de 120 minutos intensos ante el combinado holandés, que fue un rival durísimo y que cayó con las botas puestas.
En otros círculos virtuales, como Twitter y foros sobre fútbol, de cara a la Eurocopa 2012 Polonia-Ucrania, señalé también que España estaría dando la brega por lo menos hasta semifinales. Me quedé corto. No solamente superó esta fase, dejando en el camino desde los doce pasos a Portugal, sino que en la final le pasó por encima a Italia, que en su enfrentamiento previo con Alemania había demostrado un planteamiento táctico completamente ajeno al raizal catenaccio y en el que el polémico Mario Balotelli destrozó la hasta ahora eficiente y bien estructurada zaga alemana.
Con su tercer título consecutivo en los tres más importantes torneos de selecciones de mayores, España consolidó su supremacía futbolística, y a estas alturas ya no es para nada aventurado decir que tanto en la Copa Confederaciones como en el Mundial Brasil 2014 será protagonista de primer nivel y favorito nuevamente a quedarse con los trofeos y medallas de campeones.
¿El mejor de todos los tiempos?
Pero calma. El inobjetable triunfo de España ante Italia ha puesto a más de un comentarista deportivo, no sólo de la península ibérica sino también de fuera de ella, a plantear la idea de que la selección española es el mejor equipo de todos los tiempos. Para soportar tamaña afirmación sacan a relucir los récords que la era de Luis Aragonés y Vicente Del Bosque ha batido, tales como ser el único equipo nacional ganador al hilo de dos Eurocopas y un Mundial, que solamente ha perdido tres partidos oficiales en los últimos seis años (2-3 ante Irlanda del Norte y 0-2 ante Suecia, en 2006, y 0-1 con Suiza, en 2010), y que en las tres participaciones apenas sumó seis goles en contra, mientras que su ofensiva logró 32 anotaciones.
Cierto. La selección de España es buena. La mejor en lo que va corrido del siglo XXI, tanto por su propuesta futbolística, que es una amalgama perfecta entre los esquemas del Barcelona y del Real Madrid, como por su efectividad en cuanto a poder de definición y obtención de resultados. Pero aún le falta acumular varios méritos para ser la mejor de todos los tiempos. Primero, si hablamos de invictos de equipos nacionales, ha habido rachas mucho más largas sin conocer la derrota, como la de Hungría, que entre 1950 y 1954 solamente perdió un partido, que por desgracia fue el de la final del Mundial de Suiza ante Alemania. Segundo, si nos referimos a la calidad del espectáculo, Brasil, al mando de Telê Santana, fue la sensación en los mundiales del 78, 82 y 86, con un fútbol florido, lleno de gambetas, tacos y rabonas, protagonizadas por virtuosos de la pelota como Zico, Sócrates, Eder, Toninho Cerezo, Dirceu, Junior y Falcao. El juego de los auriverdes era una delicia para los ojos, pero lamentablemente no ganaron nada porque tenían una defensa y arqueros terriblemente malos como Waldir Peres y Carlos Gallo. Tercero, ni qué decir del Brasil en México 70, de Mario Lobo Zagallo, liderado por Pelé, Rivelino, Gerson, Carlos Alberto, Tostão y Jairzinho, con un juego exquisito, goles por montones y ganador sobrado de esa edición de la cita mundialista, aunque Félix, el portero, fuera un absoluto paquete.
Frente a estas versiones de Brasil, las de Santana y la de Zagallo, España las supera en lo atinente al sistema defensivo y sobre todo porque Casillas es mucho más arquero que cualquiera de sus colegas cariocas. Las de Brasil, a su vez, superan a España en la vistosidad y la estética de su fútbol. Por otra parte, no hay que olvidar a la Holanda setentera, la “naranja mecánica”, que fue la gran innovación táctica de su época y, aunque no ganó ni un trofeo de selecciones, es un referente obligado de cómo se reparten responsabilidades y funciones dentro de la cancha, ya sea que se esté al ataque o defendiéndose. España ha asimilado parte de aquel fútbol total holandés, porque aunque tiene jugadores de talento excepcional como Andrés Iniesta y Xavi Hernández, no recae exclusivamente sobre ellos el hecho de tener que echarse el equipo al hombro para que funcione. Tampoco depende el equipo de Del Bosque de un goleador solitario que le salve los muebles, pues el máximo “artillero” del cuadro español fue Fernando Torres, con tres goles, de los 12 que anotó España a lo largo del campeonato.
Como ya se dijo, no tendrá nada de raro que España siga imponiéndose en los próximos torneos. Así las cosas, con dos o tres consagraciones más en su palmarés, y mientras conserve ese mismo andamiaje colectivo, en el que los que reemplazan a los que salen rinden de forma similar, España será por derecho propio uno de los mejores equipos de la historia. El aficionado al fútbol tendrá ante sí a un cuadro que juega bien, que por pasajes también juega bonito —sin necesidad de ridiculizar a su rival— y que además, gana.