Segunda década del XXI
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
viernes 7 de enero de 2011 10:00 COT
Acabamos de comenzar la segunda década del siglo XXI con unos hechos políticos importantes en nuestro continente. El primero de enero, la toma de posesión como presidenta de una mujer, Dilma Rousseff, en la gran potencia emergente, Brasil. Y el miércoles, 6 de enero, la instalación del nuevo Congreso de Estados Unidos, con gran mayoría opositora en la Cámara, decidida a confrontar las políticas del presidente Obama. En Venezuela la oposición regresa al Congreso, decidida, igualmente, a torpedear la labor del presidente Chávez. Es más. A lo largo de este primer año habrá elecciones presidenciales en dos países importantes de Suramérica: Argentina y Perú. Y en nuestra patria las habrá regionales: de gobernadores, alcaldes, asambleas, consejos. Como se ve, un intenso movimiento político, pero sin los sobresaltos y temores de otras épocas.
Pero un primer año es muy poco para auscultar toda una década. ¿Qué nos deparará toda ella? Muy difícil predecirlo. De todos modos, lo que sabemos es que los grandes cambios geopolíticos iniciados en la primera década, tan auspiciosos, como lo mostraba la semana anterior, nos auguran una segunda década muy diferente a la de los dos siglos anteriores, no importa que aún persista la gran crisis, sobre todo en EUA, Europa y Japón.
Creo que vale la pena ver algunos hitos someros de lo que fue la segunda década de los siglos precedentes XIX y XX. La del antepasado trajo consigo hechos trascendentales. Para los colombianos fue una década convulsionada, de guerras intestinas, no solo de patriotas contra realistas, sino, por desgracia, entre los mismos patriotas, por lo que parte de ella aún llamamos “patria boba”, seguidos por años de humillación y terror, con la reconquista, para finalmente culminar con el magnífico triunfo de Boyacá, que selló nuestra independencia y la creación de la gran Colombia. En el Sur de América también hubo una agitación constante, que culminaría con los grandes triunfos de San Martín en Argentina, Chile y el Perú. Tras aquel y estos no demoraría ya la independencia de toda América Latina. Entre tanto, en Europa, Napoleón conmocionaba todo el continente y aun el norte de África y parte del Medio Oriente, para luego ser derrotado definitivamente en Waterloo, pero dejando un continente completamente trasformado. El Congreso de Viena y la Santa Alianza pactada en él, solo sería un paño de agua tibia para tratar de conservar el “antiguo régimen”, que ya nunca podría volver.
La segunda década del XX fue mucho más trascendental. En 1914 estalló la primera guerra mundial, que prácticamente vino a concluir en 1945, y que hizo de todo el siglo “simplemente un siglo de matanzas y de guerras” como escribió un autor; y “el siglo más violento en la historia humana”, en palabras del premio Nobel de literatura William Golding. En 1917 se daría otro acontecimiento impactante, la Revolución Comunista en Rusia, que pronto sacudiría todo el globo. Pero había más. Puede parecer solo un hecho embrionario, pero traería más tarde, ya finalizando el siglo, el cambio más trascendental, aunque sin aspavientos ni convulsiones, para nuestro siglo. En la milenaria China, en 1911 fue derrocado el imperio de los manchúes, y se interrumpió definitivamente el sistema dinástico para dar paso a una república inspirada por los ideales de la democracia liberal de occidente. El periódico The Times comentó entonces: “La historia ha sido testigo de pocas revoluciones tan sorprendentes”.
¿Cómo será esta segunda década? Para bien o para mal, nosotros vamos a ser sus actores. Los retos son inmensos, pero, afortunadamente, los 7.000 millones que seremos al fin de este año, estamos mucho mejor equipados que cualquiera de los de esas otras dos décadas.
mircoles 12 de enero de 2011, 07:43 COT
Las segundas décadas parecen ser muy fértiles para las guerras internacionales entre potencias. Qué tal una Tercera Guerra en Europa y una Guerra Civil en los Estados Unidos para contribuir aún mas al vertiginoso ascenso de China y de Brasil? Que tal la aparición de una nueva atractiva ideología o filosofía que remplace y disuelva de una vez y para siempre las aún feudales organizaciones religiosas. En fin. Amanecerá u veremos