Enseñar a leer
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
jueves 24 de febrero de 2011 18:44 COT
Decía la semana pasada que no nos enseñan a leer como se requiere. Se enseña el alfabeto, se instruye en la forma de reconocer el significado de las palabras, de unirlas para encontrar su significado, de hacer pausas e inflexiones de la voz de acuerdo a los signos de puntuación y nos gradúan como lectores, cuando a lo único que llegamos es a “analfabetas funcionales”. No leemos o lo hacemos a velocidad de tortuga. Y el colmo. Oímos hablar de técnicas de lectura y las rechazamos como un exabrupto.
¿Qué se hace hoy sin técnicas, sin tecnologías? La agricultura, la industria, el comercio y las finanzas sin técnicas, sin tecnologías, sería como volver a épocas primitivas. Una de las actividades que más técnicas exigen son el juego y el deporte. Pero se requieren también para la alimentación, el vestido, la vivienda, las artes. ¿Y las técnicas para leer?
Parece una paradoja, pero todos los textos de lectura eficiente, de técnicas de lectura, lo primero que enseñan es a eliminar los “vicios de lectura” adquiridos en los primeros años. Sí. No solo no nos enseñan bien, sino que nos inculcan métodos antitécnicos. Alberto Aristizábal de la UdeA enumera los más conocidos: “1- vocalización (leer en voz alta), 2- subvocalización muscular (leer en voz baja), 3- hacer regresiones al leer, 4- fijar la vista en una sola palabra y proceder a leerla, 5- detenerse continuamente, 6- utilizar demasiado el diccionario, 7- mover la cabeza al leer, 8- adoptar un ángulo de lectura incorrecto y 9- LEER MENTALMENTE (escuchar dentro de su cabeza lo que está leyendo)".
¿Entonces qué? Hay que adquirir nuevos hábitos, dice el autor. ¿Por qué no enseñarlos desde un comienzo? Antes que nada enseñar a leer rápido. “El lector rápido extrae mejor la información”. Leer con frecuencia, leer de múltiples temas, leer con deleite. “La letra con sangre entra” es de la edad de las cavernas.
¿Qué es leer? Hacer que el mensaje del texto escrito llegue a través del ojo a la mente que de inmediato lo interpreta. ¿Qué operaciones se requieren? Si para comprender el mensaje hablado este tiene que pasar por el oído antes de llegar a la mente, para la lectura se requiere que pase por la vista (o las manos de los ciegos), pero, a diferencia del habla, no es necesario escuchar nada en el cerebro, así como al mirar cualquier objeto comprendemos de qué se trata sin que pronunciemos su nombre. Al enseñar las primeras letras, el maestro hace que el niño pronuncie lo que lee para constatar que no está inventando. Cuando sepa que lee, lo debe estimular a dejar cualquier sonido interno. Lo que llega al cerebro, este lo guarda en la memoria y de inmediato relaciona unas palabras con otras para comprender la idea que representan.
Se puede, entonces, concluir que la función más importante la tiene el ojo; que vaya con rapidez, sin detenerse en ninguna palabra, sin ningún sonido, y permitiendo que el significado de las palabras desconocidas aflore del contexto. Mientras más rápido y más leamos, más conocimientos tendremos para comprender nuevas y nuevas lecturas.