Dos de tres…
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
viernes 12 de febrero de 2010 18:50 COT
El arranque de la edición 2010 de la Copa Libertadores de América significó para los equipos colombianos el doble sabor de la decepción y de la ilusión, pues su desempeño en las primeras de cambio fue diametralmente opuesto.
Junior: Un fiasco
Fue lamentable, por decir lo menos, la presentación del Atlético Junior en el repechaje previo a la fase de grupos, frente a Racing Club de Uruguay. El cuadro tiburón, líder de la reclasificación en 2009, generaba grandes expectativas, en virtud a la nómina armada por Diego Édison Umaña, y en la que se destacaban los nombres de tres de los artífices del título obtenido por el DT al mando del América en el Finalización 2008: Adrián Berbia, Pablo César Arango y Víctor Cortez. Éstos, sumados a los ya conocidos por la afición barranquillera como Emerson el Piojo Acuña, César Fawcett, Hayder Palacio, Martín Arzuaga y Giovanni Hernández, hacían presagiar que Junior le pasaría por encima a este Racing, que nada tiene que ver con su homónimo argentino, ni con los dos grandes del fútbol charrúa.
Pero no fue así. En la retina de los aficionados de la costa aún está la imagen del golazo de tiro libre de Matías Mirajabe, en el arco norte del Metropolitano. Fue la traducción de un dominio que Racing había planteado en la cancha luego de la ventaja inicial de los locales, conseguida por Acuña a los 12 minutos. Lo más grave es que Racing pasó de largo y se montó en el juego. El gol de Pallás en un tiro de esquina fue el comienzo del fin de la intervención juniorista en este certamen, pues lo lógico era haber obtenido un triunfo y ojalá por amplio margen, de modo que el partido de vuelta fuera de mero trámite. El empate de Arzuaga, en tiempo de adición, apenas levantó aplausos, y mandó para la casa a más de un hincha preocupado.
Lo peor estaba por venir. En el estadio Parque Central, del Club Nacional de Fútbol, Racing hizo las veces de local. Como era de esperarse, Junior salió a proponer, pues sus pergaminos lo obligaban a hacer más por la clasificación que su modesto rival. Atacó una y otra vez, queriendo ser una versión corregida y ampliada del vertiginoso fútbol que Umaña presentaba con el América en 2008. Sin embargo, ese ímpetu se perdía varias veces por la pausa que le metía Hernández en la mitad, y esa fracción de segundo en la demora de entregar el balón era suficiente para permitir que los defensas de La Escuelita conjuraran el peligro. Bastaron dos jugadas de contragolpe para sepultar a Junior. En una, Berbia cometió penalti, y en el cobro, ni siquiera hizo el intento de lanzarse, y en la segunda, el mismo verdugo, Líber Quiñónez, lo fusiló prácticamente a quemarropa, a falta de dos minutos para el pitazo final.
El resultado es anecdótico. La eliminación del Junior dejó en evidencia el hecho de que Umaña no tiene los jugadores para hacer el fútbol que él practica. Es como si hubiera tornillos redondos en tuercas cuadradas. Los atacantes van a una velocidad distinta de los creativos. Los cambios no funcionaron… Y el chivo expiatorio fue el arquero Adrián Berbia, responsable, eso sí, del primer gol en Montevideo, pero no el único culpable de esta pobre actuación.
Caldas y DIM sacaron la cara
Después de la debacle del Junior, más de uno debió pensar que los otros dos clubes colombianos iban a salir también con un chorro de babas en su debut, para empezar a emular la pésima participación que tuvo el balompié colombiano en las copas del año anterior. Pero por fortuna, estaban (¿estábamos?) equivocados.
Alguien comentaba de manera burlona que la selección nacional, en vez de jugar en Bogotá, Medellín o Barranquilla, debía radicarse en Asunción, pues en las últimas tres eliminatorias mundialistas siempre ha ganado su último partido en el estadio Defensores del Chaco. Pues parece que esa buena estrella se ha hecho extensiva a los clubes. El martes, y en una juiciosa demostración de fútbol práctico, el Once Caldas de Juan Carlos Osorio se impuso merecidamente sobre Nacional de Paraguay.
Tal vez por el hecho de haber dirigido en Inglaterra y en Estados Unidos, Osorio ha asimilado la manera de aprovechar aquellas características de los jugadores no latinos, como la rapidez mental para resolver y la capacidad de choque a la hora de recuperar un balón sin cometer falta, para combinarlas con el drible y la picardía de los futbolistas del trópico. Por eso este Caldas es rápido cuando contraataca, seguro cuando se defiende y limpio cuando marca. El 2-0 a favor, con goles de Castrillón y Santoya (que además estrelló un tiro penal en el poste), no le hace justicia respecto al dominio de las acciones y al buen desempeño durante los 90 minutos. En su camino tiene al todopoderoso São Paulo, que si bien es cierto tiene una reputación que lo antecede y hay que respetarlo, tampoco hay que escondérsele debajo de la mesa.
El jueves, y también en Defensores del Chaco, el Deportivo Independiente Medellín demostró por qué es hoy por hoy el equipo que mejor juega en Colombia. Y no propiamente tuvo a un pintado en la pared como oponente. El DIM y Cerro Porteño, uno de los históricos del torneo paraguayo, protagonizaron un encuentro bastante parejo, en el que los locales fueron fieles a la tradición del estilo guaraní, de balones cruzados, pelotazos y centros a la cabeza de los delanteros o ras de piso en busca de una pierna que les cambie la trayectoria, sin dar tiempo a reacciones de ninguna clase. Aldo Bobadilla, arquero del Medellín, fue ampliamente exigido, sorteó con éxito varias opciones claras de gol de Cerro Porteño y brindó seguridad. Fue precisamente el propio Bobadilla (viejo conocedor de esa cancha, comoquiera que se inició en el profesionalismo en el club al que ahora enfrentaba) el gestor de la anotación que tuvo ganando al DIM durante gran trecho del partido. Su saque largo llegó hasta Tressor Moreno, quien habilitó de manera impecable a Felipe Pardo, para que venciera con un fuerte tiro cruzado al arquero Barreto.
Las oportunidades, de ahí en adelante, fueron alternas. El Medellín no se amilanó con el empate de Ramírez y continuó sus embates ofensivos, que estuvieron a punto de traducirse en una victoria, en los pies de Pardo y de César Valoyes, que de lejos superaban en velocidad y zancada a la retaguardia del Cerro, pero se mostraron torpes para encajar el remate definitivo.
No fue un mal resultado, pero pudo ser mejor, porque se tuvieron las opciones y no se concretaron, sin embargo, el comportamiento táctico del plantel de Leonel Álvarez da pie para un moderado optimismo en los futuros juegos ante Corinthians. No hay que olvidar que este año clasifican los primeros de cada grupo y los seis mejores segundos. Los otros dos cupos se cedieron al San Luis y al Guadalajara, que en 2009 se tuvieron que retirar de la competición debido a la pandemia de AH1N1.
viernes 12 de febrero de 2010, 19:02 COT
“Qué bien se expresa el que sabe”, este dicho aplica para tí apreciado Rafa con este completo análisis de fútbol de los tres equipos que han participado este año en la copa libertadores, esperemos que el Poderoso Medellín y el Blanco Once Caldas sigan así de bien. Aunque el Medellín pudo haber remontado el partido, pero buen punto de empate también.
Un abrazo!