Cautela frente a Paraguay
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
martes 9 de octubre de 2012 14:12 COT
A un paso del cierre de la primera vuelta de las eliminatorias al Mundial Brasil 2014 todo es felicidad, optimismo y confianza, porque Colombia llega con aire en la camiseta tras dos destacadísimas presentaciones y sendos resultados ante Uruguay y Chile, que lo dejaron casi al tope de la tabla general de posiciones. Ahora el rival será Paraguay.
Los guaraníes hoy
Pareciera que el seleccionado paraguayo entró en un bache similar al que tuvimos acá en Colombia luego de que los Valderrama, Asprilla, Valencia, Rincón y compañía pasaran a uso de buen retiro. Por estos lares, los sucesores de los mencionados no dieron la medida y estuvieron muy por debajo de las hazañas de sus predecesores, dando como resultado tres frustraciones en línea, al no poder clasificar a los mundiales de Corea-Japón, Alemania y Sudáfrica. Entre tanto, en tierras paraguayas ocurría lo opuesto. A los ochenteros Roberto Cabañas, Romero, Fernández, Mendoza, Cañete y Nunes, entre otros, los siguieron los noventeros Chilavert, Arce, Gamarra, Ayala, Paredes Caniza y Acuña, y en este siglo los Tavarelli, Bobadilla, Villar, Cáceres, Cardozo, Struway, Santa Cruz, Valdez y Barrios. Pero llegó el momento en que la mata se secó y no dio más frutos. La actual selección de Paraguay dista mucho en nombres y en hombres con respecto a sus precursoras, que estuvieron en casi todos los mundiales (en los últimos 30 años, solo faltaron a Italia 90 y Estados Unidos 94), y llegaron a ocupar la octava posición en Sudáfrica 2010.
Esta eliminatoria de Paraguay ha sido desastrosa. Faltando un partido de la primera vuelta y todos los de la segunda, es prácticamente imposible que logre clasificar al mundial de Brasil. Teniendo como umbral virtual para asegurar el cupo una cifra igual o superior a 27 puntos, los paraguayos deberán ganar al menos ocho de los nueve encuentros que les restan, para acumular 28 unidades (tienen cuatro), y eso es demasiado. El relevo generacional no se dio como era de esperarse. El técnico anterior, Gerardo el Tata Martino, luego de llegar a la final de la Copa América 2011, supo retirarse a tiempo para no vivir la debacle, dejándoles semejante reto primero a Francisco Arce (otrora referente del equipo y que tuvo que renunciar al caer 3-1 contra Bolivia) y luego a Gerardo Pelusso, que comenzó con el pie izquierdo, perdiendo con Argentina por 3-1 en Córdoba y 2-0 con Venezuela en Asunción.
Basta con mirar la presente convocatoria de Paraguay para darse cuenta de que no hay equipo. Puede que Pelusso llame a veintitantos jugadores y les pongan el mismo uniforme, pero eso no forma una verdadera selección. Además, a diferencia de otras épocas, los nombres destacados y con palmarés laureado se pueden contar con los dedos de una mano. Villar sigue tapando a sus 35 años, y de ahí para adelante hay tres o cuatro jugadores de gran nivel: Paulo Da Silva (con 32 almanaques), Víctor Cáceres, Jonathan Fabbro y Marcelo Estigarribia. De resto, que entre el diablo y escoja.
Colombia, a no confiarse
Sobre el papel, es lógico creer que la selección Colombia, al estar en su curva ascendente de rendimiento, va a pasarle por encima a un Paraguay desanimado y colero. Pékerman llamó a los que mejor están en la liga local y en el exterior. Todos andan enchufados, jugando bien y siendo figuras en sus respectivos clubes. Falcao García, James Rodríguez, Jackson Martínez, Carlos Bacca y Freddy Guarín mojan prensa en cuanto periódico y noticiero deportivo se nos atraviese. La defensa ha funcionado de manera idéntica cuando se le han hecho cambios por lesión o suspensión de los titulares habituales. El ambiente que rodea al combinado nacional es inmejorable en cuanto a la actitud positiva de los comentaristas, aficionados y dirigentes.
Sin embargo, es absolutamente necesario tener prudencia. Colombia es especialista en hacer grandes partidos ante rivales de cinco estrellas y de salir con un chorro de babas frente a contendores de poca monta o venidos a menos por circunstancias futbolísticas del momento. Con todo y lo malas que eran nuestras selecciones en las eliminatorias anteriores, en más de una ocasión fue la misma escuadra colombiana —y no su rival— la que se quitó la última opción de clasificar. Rumbo a Corea-Japón, un 0-0 en Bogotá ante Ecuador dio al traste con la clasificación, porque a pesar de que en los sucesivos partidos sacó siete de los nueve puntos posibles, le hizo falta esa victoria para no sucumbir ante el tongo entre uruguayos y argentinos en la última fecha. Para Alemania 2006, Rueda no cerró el empate en Montevideo y cayó 3-2. Con el equipo agonizante, empató 1-1 con Chile en Barranquilla y de nada sirvió ganar en Asunción, porque el resultado que necesitaba Uruguay con Argentina milagrosamente se volvió a dar. Y en Medellín, al mando de Lara, Colombia le dijo adiós a Sudáfrica 2010, porque necesitaba ganar y Chile lo bailó 4-2.
Históricamente a Colombia no le ha ido muy bien que digamos contra Paraguay en condición de local. Desde que el equipo cafetero juega las eliminatorias, comenzando en 1958 y terminando en 2010, de diez partidos como anfitriones Colombia ha ganado apenas tres (en Cali 2-1, en el repechaje de 1985, y en Barranquilla, 2-1 y 1-0, en 1989 y 1996, respectivamente). Hace 16 años que Colombia no le gana a Paraguay en nuestro país. En los últimos tres duelos, la selección tricolor solo les ha sacado un punto a sus pares guaraníes. Además, contra los paraguayos no existe el factor clima de Barranquilla, pues el grueso de los convocados de Paraguay juega en equipos del área metropolitana de Asunción, que tiene unas condiciones de temperatura y humedad muy similares a las de la capital del Departamento del Atlántico.
Recapitulando, no quiere decir que Colombia ya ganó el partido sin haberlo jugado, dada la actual situación de crisis de la selección paraguaya, ni tampoco que por el historial Paraguay se llevará los tres puntos blandiendo las estadísticas que le son ampliamente favorables. No va a ser un partido fácil porque los rojiblancos se jugarán sus restos, ya que una derrota los obligaría a hacer una campaña perfecta en la segunda vuelta, y Colombia tratará de afianzarse en la parte de arriba de la tabla, con la intención de no llegar a las últimas de cambio haciendo cuentas angustiosas de resultados propios y ajenos. Debe ganar, por el excelente momento que vive. Pero si no lo puede hacer gustando y goleando, con el 1-0 y cuidándose, será suficiente.