Aun admitiendo que no hay mala fe de esas calificadoras, y que tienen la mejor información posible, ¿si es ético y responsable lo que hacen, por ejemplo, con Grecia y Portugal?

En Medellín, a pesar de todas las restricciones que se imponen, el caos vehicular es cada vez más profundo, las congestiones mayores, y la velocidad promedio de circulación más y más baja.

¿Si será que hay una persecución indebida de los máximos representantes de la justicia contra un determinado grupo de personas, de un grupo político específico? Es la queja que se oye.

Debe haber algo mucho más profundo en el mundo que hemos construido, para que se inicie una revolución tan contagiosa y decidida.

¿Quién autoriza a ninguna institución que no sea la ONU, o de acuerdo al derecho internacional establecido a declararse la calificadora de nada ni de nadie?

Si en Túnez y Egipto las inmensas multitudes de jóvenes agolpadas en sus plazas principales lograron un triunfo que hoy ya nos parece fácil, en otros países la represión brutal y el baño de sangre son la constante.

Pensé entonces en la palabra, el habla, el logos, en ese poder maravilloso que nos permite a los humanos y solo a nosotros comunicarnos mutuamente de una manera tan profunda y a la vez tan delicada que nos hace pensar y sentir al otro como si fuera parte de uno mismo. No es exagerado hacer del intercambio de palabras, algo casi como la esencia misma de la comunicación, mucho más que el compartir los bienes materiales y hasta el propio cuerpo.

Es lo que uno siente, al ver que la sola insinuación de que se pueda abrir camino a una negociación del gobierno con los actores armados cause un escozor y hasta un rechazo total de buena parte de la población.

Hoy se plantea la discusión sobre si hay o no conflicto armado en Colombia, algo que negó el gobierno anterior, basado en la doctrina Bush, según la cual se puede hacer una guerra a aquellos que su gobierno y otros amigos califiquen de terroristas.

Honrar a la madre es honrar el mayor atributo, el mayor orgullo de cualquier mujer: el ser madre la enorgullece, la dignifica, la engrandece sin comparación.