La cultura en Colombia, en un año adverso como el 2009, fue la cenicienta. Sin más. Una especie de sobreviviente del que constan esfuerzos sobrehumanos en su hoja clínica.
Como habría de esperarse, fue el Ministerio de Cultura la institución encargada de marcar el paso en medio de una crisis general que el Gobierno desconoce. Pero logró sobreaguar con dignidad. Aunque es indispensable recordar que si no alcanzó mayores metas fue porque de antemano estaba condenado al racionamiento en la torta pecuniaria llamada presupuesto nacional.