¿Si será que hay una persecución indebida de los máximos representantes de la justicia contra un determinado grupo de personas, de un grupo político específico? Es la queja que se oye.

Más de dos años privado de su libertad afrontó el profesor universitario, a quien se le había imputado el delito de concierto para delinquir con fines terroristas, delito que no se pudo comprobar.

Nuestros principios jurídicos, entre ellos el de la legalidad de la prueba y el respeto al derecho internacional, son los que nos hacen posibles como país. Si los desobedecemos o los acomodamos a nuestros intereses, por loable que sea nuestra intención, estaremos conspirando contra la democracia que pretendemos desarrollar y fortalecer en el día a día.

Por Fernando Uribe de los Ríos
Hoy reinan la grosería, la patanería, los insultos, las pasiones. ¿Dónde queda el juez pulcro, silencioso, modesto, sabio, locuaz en sus fallos y sobre todo respetado por la comunidad?

Hay mucho que reflexionar sobre la Toma del Palacio de Justicia en 1985 por el M-19 y la retoma por el Ejército Nacional.

Ya no se sabe qué pensar del presidente Uribe. Su ánimo pendenciero rebasa todos los límites, pero lo maneja de tal forma que al final concita en su favor el respaldo mayoritario de los ciudadanos. El discurso siempre es el mismo.

Las graves afirmaciones del Presidente Álvaro Uribe sobre la decisión judicial que privó de la libertad a Mario Aranguren son un llamado a la opinión pública a desconocerla y a mirar a los jueces y fiscales como prevaricadores y aliados del narcotráfico.

La Juez 52 Penal con función de Control de Garantías, atendiendo el pedido de la fiscalía, acaba de dictar medida de aseguramiento consistente en privación de libertad en un establecimiento carcelario en contra de Mario Aranguren, ex director de la Unidad de Investigación y Análisis Financiero (UIAF) y Eduardo Daza ex subdirector operativo de la misma entidad.