La hora de los de a pie
Homo UrbanisPor Sentido Común
sbado 4 de agosto de 2007 9:28 COT
Foto-montaje: CORTE COMERCIAL
El profesor Gustavo Moncayo representa al colombiano de a pie. Al que tiene que sacar RUT para que le paguen cualquier cuenta. Al que utiliza el transporte público. Al que le fían en la tienda de la esquina pero ningún banco le presta plata. Al que solo protagoniza una noticia cuando es trágica. Al que no tiene acción en un club social ni amigos que lo inviten a el. Al que no ha probado el sushi ni la Peroni. Al que usa tenis de marca pero chiviados. Al que debe preocuparse por el bono pensional. Al colombiano común y corriente.
Sin militancia, sin filiación política conocida, sin consignas ideológicas, más bien con un gran amor a flor de piel por su hijo, por su familia y por la vida, Moncayo ha sido capaz de lograr lo impensable, aquello que un movimiento guerrillero, hoy bien reinsertado en la sociedad, intentó fallidamente hacer por la fuerza hace dos décadas: poner al Presidente de la República en la Plaza de Bolívar como interlocutor de su causa. Loable la valentía de Uribe de asistir a la Plaza, y un patético lunar la sistemática ausencia de las FARC y su aterrador silencio, que nos recuerdan la silla vacía junto al ingenuo Pastrana.
La lucha de Moncayo es principalmente contra esos dos bandos, las FARC y el Gobierno, y contra cualquier otro actor de esa violencia que le arrebató a su hijo hace diez años. No se hable de izquierda o de derecha, no se matricule al profesor ni como instrumento de la guerrilla ni como opositor de la Seguridad Democrática de Uribe. Moncayo está muy por encima de esas banalidades coyunturales y su causa es simplemente el amor. Los que amamos, los que tenemos hijos y los que hemos crecido y vivido amados así lo percibimos. No le mezclemos rebuscados análisis a algo tan elemental y profundo. No nos de pena pensar que el país deba darle espacio al amor. Lo necesita.
Demostración de aquella traqueada frase “no hay cosas imposibles, solo hombres incapaces”, los primeros efectos de la caminata del profesor desde Sandoná hasta el centro geopolítico del país están a la vista. Solo esperamos que el resultado no sea una frustración más y que todo termine en un final feliz, en el que el habitante de la Plaza y el hijo recuperado a la vida puedan devolverse a su pueblo, ojalá también a pie.
Profesor Moncayo, su camino hacia la capital marcó el comienzo de una gesta heroica; su retorno en estas condiciones sería la travesía triunfal más inolvidable y ejemplarizante para los colombianos rasos, quienes cada día vemos más lejos la posibilidad de intervenir con éxito en las decisiones de esta maravillosa democracia que han construido para nosotros los señores políticos. Por favor, ahora que está tan cerca de ellos, evite untarse.
sbado 4 de agosto de 2007, 10:39 COT
Moncayo es definitivamente un simbolo de la lucha de los colombianos contra el secuestro, no del deseo de despeje en el cual existen tantas diferencias. Es un hombre común y corriente que ha sabido perseverar valientemente en un objetivo, pero no un sabio con la verdad absoluta. Sea como sea se esta abriendo un nuevo espacio de dialogo con argumentos que debe fortalecer a todos los colombianos de bien y a las instituciones, sobre una guerrilla que cada día demuestra ser mas obsoleta y falta de motivacion por un pais mejor.
sbado 4 de agosto de 2007, 19:22 COT
Álvaro:
Completamente de acuerdo con su comentario. Cosas como la zona de despeje, la zona de distensión, la zona de encuentro y otras zonas, no son más que distractores, parte de argumentos sofistas. En cambio con la palabra “secuestro” nos situamos todos del mismo lado.
jueves 9 de agosto de 2007, 16:23 COT
Qué equivocados están todos, tanto el autor como los dos comentaristas.
Moncayo SÍ va por el despeje. Así lo hizo ver cuando se reunió con Uribe en la plaza de Bolívar.
Cuando Moncayo despreció las propuestas de Uribe y le dijo que era hora de que empezara a ceder, obviamente se refería a que era hora de que el gobierno empezara a “obedecer” las órdenes de las FARC, condensadas en su única propuesta de despeje primero y luego ven lo demás.
Eso es perverso. Eso de “cállese, no proponga nada porque eso no sirve, y más bien obedezca a la guerrilla”, fue lo que hizo que el apoyo a Moncayo se redujera drásticamente en una hora y media de lamentable espectáculo. Ahí la mayoría de la gente lo vio como un títere de las FARC.
Claro que ustedes pueden autoengañarse porque el viejo les despertó alguna simpatía y creen que es una lumbrera en estos asuntos. Allá ustedes.
viernes 10 de agosto de 2007, 21:38 COT
DieGoth:
Y allá usted si sigue viendo las cosas en blanco y negro. Prefiero seguir equivocado y creer que el problema de nuestra violencia son los actores de esta; la guerrilla es solo uno.
sbado 11 de agosto de 2007, 11:19 COT
El profesor Moncayo perdio protagonismo al mezclar lo social con el logro del Acuerdo Humanitario. Pienso yo que al Gobierno le dio miedo que pudiera volverse una protesta social mas grande… que la gente aprovechara para quejarse por todas las injusticias que hay en este pais en lo social, una de ellas… Siempre pienso que hay detras de cada uno de los pasos que da el gobierno… una cosa muestran y otra cosa es lo que hacen, piensan, …
Creo que el mismo profesor lo reconocio luego, ojala lo logre de todas formas, pues es un hombre que ha hecho mover a los colombianos…
sbado 11 de agosto de 2007, 21:45 COT
Alias Olguita:
Sí señora, la causa de Moncayo se “pasmó”, en parte porque los colombianos somos mediáticos y emocionales, y en parte porque Uribe supo darle el manejo más acertado (desde su conveniencia) y neutralizó lo que hubiese podido convertirse en un BASTA a él y a los demás autores de esta imbécil guerra en la que las verdaderas víctimas somos los de a pie.
O acaso, como dicen tanto por ahí, ¿alguien vio a Jerónimo o a Tomás prestar servicio militar?. Este país esta diseñado para que sufran muchos y pocos disfruten de "lo bella que es Colombia".