¿Qué tan lobo soy yo?
Crónicas Utópicas > EstanciasPor Daniel Ramos
martes 9 de diciembre de 2008 19:27 COT
Cierro los ojos en la tina y pienso en Colombia. Aparece la nube de tags y lanzo algunas preguntas para tratar de entender la relación entre estos, si es que la tienen. Veo a Margarita Pabón tras las rejas, con esa cara de aburrida, de saberse atrapada y sin salida. ¿Qué es lo que hay en Putumayo que hace delirar tanto a la gente? David Eduardo salió de allá con la idea de la pirámide lavadora global de DMG que, según la memoria digital de Pabón, tenía proyectado llegar a los billones de dólares de flujo de caja. La gente en Putumayo protesta porque no dejan “lavar, lavar y lavar”. La verdad no tiene nada de extraño que Colombia sea el país donde más se cultiva la idea de legalizar la droga. Fidel Castro deja como constancia, por si algún ingenuo todavía tiene duda, de los planes de las FARC con la zona de distensión, “la toma definitiva del poder”: ¿se cultivó este plan también en Putumayo o fue en Caquetá?
Toda empresa necesita una dosis saludable de Utopía, pero esto de las FARC o DMG es excesivo traspasando la frontera del delirio. Aunque bueno, con las sumas de dinero que manejan los carteles de la droga, es fácil imaginarse que el cielo es el límite: 15 años después de la muerte de Pablo y el imaginario de los narcos parece ser el mismo. Ferraris y burbujas 4×4. Bastante pertinente la reflexión de Sentido Común: “un crimen comunal: el amor al dinero que nos lleva a olvidar la ley”.
Lo que me lleva al título de esta crónica: pregúntese “¿Qué tan lobo soy yo?” Para saberlo, practique el siguiente ejercicio (toma alrededor de 15 minutos): imagínese que se encontró una guaca de las FARC, o que recibió rendimientos de 150% de DMG sobre los millones que invirtió, o en el peor de los casos, que está recibiendo los jugosos rendimientos de su línea de narcotráfico. ¿Qué hará con ese dinero? Escriba en una lista las diez primeras respuestas que se le ocurran.
La segunda parte del ejercicio es la siguiente: imagínese que la cantidad de dinero que se imaginó que recibió es, en realidad, apenas el 1% de todo el dinero que acaba de recibir hace una hora. ¿Qué hará con él ahora? Puede medir su grado de lobería de más a menos yendo desde la imagen de un lamborghini naranja con Natalia París como copiloto hasta las declaraciones de que usted en realidad trabaja para los pobres o “el pueblo colombiano” (como tanto le gusta decir a las FARC).
La parte final del ejercicio es relajarse después de tanta excitación, bajarse del Ferrari y las burbujas, imaginarse en una playa soleada disfrutando de unas merecidas vacaciones. Trate que su lobo interior se vaya diluyendo en la imagen y procure no involucrarse en actividades ilícitas.
martes 9 de diciembre de 2008, 22:11 COT
Señor utópico:
Lo he meditado mucho en la tina: me compraría una capita nueva, térmica, aerodinámica, diseñada por Armani, pero sobre todo, a prueba de lobos.
Saludito,
CR
martes 9 de diciembre de 2008, 22:23 COT
¿Acaso tienen algo contra la lobería? El mundo no sería el mismo sin nosotros…y Caperucita que se cuide.
jueves 11 de diciembre de 2008, 03:04 COT
De acuerdo. Es una verdadera tristeza que Colombia sea un lavadero de tremendo calibre. Ahora sólo es salir a la calle para encontrar lavadores, no tan humildes como las mujeres de antaño que se valían de las pidras y el agua de río para lavar sus prendas, sino lavadores de carros blindados, escoltas, cirugias plásticas en sus acompañantes, y de cultura inexistente.
¿Qué es el precio del progreso?
¿Qué la plata lavada mueve el país y da empleo?
Me parece un precio muy alto para pagar.
Entre las lavadoras de las riberas de los ríos a los lavadores de activos, me quedo con las lavadoras de río.
Prefiero ser humilde a lobo.
jueves 11 de diciembre de 2008, 10:35 COT
Muy ácido su sentido del humor y hasta ofensivo porque no todos los colombianos llevamos un lobo adentro. No me simpatiza este artículo.
jueves 11 de diciembre de 2008, 11:36 COT
¿Qué tan lobo soy yo?
te has puesto a pensar en tu tina, no en colombia si no en la gente pobre de colombia ?, sobre todo de esas regiones que tu ni conoces por que no te intereza conocer.
ya que tu mayor anhelo es seguir disfrutando de el salario que no creo que sea el minimo ?
te has preguntado que tan facil es engañar a una persona que no alcanza a ganar ni el salario minimo en este pais.
jueves 11 de diciembre de 2008, 12:30 COT
Claro papá, qué fácil es dárselas de caperucita cuando se está vaciado. Ya lo quisiera ver a usted lleno de billete haber si siguiria escribiendo en este chuzo. A mi me late que usted perdio dinero conmigo.
viernes 12 de diciembre de 2008, 03:03 COT
Don Dito, no se ofenda por los comentarios resentidos. Al único que le debemos temer es al verdadero lobo que habita en nosotros…viva la tina!
sbado 13 de diciembre de 2008, 09:18 COT
Cochinitos, por las reacciones creo que me equivoqué de título, era mejor la pregunta “¿qué tan lobo feroz soy yo?”. Por favor caperucita, que sean dos capas, a prueba de lobos feroces también.
@Josué: gracias por su reflexión. Me hace recordar aquella historia insólita de Marco Fidel Suárez, hijo de una lavandera. Ahora lo que nos sobran son (hijos de) lavanderías. Como usted, me quedo con y en la humildad.