Refrescante. No es que se haya visto un gran partido, ni tampoco grandes estrellas, de esas que con un solo movimiento son capaces de desafinar una orquesta. Pero México ganó con un fútbol alegre, a veces desordenado, algo irresponsable, untado de tequila que es lo mismo que decir, jugando al zigzag, un poco atropellado y por qué no decirlo, con mucha verraquera. Y Francia perdió porque extravió la magia, porque se olvidó del fútbol, porque no basta sumar estrellas para crear el cielo, hay que acomodarlas para que aprendan a caminar juntas, sin zancadillas de por medio.
¿De qué sirve tener un entrenador al que ya despidieron? Aquí comenzó la debacle para Francia. No se puede confiar en quien nadie confía y es cuando aparece el irrespeto porque se pierde la autoridad. Dicen que Anelka lo insultó en el intermedio de este partido y Domenech, para remendar su autoridad, lo sacó del partido al comenzar el segundo tiempo. Anelka desmiente el rumor, pero lo cierto es que en la cancha, cada quien anduvo por su lado. Apenas intentos solitarios de golondrinas tratando de espantar el invierno sudafricano.
Diferente este verde que te quiero verde, que pasó vergüenzas contra Sudáfrica en su debut, pero que hoy se desquitó a lo México lindo y querido. Dicen sus seguidores que esperan al menos que juegue cinco partidos. En un Mundial que ha resultado el más democrático de todos, el sueño es posible. No hay oligarcas encopetados ni peones traídos para rellenar el espectáculo. Casi todos juegan más o menos a lo mismo, a no perder, que es lo mismo que a no dejar jugar, quitando balones y atropellando espinillas. Un Mundial muy nivelado, pero por lo bajo. Esto no le resta méritos a México que hizo lo suyo: corrió la cancha, fue mejor hombre a hombre que los franceses y le puso ají jalapeño al encuentro.
Esta vez Adelita no se fue con otro, vino con la selección como siempre lo han hecho las mujeres con sus machotes mexicanos, al pie del cañón y por primera vez con sus voces le cantaron a Francia lo que nunca habían podido hacer: “te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiero te detengo…” Por primera vez, desde que se inició el mundial, las vuvuzelas fueron calladas por los mariachis. No era para menos, 80 años esperando por un triunfo, no es de poca monta.
No fueron goles épicos pero siempre serán recordados. Muchos años atrás, los conservadores mexicanos se tendieron ante Napoleón II a ofrecerle la corona del segundo imperio mexicano. Hoy, un chicharito, apenas un mocoso como se diría en otros lados, proveniente de la Sub 17 campeona mundial, a espaldas de los zagueros franceses, en una cámara lenta insufrible y humillante, sólo ante el arquero, lo eludió por su derecha y sin nadie que lo estorbara, la mandó para la red. Una viveza del muchacho y una vergüenza para Francia, parada viendo su Arco de la derrota.
El segundo gol tampoco será recordado en la historia de los mundiales, pero si en cada mexicano, como por este lado lo hacemos con el de Freddy Rincón que le empató a Alemania en un partido épico, después de un pase del Pibe Valderrama. Pero esa es otra historia. Este, el mexicano, tiene dos valías. Una, la de sellar la suerte del partido. La otra, la de ser cobrado por un viejo que es emblema de México, Cuauthémoc Blanco, nombre de emperador y de señor de la cancha. Un penalti que lo coloca en las estadísticas como el mexicano que ha anotado en tres mundiales.
Los nuevos y los históricos, juntos, sellando la suerte de Rivery y su corte de egos lastimados, con un Tierry Henry en el banco, rumiando su suplencia. Nada más para destacar, salvo una bella mexicana en la tribuna. Con sus cabellos al viento y su rostro adornado con la pintura ritual de esta religión que también tiene su propio cielo e infierno y un purgatorio destinado a las almas en pena que pudiendo haberlo tenido todo, apenas les alcanzó la vida para dilapidarlo. Los franceses se retiraron abucheados y la bella mexicana abrió los brazos, aspiró el aire frío de Sudáfrica y como las de Pancho Villa y Emiliano Zapata, gritó: ¡Viva México, carajo!
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Juego disputado en el estadio Peter Mokaba de Polokwane ante 35.370 aficionados. Temperatura cercana a los cero grados.
Alineaciones
Francia
Hugo Lloris, Bakary Sagna, William Gallas, Eric Abidal, Patrice Evra; Florent Malouda, Jeremy Toulalan, Abou Diaby, Sidney Govou (m.70, Mathieu Valbuena), Franck Ribery y Nicolás Anelka (m.46: Pierre Cignac). DT. Raymond Domenech.
México
Óscar Pérez, Francisco Rodríguez, Carlos Salcido, Rafael Márquez, Ricardo Osorio, Héctor Moreno, Gerardo Torrado, Efraín Juárez, Giovani dos Santos, Guillermo Franco y Carlos Vela (m.31: Pablo Barrera). DT. Javier Aguirre.
Goles: Javier Hernández (m.64); Cuauhtémoc Blanco de penalti(m.79).
Árbitro: Khalil Al Ghamdi (Arabia Saudita). Amonestó a Toulalan (m.45) de Francia y a los mexicanos Franco (m.4) Juárez (m.48), Rodríguez (m.82).
Etiquetas: Anelka, Chicharito, Copa del Mundo de la FIFA de 2010, Copa del Mundo Sudáfrica 2010, Cuauthémoc Blanco, Emiliano Zapata, Francia, Javier Hernández, México, Pancho Villa, Raymond Domenech, Rivery
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sbado 19 de junio de 2010, 23:53 COT
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