Los idiotas
cine > Cineclub > EstanciasPor Marsares
viernes 11 de septiembre de 2009 21:30 COT
También conocida como Dogma 2, Los idiotas (Idioterne, 1998), dirigida por el danés Lars Von Trier, se constituye en la segunda película realizada bajo los postulados de Dogma 95. Aunque transgrede algunas de sus reglas (por ejemplo, saltos en el tiempo y su filmación en video), en lo fundamental respeta la deliciosa técnica retro que le imprime una atmósfera especial a la historia.
¿Qué pasa cuando se tiene todo resuelto en la vida? Se diluyen las ganas de luchar, se cae en la monotonía de la abundancia y llega el hastío. Los idiotas pretende dar una respuesta a la sociedad de la opulencia a través de un grupo de jóvenes que se valen de la irreverencia para escapar al fastidio de una vida carente de sorpresas.
Hay muchos caminos para transgredir las normas en la cima del primer mundo, como lo muestra Hans Weingartner en Los edukadores (2004), cinta en la que un trío de muchachos se introducen a las casas de los ricos y a través del desorden del mobiliario les demuestran su vulnerabilidad. Pero también en medio de la cotidianidad, simulando en público ser retrasados mentales, estos “idiotas” de Von Trier tienen el camino abierto para burlarse impunemente de cualquiera y del rol que representa.
Dogme # 2 – Idioterne
- Dirección y guión: Lars Von Trier
- Países: Dinamarca, Suecia, Italia, Francia
- Año: 1998
- Duración: 117 min
- Interpretación: Bodil Jørgensen, Jens Albinus, Anne Louise Hassing, Troels Lyby, Nikolaj Lie Kaas, Louise Mieritz, Henrik Prip, Luis Mesonero, Knud Romer Jørgensen
- Producción: Vibeke Windeløv
- Fotografía: Casper Holm, Jesper Jargil, Kristoffer Nyholm, Lars von Trier
- Montaje: Molly Marlene Stensgård
Empero todo tiene su límite, incluso en estas sociedades donde la permisibilidad está a la orden del día. Se puede ser idiota en un restaurante, en una fábrica, frente a las autoridades o en un bar, donde los burlados son simples desconocidos. ¿Pero sucede lo mismo cuando los espectadores son familiares, alumnos o compañeros de trabajo, donde te conocen y te respetan?
En definitiva, no. Las reglas se pueden violar pero sin afectar el propio entorno. Con el correr de los días el grupo aprenderá que su universo irreverente es pequeño y que el mundo de los adultos, el formal mundo de las reglas y las exclusiones, es el más fuerte. Algunos eludirán enfrentarlo, otros serán obligados a regresar a su seno y unos más serán castigados por desacomodar el orden.
Así, esta comuna de idiotas que reprueban el mundo burgués del que provienen apenas sobrevive a lo que, al final de cuentas, es tan sólo un sueño, y como tal irreal y transitorio, sueño que no permite más que la nostalgia al volver a la realidad. Lúcida película que nos permite participar, con la imperfección de sus tomas, en el papel de cómplices de dos semanas de locuras cotidianas.