Curanto cabreado
Estancias > Salón comunalPor Julio Suárez Anturi
lunes 21 de agosto de 2006 9:38 COT
LA BURÓ: El anuncio del presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia se está quedando en eso, y el mandatario está, definitivamente, “cabreado”.
Hasta ahora, la nacionalización ha sido palabra que se ha llevado el viento. “Estoy cabreado”, fue la expresión que usó este fin de semana para expresar su molestia con esa masa amorfa, silenciosa y perversa que se llama burocracia, que cuando sordamente quiere se convierte en un peso muerto inamovible.
El escandaloso impacto del anuncio de nacionalización de los hidrocarburos lo amortiguó aquel monstruoso ente, lo disolvió en el tiempo y está en camino de hacerlo perdidizo, como hace con muchas otras cosas. Por eso anda “cabreado” el presidente.
Su estado anímico, fruto de la ameba burocrática, hizo que también tomara una decisión de autodisciplina. Desde esta semana, el mandatario boliviano ocupará de lunes a jueves en todo lo relacionado con los asuntos administrativos, incluido el proceso burocrático que haga realidad su anunciada nacionalización de los hidrocarburos bolivianos.
Eso lo mantendrá en su oficina de Gobierno. Pero aquello que reclama su atención, también lo distrae de sus vivencias populares. Por eso, de viernes a domingo estará “en terreno”, con los pies en el barro, oyendo el clamor del pueblo y compartiendo sus reclamos.
Hasta ello logró la burocracia: disponerle el horario de trabajo al Presidente, pero ella, en cambio, no cambia. Y eso es lo que “cabrea” al mandatario de Bolivia.
UNA PISCA: Ese brebaje alcohólico llamado pisco casi empaña el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Perú. (Sí, los TLC no son privativos de Estados Unidos.) Estuvo a una pisca de ocurrir el fiasco.
El caso tiene que ver con un reclamo de paternidad que Perú ha hecho del pisco, y la petición de exclusividad del comercio de esta bebida. Pero acaba de ocurrir que 9 países a donde llega el pisco, otorgaron validez a la certificación de origen que hizo Chile para comercializarlo.
Como quien dice, el pisco no es peruano, sino chileno. O dicho menos radicalmente: el pisco no es solamente peruano, sino también chileno. Y es lo que corresponde a la realidad, a juzgar por el arraigo que tiene el pisco en la vida cotidiana chilena. Sí, el pisco–sour.
Cuando aquellos destinos del pisco chileno dieron el visto bueno a la certificación de origen chileno, todo el mundo contuvo el aliento, porque el TLC que se tenía muy adelantado con Perú –erigido como papá del pisco–, podía sufrir un revés.
Pero el presidente peruano Alan García se la tomó en buena. Aceptó que el mercado del pisco chileno no sufriera menoscabo, firmó el TLC y brindó con un sour el acercamiento con Chile que había anunciado durante su campaña. Es lo que se llama ser un buen pisco.