Colombia se derrumbó con Suiza en la Sub 17
Estancias > Primera planaPor Marsares
jueves 12 de noviembre de 2009 14:17 COT
No todas las veces caza el tigre. Esta vez, una expulsión, un penalti tempranero, y el seleccionado suizo que bien puede ser el próximo campeón de la categoría, demolieron a Colombia. Sin terminar el cuarto de hora, la ilusión se fue al piso. La cuarta fue la vencida, literalmente, pero al contrario.
A diferencia de los demás partidos, el seleccionado colombiano Sub 17 entró desde los primeros minutos mandando en la cancha. Con un Jean Blanco en punta como inicialista, se anunciaba un festival de goles, de ganas, de esperanzas cumplidas, de sueños que se abrigaban desde el domingo, pero así como un minuto nos llevó al cielo con Turquía, otro nos arrojó al infierno.
Un minuto 13 fatídico, descuido en la defensa de Jeison Murillo que deja el balón en manos de Ben Khalifa y como le sucedió a Argentina contra la propia Colombia, una mano (Santiago Árias) detiene el balón que va camino de la portería, tarjeta roja, penalti convertido por Khalifa, y se desbarata el esquema de Ramiro Viáfara.
Unos minutos más duró el encanto. Colombia no se amilanó y siguió tratando de enhebrar jugadas para remontar el marcador. Pero apenas fue eso, una ilusión. Los suizos, un equipo brillante, pronto retomaron el control del partido. Al minuto 36, Haris Seferovic coloca al lado derecho de Bonilla el segundo gol suizo, reafirmando su calidad de dueños de la cancha.
Dos más faltarían en el segundo tiempo. Y hubieran podido ser más de no ser por Bonilla, la suerte o la mala puntería. Colombia jamás pudo recuperarse. Desvertebrada, trató de lucharla. Cuero, Blanco, Cuéllar, trataban de llegar, pero sin consecuencias. Suiza quería más y consiguió lo que quería al minuto 49 (Bruno Martignoni) y al 67 (Ricardo Rodríguez).
El gol de la honrilla, el que saca la espina y rebaja el dolor, jamás llegó. Jorge Luis Ramos, el que destruyó las ilusiones de Turquía, esta vez quiso conseguirlo en el minuto 90. Sólo, contra el arquero Benjamín Siegrist, se demoró ese segundo interminable que todo lo destruye, dándole la oportunidad a un defensa para que mandara el balón lejos de todo mal y peligro.
Los helvéticos, verdugos de Brasil, Italia y Alemania, pasaron por encima de Colombia, para reafirmar con justeza que son candidatos al título. Conforman un equipo incisivo, bien armado, equilibrado y desestabilizador, con justeza llamado “matagigantes”. ¿Alguien lo duda?
Un 4 – 0 que duele pero no destruye lo hecho. Perdieron porque en la vida también se pierde. Siempre habrá buenas y malas tardes, mejores adversarios y yerros que se pagan. Pero en las crisis están las oportunidades. Sólo resta aprovecharlas. Tenemos un filón en fútbol y en garra. Hay que aprovecharlo.