Carta abierta a monseñor Darío Castrillón
Estancias > Salón comunalPor Álvaro López Dorado
sbado 4 de noviembre de 2006 17:47 COT
El narcotraficante Carlos Lehder y Castrillón (Foto: Archivo personal)
Eminentísimo Señor:
El irremediable peso de los años lo ha obligado a dejar su cargo de Jefe de Personal de la Iglesia Católica Universal y Romana. Atrás quedan las mieles del poder.
Los colombianos tenemos que recordarlo por siempre. Su visión histórica fue de impecable factura.
Mientras los fieles de pata al suelo combatimos el comercio ilícito de la droga con grandes sacrificios y peligros, donde muchos donaron su vida en un martirologio, en pos de lo que consideramos la lucha contra el pecado, su Eminencia Reverendísima lo entendió de otra manera.
Nuestros vecinos del norte hicieron que nuestra cultura cambiara de pies a cabeza. Lo que antes eran las plantas ENTEÓGENAS (palabra que viene de Theos que es Dios), milenariamente veneradas en los altares de nuestros ancestros precolombinos, se convirtieron en ALUCINÓGENOS, en una sociedad que se transformó en alucinofóbica. Los cultivos sagrados devinieron en plantaciones criminales. Todos a una engrosamos las filas de la condena contra el pecado.
Al impartir su sagrada bendición a la posada Alemana en la narco fotografía que ilustra nuestro escrito nos dejó la enseñanza. Cuando, de manera franca, relató sin rubores que había recibido narcolimosnitas con la advertencia de que “…eso no era suficiente para la salvación del alma”, recuerdo la inteligente interpretación del caricaturista Al Donado que la llamó CUOTA INICIAL. En ese tiempo su sabiduría posó en las entrañas de Colombia. La droga es una MERCANCÍA antes que un pecado. Su eminencia entendió con anterioridad a El Tiempo que de cien muertes el 99% son por motivos económicos de la droga y una es por drogadicción.
Cuando Ud. logró que muchos pensaran que el delito es un invento de los que regulan los mercados se ganó, por su propio mérito, la Jefatura de Personal para el universo conocido del mundo católico.
En el país nuestro Presidente lo asimiló muy bien. Pero solamente pudo comprenderlo en la esfera privada. En la pública nuestra “soberanía” lo siguió tratando como delito.
El movimiento de las mercancías es un tema muy interesante para el manejo de la economía nacional. Lo extraño es que nuestro Ministerio de Hacienda no tiene una dependencia que estudie este renglón. El titular de la cartera, el Sr. Carrasquilla, dijo en debate público que no tiene ni remota idea de este rubro económico.
Así las cosas, es la represión la que ha terminado manejando estos ingresos económicos. Policías con alergia a la economía manejarán este sector de la producción nacional a punta de garrote.
Cuanta falta nos va a hacer su pragmática sabiduría.
Dios guarde nuestra soberanía nacional
Atentamente,
ÁLVARO LÓPEZ DORADO
lunes 6 de noviembre de 2006, 23:18 COT
Yo voto por aquel Darío Castrillón, a pesar del despeluque de la doble moral de tantos…
Y no me unto ni la punta de un dedo por Alfonso López Trujillo.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 11:54 COT
Infortunadamente López Trujillo y Rubiano son bastante astutos como para dejarse tomar una foto con un narco.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 16:13 COT
Lo interesante no son los personajes ni sus debilidades o fortalezas. Lo que más nos interesa a todos es saber si la droga es MERCANCIA o si es un pecado (léase delito). Por eso resulta interesante mirarlo en alguien que vive de perdonar pecados. Cuando el personaje se mete en el mundo de la mercancía, nos deja claro que el verdadero combate es en la economía que se enmascara en el pecado o el delito para obtener el repudio y favorecer una postura de economía encubierta. Ahí está la hipocresía de los autores del BOLETIN DEL CONSUMIDOR (Norteamérica).
Un gran saludo para ustedes.
Alvaro López
lunes 21 de abril de 2008, 21:22 COT
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martes 22 de abril de 2008, 22:32 COT
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