Brasil, camino a la final, acabó con Chile
Estancias > Primera planaPor Marsares
jueves 1 de julio de 2010 10:38 COT
¡Que vaina con Chile! Puede decirse lo de siempre, que el deporte es así, que unos pierden y otros ganan, que esta vez le tocó a Chile, que después la amargura será para Brasil, que acuérdense del maracanazo, que el gigante tampoco la ha tenido fácil, lugares comunes, montañas de conmiseración que nada valen, porque Chile, el Chile de Bielsa, no se merece eso.
Empezando porque es un fútbol honesto, dirán por ahí que ingenuo, que muestra lo que tiene, pero así es Bielsa, así son los chilenos, incapaces de agazaparse en su patio en espera de que les den el golpe de gracia, como los araucanos, que se le plantaron al español hasta el último hombre, siempre frenteros, a veces suicidas, ¿pero cómo convencerlos de que con Brasil es a otro precio?
Y menos el Brasil de Dunga que está en otro planeta, casi que diríamos cibernético. Un ser mortífero como Alien, que lo que no sabe se lo inventa, todo lo copa, todo lo domina. Nada de florituras, aunque a veces desparramen por ahí algunas para delicia de todos, humanos al fin y al cabo, pero luego regresan al orden, la espera, el examen frío de la oportunidad que apenas vista, mueve todo el andamiaje, con una adición, los que lo practican desbordan talento.
También tienen a su favor la diversidad. No dependen de una sola manera de ganar. Cuando el adversario le copa el terreno para minarle la creatividad, Brasil busca alternativas como el balón aéreo. Así llegó el primero, de un tiro de esquina cobrado por Maicon. Lo marcó Juan -“el Mudo” como lo llaman sus compañeros- fantasma solitario que con un cabezazo preciso, abrió la Caja de Pandora.
Aquí viene el segundo problema de Chile. No hizo la pausa para recomponer las líneas y se lanzó al ataque como siempre, sin medir las consecuencias, descuidando la banda izquierda. La máquina brasileña no perdona. Robinho ve el territorio sin dueño y se lanza fulminante, Kaká lo acompaña por el medio, Robinho hace el centro, Kaká habilita a Luis Fabiano y sin ningún movimiento extra, preciso, sin mácula, el disparo fulmina a Bravo. Apenas tres minutos después del primero.
Chile había atacado durante 34 minutos, como un vendaval, buscando el primer gol que desequilibrara el partido, confiado en que la labor de filigrana de Bielsa, era suficiente, y lo intentó una y otra vez, pero Brasil, en apenas tres minutos, aprovechó dos descuidos para cambiar la historia del partido. Nadie marca a Juan, y llega el primero. Isla y Jara se descuidan por la izquierda, y por ahí se convierte el segundo. Parpadeos, pero Brasil, no los perdona. Mucha falta hicieron Gary Medel y Waldo Ponce, pero esto es llorar sobre la leche derramada.
Bielsa mueve sus fichas y entra a Valdivia, el “mago” como lo apodaron en Palmeiras, con talento para hacer pase-goles y al experimentado Rodrigo Tello en busca de salidas por la izquierda, mejorando el ataque con mayor profundidad, pero vuelta a lo mismo, a un “bis” inmenso. La “nada”, como en la “Historia sin fin”, se comió sus buenas intenciones, mientras Brasil, buscaba rematar el partido, con la frialdad del cirujano que con un escalpelo busca el mejor sitio para terminar con eficacia su tarea.
Ramires, una de las nuevas gacelas de Dunga, no sólo hábil con el manejo del balón sino ágil y rápido en su desplazamiento, cumple lo que se espera de él. Se descuelga con la velocidad que lo hizo Özil en el cuarto gol contra Inglaterra, sólo que Ramires lo hace por el centro, como una exhalación corre 35 metros para entregársela a Robinho que en un segundo la acomoda, y fusila a Claudio Bravo. Catorce minutos del segundo tiempo y se ve a Chile tan indefenso que incluso Brasil baja las revoluciones y comienza a pensar en el siguiente partido.
Pudieron ser más, porque Chile siguió en lo suyo, atacando con la porfía del que no quiere irse así, por la puerta de atrás, un equipo sincero con el fútbol, que merece el aplauso, con Suazo y Valdivia dejando la piel regada en el campo, como todos los demás. La frustración no es solo de ellos. En la región también se sintió, porque lo vivimos en la eliminatoria, sufrimos en carne propia sus ataques y admiramos sus virtudes; por eso su merecido segundo lugar. Esta vez no fue Chile, pero a todos nos dolió la goleada, por el fútbol, por el respeto que le tienen, y por su entrega.
Un abrazo para Chile y un quitarse el sombrero ante un Brasil que sigue cabalgando hacia el título. Buena Copa América, como alguien lo dijo, la que estamos jugando en Sudáfrica.
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Partido por los octavos de final jugado en el estadio Ellis Park, de Johannesburgo, ante 54.049 espectadores.
Brasil
Julio César; Maicon, Lúcio, Juan, Michel Bastos; Gilberto Silva, Ramires, Daniel Alves; Kaká (m.81, Kleberson); Robinho y Luis Fabiano (m.76, Nilmar).
Chile
Claudio Bravo; Mauricio Isla (m.62, Rodrigo Millar), Pablo Contreras (m.46, Rodrigo Tello), Gonzalo Jara, Ismael Fuentes; Arturo Vidal, Carlos Carmona, Jean Beausejour; Alexis Sánchez, Humberto Suazo y Mark González (m.46: Jorge Valdivia).
Goles: 1-0, m.35: Juan. 2-0, m.38: Luis Fabiano. 3-0, m.59: Robinho.
Árbitro: Howard Webb, de Inglaterra. Amonestó a Kaká, Vidal, Fuentes, Ramires y Millar.