Agradeciendo los esfuerzos de la primera generación de coreanos étnicos
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
domingo 9 de marzo de 2008 19:03 COT
(Publicado originalmente el 4 de febrero de 2008 en japonés y el 13 de febrero de 2008 en inglés)
Isao Harimoto (Yūsuke Komatsu / © Mainichi Shimbun)
Un dolor punzante en la mano derecha siempre le hace saber a Isao Harimoto, ex jugador profesional de béisbol, que viene el invierno. "Era un día como hoy", dice, "un día frío…" Sus recuerdos van y vienen en rachas.
Era el invierno de 1944. Harimoto, hoy de 67 años, tenía 4 en ese entonces. Su familia y él se encontraban reunidos alrededor de una fogata en un banco del río Enkō de Hiroshima, asando batatas (camotes o boniatos). De repente, un camión de tres ruedas empezó a dar reversa. Chocó con Harimoto por detrás, clavándole la mano derecha en el fuego.
"¡Funi!", gritó su mamá. Funi era su apodo de infancia. Lo llevaron al hospital, pero el médico no podía preocuparse por él y apenas le tiró una venda. Su tío fue a un puesto de policía, para ver si podían perseguir al conductor del vehículo para compensar los daños. Los agentes de policía apenas si le pusieron atención. "¿Qué se creen estos inferiores coreanos?", murmuraron.
Desde aquel día, la mamá de Harimoto se negó a hablar japonés. Al año siguiente vino el bombardeo nuclear. La hermana mayor de Harimoto, de seis años, falleció. Después de la guerra, la madre de Harimoto desafió las quejas de sus vecinos e insistió en usar el tradicional chima jeogori coreano. Su padre había regresado a Corea. La señora Harimoto sostuvo a sus tres hijos sobrevivientes con un establo que vendía entrañas de cerdo asadas o horumon.
Harimoto, incapaz de mover con libertad los dedos pulgar e índice de la mano derecha por las quemaduras, decidió no obstante dar rienda suelta a su pasión por el béisbol. Aprendió sin ayuda de nadie a batear con la mano izquierda.
"Quería asegurarme de que mi mamá siempre tuviera qué comer", dice. Se convirtió en profesional y, con resuelta dedicación, vivió como un atleta profesional. Durante todos aquellos años mantuvo escondida la mano derecha de todos, con una sola excepción: Tetsuharu Kawakami, ex mánager de los Yomiuri Giants. Kawakami se quedó sin habla y se le aguaron los ojos. Sólo podía balbucear "con esa mano tú… tú…"
El otoño pasado Harimoto recibió una medalla del gobierno de Corea del Sur por servicios distinguidos a la comunidad étnica coreana de Japón. "Me dio mucha vergüenza", afirma. "Todo lo que hice fue seguir las huellas que los coreanos étnicos de primera generación como mi madre habían dejado. En mi corazón siempre aprieto las manos en oración agradecida a la primera generación".
Su madre falleció hace 25 años, a la edad de 83. Cuando visite su tumba en primavera le contará sobre la medalla y le dirá "gracias".
Isao Harimoto es un coreano étnico de segunda generación. Su nombre coreano es Jang Hun. Cuando la bomba cayó en Hiroshima estaba en casa, a 2 km del epicentro. Sus 3.085 batazos (hits) anotados durante su carrera son un récord en el béisbol del Japón. En la actualidad es comentarista de béisbol.
Por Tetsuya Hirakawa, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés, con apoyo en la versión en japonés, por Julián Ortega Martínez
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