Lic. Claudia Patricia Gómez Arenas*
Jenifer Gómez Aristizábal, madre a los 15 años de edad
En la mayoría de conceptos teóricos, se identifica actualmente la adolescencia como una etapa de la vida de las personas en la que se experimentan importantes cambios tanto físicos como psicosociales, que las exponen de manera particular a una serie de problemas como puede ser un embarazo, el cual casi siempre es no deseado o no planificado pero que aún así implica cambios drásticos, los cuales involucran no solo a la joven madre sino también a su familia.
Al analizar las posibles causas del embarazo adolescente, muchos coinciden en que los problemas sociales como la pobreza, la drogadicción, el desempleo y la falta de oportunidades, entre otras, son algunas de las causas de este fenómeno. Sin embargo, la perspectiva de otros estudios plantea el embarazo adolescente no como consecuencia de la pobreza sino como una de las causas de aquélla. Es evidente que, pese a la cantidad de estudios que se han realizado desde una u otra óptica, no se ha logrado enmarcar esta problemática en una dimensión específica y mucho menos se han diseñado propuestas que intervengan el mal desde su origen, por lo cual se tiene una sola realidad.
Y es que dicho fenómeno se ha generalizado de tal manera que incluso ha sido catalogado como una epidemia que atenta contra la salud y el bienestar de las jóvenes madres, sus hijos y al mismo tiempo contra una u otra estructura social que se ve afectada en todos los niveles y, más grave todavía, cuando los informes demuestran que ahora son mayores las cifras en niñas menores de 14 años tal y como es el caso por ejemplo de la ciudad de Medellín.
Sandra Rendón, madre a los 13 años de edad
¿Podría entonces catalogarse el enamoramiento como una causa determinante en el embarazo adolescente?
Aunque no determinante, sí puede considerarse el enamoramiento como una de las principales motivaciones que en la mayoría de casos impulsan a los jovencitos a concebir un bebé como prueba de amor, compromiso, fidelidad y entrega, sin medir las consecuencias y en muchísimos casos contemplando ese hijo como el pacto que selle una unión que a la vez debería implicar la conformación de un núcleo familiar. Sin embargo, desafortunadamente y en un alto porcentaje, no son estos los resultados y, por el contrario, estas jovencitas terminan siendo madres adolescentes cabeza de familia las cuales —aunque no todas— sólo pueden contar con el apoyo de sus familias.
Ahora bien, al cuestionar quién tendrá mayor responsabilidad en esta situación, se puede encontrar una cadena que pareciera no terminar nunca; es decir, en el caso de Colombia —que es un país todavía subdesarrollado—, donde las tasas de desempleo siguen siendo exageradas y donde se invierte mucho más presupuesto en la guerra que en educación, es fácil concluir que frente a las condiciones tan infrahumanas en que viven muchas familias, donde los padres y la mayoría de los casos las madres deben alejarse de sus hogares para emplearse en cualquier actividad que les permita tener acceso así sea a cantidades ínfimas de dinero para sobrevivir, es mucho más difícil erradicar el fenómeno del embarazo adolescente, ya que, en toda esta miseria social, es casi una utopía dejar de someter a sus hijos e hijas a sufrir de deprivación económica y —peor aún— afectiva, y que la mayoría de las jovencitas supuestamente pretenden suplir en un hombre joven o mayor, pero, eso sí, en el cual ven aparentemente la solución a todas sus dificultades, solución que termina siendo un problema mayor ya que se convierte en un eslabón más de esta cadena o ciclo que se repite, generando una vez más el gran interrogante: ¿Dónde está la raíz de esta problemática?
María Eugenia Vallejo G., madre a los 15 años de edad.
La falta de información sobre los métodos anticonceptivos e incluso el descuido han sido también considerados como posibles causas del embarazo adolescente, tal y como se ha podido evidenciar en la opinión de algunos expertos quienes señalan que “el número de embarazos en adolescentes crece por los problemas sociales y porque los colegios no han logrado incorporar la educación sexual a sus proyectos. 'Muchas veces se quedan en charlas o videos', asegura el psicólogo Pedro Patiño, asesor del Centro de Jóvenes de Profamilia"[1]
El papel de las instituciones educativas en su función formadora a través del proyecto de educación sexual es otro de los temas que ha sido objeto de investigación, no sólo en Colombia sino en muchos países del mundo. Se cuestiona sobre cómo se aborda el tema de la sexualidad, si en verdad se está desarrollando o no y surgen además otros interrogantes tales como: ¿los docentes poseen la suficiente capacitación para asumir un tema tan álgido? ¿será que dicho proyecto presenta incoherencias en su diseño? y, sobre todo, ¿será esta la solución al problema? La atención especial que ha recibido la temática del embarazo adolescente se ha traducido en una verdadera explosión de literatura que cubre prácticamente todos los aspectos concebibles de la sexualidad y reproducción adolescente y especialmente el relacionado con el embrazo a edades tempranas de la vida.[2]
Puede observarse entonces que en su mayoría las investigaciones presentan una temática muy similar, es decir buscan establecer los factores de riesgo, las posibles causas e implicaciones sociales, familiares, psicológicas, biológicas y afectivas, entre otras, del embarazo en la adolescencia. Sin embargo, y pese a todo lo antes mencionado, actualmente no ha sido posible encontrar una estrategia contundente que logre cambiar esta situación tan preocupante.
¿Será entonces descuido de las jovencitas para protegerse?
Algunas investigaciones plantean que, aunque los jóvenes tengan conocimientos sobre la anticoncepción, no recurren a ella para no disminuir los niveles de placer a la hora del encuentro sexual, por lo cual algunos autores señalan que además de informar es necesario abordar desde la autoestima y la construcción de valores, sin dejar de mencionar aquellos autores que se refieren a la implementación del proyecto de educación sexual como un detonante que disparó los niveles de natalidad ya que solo incitó a los adolescentes a querer iniciar su actividad sexual a más temprana edad.
Institución Educativa Gilberto Echeverri Mejía, municipio de Bello, Antioquia
Frente a esta panorámica, es inevitable cuestionar la eficacia de los programas, propuestas, estrategias, experimentos, o llámese como se quiera llamar, que realmente pretendan dar solución a este problema. Aunque es imposible olvidar que la cohesión social, sumada a la rebeldía que caracteriza la edad adolescente, se convierten en factores que pueden dificultar aún más las posibilidades de solucionar esta problemática tan común actualmente, tal y como se plantea en una de las tantas investigaciones del embarazo adolescente. "La presión de los padres, maestros y representantes de las instituciones vinculadas a los adolescentes, con posiciones muchas veces ambivalentes y en general coercitivas en torno a la sexualidad, que transmiten sentimientos de inseguridad y culpa e impiden el establecimiento de relaciones sexuales responsables".[3]
De allí que esta situación amerite la reflexión frente a la dificultad de los padres de familia, frente al manejo del tema relacionado con la sexualidad de sus hijos, ya que existen muchos con ideas demasiado arraigadas de carácter religioso, tradicional y social, entre otras, que generan un choque permanente de posiciones, siendo entonces urgente no sólo la capacitación de los jovencitas sino, también y con suma urgencia, la de sus progenitores, puesto que aunque signifique una situación muy traumática para ellos el tener que aceptar las relaciones sexuales de sus hijos a tempranas edades, no pueden descontextualizarse y pretender mantener las costumbres y esquemas diferentes a las circunstancias, que obligan incluso a adoptar otras perspectivas que también permiten construir valores y vivir una sexualidad sana y responsable dentro de un ambiente de confianza, de respeto y buena comunicación.
Yamile Cardona, madre a los 16 años de edad
Pero, para tal fin, es necesario que todos asuman una actitud de cambio, de conciliación, de tregua, de comprensión y tolerancia mutua que finalmente se traduzca en el afecto y acompañamiento que servirá de apoyo a los adolescentes para asumir y afrontar sus dudas, sus equivocaciones y sus aciertos, sin tener que recurrir a cualquier persona extraña, por miedo de la reacción autoritaria y represora de sus padres y maestros.
Es por esto que surge la idea de implementar en las instituciones educativas una cátedra sobre PUERICULTURA, unificada con la de ética y valores, la cual se concibe como una propuesta o alternativa diferente de solución que surge frente a la problemática del embarazo adolescente y, asimismo, como respuesta a la concepción presentada en este breve análisis con relación a los altos índices de investigación, sobre todo teniendo en cuenta que si ya existen tantas construcciones teóricas que pueden servir como referente, ya es hora de implementar y agotar todas las posibilidades de solución.
En el caso de la mencionada cátedra, el fin es mostrar a los adolescentes cada una de las implicaciones, requerimientos y consecuencias que giran en torno a un embarazo en edades tempranas, partiendo desde una concepción económica hasta las repercusiones psicosociales que existen tanto para la madre como para su hijo. Claro está, es una propuesta que debe ser implementada desde una vivencia muy práctica, de manera que logre realmente concientizar a los jóvenes sobre la importancia de esperar el momento y las circunstancias apropiadas para dar un paso en sus vidas, ya que el problema del embarazo adolescente no se erradicará con investigaciones que solo se queden en letra muerta, sino con acciones y hechos que se implementen de manera práctica, y que además estén diseñadas teniendo en cuenta como eje central a los y las adolescentes con sus conflictos, sus necesidades, sus carencias, sus inquietudes, sus sentimientos, sus pensamientos, sus miedos e inseguridades al igual que sus anhelos, ya que esto de alguna manera podrá garantizar por lo menos, la posibilidad de crear óptimos canales de comunicación y poder tocar mas fácilmente su interior a través de alternativas diferentes que no busquen formar a partir de la represión o amenaza sino desde el acompañamiento para asumir la realidad existente.
* Docente del grado transición en la Institución Educativa Gilberto Echeverri Mejía, Bello, Antioquia. Actualmente es estudiante del programa de Sociología de la Universidad de Antioquia.
Referencias
[1] ESPEJO OSORIO, Carlos Andrés. De niñas a madres adolescentes. En: El Espectador. Bogotá: 13 de abril de 2003 Pág. 6.
[2] GONZÁLEZ GALBÓN, Humberto. Aspectos teóricos para el estudio sociodemográfico del embarazo adolescente. Biblioteca. Cuba. Frontera Norte. Base de datos Thomson Gale. Universidad de Antioquia. Página 18. Consultada en mayo de 2007
[3] Ídem