Fujimori, ¿el último samurai?
Artículo destacado > Ciudadano del mundo Por: Julián Ortega Martínez12 de Julio de 2007
Sin saber si, en caso de ser elegido senador en Japón, el ex presidente peruano Alberto Fujimori pueda desempeñar sus funciones legislativas a pesar de su detención domiciliaria en Santiago de Chile, el ex mandatario apela a su imagen dentro del país de sus ancestros tras resolver exitosamente la crisis de los rehenes en la residencia del embajador japonés en Lima hace diez años.
El lunes, el partido derechista Kokumin Shintō, o Nuevo Partido del Pueblo (NPP), presentó oficialmente a Alberto Ken’ya Fujimori como candidato de la 10a. circunscripción de Tokio bajo el sistema de representación proporcional (por el cual el votante puede elegir bien sea un candidato o la lista del partido que lo respalda), tras haber aceptado el pasado 27 de junio la propuesta. Shizuka Kamei, presidente del partido, ha expresado su "confianza" en la victoria de Fujimori y en que, a fin de evitar un "problema internacional" entre Japón y Chile, este último país accederá a permitirle desplazarse al país de sus ancestros.
Horas antes de que la campaña para las elecciones a la Cámara de los Consejeros japonesa comenzara de forma oficial, el juez chileno Orlando Álvarez rechazó en primera instancia el pedido de extradición de Fujimori a Perú, por cargos de corrupción y violaciones de derechos humanos durante su mandato de diez años (1990 – 2000), debido a tecnicismos sobre la tipificación del delito de "asociación ilícita" (parecido a nuestro "concierto para delinquir") y la supuesta falta de pruebas de la participación de Fujimori en los actos que se le imputan, a pesar de la recomendación, no vinculante en todo caso, de la fiscal chilena Mónica Maldonado y del procesamiento judicial de decenas de miembros de las Fuerzas Militares implicados en crímenes cometidos durante la década de gobierno del Chino.